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jueves, 18 de septiembre de 2025

NO TE CONVIERTAS EN ESTADÍSTICA

 En Estados Unidos, cuando un académico muere no es motivo de mayor cosa. En algunos países de Europa, como el Reino Unido o Francia, hay dedicatorias discretas, un poco según la trayectoria de la persona: se escriben libros, entre varios, que tienen como dedicatoria "Essays in honour to" ("Ensayos en honor a"), o "Mélanges offerts á" ("Miscelánea ofrecida a"). Los alemanes tienen algo equivalente, Festsrichft. Se puede decir, para simplificar, que se trata de pequeñas y discretas dedicatorias, centradas en el trabajo (de ahí la contribución de colegas), y no más. Dicho de otro modo, no se hacen grandes rituales y se es más bien austero, lo que es una antigua tradición burguesa, además de que la muerte cae en la esfera privada. Fuera de lo anterior, en algunos países centrales a veces se hacen trucos con las herencias materiales para detrimento de "la que se fué", pero no es legal: la ley francesa, por ejemplo, obliga simple y llanamente a repartir a partes iguales entre hijos, para evitar rivalidades.

        En parte de América Latina y México, en cambio, la muerte de quien es considerado POLÍTICAMENTE alguien, es decir, de alguien DE PODER, se convierte en el equivalente del mexicano Guadalupe-Reyes (del 12 de diciembre, día de la Virgen de Guadalupe, al 6 de enero, día de los Reyes Magos). El ritual comienza antes de la muerte, por "derecho de antiguedad", si hay utilidad política, por ejemplo en un lugar de la universidad pública para conciliar entre dos "grupos", para lo que es utilizada la señora, ex directora, que nunca ha tenido inconveniente en tragar sapos. Para algunos, es el olvido y la omisión, al grado de no salir ni en el lugar correspondiente del sitio web oficial. Para otros, los cubiertos del poder y la gloria, es el infaltable homenaje al fallecer y, después, conmemoración tras conmemoración para que, desde el otro mundo, el difunto permita seguir el tráfico de favores e influencias: que el aniversario de su partida, el de su nacimiento, el de su libro, lo que sea con tal de, como se dice a veces, "sacar raja". A lo anterior se suma la tendencia más reciente al vedettismo, por lo que en el ritual se acentúa la dimensión de espectáculo, y ocurre entonces otra cosa: la persona y su vida privada se colocan bajo los reflectores, mientras allegados y colegas se dedican a lo que se conoce coloquialmente como "quemar incienso". Ya lo había predicho el estudioso Serge Gruzinski: no queda clara la parte "moderna" y la de pura idolatría, en un país que en su centro es fácilmente idólatra. En suma, a star is born (nace una estrella), aunque al mismo tiempo la persona deja de ser tal y es santificada para comulgar, ser pretexto para la comunión, y asegurar la unidad entre dos grupos, el de los tapatíos y el de la Obrera. La comunidad, que se la vive en pugnas intestinas o fratricidas, parece confirmarse en su monolitismo. No queda claro si la señora es Barbra Streisand o la santa de Cabora que le puso "mística" a la academia.

         Asegurado el propósito político, en el sentido de conjurar la fisura, se incorpora algo de lo más incomprensible, en apariencia: la ex directora se refiere a su propia familia como un clan, sin ruborizarse, afirma además que es la visión familiar (entiéndase entonces que "clánica") la que la ha guiado en la academia, por lo que ha propiciado el trabajo colectivo (entiéndase la formación de "clanes académicos", llamados "redes", para relacionarse desaforadamente). Ahora, la esfera privada invade el dominio público, como la empresa que no para de hablar de confianza, para burla de Alexa Zuarth en redes: a la ceremonia del retiro asisten los familiares y en pantalla, por video, habla un hermano, así tenga un pésimo aire; el esposo, parte del club de sudacas, arrogante e inútil, y un par de infantas de la supuesta realeza debidamente colocadas en el extranjero. Luego de buscar comulgar para evitar la fisura de la comunidad, pese a ciertos ademanes "progre", es el esplendor liberal-oligárquico: que viva lo extranjero si es para que se beneficie mi "clan". La impunidad está asegurada, así se hayan hecho cosas no muy "delicadas" contra quienes se valen por cuenta propia y no por un "clan" y el tráfico de influencias y favores, que no duda en ser discrecional, llegado el momento. Para el caso, el trabajo o el aporte académico son lo de menos, salvo para tener título de impune (un académico es algo sacrosanto ajeno a los negocios turbios): cuenta como "mérito" haber asegurado la unidad del "grupo" y haber reproducido el clientelismo "modernizándolo" con "redes". Si a la señora se le dice que contribuyó a la destrucción de las disciplinas, se pone...a llorar. Es un buen ejemplo de la utilización de mujeres por el poder, para salir de la institucionalidad por dos vías, ambas con señoras, a la vez sumisas y dizque empoderadas, entre de estilo latino y de estilo estadounidense, para reproducir un estado de cosas y la inercia: el "clan" -origen de la práctica clientelista- mercantilizado. Pese a la puesta en escena familiar, no es la persona la que cuenta, como raramente en caso de muerte, cuando se puede incluso desaparecer de los portales institucionales: es el ROL ANTES QUE LA PERSONA, llegado el caso sacrificándola al poder. Señoras, o la versión universitaria de la Miss del colegio, pero nunca una dama, a falta de distinción individual The show must go on. Hemos terminado, y volvemos próximamente a asuntos menos particulares (da click en el botón de reproducción)




DEBUT Y DESPEDIDA

 Como ya se ha sugerido, la maldad o el actuar de una persona malvada no tiene que ver con el horror de Hollywood. Se suele relacionar más con la búsqueda de un chivo expiatorio y con intereses concretos, como el de ubicarse del lado del poder para no perderse "ocasiones" de recibir privilegios y de no ausentarse del "reparto", por codicia o ambición, más allá de los que aspiran a "quedar bien" y "no tener problemas". Sin embargo, no pueden no saber cómo los "llama" ese poder, qué les pide, desde complicidades hasta lo que se conoce en México como "hacerse el occiso".

     Lo grave puede estar en lo que ha trabajado Rusia a partir de la filosofía de Iván Ilyn, y de ciertas tendencias en los medios de comunicación masiva: el ritual del chivo expiatorio, para lo cual se prefiere creer a saber, llega a cebarse entre la mala voluntad y la ignorancia sobre gente inocente o, si se quiere decir en términos de ley, "no culpable", aunque el ritual se invente supuestas culpabilidades ("la mala mujer", la "extranjera", la supuesta "mujer falo", etcétera). Es, del mismo modo, el "autócrata" o "la amenaza". No tiene el menor sentido hablar de democracia o de buenas causas cuando no se reconoce la más elemental presunción de inocencia, y se condena o se sentencia antes de cualquier proceso que, para decirlo de otro modo, implica, con pruebas, "conocimiento de causa". Es una pena el servicio de generaciones libertarias a la verticalidad machista y conservadora, para pasarle "la cuenta" a una persona no sólo inocente, sino que ha sido fiel por casi 20 años, por ejemplo, buscado salidas decorosas, no dañar y, sobre todo, evitar las guerritas como parte del drama y la telenovela. Parte de lo feo está en no averiguar nada, porque se prefiere creer, como ya se ha dicho, para evitar a toda costa enemistarse con el poder, es decir, por conveniencia y por miedo de pagar ls consecuencias que se le cargan al chivo expiatorio: miedo al aislamiento social. ¿Como se teme el aislamiento social, se aisla al chivo expiatorio, o a lo sumo se lo utiliza para "corroborar información", no de la persona a la que se aísla, sino del último chisme o rumor captado? Se teme el sufrimiento de un eventual aislamiento, o el estigma social, y se le inflige al chivo expiatorio. Esto, además de ser propio de una persona con miedo, lo es de la que opta al mismo tiempo por la cobardía y un dejo de sadismo. Es frecuente en la clientela, como la latinoamericanista y sus ramificaciones. Apostarle al aislamiento "fatídico" de una persona, que "!debe regresarse por donde vino" o caer en el olvido, para engrandecimiento propio o para salvar el pellejo ante alguna eventual represalia del poder, o llegar a insinuar al chivo expiatorio desde el chisme o el rumor, es además la peor deslealtad y el tiro por la espalda, porque se trata al aislado o la aislada desde información o "influencia" obtenidas por la espalda. Lo que conviene entender es que quien actúa así está "roto" y, antes que verse a sí mismo, prefiere pasar a la destrucción o el aniquilamiento moral del otro. Alguien benevolente se alejará o no dirá mucho.

        Ilyn ha venido a cambiar las cosas. Una persona inocente o "no culpable", "consciente de la ley", puede ser violentada o amenazada en su seguridad por la personalidad descrita más arriba. Pero no es correcta, ni siquiera desde el punto de vista cristiano, la respuesta de Tolstoi, en el sentido de la "resistencia pacífica" al mal, más si el riesgo está en que sea tomado por el equivalente de "poner la otra mejilla". En situaciones de peligro para la integridad de la persona (para lo que basta el equilibrio psicológico), lo que cambia es que no se trata ya de alejarse, sino de usar la fuerza, "para ser justo en un mundo injusto" y como "obligación noble", así se quiera salir que historias emocionales de rencores, resentimientos o venganzas, que no vienen al caso: con variantes y "sopesamiento" debido, puede ser necesario el uso de la fuerza justamente para preservar la inocencia y defender la "no culpabilidad", así el uso mencionado, desafortunadamente, no esté exento de riesgos, sacrificios o incluso pérdidas. No es mucho secreto el de Ilyn: "por las buenas, soy muy bueno; por las malas, soy peor", diría el "Divo de Juárez". Incluso si, debiéndose hacer nada más lo mínimo, y proporcionalmente, es necesario dañar al otro si es una persona malvada. Como sea, bajeza del latinoamericanismo: xenofobia anticonstitucional en México, misoginia con colaboración de "señoras" (que no se quejen de que se hable de "pleitos de viejas"), cobardía y violencia, temor al sacrificio propio pero disposición cuando menos a ver el ajeno, como si fuera circo romano, habladurías por la espalda, aceptación de imposiciones y sumisión, y codicia o ambición. Interesa clarificar los mecanismos para saber defenderse y, si no hay opción, nótese que después de haber agotado las posibilidades, sí, usar la fuerza, a manera de protegerse. Aunque quien está a la sombra del poder se crea inmune o impune, y vocifere "qué poca" por un síntoma de proyección/inversión digno de Diván el Terrible, si acaso hubiera cura. De la gran familia narcisista mirándose en "la grandeza de...", por ejemplo de la "Patria Grande", no se sale sin ser objeto de represalia, porque independencia es no hombría, sino para la persona malvada, "testigo incómodo", por liquidar, incluso con damnatio memoriae. A jugar a otra parte con lo que el regiomontano Agustín Basave llegó a llamar "escondidillas con la consciencia". Sobre todo si se tienen cadáveres en el clóset. Enjoy (da click en el botón de reproducción).






martes, 16 de septiembre de 2025

GUADELUPE TERESINHA BERTUSSI, O DEL SUBIMPERIALISMO EMOCIONAL

 Las mujeres brasileñas tienen cierto gusto especial por la confusión entre la realidad y una telenovela: en vez de apagar la televisión, convierten la realidad fácilmente en asunto...de "escenas". Hasta con un supuesto sentido terapeútico.

        En el caso del personaje -es que, como se decía antes, "es todo un personaje"- a quien nos referimos aquí, conocido domésticamente como "Andorinha", ha confesado tener un lejano pasado extraño, al haber tenido en algo así como "la clandestinidad" una relación con alguien de quien no supo si se llamaba "Nildo", o "Ourico". Aquí comienza parte de la trama, puesto que en la hacienda latinoamericanista existe alguien de nombre Nildo Ouriques, que como se acostumbra en la "casa grande", se cuelga de grandes nombres para agrandar el propio, tratar de cubrirse de gloria, ponerse en campaña y repetir la teoría de la dependencia, en la que se refiere más a "Theo" (!) que a un Ruy Mauro Marini (conocido como "Ruy Mauro") que no se esforzó demasiado ni salió mucho de la "esfera de la circulación". De hecho, en la "casa grande" se está bastante en dicha esfera y a la espera de recoger en la de la distribución, sin especial empeño en la de la producción. Cosa de fazenda: el hombre brasileño con sus toques afeminados, y la mujer de drama pero medio hombruna. En fin, empieza el suspenso: ¿Era Nildo o Ourico? 

    Acto seguido, "Andorinha" confiesa a un ingenuo que el marido de aquélla está en fase terminal, y le quedan entre dos y cinco años de vida. Como cuando no están más frenéticos que Henry & June (según "Andorinha", 365 días al año -!qué ritmo, los locos del ritmo!- y con algo de mota en la playa si hay ocasión), lo que tiene al señor en plena genitalidad, viven peleando o recibiendo visitas entre pelea y pelea, "cama y mesa" ("mal bicho", se dice de la segunda esposa del patrón) y el señor es llevado a visitas hospitalarias con una manera de arrancar y frenar el choque que es propia de quien quiere amansar al pasajero (que debe ser el "sexo pasajero", de tan buena que está la batucada todo el año, de carnaval). Cama y mesa. No tanto amantes a la antigua.

      La "Guade", porque todo destila amor, tal vez no sabe que la casona de Tlalpan es producto de un despojo legalizado a la primera esposa del señor. De lo más frecuente en las fortunas oligárquicas. Pero entre que si son Nildos o son Ouricos, la brasileña es de la maña y le prepara el golpe al patrón, porque no hay telenovela sin pleito por una herencia, y hay que apresurarse a invertirlo todo, como en el carnaval: el legítimo debe salir en "escena" de ilegítimo y, a su vez, la ilegítima de "legítima". Conmina a Jussara Teixeira a que siente al hijo -heredero en potencia- con Diván el Terrible. Como la casa grande es de que "lo mejor de nuestras vidas queda en familia", la tal Jussara es la señora de Sergio de la Peña, una nulidad completa que es asesor de tesis de Nildo Ouriques. El patrón, fuerte con quienes creyó débiles, está al "punto" para la celada, a ritmo de samba en sambódromo o bossa nova: un buen día, después de sacado el hijo de la batucada, "Andorinha", con toda la familia al apoyo, remata con "ladrón que roba a ladrón" y se queda como heredera única y universal, en lo que se decide si es Nildo o Ourico, y procede a prohibir al hijo que se asome por la fazenda, mientras el patrón, ya en plan cuento de Gabo, se limita con lo que le queda -ya despojado- a comprarse calcetines nuevos. Y tal vez a creerse que, como todo dueño de vidas y haciendas, ha cumplido con repartir casas entre señoras. En este punto, el ingenuo sale de la historia. Y entran a escena los que se creen lo de la "legítima", que con tal de estar invitado a la casona  y "relacionarse" no falta quien se crea hasta que es Pelé, o Xuxa.

       Cuando el patrón, ya en otro lugar, necesita hospedaje para un tratamiento, la heredera única y universal se lo niega, porque ya es señora, no servidumbre, y el señor va a parar en otra hacienda, en Coapa, a una colecta de dinero con Beatriz Stolowicz y más para el tal tratamiento. Como además de plan familiar se tiene el de contar los centavos, no indigna que el patrón no tenga ni uno por dejarlo todo a señoras por aquí y por allá, y tampoco indigna el papelón de "Andorinha", totalmente inmisericorde, sino que se haga colecta de dinero cuando se está en la "esfera de la circulación" en espera de pasar a la distribución, incluyendo en los clanes de pseudoburguesía mexicana. Nadie parece inquietarse de que la conducta de "Andorinha" sea propia de una patología, porque después de todo, queda en familia, la impunidad se vale (aunque sea porque se enseña a agachar) e interviene otro brasileño con la misma molicie (parece que todos tuvieran fatiga crónica), Severo Salles, en toda una operación subimperialismo emocional en el latinoamericanismo, y en la que las coronelas mexicanas salen también de escena (corriendo). Así la telenovela, así las brasileñas y así la familia latinoamericanista. A reserva de que batucada es "va tocada" (pero bien "tocada"), salvo que la serie se llame tiernamente "Andorinha" (víctima, típico modo de presentarse de la persona perversa); alguien, en la escena final, se acerca al hijo desplumado y le pregunta: ¿conoces a Nildo Ouriques? Cómo se pasa la vida: ¿se refiere a "Nildo" o a "Ourico"?¿Y por qué en vez de seguir repitiendo lo de siempre como si fuera pegajoso como una lambada o "Lanza perfume"con Rita Lee  no piden trabajo en O'Globo? Porque, en lo que son Nildos o son Ouricos, figurinos, es como del dinero y de Camelia: nunca más se supo nada. (da click en el botón de reproducción: ¿alguien más quiere un protagónico y más "escenas" o no se la quiere acabar?)





lunes, 15 de septiembre de 2025

CON CARA DE WHAT

 Una de las cosas que se ha extraviado en el mundo actual es el sentido de los valores universales, que no son los mismos que los de los "derechos y libertades". En el caso de México, parte se perdió cuando el gobierno del presidente Vicente Fox (2000-2006) erradicó las materias de civismo y ética, que no son ajenos a dichos valores, que tampoco son los de la Nueva Escuela Mexicana (NEM), Es una contradicción flagrante hablar de valores universales y confundirlos con los Derechos Humanos o la diversidad cultural. No se trata tampoco de "reflexión crítica" -izquierdismo- o de "responsabilidad social", lo último de moda en el mundo empresarial, para conjugar la inercia con el ademán "libertario".

         En los valores universales, la persona pasa antes que cualquier diferencia, de género, de raza, de condición socioeconómica, de religión, etcétera, es decir, antes tanto de cualquier rol como de cualquier "identidad", y se trata de que esos valores estén por fuera de la dominación o, para decirlo de otro modo, que tiendan a excluirla para privilegiar lo que entre seres humanos hay de semejante, y que no es nada más cuestión de "la especie", sino del "género". En este sentido, algo como el "humanismo mexicano", por ejemplo, no dice mucho, como tampoco el "socialismo con características chinas", etcétera. Si se trata de privilegiar lo que hay de semejante, así se exprese de manera diversa, es preferible tener reglas basadas en la igualdad, de la que se habla poco, porque desde hace rato el gran privilegio es para "la libertad". A final de cuentas, cada quien es "libre" de "hacer lo que quiera", a lo que se agrega "mientras no dañe a los demás": esto significa que no es necesario ver en alguien más a un semejante, salvo a otro "propietario de sí mismo" igualmente libre de "hacer lo que quiera", aunque sea en realidad "captado" por el deseo o hasta por la fantasía. Desde luego, se trata de tolerancia, sin que ello implique tampoco reconocimiento de la semejanza; antes bien, se debe tolerar de todo, o casi, por "la libertad de cada quién".

       Después, empiezan las licencias. Si la justicia es un valor universal, se le puede anteponer que "de justiciero no se logra nada", que "tú no vas a cambiar al sistema" (ni a nadie), o que la injusticia existe desde tiempos bíblicos y no conviene "salir de redentor crucificado". Si la bondad es un valor universal, es también ingenuidad: cuidado, porque hay que tener cuidado en este mundo material, e igualmente la generosidad es un riesgo, porque otro puede sacar provecho sin devolver nada. Si la compasión es otro valor universal, como "nadie la tiene" no viene al caso y "si le das un golpe a otro, dáselo bien, porque si se levanta es para devolvértelo". La honestidad puede llegado el caso hacer perder ocasiones u oportunidades. La responsabilidad se confunde con culpa para no asumir "culpas" y tener coartadas para, de ser posible, ahorrarse consecuencias si es que implican pérdidas, porque nadie las quiere, en ningún terreno. El amor es para oír un concierto de Roberto Carlos y seducir, pero también ya algo de consumo, como lo ha mostrado la estudiosa Eva Illouz: se consume romanticismo o cursilería, entre otros estereotipos. La gratitud está en desuso ("ah, fue tu decisión, yo no te pedí que lo hicieras", etcétera); la solidaridad es un proyecto de asistencia a grupos vulnerables o una Secretaría, y a duras penas hay "respeto" confundido con tolerancia. Lo mejor, desde hace mucho tiempo: con que "no hay verdad absoluta", resulta que cada quien tiene "su" verdad, habla según le va en la feria e "interpreta" de acuerdo con sus intereses. A este ritmo, casi no hay valor universal que resista: es que cada quien lo ve "a su modo", con lo que se acabó la universalidad misma y cualquier semejanza: no hay nada superior por encima del "interés propio" de cada "ego", la búsqueda de lo que lo beneficie al menor costo, o de ser posible sin ninguno, y la "libre competencia" que, si se acompaña de tolerancia y "respeto", significa desconocer al semejante y no tener ninguna relación con él. Hace rato que se ha interiorizado bastante que lo básico es "la libertad", el ademán de "tolerancia" (confundido con respeto), la evitación de todo riesgo de pérdida (por bondad, generosidad, empatía, etcétera, o compromiso) y, si no es la rivalidad soterrada, la "tolerancia" convertida en indiferencia: cada quien a lo suyo. Es la trampa del relativismo: "no hay verdad absoluta" no puede tomarse entonces como verdad absoluta. El problema está en saber que rige el interés, que es en rigor "estar entre" (inter esse): como cualquier semejanza deja entrever un riesgo en la "intersección" entre "la gente", no queda más que el mantra mexicano ("me vale madre") y la diferencia que, sin la semejanza mencionada, es radicalmente otra, salvo para competir por los recursos, así sea en nombre del "gusto" de cada uno: entre la indiferencia y la rivalidad, y cada quien a su buen emprender y entender. ¿Reglas del juego? No hay mayormente, salvo "tolerarse" mientras cada quien busca lo suyo. A riesgo de que "juego sin reglas", a fuerza de rivalidad, sea una violencia larvada crónica. Hace mucho que el presidente ruso, Vladimir Putin, hizo la pregunta: ¿reglas del juego o juego sin reglas? Si no hay valores universales, sino "interpretaciones de cada quien" e intereses, egos sin nada superior a todos ellos, es como con la personalidad de la época: no queda más que la indiferencia o el riesgo de encontronazo entre "subjetividades", por "tener diferencias" ("es que tuvimos diferencias", o "se pelearon por una diferencia"), según la evolución: la sobrevivencia del más apto, es decir, del que logre dominar o crea poder lograrlo. No quiero reglas -la personalidad de la época como "niño malcriado", según el psicoanalista Jean-Charles Bouchoux-, mucho menos universales, y no entiendo por qué están las cosas medio hostiles, si cada uno es libre de que se cumplan sus deseos y fantasías, es decir, de la arbitrariedad completa, si "en gustos se rompen géneros" (da click en el botón de reproducción).

WHAT


QUE SEA

 Como ya se había señalado en alguna ocasión, el neurólogo y psiquiatra Boris Cyrulnik, inventor de la ahora tan llevada y traída "resiliencia", estimó alguna vez en 200 mil el número de habitantes de una ciudad para que en ésta no haya psicópatas. Es posible pensar que la psicopatía es hoy algo bastante extendido, dado el alance de la urbanización. Psicópata no es quien se muestra en las pantallas de Hollywood con su preferencia por todo lo que sea horror y sexo como formas de "entretenimiento". Aquí se habla del psicópata narcisista o del perverso narcisista, que es alguien que no tiene mayor idea de los límites, que tiene un ego a prueba de toda alteridad y que no alcanzaría a "sentir" el daño que puede hacer a los demás (por lo que es el típico incapaz de reconocer y enmendar un error): es el que carece por completo de empatía, pero que puede ser eventualmente inteligente y seductor. Tal vez se malinterprete si se habla de "mal", pero se trata de una persona dañina (no sirve de mucho ponerse a hablar de gente "tóxica" sin entender de qué se trata). Para el estudioso francés Thierry Patrice, el malvado no tiene mayor percepción del sufrimiento que inflige a otro; cabe agregar con todo que puede también tener rasgos de sadismo, lo que supone conciencia del daño que se busca hacer. A veces ocurre que el que daña no toleraría que se lo hagan, o que lo ha sufrido y está "roto".

        ¿Habrá quien recuerde al presidente estadounidense Ronald Reagan y su designación del "Imperio del Mal"? Los soviéticos le tenían miedo, porque no podían entrever hasta dónde podía llegar. Ya que se habla como sea de "mal", para Patrice el malvado necesita de un espectador que calle o sea indiferente, pero que tácitamente apruebe, si no está en contubernio. El malvado se sirve así de un fenómeno colectivo para convertir a su víctima en chivo expiatorio, con dichos contubernios o aprobaciones tácitas. Por lo demás, el malvado se ceba sobre alguien que tiene algún valor y algo que es codiciado. El malvado resiente en el fondo la falta de lo que codicia o "sufre" por el valor del otro. Es, dicho sea de paso, lo que está en juego en la relación con Rusia, a través del típico fenómeno de proyección/inversión en el que el presidente ruso, Vladimir Putin, es la nueva versión del "imperio del mal" o el "villano favorito". Tiene un valor, el de ser frontal (a diferencia de los malabarismos de los chinos), lo que, otra vez en proyección/inversión, lo hace aparecer como factor de "confrontación" y "amenaza", el "conflictivo". Y gracias a la fuerza de los medios de comunicación masiva, se encuentra cómo armar el espectáculo permanente -de la "amenaza"- para que más de uno asista sin decir nada, por contubernio, por miedo o por indiferencia, cuando no por inconciencia/ignorancia y por COMODIDAD, lo que llevó hace pocos días al analista Alfredo Jalife-Rahme a sugerir de nuevo que se pare de pronosticar la "Tercera Guerra Mundial" a la ligera y como si fuera pelea del "Canelo" contra Pacquiao o algo así, porque de una conflagración así podría suceder que no haya vencedores ni vencidos. Por lo demás, no se "siente" el daño que se pueda infligir a Rusia, y al mismo tiempo se le inflige por cierto miedo: al alcance de la crisis de los países centrales, "sufrimiento" al que se teme. La parte de codicia está en buscar acceso a los gigantescos recursos rusos. Así que no es película de horror y sexo: es, ideología mediante y con sensación de superioridad, la personalidad psicópata de la época en acción, a la que se iría sumando en cierto grado Donald J. Trump, presidente estadounidense, por lo pronto para ver si China e India dejan de comprar petróleo ruso, al igual que algunos europeos. Lo de Ucrania es un pretexto, puesto que el inicio del cerco data de 1997, si no es que desde antes.

         Hablar con una personalidad así es imposible porque, como se dice, le "da la vuelta a todo", en lo que es de lo más ducho el presidente ucraniano Volodímir Zelenski, aunque no es el único perverso, si se trata de torcerlo todo. Basta con ver a las brujildas de la Comisión Europea, como Úrsula von Der Leyen o la  alta representante de Exteriores,  Kaja Kallas, mujeres con pulsión de muerte, mientras la UE (Unión Europea) se inventa provocaciones rusas en Polonia o en Rumania. Es poco probable que esas personas no sepan que son falsedades, pero se trata más bien de poner a prueba a Rusia, de "tantear" las formas de un eventual conflicto y de repetir machaconamente el ritual para el espectáculo mediático, ganando contubernios o silencio cómplice. No queda claro hasta dónde está Rusia consciente del miedo o la cobardía que anida en los países centrales: miedo a no salir de la crisis y cobardía de "echarse de a montón" para aislar a Rusia. Se trata ya de una patología. Lo que puede decirse es que, a nivel oficial, Rusia ha hecho suya la idea de Iván Ilyn, filósofo ruso exiliado en los años 20 del siglo pasado: el derecho de resistir al mal mediante la fuerza. Se trata, a grandes rasgos, del derecho a la legítima defensa. Lo que no termina de quedar claro es hasta dónde puede quedar deformada la percepción de la situación en los países centrales, y hasta donde alcanza a ver la percepción rusa, ya que no es un asunto de diferencias culturales, ni de movidas, jugadas y más geopolíticas al infinito, sino de pérdida de referentes y de sentido: ¿entienden el sentido de lo que hacen quienes pronostican "la Tercera Guerra Mundial" o quienes no piden algo de moderación (cuando menos) de la UE y la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte)? (da click en el botón de reproducción).



viernes, 12 de septiembre de 2025

SI TIENEN TELE, AHÍ SE VEN

 La Ciudad de México se lo traga todo, en las patologías de la imposición y la sumisión. O casi, habida cuenta de las notorias mejoras en los años 2000, desde que la izquierda triunfó en la urbe en 1997: ya no es la difícil ciudad más bien sucia, insegura y contaminada de los '80, ni madriguera de porros y paramilitares, como de 1968 (al amparo de la regencia) hasta los '80, ni lugar invadido de ambulantes y con transporte de mediana calidad (Ruta 100), etcétera. Al mismo tiempo, la hoy CDMX (antes Distrito Federal) sigue siendo la ciudad más corrupta de México, aunque tampoco abundan los policías "mordelones" o los judiciales extorsionadores, ni lugarcitos como Tlaxcoaque para una "calentadita" a los opositores extremos.

      Cuando llegaron los españoles, ya había una ciudad que los maravilló: Tenochtitlan. Para más señas, la corrupción no es "cultural", porque la cultura mexicana tiene dos grandes troncos, el prehispánico y el español, y en el mundo precolombino no había corrupción. En cambio, la hubo en grande durante la Colonia, y vista como algo "natural", por distintos motivos, y asociando por lo demás a caciques indígenas. A pesar de lo dicho, la capital virreinal, que lo era del lugar más importante para el imperio colonial, la Nueva España, se convirtió en lo que se conoce como "la ciudad de los palacios". A la larga, hizo girar en torno suyo -y a Hernán Cortés y Moctezuma +Cuauhtémoc- la idea de "México" en sus supuestos orígenes, aunque en realidad lo estén, entre otros, en Miguel Hidalgo y Costilla y el no suficientemente valorado José María Morelos y Pavón, con la Independencia (más allá de la biografía de Fernando Benítez). A la "ciudad de los palacios" se le reconoce hasta hoy, en canales subterráneos, calzadas y barrios, la herencia prehispánica. Hoy, por lo demás, se han reducido los lugares de miseria.

          Para finales del siglo XIX, México empezó a entrar en la era de masas, aunque al cabo de un siglo nucleado por la hacienda como forma de socialización de gran importancia, y de origen colonial, aunque perduró con la Independencia. El surgimiento del poder político, salvo por Benito Juárez, quedó ligado al espíritu de hacienda y la "casa poblada" familiar y de dependientes, la felicidad de las telenovelas y el drama oligárquico. Desde el poder político, sin capitalismo endógeno (en particular a falta de industria nacional, salvo excepciones), y por ende de origen señorial, pero ilegítimo, se podía "alquilar" a la inversión extranjera para lograr la modernización, que dejó huella, y no nada más en el ferrocarril: las construcciones de estilo porfiriano, el antecedente del Paseo de la Reforma y el inicio de la construcción del palacio de Bellas Artes agregaron más de "monumental" a la capital mexicana. Quedó en la mentalidad capitalina, ya en el inicio de la era de masas, una cierta idea de la política, al mismo tiempo señorial, ilegítima y clientelista, heredada de cuatro siglos (la Colonia más el siglo XIX de la hacienda), no desprendida de la Iglesia, y la afición por lo extranjero, para tiempos del Porfiriato, el afrancesamiento. Hasta cierto punto, es el poder político que "concesionó" como "favor": a clientelas nacionales allegadas, y a la inversión extranjera.

      Para más señas todavía, es también lo que hizo el seductor de la patria (1988-1994), siempre desde el poder político. Fue la época, aunque ya se trataba desde antes, con el presidente Miguel de la Madrid (1982-1988) en que empezó a dejar de verse a Diaz como negativo. Al poco rato era un Díaz "con rostro humano" con "El vuelo del águila", la telenovela. Se decía que Díaz había logrado el progreso económico, pero no la "democracia", tanto como decir que no había sabido "repartir". Ahora bien, más allá de la modernización, a la inmensa mayoría del país no le fue bien con Díaz, al grado de que, siendo pobre, se empobreció más, lo que han probado estudios históricos con estadísticas en la mano. Dicho sea de paso, a la mayoría tampoco le fue bien a finales de los '80 y en los '90. Pero una parte de la población fue a dar en lo que Andrés Manuel López Obrador llamó "neoporfirismo", por lo demás sin ser el único  Llegó una nueva modernización, esta vez estadounidense, latente desde antes. La CDMX, entonces Distrito Federal, mantuvo prácticas clientelistas y vió llegar una nueva extranjerización: el capitalino, el "chilango", oye música con frecuencia en inglés y, con la misma frecuencia, se cree un señor con el que hay que aguantarse un uso particular del libre albedrío, que depende de la buena o mala voluntad, la del "hago siempre lo que quiero...", además "me las puedo..." y "a mi nadie me dice que...", por lo que nada es asunto de responsabilidad u obligación, sino de "culpas"; poner al "señor" o la "señora" delante de una responsabilidad es atribuirle una "culpa" de la que está exento, porque su libre albedrío es fuero.

        Al mismo tiempo, así fuera por influencia del exterior capitalista, se fue aprendiendo el cálculo de conveniencia, hasta que, andando el siglo XX, fuera pasando a mayor plano, en lugar de la antigua maniobra "autoritaria": después de todo, la "gente decente" capitalina se acostumbró a "entrarle" y a arreglárselas con dinero para, como lo decían incluso empresas transnacionales, "engrasar" la corrupción. El "chilango" puede ser el de la cortesía, o incluso el del trato que llega a lo afable, cuando no a la "confianza" que instauró el antiguo régimen (el del PRI-Partido Revolucionario Institucional), dando la impresión de cercanía emotiva, y el mismo dispuesto a deshacerse del otro sin gran problema si lo dicta la conveniencia. No es "lo mexicano", sino lo que, de preferencia por la jerarquía en el Porfiriato, se convirtió en "empate" priísta, como propio de la era de masas en el Tercer Mundo, a caballo entre el mundo precapitalista y el capitalista: el engaño, de muy antigua raigambre, al servicio de lo más ramplón del capitalismo, la pura conveniencia, que se afianzó luego del seductor de la patria entre varias generaciones, y que da en el "aprovechado", que es la reputación no tan infrecuente del latino en general, aunque como versión específica de un comportamiento de masa ("me creí superior a cualquiera"...).

         Tal vez lo incómodo no sea la conveniencia, que se puede interpretar de diversas maneras, pero que puede llegar, como en el mundo de los países centrales, al egoísmo más crudo, lo que Marx llamaba "las aguas heladas del cálculo egoísta". Es de lo más duro. Pero no se trata de idealizar lo que fue creando en parte el hoy llamado Sur, y que es en una parte de México (ni siquiera todo el país) el uso frecuente de la "cercanía personal", la "familiaridad", hasta de "melcocha", reservándose -para colmo, como fuero- el cálculo de conveniencia más ajeno a la apariencia dada. Es el clientelismo "moderno", del lazo de dependencia personal "juramentado", pero potencialmente desleal: siempre entre dos sillas, el egoísmo sin empacho pero, además, en el Sur, no asumido como tal, sino "apadrinado" en grupo. No es entonces cosa exclusiva del capitalino. Como se dice, "sobre aviso no hay engaño". Lo que es más propio del capitalino es lo que se conoce coloquialmente como "golpe avisa": en vez de hacer aparecer de entrada la conveniencia descarnada, el preámbulo es lo contrario del "sobre aviso", y por lo tanto, es también el potencial engaño: la familiaridad como artificio de "trato personal", o el "choro mareador", para "marear el punto" y buscar aventajar. Cantinflas lo vió y encontró la manera de reírse de este "modo de ser". Desde los '90, ha sido menos -salvo en ámbitos cortesanos- y más abierta la conveniencia, que puede llevar a otras reglas, pero también a ir descartando el engaño mencionado. Los que lo atribuyen erróneamente al grupo gobernante son los del "neoporfirismo", persistente en el mundo mediático (por cierto que, ya agarrando experiencia, la presidentA Claudia Sheinbaum se ha vuelto hábil ante tanta engañifa de los medios, que "hacen creer"): México puede desempatar, y parte de la CDMX también, pasada la onda lumpen. Será más citadino y menos "barroco", tal vez, para error de quienes han querido hacer de ciertas conductas supuesta "cultura". La cosa nostra no es cultura. Lo que el antiguo jefe de gobierno de la CDMX, Miguel Ángel Mancera, no consiguió, por falta de callo, tal vez vaya lográndose con suficiente tiempo para la autodenominada "Cuarta Transformación", más allá de sus resabios izquierdistas o priístas (da click en el botón de reproducción).




jueves, 11 de septiembre de 2025

A QUIÉN LE IMPORTA

 El hecho de que una universidad pública sea en la ley un organismo descentralizado del Estado conlleva riesgos: uno de ellos, conocido en la enseñanza del Derecho, de que se convierta en un feudo, es decir, en una dependencia al servicio de un "señor" y "su" gente, una clientela. Sucede en la medida en que, desde hace tiempo, la universidad es un reducto de seguidores del seductor de la patria, con variantes, desde resabios del PRI (Partido Revolucionario Institucional), como ocurrió durante ocho largos años con el obispo de Copilco, hasta de enquistados como los Woldies, del Instituto de Estudios para la Transición Democrática, que en cierta medida, poco antes de afianzarse, se repartieron premios entre sí con un rasero de clientela, y no ligados propiamente al trabajo académico, sobre todo a falta de éste si se estaba por ejemplo en cargos de supervisión electoral. Por lo que se refiere al obispo de Copilco, en su momento, de cooptación, ni siquiera se dió el trabajo de disimular su afiliación partidaria. Lo dicho aquí no lo es todo, aunque se trate de una tendencia fuerte; la universidad pública sigue contando, sobre todo a nivel administrativo, con gente de especial buen sentido del servicio público y algunas buenas áreas de estudio, además de, finalmente, una paulatina (aunque ambigua) renovación generacional, para no idealizar el pasado "estilo India", de "vacas sagradas". El carácter "descentralizado" tiene que ver con una autonomía concebida por el "uso" de la universidad, para todas las corrientes de pensamiento, y JUSTAMENTE para evitar el manoseo político-ideológico. El predominio de "grupos" que responde a una "política" es, de entrada, ajeno al espíritu universitario.

         Desde hace años, y más notoriamente desde 1999, aunque hay tendencias previas, la universidad no sirve al Estado en gran medida porque responde a intereses de organismos internacionales, que dictan las grandes líneas a seguir (como por ejemplo a través de un memorándum con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico- OCDE cuando la encabezaba José Ángel Gurría, funcionario del seductor de la patria). A través de informes y "recomendaciones", dichos organismos encuentran la manera de que los funcionarios/tecnócratas repercutan "agendas" al interior de la universidad, quedando por saber si los intereses de dichos organismos son los mismos que los del Estado mexicano, más por la influencia transnacional. Aunque hay excepciones, lo que se hace en bastantes lugares de la universidad pública no responde al interés del Estado nacional, con atributo soberano, sino al exterior. Desde los 80, se agrega el incesante trasiego de universitarios al exterior y, en particular, al "tráfico" con universidades foráneas, en particular de Estados Unidos, y en menor medida de Canadá: la creencia es que lo de afuera es por fuerza mejor que el "pobre Mexiquito", hasta la apertura indiscriminada y la indiferencia y la ignorancia de lo propio. Es la generación del TLCAN (Tratado de Libre Comercio de América del Norte), que se reforzó desde los '90 con la "globalización" como coartada. Son en parte los "demócratas liberales" que no ocultan que el Estado nacional les parece algo "atrasado". Como se dice coloquialmente en México, son aficionados a "mamar y dar de topes", y no debe haber Estado más que para saquear el erario. Están en primera fila para situarse contra la autodenominada "Cuarta Transformación", si hay privilegios creados que se sientan inseguros, en vez de contribuir a diagnosticar y resolver los problemas del Estado nacional.

         Los otros, quienes crecieron "Demócrata" y ponen el aderezo libertario, sin excluir a la izquierda "radical", consideran que el Estado-opresor-es-un-macho-violador o, para decirlo de otro modo, confunden Estado y gobierno, como los "demócratas liberales": participan de la recolección de fondos (fund raising) con las modas de "acción afirmativa": a su manera, el uso de fondos del Estado -es decir, del interés general- para, diciéndolo otra vez coloquialmente, "patear el pesebre", al grado de llegar a un despilfarro de recursos monumental por saturación de lo mismo y "sobreproducción" que tampoco obedece a intereses endógenos. Se trata de generaciones intermedias que hacen "grupo de presión" para generar la creencia del all inclusive, todas las minorías de lo que sea incluidas, y ocupando el espacio público con asuntos personales, desde que "lo personal es político", sumando a la clientela su decisión de hacerla de .lobby. Trátese de las clientelas, de los grupos de presión o de ambas cosas, ya no tienen que ver con el interés del Estado, general y público, porque se trata de intereses privados, al amparo de la autonomía que a la "izquierda grupo de presión" le sirve también para lanzarse contra el Estado.

        La autonomía no es soberanía de una academia que no tiene dinámica propia (endógena), sino que baila al son de intereses exteriores que no son los del Estado, sino con frecuencia extranjeros: sí se trata de "neoporfirismo" tanto por la preferencia por la moda foránea y el abandono del interés nacional como por la reducción de lo nacional a asuntos de "grupos" de privilegiados con pretensiones aristocráticas -por mi raza hablará Carmelita Romero Rubio- y pasión por la intriga y ese "ser dueño de su silencio" tan de don Porfirio, para enseñarse a no hablar nunca más de lo "necesario y conveniente" para permanecer en el "círculo", y a tal grado a costa de la independencia de criterio, que se toma ésta como si alguien, en vez de entregar "la merca", se la quisiera quedar para beneficio propio y -pura proyección/inversión- por ánimo personalista. De lo último que se habla en la corte es de trabajo, salvo como pretexto para tener con qué "moverse" y ascender, así sea la última de las frivolidades o pura chatarra. Al mismo tiempo, entre las generaciones más jóvenes, queda por saber si, dadas sus circunstancias específicas, y aún con "grupos de presión" encima, pueden encontrar un camino propio que no sea el de los acaparadores de tantos años. Algunas posibilidades hay, entorpecidas por personas que, como no es tan difícil de entender, se hicieron de privilegios a costa del Estado y, por lo tanto, del mínimo de institucionalidad alcanzado. Lo otro es la universidad "patito" para cerrar no precisamente con broche de oro, y creyendo que la culpa es de Trump o de la "4T". Cualquier cosa, que en proyección/inversión sea exterior, con tal de no asumir nada, y "trascender" no dejando en la Tierra más que ese cuidado de "nada más de lo necesario y conveniente" para asegurar privilegios, hacer relaciones de poder y para, llegado el caso, debilitar al compadre. Ya que se está en Andrés Manuel López Obrador (Neoporfirismo), tal vez lo anti4T sea un ánimo de necesariato. De importancia muy de dudar (da click en el botón de reproducción)







NO TE CONVIERTAS EN ESTADÍSTICA

 En Estados Unidos, cuando un académico muere no es motivo de mayor cosa. En algunos países de Europa, como el Reino Unido o Francia, hay de...