Hace poco, el recuperado líder cubano Fidel Castro volvió a repetir lo que había dicho el 17 de noviembre de 2005 en un discurso que llamó la atención, en especial de los jóvenes: " el más importante error -argumentó Castro- era creer que alguien sabía de socialismo, o que alguien sabía de cómo se construye el socialismo". En estas circunstancias, no se entiende por qué en los años '70 el mismo Fidel Castro declaraba que en cerca de 20 años Cuba iba a llegar al comunismo. ¿Saltándose el socialismo y parte del capitalismo?¿Castro prometió llegar a un "lugar" del que nadie sabía nada? Como dice la broma: ¿Castro es tan secreto que ni él mismo sabe lo que hace? El caso es que Cuba es un país socialista en el cual nadie sabe qué es el socialismo ni qué se está construyendo. Es decir, es como subirse a un avión, abrocharse los cinturones y que en la bienvenida el capitán X y su tripulación le digan a los pasajeros -en pleno despegue- que no se sabe cuánto durará el vuelo, ni cuál es el itinerario, porque no se sabe a dónde se dirige el aparato y, es más, que no hay pilotos, sino unos aficionados que se metieron a la cabina "a ver qué sale". Puede ocurrir en una película de Cantinflas, o sea que en Cuba se construía algo así como el "socialismo 777" ("a sus órdenes, jefe"). Con el agravante de que ningún pasajero vería con agrado que el capitán X termine su bienvenida con las siguientes palabras: "Patria o Muerte". Patria, gracias.
En Cuba no hay ninguno de los muy graves problemas del resto de Latinoamérica y se puede decir que, como Estado de Bienestar para toda la población, ha funcionado, y bien. Toda la población tiene derecho a satisfactores básicos, y de hecho los hay: el asunto de los derechos humanos elementales -los de verdad- está cumplido. Además, no se ha tratado de un proceso mayormente violento y ni siquiera hay una gran oposición digna de ese nombre porque, quiérase o no, Occidente convierte en oposición a quienes con frecuencia son delincuentes probados. Cuba les importa un rábano a esos paladines occidentales que, atacando a Cuba, buscan cotizarse mejor en Occidente. Cuba también ha destacado por su internacionalismo, una capacidad muy especial para brindar solidaridad, en particular en los ámbitos educativo y médico que, a fin de cuentas, debieran ser las obligaciones de cualquier verdadero Estado latinoamericano que prometa bienestar.
Más allá de un exitoso Estado de Bienestar, sin embargo, lo que hay en Cuba, como lo hubo en la Unión Soviética, es la idea de que todo debe ser gratuito y que no hay que esforzarse demasiado: Cuba también exporta toda una partida de gente cuyo sueño es tener lo mismo que en su país, pero al cubo, es decir, multiplicado las veces que sean posibles. Con ocio y sin mover un dedo. Es la contraparte del Estado de Bienestar puro. Cuando hay que hacerse de una ganancia en el exterior, el cubano que se aventura por cuenta propia saca lo peor: el mafioso, la jinetera, la "rumba", porque unas pocas décadas no son tantas y aún hay jóvenes que recuerdan "lo bien" que "se vivía" antes de 1959. Dentro de Cuba no es secreto el gusto por la mentira y el engaño.
El problema, según el menor, Raúl Castro, el "bellaco" del asunto, es que se copió a la Unión Soviética pero, además, se copió mal. Así que ha llegado el tiempo de reformas que no van sin riesgos. Raúl Castro parece haber querido evitar que el mando lo tuvieran quienes, sin conocer lo peor, pensaron que lo mejor era gratis y les era debido: Robaina, Aldana, Pérez Roque, Lage...El Estado de Bienestar exitoso cubano también engendró lo que engendran las clases acomodadas -medias, en particular- de Occidente. Otros en Cuba han conocido dificultades recientes, las del periodo especial, lo duro que fueron los años '90, por copiar, y copiar mal. Algo original sería hacer pasar en las reformas a los más jóvenes -aunque los años '90 se antojan noveles- junto a quienes, queriendo en 1959 lo mejor, no alcanzaron a ver el problema que creaban haciendo del socialismo un regalo. Combinar ideales con resultados concretos y recompensas al mérito verdadero es lo más parecido a la meritocracia, a lo que Raúl Castro llama "lo mejor del capitalismo" (aunque existe cada vez menos en el propio capitalismo). No hay ni puede haber pase automático al socialismo o, si se quiere, el socialismo es de quién lo trabaja y Marx no dijo otra cosa. Las iniciativas de Raúl Castro pueden tener éxito o fracasar, pero vale la pena el intento. Es decir, ver antes de despegar si el aparato en el que se piensa volar es un avión -y de calidad- o un viejo chevrolet que ya no sirve y cuyo capitán lleva un buen rato cantinfleando. En cuyo caso sería de nombrarlo el actor principal del proceso revolucionario, y el resto a lo suyo.
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sábado, 25 de diciembre de 2010
sábado, 18 de diciembre de 2010
MACHO DANZA CON BOBOS
Wikileaks no tiene mucho qué decir sobre Rusia, fuera de que se intentó sembrarle a Moscú la acusación de que tenía en mente atacar a tres ex repúblicas soviéticas del Báltico. Julian Assange, el héroe con cara de ángel extermidador y que, según Fidel Castro, ha puesto a temblar al Imperio, había declarado el 7 de junio pasado en el New Yorker que la idea es ayudar contra los regímenes "altamente opresivos", nótese bien, de China, Rusia y Eurasia Central (sic). Pues bien, parte del asunto de Wikileaks fue soltar la especie de que Vladimir Putin, primer ministro de Rusia, es "machista". Anders Fogh Rasmussen, el querido "fiurercito" secretario general de la OTAN, la Organización del Tratado del Atlántico Norte, debería hacerse eco de lo dicho y proponer un escudo antimachismo. De la gente totalitaria cabe esperar lo que sea.
¿O no? Hace pocos días, en San Petersburgo, en una velada de ayuda a niños enfermos, Putin demostró que es capaz de todo: digamos, hasta de rayar en el ridículo. Ante la insistencia de Sharon Stone, Putin se puso al piano y cantó (incluso canciones soviéticas) delante de Alain Delon, Kevin Costner, Goldie Hawn, Paul Anka y Mickey (sic) Rourke, entre otros. La velada terminó al ritmo del grupo de rock Zemliane. En fin, el machito hizo una demostración de fuerza con las teclas. Por esos mismos días, Madonna inauguró en los rumbos de la Plaza Roja de Moscú un club de fitness, llamado "Hard Candy", que es más o menos lo que el Kremlin se tiene que tragar desde hace años al son que le tocan.
Putin había expresado en noviembre pasado, en su amada Alemania, su idea eurasiática: crear un gran mercado y una unión desde Lisboa hasta Vladivostock, entiéndase, un continente eurasiático sin estadounidenses. El (nada macho, es un primor...) Fogh Rasmussen puso los puntos sobre las íes: de Vancouver a Vladivostock, no de Lisboa a Vladivostock. Así que ahora unos cuántos periodistas rusos debaten si convendría que Rusia se fuera incorporando a la OTAN. ¿No se molestaría China? Si la invitaran, tal vez no. En la velada mencionada, Putin cantó "¿Dónde empieza la Patria?", canción soviética de espías. ¿En Lisboa? Parece que no, que en Vancouver. La OTAN ya tiene de qué protegerse, habida cuenta del machismo de Putin. En cuanto al mismo Putin, ahora le toca, como se dice, sobrevivir a sus amigos y buscarse tal vez mejores ideólogos.
¿O no? Hace pocos días, en San Petersburgo, en una velada de ayuda a niños enfermos, Putin demostró que es capaz de todo: digamos, hasta de rayar en el ridículo. Ante la insistencia de Sharon Stone, Putin se puso al piano y cantó (incluso canciones soviéticas) delante de Alain Delon, Kevin Costner, Goldie Hawn, Paul Anka y Mickey (sic) Rourke, entre otros. La velada terminó al ritmo del grupo de rock Zemliane. En fin, el machito hizo una demostración de fuerza con las teclas. Por esos mismos días, Madonna inauguró en los rumbos de la Plaza Roja de Moscú un club de fitness, llamado "Hard Candy", que es más o menos lo que el Kremlin se tiene que tragar desde hace años al son que le tocan.
Putin había expresado en noviembre pasado, en su amada Alemania, su idea eurasiática: crear un gran mercado y una unión desde Lisboa hasta Vladivostock, entiéndase, un continente eurasiático sin estadounidenses. El (nada macho, es un primor...) Fogh Rasmussen puso los puntos sobre las íes: de Vancouver a Vladivostock, no de Lisboa a Vladivostock. Así que ahora unos cuántos periodistas rusos debaten si convendría que Rusia se fuera incorporando a la OTAN. ¿No se molestaría China? Si la invitaran, tal vez no. En la velada mencionada, Putin cantó "¿Dónde empieza la Patria?", canción soviética de espías. ¿En Lisboa? Parece que no, que en Vancouver. La OTAN ya tiene de qué protegerse, habida cuenta del machismo de Putin. En cuanto al mismo Putin, ahora le toca, como se dice, sobrevivir a sus amigos y buscarse tal vez mejores ideólogos.
domingo, 12 de diciembre de 2010
UN RUSO PIEL ROJA
Bueno, se enojó (un poco). Wikileads reveló que Estados Unidos hizo planes -en los cuales involucró a polacos y alemanes- para defender a las tres repúblicas del Báltico (Estonia, Letonia, Lituania) de un ataque ruso. Pronto debían comenzar ejercicios militares para prepararse contra esa amenaza y en los ejercicios debían participar tropas de varios países. Vaya, hasta navíos de guerra británicos. La Organización para el Tratado del Atlántico Norte, la OTAN, dió la cobertura para estos preparativos (secretos) de defensa. Lo que Wikileads no especifica es el motivo por el cual los rusos podrían atacar a tres países del Báltico, ni existe ninguna prueba de preparativos en este sentido. Ni siquiera una declaración amenazante. Ni un gruñido de Putin. Nada.
Así que el enviado ruso ante la OTAN, Dmitri Rogozin, se enojó y pidió una explicación occidental, incluyendo una del secretario general de la OTAN, el danés Anders Fogh Rasmussen, el "aires de fiurercito", como le dice Fidel Castro, líder cubano. En estos momentos, Rogozin debe seguir esperando que alguien le explique. No entiende: le dicen "mi socio" (mi partner) y le ponen un misil en la puerta de su casa. Eso no es amor. O es amor apache. Lo que el inculto niño Rogozin no sabe es que, desde la época en que los vaqueros conquistaban el Oeste (de América), hacer negocios con un estadounidense es lo más parecido a arriesgarse a perder y ser estafado. Peor si se tiene piel roja o, como sucede con los rusos, si se la tuvo alguna vez.
En efecto, el hijo de agentes de la Central de Inteligencia Americana (CIA), el presidente estadounidense Barack Obama, que no es hijo de esclavos, acaba de encontrarse en Washington con el presidente polaco Bronislav Komorovski. El señor Obama había prometido y jurado que dejaba de lado los planes de Bush Jr. para poner escudos antimisiles en Polonia y la República Checa. Pues bien, Obama y Komorovski acaban de acordar colocar en Polonia el año 2018 interceptores de tierra SM-3, además de incrementar la cooperación entre fuerzas aéreas militares. Esos interceptores se sumarán sin duda a los Patriots que llegan a Morag, también en Polonia. En suma, Obama no tiene palabra y se dedica como sus antecesores al deporte vaquero preferido, que viene siendo la estafa del prójimo. Rogozin, para colmo, no parece haber protestado por todo ésto, con el agravante de que Estados Unidos quiere interceptar misiles balísticos de largo alcance e intercontinentales (Irán no los tiene ni en sueños, y lo que tiene de armas Teherán podría llegar a suelo polaco, pero únicamente en plan de peregrinación). ¿Rogozin? No entiende que siendo ruso le vean cara de ruso, no protesta por lo esencial y exige que lo traten como partner. Se enojó. Cosas típicas de gente totalitaria.
Así que el enviado ruso ante la OTAN, Dmitri Rogozin, se enojó y pidió una explicación occidental, incluyendo una del secretario general de la OTAN, el danés Anders Fogh Rasmussen, el "aires de fiurercito", como le dice Fidel Castro, líder cubano. En estos momentos, Rogozin debe seguir esperando que alguien le explique. No entiende: le dicen "mi socio" (mi partner) y le ponen un misil en la puerta de su casa. Eso no es amor. O es amor apache. Lo que el inculto niño Rogozin no sabe es que, desde la época en que los vaqueros conquistaban el Oeste (de América), hacer negocios con un estadounidense es lo más parecido a arriesgarse a perder y ser estafado. Peor si se tiene piel roja o, como sucede con los rusos, si se la tuvo alguna vez.
En efecto, el hijo de agentes de la Central de Inteligencia Americana (CIA), el presidente estadounidense Barack Obama, que no es hijo de esclavos, acaba de encontrarse en Washington con el presidente polaco Bronislav Komorovski. El señor Obama había prometido y jurado que dejaba de lado los planes de Bush Jr. para poner escudos antimisiles en Polonia y la República Checa. Pues bien, Obama y Komorovski acaban de acordar colocar en Polonia el año 2018 interceptores de tierra SM-3, además de incrementar la cooperación entre fuerzas aéreas militares. Esos interceptores se sumarán sin duda a los Patriots que llegan a Morag, también en Polonia. En suma, Obama no tiene palabra y se dedica como sus antecesores al deporte vaquero preferido, que viene siendo la estafa del prójimo. Rogozin, para colmo, no parece haber protestado por todo ésto, con el agravante de que Estados Unidos quiere interceptar misiles balísticos de largo alcance e intercontinentales (Irán no los tiene ni en sueños, y lo que tiene de armas Teherán podría llegar a suelo polaco, pero únicamente en plan de peregrinación). ¿Rogozin? No entiende que siendo ruso le vean cara de ruso, no protesta por lo esencial y exige que lo traten como partner. Se enojó. Cosas típicas de gente totalitaria.
sábado, 4 de diciembre de 2010
DOS TIPOS WIKILIQUIDOS
Dmitri Rogozin, el actual representante de Rusia ante la OTAN, la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), tiene la fortuna de que su señora esposa, sin vulgaridad, ni pornografía ni obscenidad, es decir, sin nada de parecido a la loca loca de Shakira, ni menos aún a Cristina Aguilera y sus video-orgías apenas disimuladas, le haya dedicado recientemente un video en Youtube, con una canción que lleva por título "Quédate para siempre". Dadas las características de la residencia que aparece en el video, residencia que seguramente es la oficial, es de suponer que Tatiana Rogozina, al cantar "Quédate por siempre", está pensando "quédate conmigo", no "quédate por siempre en esta residencia".
Rogozin, como nació en 1963 (dos años después de Obama y dos antes de Medvedev), tiene todos los cables cruzados, como se dice a veces coloquialmente. Rogozin quiere ver a una Rusia que sea una "Gran Potencia" y escribió sobre ello en un libro bastante difundido e intitulado "Enemigo del pueblo". En ese libro, el actual representante de Rusia ante la OTAN deplora el decaimiento ruso luego de la muerte de Stalin, por ejemplo, considerando desde luego a Stalin a un estadista que convirtió a "Rusia" (era la Unión Soviética) en una gran potencia. Rogozin podría cantarle a su país lo mismo que Rogozina le canta a Rogozin: "sé lo que quieres, sé lo que piensas, sé como te sientes". Ah, si Rusia se quedara para siempre...
Medvedev, igual de perdido, fue a proponer a la reciente reunión magna de la OTAN en Lisboa (también puede escribirse: "fue a proponer a la reciente reunión de la mega OTAN en la hyper Lisboa") que el escudito ése (el antimisiles) lo compartan por zonas los occidentales y Rusia: si viene un misil hacia Europa via Rusia, pues Rusia lo derriba. Y si viene un misil a Rusia via Europa, pues que la OTAN o los estadounidenses lo derriben. La verdad, Medvedev en el cuarto de los juguetes es un niño ejemplar.
Ahora resulta que Rogozin está indignado porque a la propuesta de Medvedev nadie le hizo el menor caso, ni nadie se tomó en serio eso de "socios iguales". Rogozin considera que el desprecio occidental es sorprendente e incluso ilógico. Bueno, es que aquí está el problema: en buena lógica, nadie trata como igual a quien acaba de derrotar. En los eventos deportivos, por ejemplo, cuando uno no llega ni al tercer lugar, pues no se sube al podium. En la economía de mercado, cuando uno sufre pérdidas no pide a su competidor, el que le ganó la clientela, que le pague los costos. Es decir que los occidentales pecan de locos, no de tontos: los ganadores no tratan en pie de igualdad a los perdedores, los tan famosos "loosers". Rogozin considera que en Estados Unidos no les hacen caso a las propuestas rusas porque hay todavía "un partido de la Guerra Fría". ¿Rogozin añora a un Stalin y quiere que Estados Unidos liquide su "partido de la Guerra Fría"?
Medvedev no se queda atrás. Dijo en estos días que si no le hacen caso a la propuesta rusa de escudo antimisiles, volverá la carrera armamentista. Parece que no entiende qué está haciendo la OTAN en un gigantesco arco de bases militares que abarca casi toda Europa Oriental, Turquía, parte del Caúcaso, Afganistán y otros lugares de Asia Central. ¿No es carrera armamentista, ni lo es el gasto astronómico de Washington en proyectos militares a cual más chiflado?
Se dice ya que, de las cerca de 200 bombas atómicas estadounidenses que hay en Europa, serán "removidas" de Alemania, Bélgica y Holanda, pero llevadas...pues más al Este, a la base militar italiana de Aviano (por cierto: ¿Putin no tiene mejores amigos que Berlusconi, afecto a las orgías en Cerdeña y otros Wikilugares?). Que haya bombas nucleares en Italia es pasarse el Tratado de no Proliferación Nuclear por alto, o dejarlo tan chueco como la Torre de Pisa. ¿Rogozin o Medvedev tienen algo que decir al respecto? Europa, además, con un Plan Integrado de Sistema Energético, está buscando depender menos de los hidrocarburos rusos.
Pese a sus delirios de "Gran Potencia" (no fue éso lo que interesó al mundo de la Unión Soviética), Rusia es la perdedora y se espera que se comporte como tal: si es posible, renunciando por completo a sí misma, a su propia historia (cargándole los muertos de Hitler a Stalin, como hace Wikipedia) y a cualquier iniciativa que arroje ganancias y signifique pérdidas para otros, porque se está en el mercado y lo peor es que, habiendo renunciado a todo, Rogozin y señora y Medvedev y señora creen que, como en tiempos del socialismo, las cosas les tienen que salir gratis. Por ejemplo, que le dejen, gratis, a Rusia ser una "Gran Potencia". En mala hora crió el socialismo soviético tanto niño mimado. Y encima, tanto ingrato con quien los mimó a más no poder. Dos tipos de cuidado...
Rogozin, como nació en 1963 (dos años después de Obama y dos antes de Medvedev), tiene todos los cables cruzados, como se dice a veces coloquialmente. Rogozin quiere ver a una Rusia que sea una "Gran Potencia" y escribió sobre ello en un libro bastante difundido e intitulado "Enemigo del pueblo". En ese libro, el actual representante de Rusia ante la OTAN deplora el decaimiento ruso luego de la muerte de Stalin, por ejemplo, considerando desde luego a Stalin a un estadista que convirtió a "Rusia" (era la Unión Soviética) en una gran potencia. Rogozin podría cantarle a su país lo mismo que Rogozina le canta a Rogozin: "sé lo que quieres, sé lo que piensas, sé como te sientes". Ah, si Rusia se quedara para siempre...
Medvedev, igual de perdido, fue a proponer a la reciente reunión magna de la OTAN en Lisboa (también puede escribirse: "fue a proponer a la reciente reunión de la mega OTAN en la hyper Lisboa") que el escudito ése (el antimisiles) lo compartan por zonas los occidentales y Rusia: si viene un misil hacia Europa via Rusia, pues Rusia lo derriba. Y si viene un misil a Rusia via Europa, pues que la OTAN o los estadounidenses lo derriben. La verdad, Medvedev en el cuarto de los juguetes es un niño ejemplar.
Ahora resulta que Rogozin está indignado porque a la propuesta de Medvedev nadie le hizo el menor caso, ni nadie se tomó en serio eso de "socios iguales". Rogozin considera que el desprecio occidental es sorprendente e incluso ilógico. Bueno, es que aquí está el problema: en buena lógica, nadie trata como igual a quien acaba de derrotar. En los eventos deportivos, por ejemplo, cuando uno no llega ni al tercer lugar, pues no se sube al podium. En la economía de mercado, cuando uno sufre pérdidas no pide a su competidor, el que le ganó la clientela, que le pague los costos. Es decir que los occidentales pecan de locos, no de tontos: los ganadores no tratan en pie de igualdad a los perdedores, los tan famosos "loosers". Rogozin considera que en Estados Unidos no les hacen caso a las propuestas rusas porque hay todavía "un partido de la Guerra Fría". ¿Rogozin añora a un Stalin y quiere que Estados Unidos liquide su "partido de la Guerra Fría"?
Medvedev no se queda atrás. Dijo en estos días que si no le hacen caso a la propuesta rusa de escudo antimisiles, volverá la carrera armamentista. Parece que no entiende qué está haciendo la OTAN en un gigantesco arco de bases militares que abarca casi toda Europa Oriental, Turquía, parte del Caúcaso, Afganistán y otros lugares de Asia Central. ¿No es carrera armamentista, ni lo es el gasto astronómico de Washington en proyectos militares a cual más chiflado?
Se dice ya que, de las cerca de 200 bombas atómicas estadounidenses que hay en Europa, serán "removidas" de Alemania, Bélgica y Holanda, pero llevadas...pues más al Este, a la base militar italiana de Aviano (por cierto: ¿Putin no tiene mejores amigos que Berlusconi, afecto a las orgías en Cerdeña y otros Wikilugares?). Que haya bombas nucleares en Italia es pasarse el Tratado de no Proliferación Nuclear por alto, o dejarlo tan chueco como la Torre de Pisa. ¿Rogozin o Medvedev tienen algo que decir al respecto? Europa, además, con un Plan Integrado de Sistema Energético, está buscando depender menos de los hidrocarburos rusos.
Pese a sus delirios de "Gran Potencia" (no fue éso lo que interesó al mundo de la Unión Soviética), Rusia es la perdedora y se espera que se comporte como tal: si es posible, renunciando por completo a sí misma, a su propia historia (cargándole los muertos de Hitler a Stalin, como hace Wikipedia) y a cualquier iniciativa que arroje ganancias y signifique pérdidas para otros, porque se está en el mercado y lo peor es que, habiendo renunciado a todo, Rogozin y señora y Medvedev y señora creen que, como en tiempos del socialismo, las cosas les tienen que salir gratis. Por ejemplo, que le dejen, gratis, a Rusia ser una "Gran Potencia". En mala hora crió el socialismo soviético tanto niño mimado. Y encima, tanto ingrato con quien los mimó a más no poder. Dos tipos de cuidado...
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