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miércoles, 31 de enero de 2018

DAME UNA EME

Ahora, a la universidad le da por la política militante. Considera que debe ejercer un "liderazgo moral" aunque no esté respaldado en las funciones sustantivas universitarias, que no son las de "guiar" a la sociedad hacia ningún lado. Qué curioso: la universidad no manda a los estudiantes a las aulas, sino que los manda (!oficialmente!) a las calles, a manifestarse, a tomar parte en movimientos indígenas, por poner un ejemplo, y a hacer suyas las causas de las minorías y otras parecidas. El estudiante no está para estudiar, sino para hacer activismo para la sempiterna sociedad civil, hasta el día en que éste se cuela en el aula y se impone, arrumbando a la profesión y al profesionalismo en nombre de la "interdisciplina" (o "pluri", o "trans", o "multidisciplina"). El asunto es que el joven aprenda a transgredir los límites, a desinstitucionalizar, a no reconocer la frontera entre academia y "política", por lo demás de asamblea. El límite entre debate de ideas y política militante estaba establecido incluso estatutariamente, pero ya no parece importar.
     Dentro de este movimiento, en la universidad pública lo privado se hace público mientras la tecnocracia hace lo público privado vía consultorías y otros servicios expertos. La agenda activista llama a pensar incluso en masculinidades y feminidades. No es un llamado a estudiar el problema desde distintos puntos de vista, y con desacuerdos si los hubiere, sino a "hacer y deshacer el género", "habitar lo masculino y lo femenino de una manera o de otra", lo que "constituye un espacio plenamente político". ¿Las decisiones de cada quien en esta materia son políticas? Si fuera el caso, no deberían ser tomadas demasiado en consideración en una academia que no está para hacer política ni para ocuparse de la manera en que sus miembros habitan su cuerpo, si como hombre, mujer o "ninguna de las dos". Por lo demás, no hay lugar para discrepar: en lo "políticamente correcto" difícilmente se podría pedir que en nombre de la equidad de género se deje de una buena vez de dar preferencia a las mujeres, por ejemplo, aunque sea porque preferencia no es equidad, o que se prohíba la enseñanza (!) al menor de edad de que, así tenga un cuerpo de tal o cual forma, lo puede habitar como mejor le parezca, enseñanza que ya existe en algunos países. El activismo no debate: impone, muchas veces a gritos y en montón, y parece chantajear a una autoridad que en realidad no lo es o que termina por no serlo. Después de todo, para la tecnocracia es más fácil gestionar la repetición incesante, numérica, que algún debate de fondo que ponga en cuestión las directrices de organismos internacionales.

lunes, 29 de enero de 2018

UN POQUITO MAS DE DEMAGOGIA

La tecnocracia y el activismo ultraizquierdista coinciden en una cosa: poner la universidad al servicio de intereses foráneos y particulares, en   nombre de algo tan vago como "lo que la sociedad reclama". Esta "sociedad", al parecer, no tiene nada que aprender de la universidad (¿y por qué no, por cierto?¿para qué mandar entonces a los estudiantes a aprender, o es que van a otra cosa?), lo que ha llevado a más de un universitario a tener la certeza de que, después de todo, no tiene tampoco nada que enseñar. El asunto es puramente unilateral y la universidad tecnócrata está al servicio de la agenda -como se le dice- de organismos internacionales y del partido mediático, como lo llamara hace poco Andrés Mora Ramírez en el portal "Con nuestra América" (al referirse a él junto al partido judicial). Dicho sea de paso, los maestros ya pueden ir a la universidad para aprender de los estudiantes y ser "siempre jóvenes"; después de todo, "los jóvenes" son un buen nicho de consumo y se los puede timar dos veces, una por el trabajo, muy precario (si lo tienen) y una segunda por el mismo consumo. La demagogia en boga sobre "los jóvenes" bien vale la pena. Hay que seducirlos.
     Mientras la universidad tecnocrática se ocupa de vender (de ver "qué le vende a la sociedad", llamándolo "oferta académica"), la ultraizquierda refrenda posturas como las de Emir Sader: no es que las clases populares deban tener acceso a la universidad para aprender una profesión, sino que los universitarios, venciendo "las trampas del academicismo" (otra vez el desdén del intelectual por la academia), deben casi casi "salir de la universidad" para aprender de los procesos políticos. Aquí está el intelectual: "nunca como ahora -dice Sader- las entidades del pensamiento crítico requieren liderazgos políticos e intelectuales fuertes, que no dejen de pronunciarse sobre los grandes temas del mundo actual y, en particular, de América Latina". "El pensamiento crítico, según Sader, tiene que reactivarse y colocarse al servicio de la izquierda, haciendo las lecturas políticas correctas del periodo actual en escala mundial y que ayuden a la izquierda a redefinirse y reubicarse". Estamos a una distancia cada vez mayor de la academia: ¿qué debe hacer un académico? Pues resulta que política, estar siempre "en la grande". con mucha "visibilidad". La tecnocracia (que no es burocracia), que sabe cómo "recuperar" casi todas las críticas, siempre ofrecerá el modo de que la vedette no deje de pronunciarse acerca de todo y nada. No hay demagogia hacia los jóvenes sin una buena dosis de "llamamiento moral", pues para vender algo hay que anunciarlo, al menos en las ciencias sociales. Lo demás es un aburrido funcionariado que sólo practican quienes tienen vocación de monje o monjita.

viernes, 26 de enero de 2018

LA ESCUELA DEL ESPARCIMIENTO

Entre los docentes, en algunos países hay cierta exasperación con el desmantelamiento de las funciones sustantivas de la escuela. Es así que, a propósito de un libro suyo reciente, la profesora francesa Barbara Lefebvre constata que ha aparecido una nueva generación que complica aún más las cosas: la generación "yo tengo derecho...".
     "Se trata a la vez -explica- de una generación de alumnos y de padres que consideran que sus derechos individuales están por encima del interés general. Se glorifican las identidades particulares en detrimento del bien común. Este individualismo le hace el juego a dos corrientes: por una parte, (...) al culto al dinero;  por otra parte, al comunitarismo, según el cual uno estaría determinado por una identidad de nacimiento a preservar a como dé lugar". Tal vez no esté reñido, efectivamente, si al dinero le gusta comprarse árboles genealógicos.
     "La escuela ha perdido el sentido de su misión, considera Lefebvre. Con el principio supuestamente progresista de que hay que ponerse a merced de los infantes, se ha mantenido a un gran número de alumnos detrás de un abismo que se ha vuelto prácticamente infranqueable. (...)". La cultura ya no integra porque ya no se comprende ni la lengua. "La explosión de las redes sociales -dice la autora- ha acentuado la dominación del 'yo' omnipotente, que piensa prevalecer sobre el nosotros. Desde los años 2000 se sentía en los alumnos un no consentimiento a la autoridad. Esto se ha exacerbado desde hace cinco o seis años...".
     Para Lefebvre, "cuando se pone el 'yo' por delante, cuando la única cosa que cuenta es la satisfacción de sus deseos y sus antojos, se crea una relación extremadamente violenta con los demás. El otro se vuelve un objeto. De ahí el hostigamiento, el sexismo, y los pequeños jefecillos que hacen su ley...". A fuerza de considerarlo todo para los niños y los jóvenes, convertidos en reyes, estos tienen derechos y ninguna obligación. Para Lefebvre, la escuela no debiera ser considerada un lugar de esparcimiento de los niños; es un lugar de instrucción del alumno y el futuro ciudadano, pero quedaría por saber, agreguemos, si ésto es del interés de quienes rigen a nivel internacional la orientación de la educación...y de los padres (¿y algunos otros docentes?) que no toman en serio la escuela porque consideran que su ideal se ha desgastado. ¿A aprender de la crisis de la escuela, entonces? No, a divertirse y distraerse, y a tomarse lo demás por algo sumamente aburrido, monótono.

miércoles, 24 de enero de 2018

LA ESCUELA RUSA SE MODERNIZA

La escuela rusa se está modernizando. En la periferia de Ulán Udé, república de Buriatia (dentro de la Federación Rusa), entraron a clase estudiantes armados con un hacha y arrojaron al aula un cóctel Molotov, hiriendo a cinco compañeros y un docente. Poco antes, en Perm, dos menores atacaron a sus compañeros a cuchilladas e hirieron a un docente, dejando a tres heridos graves y un total de 15 víctimas. En la región de Chelyabinsk, un alumno atacó a otro a cuchilladas.
      Para Yuri Krupnov, presidente del Consejo de Supervisión del Instituto de Demografía, Migración y Desarrollo Regional, los hechos descritos obedecen a la crisis de la escuela: "desorganizamos el sistema de educación soviético y humillamos a los profesores muy seriamente, dice, en 30 años introdujimos sólo algunas pseudoreformas sin sentido, en gran parte anuladas por las metodologías del mismo Banco Mundial. Hemos demostrado muchas veces en la televisión que el maestro no significa nada, y humillado al maestro en términos públicos, diciendo cómo pueden ser condenados, que todos son 'viejos, estúpidos, ineptos', etcétera. ¿Y qué es lo que queremos?". El segundo punto es que hay muchas familias incompletas, y el tercero, que "los ascensores absolutamente verticales y sociales están completamente cerrados (ya es trivial): los niños no tienen idea de que una buena educación y, en general, el celo en la educación, la buena disciplina, en última instancia, conducen al éxito en la vida. El éxito en la vida está determinado por el estatus de bienes sociales y bienes financieros, determinados por la suerte, la astucia, la destreza, la arrogancia, y no la oportunidad de avanzar con su talento y trabajo, educación, conocimiento." Algo habría que hacer por el estatus del maestro y por la escuela como instrumento para la transformación del país, pero "francamente, dice Krupnov, no está claro con quién debatir esto en el gobierno". Si la modernización prosigue, es posible que las escuelas con problemas contraten una batería de psicólogos e instalen detectores de metales, sin mover un dedo para revalorizar la profesión docente y el conocimiento en la sociedad.

lunes, 22 de enero de 2018

QUIETOS TODOS

Hace poco tiempo, el mandatario ruso, Vladimir Putin, comparó al comunismo con la religión. No es la primera vez que el presidente de la Federación Rusa hace algo así: ya había comparado el Código del constructor del comunismo (que data de 1961) con la Biblia. "Libertad, igualdad, hermandad, justicia: todo está establecido en las Sagradas Escrituras, todo está allí", afirmó Putin, para agregar que la Unión Soviética no fue original y que los comunistas "simplemente adaptaron a su ideología lo que la Humanidad había inventado hace mucho tiempo". Por su parte, el líder comunista Guennadi Ziugánov llegó a comparar el Código con el Sermón de la montaña. Es falso: el mismo Código establece que todo el mundo debe preocuparse "por la preservación y el crecimiento del dominio público", y tener un "alto sentido del deber público y de intolerancia hacia el desinterés público". El Código establece igualmente una "actitud intransigente ante la injusticia, el parasitismo, la deshonestidad, el arribismo y la especulación" y "la solidaridad fraterna con los trabajadores de todos los países". El Código no es especialmente amoroso (prefiere algo así como "el derecho al respeto ajeno"), no es "para todos los Hombres" y el énfasis en el dominio público lo vuelve algo así como un contrato social. La Biblia, a su vez, no pregona el internacionalismo proletario, por ejemplo.
     "El hecho de que la Iglesia alzó las banderas de estas verdades no significa que comenzó a defender las ideas de igualdad y fraternidad, por el contrario, comenzó a servir a la clase gobernante y se apartó de estas verdades -dice el historiador Alexander Pyzhikov. (...) Antes de la revolución -considera - apoyó a la clase explotadora, es decir, al estrato gobernante que parasitaba al pueblo, y por lo tanto la relación con las masas populares fue más bien negativa, la gente entendía muy bien el orden social en el que se consumía, sobrevivía, y un puñado de elitistas tenía todos los beneficios, en un procedimiento santificado por la Iglesia".
      Siempre en el portal Nakanune.ru, el historiador Igor Pykhalov recordó recientemente: "la idea del cristianismo es que la justicia más alta sólo es posible después de la muerte, y el comunista insiste en que, mientras vivan, los comunistas construirán un reino de justicia aquí en la Tierra (....) En otras palabras, es normal que un cristiano no sea libre, al ser esclavo de Dios, y de cualquier autoridad de Dios (...) Tal esclavo no debe luchar por la justicia social, debe mostrar humildad y será recompensado en el cielo. En teoría, es algo inaceptable para los comunistas".
     En estas circunstancias, la comparación de comunismo y religión -o de comunistas y religiosos- no sería más que el síntoma de un despiste y un llamado a aceptar las cosas tal y como son, a nombre de la "reconciliación": de lo contrario, la fe podría servir de pretexto para que unos "explotadores" -violentos, "llenos de odio y de rencor"- tomen el lugar de otros, y cualquiera que aspire a un mundo mejor aquí en la Tierra sería "un falso profeta", un sacerdote de clóset o un ingenuo incurable. ¿Para qué cambiar algo si todo ha estado desde siempre en las Sagradas Escrituras?

viernes, 19 de enero de 2018

RUSIA: NO HAY "VICTORIA DE GRAN POTENCIA"

A pesar de tener buenos indicadores macroeconómicos generales, Rusia atraviesa por una difícil situación social, de tal modo que no puede ser un ejemplo para nadie en un muy hipotético mundo multipolar.
     En las regiones tradicionales de Rusia, la demografía ha vuelto a plantear problemas, ya que la población empezó nuevamente a declinar y la tasa de mortalidad es 1,5 veces mayor que la de natalidad. La participación de los rusos en la población de la Federación Rusa cayó del 81,3 % en 1989 al 75 % en 2016.
     Los ingresos reales del grueso de la población han disminuido desde 2014 y más de 20 millones de rusos están por debajo de la línea de pobreza (la Federación Rusa tiene poco más de 144 millones de habitantes y Naciones Unidas estima que la población rusa podría caer a 116 millones en el año 2025). El 40 % de los rusos tiene sólo dinero suficiente para la comida y 15 % no tiene ni para la comida. La "solución" ha sido endeudarse: casi el 60 % de los rusos tiene un préstamo bancario pendiente (en 2009 era menos, el 26 % de los rusos). El 21 % de los gastos de los rusos es dinero prestado de instituciones de crédito.
     Mientras tanto, los oligarcas siguen ganando. Un 60 % de la riqueza rusa pertenece a los millonarios en dólares y un 30 % a los multimillonarios. El 1 % de los ricos dispone de nueve décimas partes de la riqueza nacional del país. La salida de capitales continúa (en 2017 se fueron al extranjero 30 mil millones de rublos, tres veces más que en 2016).
     En medio de esta situación, se reduce el gasto presupuestal en política social, vivienda y servicios comunales, medicina, educación, cultura y educación física y deportes.
     La participación del capital extranjero en la economía rusa es excesiva: en áreas clave de la economía, oscila entre el 40 % y el 95 %.
     Pese a la recuperación, por dinámica de innovación la industria rusa está 4-5 veces detrás de los principales países industrializados. La situación de las pequeñas y medianas empresas es difícil (en 2017, tres mil suspendieron sus actividades). Pese a la "sustitución de importaciones", se importa mucho. En la farmaceútica, por ejemplo, más del 80 % de los medicamentos que se venden en farmacias o se importan, o se producen utilizando componentes importados. Rusia es un gran exportador de granos, pero es el primer importador mundial de productos pecuarios. Rusia produce menos carne y casi la mitad menos de leche que en la época soviética.
     El PIB (producto interno bruto) por habitante (per cápita) de Rusia es menor que el de Finlandia (4,6 veces), España (2,9 veces), Chipre (2,5 veces) y que los de Estonia, Lituania, Letonia, República Checa, Eslovaquia, Eslovenia, Polonia, Croacia, Kazajstán, etcétera. Las pensiones son más bajas que en países pobres como Serbia y Montenegro. De acuerdo con el portal Sovross.ru, en calidad de vida y esperanza de vida la Federación Rusa está al nivel de 1960. En un cuarto de siglo, el PIB de la "nueva Rusia" de la que se jacta el oficialismo no ha alcanzado ni siquiera el nivel del PIB de la República Socialista Federativa Soviética de Rusia (dentro de la Unión Soviética)  en 1989. Rusia llegó a acercarse al nivel de 1990 apenas en 2012, pasados 22 años. La participación de Rusia en el PIB mundial cayó de 9 % en 1990 a 3 % en la actualidad. Con este porcentaje, no queda claro cómo podría Rusia influir en la distribución de la riqueza internacional. De la misma manera en que muchos occidentales se apresuraron a vaticinar la decadencia definitiva de Rusia, otros cantan la "victoria de la nueva gran potencia" demasiado rápido.

miércoles, 17 de enero de 2018

UNA RAPIDA RECUPERACION RUSA

En general, en lo que suele llamarse "lo macro", Rusia salió bien librada de las sanciones occidentales, que no tuvieron el efecto esperado.
Rusia se convirtió en una potencia productora de alimentos: es el exportador número uno a nivel internacional.
Luego de estar en recesión, la industria también se recuperó, con base en la industria mecánica, ligada al crecimiento de la demanda en la minería y a los hidrocarburos. Rusia pudo asimismo dar paso a una renovación importante de su parque ferroviario (aumento considerable de la producción de vagones de carga y para viajeros). Crecieron sectores como equipos de radio, aviación, industria aeroespacial, farmaceútica y construcción de maquinaria pesada. Gracias a la caída de las importaciones, las empresas textiles tuvieron ventaja competitiva en el mercado nacional. También se recuperó el comercio, en especial al por menor.
Desde 2016, Rusia consiguió que su moneda dependiera menos del petróleo. Adoptó una regla presupuestaria para la compra de divisas extranjeras a cuenta de los ingresos adicionales acumulados al estar el precio del petróleo por encima de 40 dólares el barril. Hace dos años, según datos de Hedelberto López Blanch en el portal Rebelión, la correlación entre rublo y petróleo era de 80 %; ha disminuido hasta el 30 %. Por otra parte, Rusia introducirá bonos en yuanes (moneda china) en el mercado nacional, para los inversores chinos.
El éxito "macro" en la recuperación de la economía rusa se suma a los logros en la defensa, que prácticamente dejaron sin "argumento bélico" a Occidente. Es difícil pensar que Rusia haya logrado recuperarse así sin tener un potencial previo, así estuviera maltrecho.

lunes, 15 de enero de 2018

....Y LA CIENCIA ECUATORIANA

El historiador ecuatoriano Juan J. Paz y Miño lamentaba recientemente en el periódico El telégrafo que, pese a las reformas positivas a la educación superior durante las administraciones de Rafael Correa en el Ecuador, se hayan impuesto en la evaluación "normas de calidad" que poco tienen que ver con la educación misma: "se aceptó, sin crítica, dice, el sistema de 'control de calidad' (...) que nació en la postguerra mundial para armas y productos, y que el neoliberalismo pedagógico lo extendió a la educación. (...) Hoy, la burocratización, los controles, el papeleo, la acumulación de actividades administrativas, la metodología de evaluación institucional, etc, han pasado a ser frenos para el mejor progreso universitario".
     "En materia de investigación -agregó Paz y Miño en un segundo texto- subsisten varios dogmas. El mayor ocurre en el campo de las ciencias sociales. La moda intelectual de medir sus avances por el número de artículos publicados en revistas indexadas (que, en muchos casos, son verdaderos negocios) afecta a las ciencias sociales latinoamericanas. Pero su impacto no está en los journals, sino en la legitimidad e influencia que los libros y artículos alcanzan en la sociedad, la educación, la cultura y la política. Las ciencias sociales no pueden tener el mismo tratamiento que tienen las ciencias médicas o las naturales. No se descartan las revistas especializadas, que pueden ser interesantes por las temáticas concretas.".
     Ante la burocratización, Paz y Miño señaló: "de persistir esta situación, (...) la docencia y la investigación, que son el eje de la actividad de los profesores universitarios, no tendrán perspectivas de desarrollo y progreso, a pesar de las líricas declaraciones sobre la necesidad de la ciencia, de la innovación o de la producción académica".
     Bajo la actual presidencia de Lenín Moreno, el asunto no parece muy lírico. El mismo mandatario Moreno aconseja a los estudiantes no estudiar, sino encontrar el modo de disfrutar una edad que es supuestamente para divertirse en grande. ¿Cómo? Según Moreno, yendo a discotecas (pidió una para la ciudad del conocimiento Yachay), al cine porno XXX y a ligar prostitutas en los parques. Habrá que encontrar discotecas de excelencia, cine porno indexado y prostitutas con nombre de usuario y contraseña. Para que docentes e investigadores puedan acompañar esta actividad "de campo" con la seguridad de poder hacerla valer en los curriculums.

viernes, 12 de enero de 2018

ESPAÑA: LA CIENCIA AMILANADA

Miguel Delibes de Castro, miembro de la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, escribió hace poco en el cotidiano español El País sobre el estado de la ciencia en España. "Hacer ciencia -dijo el autor- requiere entusiasmo (individual y colectivo), atrevimiento, dosis de autoconfianza, libertad de pensamiento, capacidad de arriesgar; ha de haber hueco para el error, para llevar la contraria, para discutir la autoridad sin temor". No es el estado de ánimo imperante en la ciencia española, que sufre de falta de fondos, aunque tal vez no sea el problema principal. La plantilla de investigadores ha envejecido (la edad media de los investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas-CSIC es de 53 años), los investigadores de entre 30  y 50 años no investigan o se han ido al exterior, y "además, se agudiza el problema de la burocratización de la gestión".
     "Las normas que parecían razonables cuando el aparato administrativo para gestionar la ciencia se estructuró en España han ido complicándose y anquilosándose progresivamente, hasta convertirse en un dislate y una auténtica tortura, escribe Delibes. No es raro que científicos consagrados reconozcan que dedican a la gestión cerca de la mitad, o incluso más, de su tiempo. Si a ello sumamos el 100 % de tiempo que le dedican los gestores y auditores de la actividad científica, llegaremos a la conclusión de que se trabaja mucho más para administrar la ciencia que para practicarla". ¿Y qué se administra tanto si se practica tan poco?
     "Me temo que en la ciencia española de hoy, agrega el autor, (...) predominan el conformismo, el pánico a equivocarse, el miedo a disgustar a los que mandan (...) Nadie quiere asumir riesgos que puedan perturbar al superior (...)Ese caldo de cultivo difícilmente casa con la práctica científica a nivel internacional. Más bien conduce a la introversión, la rutina, el individualismo, la endogamia nunca superada, la mediocridad...".
     Al poco tiempo, Borja Sánchez, del CSIC, escribió también en El País: "¿Dónde ha quedado la política científica?". Probablemente no la hay porque, al decir de este autor, para las autoridades la ciencia es más un gasto que una inversión y "toda reivindicación científica ha desaparecido de la agenda política". Así, agreguemos, se administra sin una orientación clara más de lo que se practica: se gestiona sin política, y se gestiona cada vez más en el vacío.

miércoles, 10 de enero de 2018

LA CIENCIA RUSA MORIBUNDA

En el año 2016, más de 200 grandes científicos de la Federación Rusa le escribieron una carta abierta (Carta-200) al presidente ruso, Vladimir Putin, alertando sobre la crítica situación de la ciencia en ese país. Más tarde, hubo una carta de 400 científicos. No hubo respuesta. Rusia ha perdido a un millón 500 mil científicos dispersos en el exterior desde la desaparición de la Unión Soviética. Pero la crítica de los 200 se refería a otra cosa: en particular, a la "absurda burocratización de la gestión científica" (en palabras del portal Sovross.ru) por parte de la Agencia Federal de Organizaciones Científicas, por encima de la Academia Rusa de Ciencias.
     "Las organizaciones científicas -escribió Sovross.ru- intentan adjuntar (...) reglas obviamente inaplicables de las instituciones presupuestarias ordinarias, ignorando por completo la naturaleza creativa y exploratoria del trabajo de los investigadores. Los científicos deben 'planificar' cuántos descubrimientos van a hacer, cuántos artículos y en qué revistas publicarán  en los próximos años. Tal planificación es imposible en principio, y los requisitos correspondientes sólo conducen al fraude y al engaño. Lo mismo se aplica al ridículo cálculo de las horas-norma para la producción de productos científicos, lo que equivale a un ajuste febril para los indicadores requeridos. La cantidad de informes y planes sin sentido se ha multiplicado muchas veces. Las últimas innovaciones (...) vinculan el crecimiento planificado en la financiación de institutos (...) en los años siguientes con el requisito absurdo de un aumento proporcional en el número de publicaciones. En realidad, se ha creado un sistema engorroso e inoperante para la gestión de la ciencia. Todo el estilo y los métodos de trabajo de la Agencia Federal apuntan objetivamente a la destrucción de la ciencia como tal, por no mencionar la atmósfera creativa necesaria para el trabajo científico". El hecho de que se aplique un criterio de "institución presupuestaria ordinaria" supone en la contabilidad la no diferenciación entre una mercancía o un servicio y un descubrimiento científico que debe cuajar así en "productos", de tal modo que el presupuesto para los burócratas -amparado en estadísticas- siga circulando (para éstos).
     La propuesta de los 200 ha sido el retorno de los institutos y la ciencia académica a la jurisdicción de la Academia Rusa de Ciencias, lejos de la jurisdicción del Ministerio de Educación y Ciencia; el aumento y la reorientación de los fondos para la ciencia (ya que han disminuido los fondos para la Academia); la recreación de los estudios científicos de posgrado y otras medidas para evitar gestionar "un ciencia fundamental moribunda", según Sovross.ru.

lunes, 8 de enero de 2018

HACIA LAS ELECCIONES PRESIDENCIALES RUSAS

Por primera vez en muchos años, el Partido Comunista de la Federación Rusa (KPRF, por sus siglas en ruso) no presentará en las elecciones presidenciales (en las cuales despunta desde ya el hoy presidente Vladimir Putin como casi seguro ganador) a su eterno candidato, Guennadi Ziugánov, sino a uno más joven, el agro-empresario Pavel Grudinin, cercano a posiciones socialdemócratas. El KPRF es la primera fuerza de oposición en Rusia, aunque normalmente bastante abajo de la formación oficialista, Rusia Unida (aunque Putin se presenta esta vez como independiente).
     El programa del KPRF se llama "10 pasos hacia una vida digna", e incluye lo siguiente:
-nacionalización de bancos clave, electricidad, ferrocarriles, sistemas de comunicación, industrias de la defensa. De un modo general, los comunistas ven con preocupación los niveles de inversión extranjera en la Federación Rusa.
-retirar al Banco Central de la Federación Rusa de la influencia de la Reserva Federal estadounidense, y sacar a Rusia de la OMC (Organización Mundial de Comercio).
-creación de una industria moderna poderosa y basada en la alta tecnología (microelectrónica, robótica, máquinas-herramienta).
-apostar por la producción agrícola a gran escala, rubro en el que a la Federación Rusa le va desde ya muy bien (pese al grave despoblamiento de las aldeas) y que ha tenido un efecto positivo en el nuevo empuje industrial.
-apoyo crediticio para el desarrollo de infraestructura.
-eliminación del impuesto al valor agregado (IVA), del impuesto a la propiedad y a la tierra de asentamiento, y creación de un impuesto sobre la ganancia.
-7 % del PIB (producto interno bruto) a ciencia, educación y salud. Actualmente la ciencia y la educación rusas están pasando por una mala etapa.
-lucha contra la corrupción (40 % de los rusos ha dado un soborno alguna vez en su vida, aunque 60 %, nunca).
-apoyo a la cultura, que también está pasando por un mal momento. Apoyo al deporte.
A grandes rasgos, este programa de desmarca de la economía y la sociedad "extractivistas" que la Federación Rusa ha tenido hasta hace poco, por el auge de los precios del petróleo que terminó súbitamente y a cuyo fin se sumaron las sanciones occidentales, que no dan visos de tener un término. Aunque no gane en las elecciones para presidente, el KPRF puede influir en las decisiones que tome el independiente Putin

viernes, 5 de enero de 2018

LOS NOVIOS DE LA MUERTE

Para muchos medios de comunicación masiva, sobre todo desde la primera contienda del Golfo Pérsico, la guerra es a la vez un negocio, rating, y un espectáculo que se vende como muchos otros. A cada rato se anuncia la gran catástrofe, incluso entre las conocidas agencias de noticias rusas Sputnik y RT. El fin de una guerra, así sea temporal, como en Siria, no conmueve mucho. ¿Qué sucede por lo demás entre muchos habitantes del planeta, informados por los medios, para que crean en cada guerra que se anuncia a la vuelta de la esquina? Como cualquier espectáculo, la guerra parece ofrecer salir de una cotidianeidad sin mucho sentido, con la que no se sabe bien qué hacer.
     Sigmund Freud explicaba alguna vez así la atmósfera anímica que envolvía a la guerra de 1914-1918: "es evidente, decía, que la guerra debía eliminar (el) modo convencional de considerar la muerte. Hoy la muerte ya no se puede negar, estamos obligados a creer en ella. Los hombres mueren de verdad, y ya no uno por vez, sino en gran número, a menudo por decenas de millares cada día. Ya no es más algo casual (...) Y la vida de nuevo se ha vuelto interesante y ha recuperado todo su contenido".
     Marianne Weber, esposa de Max Weber, escribe al comienzo de la primera Guerra Mundial: "!Qué maravillosos son estos primeros meses! La entera vida interior sigue líneas simples, grandes y comunitarias. Desaparece todo lo que carece de importancia. Cada uno tiene buena voluntad. Cada jornada trae laboriosidad y tensión. El personal se eleva a superpersonal: es el punto más alto de la existencia". Esta vivencia "quiebra los límites del yo, (...)(y) cada uno, dice siempre Marianne Weber, se convierte en una sola sangre y un solo cuerpo con los otros, todos unidos en fraternidad, prontos a anular el propio yo en el servicio". Si bien hoy no es exactamente así, muchos se compran el espectáculo de la guerra -y otros lo venden- para hacer algo de una cotidianeidad en la que imperan la indiferencia, la competencia de unos contra otros, el tedio, la falta de solidaridad, la sensación de que "algo" se ha perdido y que al mismo tiempo lo extraviado es "todo lo que carece de importancia", por lo que se menosprecia. Quieren el espectáculo de la guerra quienes son los tullidos emocionales en la paz. Creen sólo dentro del espectáculo, no fuera de él, algo que decía Stefan Zweig en Viena, capital austríaca, al estallar las hostilidades de 1914-1918: "cada individuo era llamado a arrojar en la gran masa ardiente su yo pequeño y mezquino para purificarse de todo egoísmo (...) Cada individuo asistía a una ampliación de su propio yo, es decir, ya no era una persona aislada sino que se sabía inserto en la masa, formaba parte del pueblo, y su persona insignificante había adquirido una razón de ser". !Al grado de decir: "!la vida se ha vuelto de nuevo interesante y ha recuperado todo su contenido!".

miércoles, 3 de enero de 2018

¿PUEDE EU TOPAR CON PARED?

La Estrategia de Seguridad Nacional de Estados Unidos, dada a conocer hace poco por el mandatario de ese país, Donald Trump, se antoja mucho menos belicosa que otras estrategias del pasado, y está enfocada ante todo a la economía, más que a las dimensiones política y militar. Por primera vez en mucho tiempo, Estados Unidos ha renunciado en el papel a verse a sí mismo como la potencia por encima de todo el mundo, aunque no renuncie, textualmente, a "impulsar la influencia estadounidense". No hay excepcionalismo ni reivindicación de la "nación indispensable", ni tampoco confusión entre "global" y "estadounidense". En efecto, la nueva Estrategia habla de defender valores e intereses estadounidenses, no globales. En el pasado, los primeros se hacían pasar por los segundos, y medio mundo -en particular entre los vasallos, como los llamó el extinto "halcón" Zbigniew Brzezinski- se creía "cosmopolita" adoptando en realidad los valores estadounidenses. No es lo mismo ser "ciudadano del mundo" que de Estados Unidos.
     La nueva Estrategia desliza algo curioso: "reconstruiremos la fortaleza militar estadounidense para asegurar que no haya otra mayor". Algo no va. Y podría haber alguna fuerza mayor a la estadounidense.
     Hay desafíos designados: los terroristas yihadistas, las organizaciones delictivas transnacionales (en particular de narcotraficantes) y "dictadores regionales que propagan el terror, amenazan a sus vecinos y procuran obtener armas de destrucción masiva" (¿Norcorea e Irán?). Pero además, la Estrategia deja de lado la engañifa de que Estados Unidos no trae nada con China y Rusia. Se trata ahora de "potencias revisionistas (...) que utilizan la tecnología, la propaganda y la coerción para imponer un mundo que representa la antítesis de nuestros intereses y valores" (se entiende que estadounidenses). No se trata de potencias que estén desafiando a "la comunidad mundial" ni nada por el estilo, sino de una contradicción (¿hasta dónde?) entre valores e intereses nacionales.
     La Estrategia deja de hablar por los demás, por el mundo entero, para hablar por Estados Unidos, con un dejo defensivo más que de ofensiva. Falta -y no es cosa menor- que todos los intereses creados en las últimas tres décadas y que el complejo militar-industrial se den cuenta de que la superpotencia de la Guerra Fría está topándose con ciertos límites

martes, 2 de enero de 2018

¿ES POSIBLE LA PAZ?

Con la excepción de Yemen, el mundo actual se encuentra prácticamente libre de conflictos bélicos graves y es infinitamente más pacífico de lo que fue en el siglo XX. Como lo ha hecho notar el estudioso italiano Domenico Losurdo en un texto reciente (Un mundo sin guerras), el grado de adelanto tecnológico y político ha desnaturalizado e historizado la guerra: no se trata de una "calamidad natural". El peor de los llamados "escenarios" sería la autoaniquilación artificial de la Humanidad mediante un conflicto nuclear, pero también se ha alejado la posibilidad de que se generalice este potencial conflicto por "destrucción mutua asegurada".
     Para Losurdo, no se trata de que se llegue al fin de las guerras por el triunfo de la sociedad civil sobre Estados artificiales. Dicho de otro modo, no se trata de hacer realidad el sueño de Imagine, la canción de John Lennon, con un mundo sin ninguna clase de fronteras.
     El asunto es otro: las guerras y las paces subsecuentes han sido por la voluntad imperialista de algunas potencias (pax napoleónica, de la Santa Alianza, británica, americana...). No habría que preguntarse quién tomará el relevo en la hegemonía o supremacía, a como dé lugar, sino por la universalidad del Hombre, de tal modo que nadie se crea por encima de los demás, sus semejantes.
     De 1989-1991 a la fecha, prácticamente todos los conflictos bélicos han estallado por causa de Estados Unidos y sus "aliados" y "socios", quienes se han convertido en representantes de la supuesta superioridad del Bien, humanitario, convirtiendo casi en "burocratismo legalitario" -parafraseando a Losurdo- cualquier intento por hacer respetar el derecho internacional. Washington y sus acólitos se han impuesto con la "responsabilidad de proteger" como coartada y con un poco disimulado alarde de superioridad. Detrás de los nobles sentimientos está el "excepcionalismo" de la "nación indispensable" que juzga y decide, con total falta de democracia, en qué lugar, cómo y cuándo hay que hacer valer la fuerza de las armas para "mantener la paz". En suma, la paz equivaldría a extender una nueva pax americana. Si esta visión prevaleciera, el periodo muy pacífico por el que atraviesa la Humanidad sería siempre frágil, a menos que Estados Unidos se vea orillado -como ocurrió hasta ahora en Siria- a toparse con sus propios límites una y otra vez. ¿Es posible que así sea?

¿QUIÉN APAGA LA LUZ?

 Como lo señalara Donald J. Trump, candidato estadounidense a la presidencia, Rusia es una formidable maquinaria de guerra: si la apuesta de...