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lunes, 28 de noviembre de 2022

AQUÍ SE VALE DE TODO

 El tirano mexicano Porfirio Díaz (era más propiamente un tirano que un dictador) utilizó el pretexto de "injurias contra el presidente" para encarcelar en su momento al opositor Francisco I. Madero. Esto lo recordaba hace poco la señora de López Obrador, actual mandatario de México. Señora intocable, por cierto, para la oposición.

     López Obrador lo dijo en su más reciente celebración, otra vez como activista y no considerando mayormente su investidura, y es cierto: México es un "país de libertades" y entre ellas está garantizada la de "disentir". Vamos, hay libertad de casi cualquier cosa, hasta para la transgresión. Tan es así que la señora declaró a través de un tuit que "las ofensas al presidente son parte de la tolerancia y la pluralidad gubernamental".

     En la actualidad son tales las libertades que se puede decir cualquier cosa sin siquiera responder por lo dicho, que está hecho para "impactar" y no para ser respaldado por hechos o para asumir consecuencias. Es uno de los grandísimos logros de los medios de comunicación masiva. Una ofensa es algo fuerte: tiene una connotación de insulto, injuria, daño y, lo que es más, humillación. Pero ahora "perdonamos a quienes nos ofenden", en un país donde la gente con dinero y poder no duda de nuevo en humillar al que es considerado inferior, lo que antes se manejaba con cierto cuidado para "no despertar al México bronco". Gracias a que éste despertó hace rato, al parecer se vale ofender y se debe tolerar, aunque la señora habló por su espíritu sesentaiochero y no por su esposo, quien alguna vez en el sexenio salió a defenderla de una de las raras ofensas de las que fue objeto. Por lo demás, en la ofensa se descalifica, lo que cierra la puerta a cualquier debate. En suma: la señora escritora e investigadora desconoce el significado de lo que dice, puesto que implica que al ofender se cancele el debate que en principio es propio de una democracia, al menos que no sea más que una "conversación pública", es de esperar que no al estilo del programa radial "La corneta". Lo que quiso hacer la señora es darse aires de gran demócrata, sin importar el contenido de lo dicho. La cosa es impresionar, crear impresión.

     Y es que impresionar es lo que predomina cuando mandan los medios de comunicación masiva. No se escapa López Obrador: el AIFA (Aeropuerto Internacional Felipe Angeles) es "el mejor aeropuerto del mundo" , el Tren Maya es "el tren más largo del mundo" y el programa "Sembrando Vida" es el proyecto contra la desforestación "más grande del mundo". Cosa del "humanismo mexicano" -que no se tratará de entender-, ahora se habla como gringo: todo es "mega", "súper" y friki, un asunto "monstruo", de la misma manera en que la oposición y sus medios tratan de demostrar que México está "peor que nunca" y ante una corrupción si no igual, entonces "peor que antes": López Obrador es un mega-súper-friki-autoritario, un sediento "monstruo de poder", adornado como "seráfico doberman" o como "sicofante". El contenido es lo de menos: hay que "impresionar". Algunos hablan de tal manera que parecen ya no poder salir de la fuerte impresión que tienen de sí mismos: Carlos Loret de Mola sin reparar en que casi da chillidos, o Jorge Ramos arrastrado por su ritmo de AK-47 verbal, al grado que las palabras se enciman unas con otras hasta irse tropezando; Fernando del Rincón es el típico que cree que en los ojos claros está inscrita una licencia para la prepotencia y hablar desde el Olimpo. !Qué impresionante! Se vale difamar, calumniar, etcétera, sin responder por nada: al fin y al cabo, como lo quiere la señora, se está en la tolerancia. Hace tiempo, el marido entendía cierta diferencia: tolerar puede ser válido si está incluido el respeto, pero ya se olvidó que "la forma es fondo", y se envidia al gringo en su aspecto desvergonzado. Defenderse de un sinverguenza es "ser autoritario".

     Como de lo que va es de estilo de Estado Libre Asociado, a la desverguenza se suma algo más bien asimilado del exterior: la "negligencia benigna", parte curiosa del nuevo estilo del "humanismo mexicano" en algunas dependencias. "Di lo que quieras, no puedes hacer nada", así que, en serio, sigue discurriendo, más en una sociedad que, así esté americanizada, sigue creyendo en el carácter mágico de la verborrea. "Di lo que quieras, los medios de comunicación están conmigo", así que "!no pasarás !"; o dí lo que quieras, "el pueblo está conmigo y !no pasarás!". Tolerarte es verte la cara. No es la actitud presidencial, que es frontal y respeta si reconoce en el otro a un interlocutor, así sea en conflicto. Es algo muy distinto de afirmar que se permite ofender, es decir, que se tolera la transgresión del mínimo respeto debido (Loretito es el rey de la transgresión). Todo montado sobre añejo (da click en el botón de reproducción). !Me ofenden porque me envidian!



sábado, 26 de noviembre de 2022

AHORA, EL BREVE ESPACIO EN EL QUE ESTÁN

 El camino de las armas puede parecer al mismo tiempo el más difícil y fructífero, porque es semillero de héroes y mártires. En estas fechas, por diversos motivos, cubanos y gente cercana a ellos no ha dejado de vanagloriarse de lo logrado pese, se entiende, a que "los dogmas" y "la ortodoxia" (del Partido Socialista Popular -comunista) indicaban un cambio pacífico. Seguramente más de un comunista podía estarse equivocando antes de 1959, año del triunfo de la Revolución Cubana, al creer en una "alianza con la burguesía" cuando América Latina, por decirlo de alguna manera, estaba más atrasada que éso, no habiendo tales "burguesías".

     Al mismo tiempo, salvo en el caso de Nicaragua en 1979, y en una experiencia distinta de la cubana, no hubo triunfo de las armas en América Latina después de 1959. No lo hubo a pesar de que hasta ahora se recuerde con bien a quien promovió guerrillas un poco por doquier en la región, Manuel Piñeiro. Las visiones distanciadas existen, pero no por parte de los cubanos, que nunca supieron explicar a cabalidad tanto fracaso en las intentonas armadas, ni los muertos que provocaron, a la izquierda. En vez de un mínimo de crítica, lo que se distingue es el espíritu sesentaiochero y la costumbre de reiterar en el anticomunismo. Publicado en el portal de Alainet, el artículo "Fidel y el marxismo de la Revolución cubana: rebelión contra los dogmas", entronca muy en el estilo del 68 al concluir que Fidel dejó "como lección eterna de incalculable valor que para una revolución lo más sensato y recomendable , es decir, lo mejor, será siempre luchar por lo imposible".

     Ser héroe se convierte en fuero: no se puede pedir explicación del fracaso de tantos movimientos armados en América Latina. Tampoco se puede pedir explicación de que en algún momento alrededor de los '80 Fidel prometiera la llegada de un comunismo que no se produjo. Nadie le señaló al héroe su incansable quijotismo, al grado de retratar a la América Latina como un lugar de "volcanes en erupción" frente a la deuda externa que acabó pagándose varias veces. Tampoco se entienden las fallas reiteradas del "profeta" de los No Alineados que pronosticó lo que nunca llegó para el Tercer Mundo. Como lo muestra el artículo citado, de Marx y Lenin, Fidel no conocía demasiado. Es así que, hay que recordarlo, Fidel Castro terminó por decir que se hablaba de "socialismo" sin que nadie entendiera de qué se hablaba, según las propias palabras del héroe. Viene a cuento porque, pese a la voluntad mayoritaria de los cubanos, de socialismo no se habla casi entre intelectuales e incluso dirigentes políticos de la isla. De lo que se habla más es del levantamiento del bloqueo (que es un embargo), arma de dos filos. Y, claro está, de José Martí. Nunca se dice lo que dijo Martí de Marx al morir éste, acusándolo de propagar "el odio". Algunos autores poco tomados en cuenta para discutir han hecho notar las diferencias entre Marx y Martí, y lo que podría llamarse la manía del "suplemento de moral": alguna frase edificante del apóstol como sustituto regular del análisis. Vamos: pueden existir frases, pero no hay pensamiento de Fidel Castro porque era un hombre de acción -y de mucha palabra- poco dado a la teoría. Para ser más concretos, a diferencia de Stalin, que dejó así fuera de manera didáctica varios libros, Fidel no dejó más que discursos y frases hechas para la Historia. Ni siquiera algo como el "pequeño libro rojo" de Mao en China. Seguramente no sea fácil teorizar cuando en la práctica, junto a logros indudables, se tienen también errores que no se quiere abordar y no se hace más que reclamar adhesión incondicional. Lo que hace Cuba con Fidel y Martí llama la atención entre gente que, por antisoviética, anticomunista o las dos cosas, seguramente jura detestar el "culto a la personalidad".

     Pero aquí viene un viejo asunto que más de un intelectual cubano no puede dejar de sacar hasta hoy, que no ha pasado el anticomunismo. Decía de los comunistas de su tiempo el Che Guevara: "son capaces de crear cuadros que se dejen despedazar en la oscuridad de un calabozo, sin decir una palabra, pero no de formar cuadros que tomen por asalto un nido de ametralladora". Bueno, Stalin afirmaba: "es más fácil fusilar que poner a trabajar", y Raúl Castro se despidió del secretariado general del Partido Comunista de Cuba diciendo que, al parecer, la isla es "el único lugar del mundo donde la gente piensa que puede vivir sin trabajar". Llegará el momento de que los "rebeldes" tengan que rendir cuentas sin tener a la mano comunismo al que culpar. Porque son décadas de los mismos problemas que no se resuelven en Cuba y que se tapan con "ideología", cuando no es pura fraseología. La fama latinoamericana de la promesa que se queda en puras palabras es algo que ha logrado trascender a la región. Primero tomar un nido de ametralladora que trabajar, salvo que sean tiempos que se están yendo. Por cierto, ¿cómo ha podido haber tanto oportunista con la muerte de Pablo Milanés, "Pablito" para los de la isla y allegados, encontrándose al lado de los homenajes de The Washington Post y The New York Times, sin tapujos?¿O es que sigue escondido que algunos en la isla no piensan diferente de lo que Milanés decía abiertamente, al punto de declarar que el sistema cubano había fracasado? Es muy gracioso hacer el balance de los comunistas: falta todavía un poco para hacer el de los "nacional-populares", hoy en el extremo centro y en la frecuente deshonestidad (como el presidente venezolano Nicolás Maduro hablando de socialismo en su país), y haciendo lo que los "demócratas liberales", descalificar al menor desacuerdo, impidiendo todo debate. Queda el "poeta de lo cotidiano" (da click en el botón de reproducción).



miércoles, 23 de noviembre de 2022

A LA QUE FALTA

No es tan difícil entender la repercusión internacional por el reciente fallecimiento del cantante cubano Pablo Milanés, de la Nueva Trova. Ante todo, la izquierda no se aleja de las costumbres de otros, que declaran a sus amigos y preferidos "indispensables", así que Eugenia León, cantante mexicana, decidió que Milanés es un "imprescindible".
      Milanés se había alejado de la Revolución Cubana, a la que criticaba con argumentos más bien simplones, entre otras cosas despotricando contra "la ortodoxia" y la "generación histórica". No es que no se deba criticar, pero el también trovador Silvio Rodríguez, por ejemplo, suele ser menos trivial: recientemente pidió que a los jóvenes se les bombardee menos de "tanta ideología", asunto éste en el que el oficialismo cubano es insoportable, repitiendo a diestra y siniestra lo mismo. "Cuando oigo hablar de cultura, saco a Martí y a Fidel", podría ser el lema.
      Milanés dijo haber estado en "campos de concentración" (las UMAPS, Unidades Militarizadas de Ayuda a la Producción), pero no lo eran, sino que se trataba de campos de trabajo forzado: no es agradable, pero no es lo mismo. Lo que siempre fue ocultado es por qué Milanés fue a parar allí, porque no se trataba de selección al azar. ¿Por qué nunca se dice todo?
     En gustos se rompen géneros y hubo, hasta cierto punto, varios Pablo Milanés, desde el comprometido de "Yo pisaré las calles nuevamente" hasta el que supo recrear con gran gusto la música cubana tradicional en Filin y álbumes hermosos como los de Años. Había en ésto raigambre popular.
     Al mismo tiempo, en los años '80, Milanés acompañó con su música el reflujo de la izquierda y el retiro a "la vida cotidiana", de lo más clasemediero y desde luego que opuesto, diríase posmodernamente, a los "grandes relatos". Ahí sí, el señor se volvió grande, opacando al resto de la Nueva Trova, incluido Silvio Rodríguez. Ya no había que ocuparse de transformar el mundo, sino del hecho de que "todavía quedan restos de humedad/sus olores llenan ya mi soledad". No era necesario ser de izquierda para "El breve espacio en que no estás", ni para "Yolanda", así que hasta Margarita Zavala le pudo dedicar a Felipe Calderón, el ex presidente mexicano de derecha (Acción Nacional), unas palabras de Milanés, de la canción "Amor". Milanés terminó siendo, así, básicamente patrimonio de las clases medias latinoamericanas y sus lugares comunes sentimentales, hasta con el grupo Maná (Querido Pablo). Nunca se ha hecho un álbum intitulado Querido Silvio, porque era seguir con el "gran relato", por ejemplo en "El necio". Si acaso quepa lamentarse de que Silvio Rodríguez haya decidido llevar la fiesta en paz con su hijo disidente en Estados Unidos, Silvito El Libre, pero no mucho más. Por quedarse en la isla, Silvio Rodríguez ha dejado en claro que no es "Silvio El Preso". Ni está tan preso, ni Silvito es tan libre.
     Milanés debutó después de todo con el soporte de la Revolución, pero no le fue leal, y no es "miserable" recordarlo. Lo que sí lo es consiste en encumbrar a Milanés no nada más por ser "víctima" de una Revolución y criticarla, sino por encarnar, a fin de cuentas, una "libertad de escoger" muy "neoliberal", sesentera y clasemediera. "No ha sido fácil", cantó alguna vez Milanés. Pero no está de más preguntarse de nuevo por qué no hubo nunca un Querido Silvio. No era la Revolución Cubana, que lo enalteció, lo que atraía en Milanés, si es que es posible discrepar, en vez de ponerse a comulgar en la supuesta evidencia de un "imprescindible", otra imposición, y por ende de ideología (da click en el botón de reproducción, de la serie cubana "Algo más que soñar").


lunes, 21 de noviembre de 2022

PERMITIDO TRANSGREDIR

 El movimiento feminista y el de la reivindicación de la homosexualidad tienen una manera de plantarse que no permite el menor debate ni razonamiento. Quien no esté de acuerdo con estas prácticas se vuelve automáticamente misógino u homófobo, cuando no "incitador al odio", como si por lo demás hubiera derecho de gobierno sobre los sentimientos de los demás (prohibición de detestar, en este caso). Lo bochornoso es que la izquierda, supuesta heredera de la razón, asuma esta manera de plantear las cosas. Dejemos en claro que no se trata de perseguir a nadie, a diferencia, hay que hacerlo notar, de quienes están dedicados a hostigar al varón blanco heterosexual.

      Como en su momento lo señalara el simpatizante comunista Michel Clouscard, el "comunitarismo" homosexual (y lésbico) es una negación de la mujer, la mitad de la Humanidad: está remplazada por "el otro" en la relación homosexual y por su "doble" en la lésbica. Lástima, sobre todo que el paquete viene envuelto en "derecho a la diferencia" que, nótese bien, en ambos casos se le niega a la mujer.

     El asunto de la homosexualidad es algo complejo, no simple cuestión de preferencia. ONUSIDA mostraba hace algunos años lo siguiente sobre la relación sexual entre varones: "la identidad sexual difiere del comportamiento sexual. Muchos hombres que mantienen relaciones con otros hombres no se consideran homosexuales. En varias sociedades, la forma en que esos hombres consideran su identidad sexual viene determinada por su papel en el coito anal, es decir, si son el penetrador o el receptor. En esas sociedades, muchos VSV (varones con relaciones con varones) se consideran completamente heterosexuales si su papel es exclusivamente de penetración en el coito anal". Es una buena manera de poner en riesgo de infección a la mujer si se está casado, por ejemplo, y se es en realidad bisexual. La visión descrita es frecuente, según ONUSIDA, en América Latina y Africa (septentrional). En México existe la expresión "macho calado, macho probado": si no le gustó al varón ser penetrado, está listo para entablar una relación con una mujer. Dado que se asocia varón con "activo" y mujer con "pasivo", el segundo caso es el de un objeto, sea mujer u hombre. Así se inicia más de uno a la homosexualidad. No se ignora en lo absoluto el ingrediente de humillación para el "pasivo", pero no se difunde nada en el feminismo o en la reivindicación de la homosexualidad que rechace esta connotación de violencia, que un varón rara vez desconoce. El asunto es muy poco amoroso. Está ligado al machismo, y tampoco es ignorado que homosexualidad y machismo son las dos caras de una misma moneda, con frecuencia. Sin embargo, no es algo que se discuta, de la misma manera en que, nótese bien, no existen campañas de erradicación del machismo, dejando de lado unos cuantos perdidos "talleres de masculinidad", ni siquiera en regiones tan violentas como América Latina. Si está de por medio una relación de poder, no es difícil pensar en homosexualidades y lesbianismos resultado de relaciones familiares en las cuales ha primado este tipo de violencia y de roles, incluso socialmente admitidos, aunque sean después de todo más disfuncionales que un divorcio o una madre soltera. Seguimos en todo lo que es tabú al mismo tiempo que se permite la liberalización de las costumbres. Se puede transgredir, está negociado, pero no cambiar.

     Curiosamente, los homosexuales no pueden ser responsables de la propagación del SIDA (Síndrome de Inmunodeficiencia Humana), que ahora es de prevalencia mayoritaria en Africa. Los grandes iniciadores son dignos del Imperio Romano en decadencia, pero en Nueva York y San Francisco: si el sistema inmunológico se cae, es por dos motivos, por las fiestas (back rooms) en donde se puede ser sodomizado hasta por un centenar de hombres en una noche y, también, por las fiestas en las cuales los homosexuales se pasan horas en pistas de baile inhalando poppers, una droga euforizante y conocida como "la droga de los gays". Es esta droga, no el SIDA, con el que se puede vivir, la que puede provocar el sarcoma de Kaposi. No existe ninguna campaña que llame a no tirarse el sistema inmunológico en la promiscuidad más desenfrenada, ni a no mezclar sodomía con drogas. Lo que se hace es más bien entrar en lo que se conoce como "negocio de la caridad" (charity business), para ayudar a los enfermos de SIDA. No es que se deba obligar, pero se ha abandonado la educación frente a la "libertad" de cada uno de ser sodomizado cien veces la noche y de bailar con poppers, si le gusta: el espacio privado de cada uno es libre de recibir educación o de no recibirla, sin que se entiendan las finalidades mismas de la educación. En otros términos, se es libre de transgredir porque todo debe estar permitido, si se amplía el consumo: los límites educativos no pueden aparecer entonces sino como "coactivos" y no quedan más que los que fije una ley cada vez más laxa. Permitir en el otro, entiéndase bien, es darse licencia para sí mismo. A lo sumo, saldrá el que alegue que debe ser así "mientras no se dañe a terceros", pésimo lenguaje de leguleyos que quiere decir que "no se dañe a otro" u "otros", para lo que, establecidos los tabús, se crea el mito del gran consentimiento (y su contrapartida, la ley punitiva contra el "acoso"). Consentimiento a la dominación, salvo que se explique de otra manera que el sado-masoquismo haya dejado de ser considerado una patología. No lo aguantan ni las 50 sombras de Grey. ¿No hay nada que decir sobre el consentimiento al sadismo? Vaya.

     Desde luego, de la misma manera en que no hay campañas contra el machismo, tampoco existen contra la conversión de la mujer en objeto, lo que por el contrario se fomenta para vender. Quien haya asistido a una Marcha del Orgullo puede comprobar el resultado: una visión tanto de la mujer como del hombre como objetos y la fiesta de lo grotesco. El tema tampoco se puede abordar (la manera de representarse al hombre y a la mujer en estos "comunitarismos"). Pero no está de más insistir en uno que otro punto: ¿por qué la negación de la mujer?¿y la exhibición de pre-fascismo conductual del hombre?


 

    




sábado, 19 de noviembre de 2022

LA NETA DEL PLANETA

 Una de las cosas mejor logradas por los medios de comunicación masiva predominantes es vender la creencia en "evidencias" científicas, cuando en realidad la ciencia suele ser un lugar más bien alejado de los "consensos", aunque puede establecer verdades incuestionables (claro que si alguien quiere decir que la ley de la gravedad es una narrativa, es libre de hacerlo...). Así las cosas, no cabe mucho espacio para negar el cambio climático, pero la discusión sobre su origen exclusivamente humano  dista mucho de lograr el "consenso": son admitidas las ideas del científico yugoslavo Milutin Milankovic, en el sentido de que las modificaciones climáticas guardan relación con cambios en la órbita terrestre y la inclinación del planeta. Probablemente no haya lugar para escandalizar con el "fin de la especie", lo que no impide buscar racionalizar el uso de los recursos naturales y el hábitat. Lo falso está en que todo es asunto de "descarbonizar" el mundo.

     Cabe señalar que no faltan en el mundo actual ideas extravagantes: que se esté en un "capitalismo cognitivo", según algunos, y por ende dependiente de algo intangible (no se puede "tocar" la mente) no quiere decir que los teléfonos móviles y las computadoras no hayan sido fabricadas por manos muuy concretas y determinados materiales. En este orden de cosas, las energías renovables, por "limpias" que se presuman, deberían al menos evitar competencias algo "sucias" (como ha venido ocurriendo en Bolivia) por el litio, el coltán, el cobre, el cobalto, el silicio o las llamas "tierras raras", salvo que se crea que los vehículos eléctricos o los paneles solares y las turbinas de viento son "intangibles" (!). La jefe de gobierno de la capital de México, Claudia Sheinbaum, puede creer en las energías renovables y los coches eléctricos, sin encontrar ni buscar mayormente la menor solución a los problemas graves de tráfico. Son las delicias de la "felicidad individual que crea la felicidad del mayor número" a las que está pasmosamente reducida la izquierda: que cada uno tenga feliz su coche particular puede resultar en que la felicidad se acaba en embotellamientos de horas, sin que el Estado pueda hacer nada contra los negocios y una clase media "feliz" de ostentar sus carruajes del siglo XXI.

      En este orden de cosas, la "transición energética", algo en realidad más complicado que ponerse a gozar de la tierra, el sol y la mar, está en malas manos y sin planificación de envergadura. El cambio climático como negocio nació en 1988 con Margaret Thatcher, primera ministra británica, a la cabeza, para impulsar la creación del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, ligado al Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA): los sindicatos mineros y otros industriales le estorbaban a la "Dama de Hierro". Dicho grupo no es de científicos, sino de "políticos del clima", de la misma manera en que acaba de haber "políticos de las vacunas" negando las controversias sobre algunas de las inyecciones contra la Covid-19. Y las Conferencias sobre las Partes (COP) para el clima no logran aterrizar, salvo para tratar de vender (coches eléctricos, por ejemplo). Estados Unidos se apoderó del Grupo en los años '90 e impuso el Protocolo de Kioto, con Albert Gore al frente y sus "derechos de emisión de CO2" para las industrias. Luego, ya fuera del gobierno, Gore, de la mano con Goldman Sachs y BlackRock, buscó crear la Bolsa del Clima de Chicago. No fue muy lejos, pero Gore se puso a percibir una remuneración por cada intercambio de derechos de emisión de CO2, llenándose los bolsillos a un ritmo muy superior a las transformaciones reales. Redactó los estatutos de dicha Bolsa un jurista: Barack Obama. Por lo visto, los advenedizos Demócratas no supieron perderse ni un negocio. Lo que no queda claro no es el cambio climático ni la necesidad de depredar menos el medio ambiente, para lo que el propio capitalismo encontró la fórmula del "desarrollo sustentable": es la imperiosa necesidad de que ciertos asuntos pintados como de extrema gravedad, suponiendo que en realidad lo sean, queden en manos de grandes negocios, al igual que políticos y dizque expertos puestos a repetir  y ejecutar cin ineptitud, pero además, a la mala. En lo que se intenta una nueva desestabilización de Bolivia (da click en el botón de reproducción).




jueves, 17 de noviembre de 2022

¿HASTA TOPAR CON PARED?

 Ya está anunciada para 2023 una nueva y difícil recesión capitalista, que por cierto no excluye dificultades en China. No es cosa de apocalipsis, sino de tratar de saber cuánto tiempo puede durar un sistema casi único con promesas que no puede cumplir. No se avizoran grandes hambrunas en el horizonte, las pocas guerras que hay son finalmente muy localizadas (como lo es la del Este de Ucrania), las capacidades para tratar con enfermedades avanzan, pese a los intereses de las grandes farmacéuticas (como ocurrió con el negocio de las vacunas en Occidente contra la Covid 19) y tal vez haya que relativizar un poco la creencia del habitante de la Ciudad de México en la existencia de catástrofes climáticas cada vez que el termómetro se desvía de los queridos 20 grados centígrados.

     No es que no haya que avanzar en cuidados del medio ambiente, pero otra cosa es lanzarse a querer resolverle el problema ecológico a quienes han sido históricamente los encargados de dañar el entorno, para volverlos "sustentables" y "limpios", de tan "limpio" que suena frente a la "suciedad" de los combustibles fósiles, que en realidad están para quedarse algunas décadas más. La "urgencia" del cambio a energías renovables es del gran capital financiero, que encarna en gigantescos fondos como BlackRock, seguido de algunos otros (Vanguard, State Street, etcétera). ¿Qué es lo que está sucediendo? Que estos fondos buscan "cambiar la apuesta" recompensando las "energías renovables", pero también castigando y hundiendo la producción de petróleo, carbón y gas, lo que incumbe por lo demás a Rusia, que ofreció otra cosa, sobre todo con el gas, que no es "sucio". No es nada más lo anterior: es también hundir a la industria que depende de estas materias primas, pareciera ser que sin reparar demasiado en las consecuencias sociales. Habría que saber si un asunto tan delicado puede ser guiado por la alta finanza, dispuesta a mover el dinero de "los mercados" y "la confianza" de los combustibles fósiles, castigados, a las nuevas energías, que hasta ahora se han mostrado hasta cierto puno ineficaces, salvo para hacer ciertos negocios.

     La "reconversión" fue planeada desde antes de la crisis sanitaria por la Covid 19, asociando a BlackRock, Naciones Unidas (Agenda 2030) y el Foro Económico Mundial, que trabaja curiosamente mano con mano con el organismo internacional en la Agenda (Cero carbono). El acuerdo está firmado desde junio de 2019.

     El presidente estadounidense, Joseph Biden, se puso de acuerdo desde 2019 con BlackRock para la "transición". El gran asesor económico de Biden, Brian Deese, no es sólo gente de BlackRock: es quien ayudó al mandatario estadounidense Barack Obama a lograr el Acuerdo de París de 2015. Dicho sea de paso, la presidente de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, estaba antes de asumir el cargo en el equipo del Foro Económico Mundial.

     La inflación y la crisis energética no son el resultado de la guerra entre Rusia y Ucrania, sino de decisiones pensadas desde antes para encarecer cierto tipo de energía como preludio para difundir y vender lo que hasta ahora no termina de demostrar su eficiencia. Como no hay en lo descrito conspiración ninguna, sino intereses en juego, confundiendo la "solución" para la alta finanza con la solución para todos, tampoco es seguro que la última receta de unos cuantos sea la panacea, nada más por ser "novedad". Estados Unidos, por lo demás, no se está inclinando por el Green New Deal de manera realmente clara. Si hay Iglesia, ¿qué se gana con ponerla en manos de Lutero? Apocalipsis es el último grito de la moda de ciertos intereses cuyo lema es: "yo, o el diluvio" Lo que viene, por lo pronto, es una nueva prolongación de una crisis económica que data de finales de los años '60, y que quienes contribuyeron a crearla, sacando al mismo tiempo su parte de beneficio, no han conseguido resolver. Suponiendo que sea de su interés y no más bien eternizarse en la "gestión de la crisis" misma. Biden al frente (da click en el botón de reproducción).



martes, 15 de noviembre de 2022

RUSIA EN TROCITOS

 El presidente estadounidense Joseph Biden y su homólogo chino Xi Jinping aprovecharon la reunión Cumbre del G20 en Balí, Indonesia, para reunirse y acordar seguir llevando la fiesta en santa paz. Biden aprovechó para mandar el mensaje de que Estados Unidos "seguirá comprometido en todo el planeta". Nada nuevo.

     Al mismo tiempo, debe saberse que se han ido conociendo mejor algunos de los planes de Occidente contra Rusia. Lo nuevo es que, a la sombra de la Central de Inteligencia Americana (CIA), algunos consideran que podría intentarse la "descolonización" de la Federación Rusa, fragmentándola a partir de la creencia de que los rusos se han impuesto para someter a la miríada de nacionalidades que viven en el inmenso territorio euroasiático. Si antes el halcón Demócrata Zbigniew Brzezinski pugnaba por sacar a Ucrania de la órbita rusa (lo que está en gran medida logrado) y dividir a Rusia en tres partes, ahora la emoción es mucho mayor y no falta quien quiera la completa implosión de la Federación, como lo muestran algunos mapas.


Aquí arriba están dos propuestas. Las comparten líderes occidentales que le han dicho abiertamente al mandatario ruso Vladimir Putin que no hay razón para que exista un país tan grande en el planeta. Al parecer, sería mejor que Rusia hiciera "implosión" con varias esperanzas, a partir del debilitamiento económico y militar: un cambio de régimen, para volver a lo más parecido a los años '90, y la conversión completa de la Federación en una estación de gasolina occidental. Alguna vez el líder bolchevique Lenin quiso prohibir la diplomacia secreta con la idea de que arrastraba a los pueblos a catástrofes que no habían escogido. Lo que se sabe es que el cerco contra Rusia no es inocuo y, si la "implosión" se produjera -lo que es muy improbable-, los sueños de Hitler se quedarían muy cortitos, él que nada más quería llegar al Caúcaso y a lo sumo a los Urales. Pese a que los mapas del desmembramiento de Rusia están y algunos guiones previos también -de Irak a Yugoslavia-, la atención se concentra en Putin y sus supuestas "locuras" e "irracionalidades", seguramente con la creencia de más de uno, no sin raigambre sesentaiochera, de que efectivamente el presidente ruso no es "racional" ("es que uno no puede oponerse al sistema", etcétera). A esto se suma una imagen primitiva de Rusia, expresada por más de un presidente Demócrata estadounidense.
     Los planes para Rusia, pues, son varios para debilitarla al máximo, sacar el mejor provecho del debilitamiento e impedirle convertirse en un polo euroasiático, para lo que bien vale la pena ir a los mimos con Xi Jinping, lo que contradice todas las conjeturas sobre el futuro luminoso chino que supuestamente pondrá en jaque a Estados Unidos.
     En medio de la confusión, Rusia le ha cerrado por ahora al capitalismo en crisis dos posibilidades: la de una Tercera Guerra Mundial, habida cuenta de la superioridad en armamento rusa, y la de un mercado gigantesco de recursos naturales, en particular hidrocarburos y minerales, pero también alimentos como el trigo. Con China, en cambio, ciertas "salidas de mercado" están garantizadas. En las condiciones descritas, el mundo euro-atlántico y su periferia pueden encontrarse ante una profundización de la crisis que mine la creencia en que se trata del "único modelo" de todo y para todo. Las sociedades occidentales están gravemente divididas. No es de descartar que se siga buscando el "trofeo" ruso a manera de "salida" -para la crisis propia, no por el bien de los rusos-, pero no hay nada escrito, aunque unos y otros se declaren dueños de un futuro que no pueden delinear, en rigor, ni en la diferencia esbozada entre "globalistas" o "cosmopolitas" y "soberanistas" o "nacionalistas". No es más que una de las caras de una crisis más honda. Por cierto, ésta es la imagen que más de uno tiene de Rusia en Estados Unidos (da click en el botón de reproducción):


sábado, 12 de noviembre de 2022

HOY MIRASTE UN MAPAMUNDI

 El mundo estaba al borde del precipicio cuando llegaron las elecciones intermedias estadounidenses. Como eran la gran oferta del momento, nadie se acordó del riesgo de holocausto nuclear que no tuvo lugar, ni siquiera con bombas nucleares tácticas. El presidente ruso, Vladimir Putin, jamás había amenazado con el uso del arma atómica y lo descartó, a diferencia de algunos políticos y militares occidentales. Lo que podía suceder es que Ucrania lanzara una provocación con bombas "sucias", pero los rusos parecen haber logrado detener el riesgo a tiempo, sobre todo que les iban a colgar la autoría del ataque, de producirse.

      La doctrina militar rusa autoriza el uso del arma nuclear únicamente para casos defensivos. En cambio, desde principios de siglo, la doctrina estadounidense se reserva el derecho de un primer "golpe nuclear preventivo" en caso de "amenaza" (para Estados Unidos como para sus "socios y aliados"), lo que es muy fácil de fabricar. El riesgo, luego de que en la reciente Cumbre de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) en Madrid Rusia fuera declarada la "amenaza principal", es que llegue el día en que se haga caso erróneamente de lo que creen algunos miembros del equipo del presidente estadounidense Joseph Biden y probablemente más de un republicano no-MAGA (Make America Great Again): que se puede ganar una guerra nuclear, no contra cualquiera, sino contra Rusia, aunque esta creencia no sea compartida por todo el "Estado profundo" de Estados Unidos. Un desastre así es posible, pero no inevitable. El caso es que, si la doctrina rusa es defensiva, la estadounidense y de la OTAN es ofensiva, aunque como suele hacerlo la ideología trate de mostrar las cosas al revés: claro, se estrecha el cerco contra Rusia por "defensa propia", sin que nadie se detenga siquiera a ver un mapa. Biden, por cierto, confundió el conflicto de Ucrania con la guerra de Irak, donde -dijo- murió su hijo Beau, lo cual es un error. No ha salido ni una sola línea en la dizque opinión pública occidental en que alguien muestre su preocupación por quien puede "apretar el botón". Y nadie le reprochó al presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, la "ocurrencia", qué casualidad, de sugerir un ataque nuclear preventivo contra Rusia.

     El riesgo de un chantaje nuclear mayor contra Rusia existe, aunque no quiere decir que se vaya a producir forzosamente. Por lo pronto, no está de más recordar que la OTAN realiza regularmente ejercicios con armas nucleares cerca de las fronteras rusas: los Steadfast Noon, que tuvieron lugar recientemente a finales de octubre. Esto no ocurre en la frontera con China, para quienes se agarran del país asiático como de un clavo ardiendo. El problema está en saber si Estados Unidos renunciará algún día, junto con la OTAN, al sueño de "decapitar nuclearmente" a Rusia para tener lo más cercano al monopolio de 1945. Teniéndolo, Estados Unidos es el único país que ha usado armas atómicas. Lo que está por verse es qué sucederá con la Ucrania no ocupada (80 % del territorio ucraniano) y la voluntad de más de uno de seguir con las provocaciones, a reserva de que pueda pensarse que Rusia cayó en una. El tiempo dirá. Biden, claro está, es el candidato ideal para repetir (da click en el botón de reproducción).



jueves, 10 de noviembre de 2022

MÉXICO: EL CENTRALISMO Y SUS TRAMPAS

 El libro de Elena Chávez, El rey del cash, probablemente no tenga mayor importancia, así sea utilizado para determinados fines.

     Con todo, un dato interesante, y ya sabido, es la manera en que la señora llegó a la vida de Andrés Manuel López Obrador, ya siendo éste viudo, y pareciera que sin mucha complacencia de sus tres primeros hijos. Hubo alguna forma de mediación por parte de José María Pérez Gay, intelectual mexicano ya fallecido, y alguna vez educado en Alemania, además de ser admirador del muy especial imperio austro-húngaro.

      No es nada personal, sino cosa de que, en sus escritos en el periódico La Jornada, Pérez Gay no se caracterizaba por la honestidad al tratar sobre Yugoslavia o incluso sobre Rusia, sino que se hacía eco de los medios de comunicación masiva dominantes sin la menor distancia crítica: se equivocó por imprudencia sobre lo ocurrido en Srebrenica, pero además no fue de muy buena fe que digamos con Slobodan Milosevic. Curiosamente, las andanadas de Pérez Gay, que a la postre resultaron ser falsedades, quedaron recogidas en un portal de izquierda, el de Rebelión. Está también un homenaje al ecuatoriano Bolívar Echeverría, cuyas ideas sobre el barroco están sesgadas y desconocen fuentes elementales. De formación alemana también, Echeverría y señora -Raquel Serur, en segundas nupcias- eran parte de la "palomilla". Pérez Gay distorsionó más de una cosa en sus recuerdos escritos sobre Echeverría, gente del antiguo obispo de Copilco.

      Lo que tal vez no podía ser era que, ya con López Obrador en la presidencia, Serur, sin ninguna experiencia diplomática, recibiera la embajada de México en el Ecuador, en lo que se antoja más un premio a la amistad que a la capacidad profesional para el cargo. No fue todo, puesto que la viuda de Pérez Gay, Lilia Rossbach, se encontró también con un puesto, de embajadora mexicana en Argentina. Tampoco tiene experiencia diplomática. Es el tipo de pifias que se repitieron en los nombramientos de embajadores en Panamá, Nicaragua y Venezuela, entre otros con Pedro Salmerón, Jesusa Rodríguez y demás. No se trata de corrupción en el sentido de ilegalidades, pero sí de actos de amiguismo y de influyentismo, moralmente reprobables. No está de más insistir en que ésto ocurrió también con el nombramiento de Francisco Ignacio Taibo Mahojo (Paco II para sus amigos) al frente del Fondo de Cultura Económica y con las "100 Raqueles Sosa" a la cabeza de las Universidades del Bienestar Benito Juárez García. Sería grave que el actual presidente mexicano crea que premió lealtades o convicciones, sin ver el ingrediente mencionado más arriba. No hizo más que mostrar el complejo de un provinciano ante el mundo cortesano de la Ciudad de México y sus engaños. También en otros terrenos hubo "extraños" resbalones, y no forzosamente por lo que dijeran los medios: Félix Salgado Macedonio se había mostrado incapaz de gobernar Acapulco y, por si no se recuerda, había dicho a voz en cuello que renunciaba a enfrentarse en el puerto turístico con el crimen organizado. Como sea, Evelyn Salgado, la hija, resultó electa gobernadora de un estado tan violento y complicado como Guerrero. También en política, López Obrador mostró una "extraña" concepción de las lealtades y las convicciones, para lo que hay que rematar con el nombramiento de un psiquiatra, ex Secretario de Salud y ex zedillista como Juan Ramón de la Fuente como representante de México en Naciones Unidas. No son formas de conducta muy distintas de las del antiguo régimen, con sus nombramientos diplomáticos para "figuras", fueran Octavio Paz o Carlos Fuentes.

     Puede entenderse que la señora no quisiera ser Primera Nada, ni ocuparse del DIF (Desarrollo Integral de la Familia), como puede creerse que no busca cargos para el siguiente sexenio. No se retiró empero a sus asuntos, sino que se sirvió de su lugar de "esposa de..." para apersonarse en eventos diplomáticos, en Argentina, Chile o Colombia, por ejemplo, al más alto nivel, y sin que nadie en los medios se lo reprochara, tal vez a sabiendas de sus parentescos. Nadie preguntó cómo se sufragaron esos viajes, pero no es lo principal, sino la concepción de las cosas: influyentismo, de nueva cuenta, es decir, obtención de concesiones o privilegios a la sombra del poder. Así ha sido, López Obrador: su "honestidad valiente" le permitió gobernar con un tipo de franqueza que el mundo cortesano detesta, pero, de distintas maneras, le hizo a este mundo caso en demasía y hasta llegar a los problemas descritos. La iba mejor con sus cautas amistades tabasqueñas, fueran Enrique González Pedrero o Julieta Campos, tal vez con mejores credenciales para ocuparse alguna vez de Turismo en el gobierno del todavía Distrito Federal. O con Adán Augusto López Hernández, secretario de Gobernación, cuyo estilo franco también choca contra la tradición centralista capitalina y todos los males que hacen de la Ciudad de México el lugar ideal para corromperse, si no se tiene seguridad en lo propio. 



martes, 8 de noviembre de 2022

ALIANZAS DEMÓCRATAS Y OTRAS

 Al parecer, es algo mal comprendido que los Demócratas estadounidenses están amarrados por completo al gran capital financiero. Es este mismo el que, en función de la tasa de ganancia, impulsa las energías renovables contra el cambio climático, pese a las discrepancias científicas que pueda haber sobre el mismo, y al hecho de que los combustibles fósiles seguirán siendo de primer orden por algunas décadas más. Baste recordar cómo se pasa la vida: hace mucho que se ha olvidado el famoso asunto del agujero en la capa de ozono que era el supuesto síntoma del apocalipsis.

      Entre las corporaciones financieras de la mayor importancia se encuentra el gigante BlackRock, creado en 1988, y que maneja un capital superior a la riqueza anual de Alemania y Francia juntas. Con sus consultorías y "consejos", parte de sus actividades, esta corporación estadounidense tiene la capacidad de dar o restar "confianza para invertir" en países enteros, tratándose de un "gestor de inversiones", por lo demás accionista de numerosas empresas. Brian Deese es director del Consejo Económico nacional estadounidense y, por ende, uno de los principales asesores del presidente Joseph Biden en materia de economía: Deese procede de BlackRock, donde fue jefe de inversión sustentable. Deese sirvió también en la administración del presidente Barack Obama. Adewale Wally Adeyemo, subsecretario del Tesoro con Biden, viene también de BlackRock. Trabajó en 2004 en la campaña de John Kerry y sirvió también en la administración Obama, en el Departamento del Tesoro. Michael Pyle, el principal asesor económico de la vicepresidente Kamala Harris, es gente de BlackRock, donde fue jefe de estrategia de inversión global. También trabajó en la administración Obama. Ex asesor de seguridad nacional de Obama, Thomas Donilon es hoy presidente de la rama de investigación de BlackRock. Dicho sea de paso, Pyle también fue asesor de Hillary Clinton. Cuando ésta se encontraba en la carrera a la Casa Blanca, su asesora Cheryl Mills entró al equipo directivo de BlackRock.

     En 2019, fue un equipo de BlackRock el que diseñó un plan de emergencia para la Reserva Federal estadounidense con tal de evitar otra crisis severa como la de 2008. El jefe de la Reserva, Jerome Powell, lo agradeció dándole a la corporación  control sobre el manejo de la deuda. Dadas sus características, al no ser propiamente un banco, BlackRock puede inmiscuirse en la Reserva Federal, Wall Street y otros lugares clave sin ser objeto de regulaciones.

     El jefe de BlackRock, Laurence Fink, es parte del Consejo de Relaciones Exteriores estadounidense y del Foro Económico Mundial. No se trata de ninguna "conspiración", sino del hecho de que el Partido Demócrata fue dejando de ser lo que era para convertirse en una escalera de advenedizos pegados de los grandes negocios, sin que nadie les reclame siquiera algún "conflicto de interés". Tan no es conspiración que algunos de los planes de dicho Foro para el "Gran Reseteo" parecen haber fallado. Es probable que algo similar suceda con los planes tipo Green New Deal. Es de lamentarlo por los berrinches de Greta Thunberg, pero no es "conspiración" justamente porque el mundo es mucho más grande que las ideas de las élites y las agendas de organismos internacionales, como la 2030 de Naciones Unidas. Todavía falta el fraude: es decir, que buena parte de la población se percate en la práctica -de otro modo no puede hacerlo- de que la estafan con promesas que no se pueden cumplir, y con procesos que, pudiendo ser un remedio, se convierten en un veneno, como la automatización/digitalización/smartphonización de todo. Lo que queda menos claro es por qué gobiernos progresistas adoptan sin mirar mayormente muchas de las formas del credo del Partido Demócrata estadounidense. Para terminar: un hijo del magnate mexicano Carlos Slim, Marco Antonio Slim Domit, es parte del equipo directivo de BlackRock. 

     Si lo que se muestra a continuación de Biden fuera el modo de comportarse en la gerontocracia soviética, ya sería motivo de mil y una burlas, pero en Occidente no pasa nada: la pregunta es por la salud mental de Donald Trump, así quepa preguntarse quién gobierna hoy Estados Unidos. No es aparentemente culpa de nadie que se confunda el más completo cinismo y el fraude con la franqueza, y que se tome la de alguien como el presidente ruso Vladimir Putin por "amenaza". En efecto, estas imágenes de Biden no son amenaza para nadie:




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sábado, 5 de noviembre de 2022

DE ENRIQUE SERNA, LECCIONES PARA CANALLAS Y PAÍSES DE PECADORES

 El escritor afamado terminó por decírselo a Carlos Puig, del periódico mexicano Milenio: "la vida se mueve por instintos y no por ideas".

    El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, casi siempre tuvo una relación desafortunada con la intelectualidad, salvo en Tabasco. Elena Poniatowska terminó dándole la espalda al mandatario. Fue desde la intelectualidad que se le enchufó a la señora. López Obrador ha tenido a su lado desde populacheros dudosos como Carlos Monsiváis hasta hijas de papá con comportamiento de hacendadas como Raquel Sosa, El más reciente en poner en tela de juicio los resultados de la autodenominada "Cuarta Transformación" fue Juan Villoro, a quien López Obrador no entendió, aunque tenga razón en decir que el hijo de Luis Villoro es gelatinoso. En un error, entró al quite el actor Joaquín Cosío, tuiteando que el presidente "no le llega ni a la suela de los zapatos" a Juan Villoro. Cosío supo componerla con un lance muy norteño: "si usted me dice Cochiloco yo le digo Peje, ¿va?". No termina de quedar claro el tiempo dedicado por el presidente mexicano a un grupo muy amplio de intelectuales y artistas que no actúan por cuenta propia ni con comprobable independencia de criterio, sino "pegados" con algo así como material efectivamente gelatinoso a los medios de comunicación masiva predominantes, rápidamente decididos a hacerle la vida de cuadritos a López Obrador. ¿Alguna creencia de que ponerse al tú por tú con ciertos "nombres" es "estar a la altura"?

     Si hubo error, consiste en creer que hay altura en quienes no le dieron oportunidad de nada al presidente, y se pusieron, cada uno a su modo, a buscar demostrar que, a fin de cuentas, "siempre es lo mismo". Es muy visible   en  el pseudoperiodista y sociópata Carlos Loret de Mola: no hace falta ser muy avizor para percatarse de que intenta a como de lugar "demostrar" que el lópezobradorismo no es sino un capítulo más -para algunos, de los peores- de que "la corrupción somos todos", como se estilaba decir en tiempos del Partido Revolucionario Institucional (PRI). No debe haber testigo ni espejo de la corrupción propia, asumida no como tal, sino como "licencia" -con impunidad- en un mundo terrenal en el que "todos tienen cola que les pisen", es decir que todos están "en el pecado". Unicamente falta la última del cineasta Luis Estrada, experto en mostrar que México es un callejón sin salida para nadie.

     Son, en fin, para decirlo con el nombre de un filme mexicano reciente, "lecciones para canallas". Lo que acaba de hacer el escritor Enrique Serna en Lealtad al fantasma es apuntalar su fama. Es él quien le hizo la supuesta "revelación" a Puig. Como en todo país conservador, la libertad es la de transgredir, ser permisivo con las costumbres y provocar, de ser posible. El problema es que no es muy original hacerlo so pretexto de que todos somos "pecadores". Escritor a quien le tomó 10 años aprender el oficio, que maneja muy bien, salvo en excepciones como El vendedor de silencio, Serna, amante de los derechos y las libertades, no ha hecho más que descubrir que "la carne es débil", para repetirse sin temor aparente de acabar  provocando hastío en los lectores. El mensaje es el mismo: todos somos corruptibles o, lo que es más, corruptos, sin necesidad siquiera de hacer algo ilegal: basta "dejar fluir" la creencia de que "la carne es débil", hasta caer en la vulgaridad. No se trata, desde luego, de apreciación artística, que no es el saber aquí, ni corresponde. Tampoco de irse al otro extremo y negar que José Martí tuviera amante, o de acostarse con la Revolución o ser el mejor don juan del socialismo. Es sólo cuestión de que el mensaje, al final de cuentas, es bastante insulso. Soso, sin gracia ni interés. Como la mayoría de las descalificaciones ad hominem contra un presidente acomplejado. Con las justas supo librarla Cosío. Y da click en el botón de reproducción.



miércoles, 2 de noviembre de 2022

TODO ES ARMONÍA. LA VIDA ES BELLA.

 Es curioso hurgar en la muy larga lista de quienes felicitaron a Luiz Inácio Lula da Silva por su muy apretada victoria en las elecciones brasileñas, contra el derechista Jair Bolsonaro.

     Desde luego, corrieron a la felicitación todos los progresistas de izquierda de América Latina y de más allá, como Jean-Luc Mélenchon en Francia. Se incluye a los presidentes de Cuba, Venezuela y Nicaragua. También estuvieron otros, a cual más grandilocuente, desde el ex mandatario boliviano Evo Morales hasta el poco discreto presidente argentino Alberto Fernández o la mandataria de Honduras, Xiomara Castro. El boy scout que encabeza la presidencia chilena, Gabriel Boric, tuiteó "!Alegría!", mientras que el presidente peruano, Pedro Castillo, se mostró desorientado al recordar el pasado obrero y sindicalista de Lula. El presidente colombiano, Gustavo Petro, hizo su parte en el concierto, a coro. Es de suponer que ha regresado "la Patria Grande", la esperanza, la liberación de los pueblos y, nunca dicho explícitamente, "nuestro turno", para quien se quiera sentir parte de la fiesta. Desde México, ya algo henchido de vanidad y mientras se sabe que trabaja poco, el presidente Andrés Manuel López Obrador tomó el teléfono para hablar con el vencedor en Brasil, todo en plan de "grandes viejos amigos", sin mayor protocolo. Festejaron también los aspirantes a la presidencia mexicana Claudia Sheinbaum, jefe de gobierno de la Ciudad de México, y el canciller Marcelo Ebrard. De manera particular, pareciera haber sido un bálsamo para los "duros" del Movimiento de Regeneración Nacional (MoReNa). Pocos se acordaron de la visita de Lula a México en tiempos del presidente priísta Enrique Peña Nieto y de Rosario Robles.

     La izquierda se comportó de manera deshonesta. Ningún "fascista" hubiera permitido que Lula saliera de la cárcel ni que compitiera hasta ganar, a diferencia de Bolsonaro. Este no cometió tampoco ningún "genocidio" en su manera de lidiar con la Covid-19. Tampoco era necesario que Lula se pronunciara tan abiertamente a favor del presidente Joseph Biden en Estados Unidos, con el argumento de que había ganado "la democracia". Petro dijo que Lula venció al "fascismo", banalizando la palabra para hacer lo mismo que los medios de comunicación masiva dominantes...o Bolsonaro a su modo.

     ¿Quién está gobernando? Pasemos sobre el alud de felicitaciones internacionales a Lula. En México, se alegraron sobremanera de este triunfo celebridades como Enrique Krauze y su vástago León, pero también como Héctor Aguilar Camín, hasta periodistas como Jorge Fernández Menéndez, quien habló de lo "fascinante" de Lula. Dicho de otro modo, también hubo fiesta entre los autodenominados "demócratas liberales". Hay líderes de izquierda con esta capacidad para hacer de adeptos en prácticamente todo el espectro político, como el uruguayo de "autoayuda" José Mujica. Desde luego que no se habló en lo más mínimo de algún programa de Lula, sino de la "resurrección", a juzgar por el lenguaje sobre "Cristo" empleado por el periódico mexicano La Jornada. No parece un fenómeno muy laico que digamos. En todo caso, una precisión: el socialismo nunca ha aspirado a la conciliación de clases, sino, al contrario, desde una perspectiva de los comunistas, a la "lucha de clases". En cambio, populismo y fascismo han sido adalides de dicha conciliación. No deja de ser para muchos la gran aspiración en democracia y el ideal de parte de la "clase media". Dados los resultados de la votación en Brasil (y en muchos otros lugares, como Ecuador, Perú, Chile, Colombia, Argentina u Honduras, por no citar por ejemplo a Francia), los "factores de la producción" están cada vez menos en plan armónico y la división es cada vez más vistosa, por más que un demagógico Lula apele a la "unidad nacional" y diga querer gobernar "para todos los brasileños", algo que no justifica ya, a diferencia de antaño, ningún antiimperialismo, que fue lo que no se le perdonó al venezolano Hugo Chávez, así fuera un merolico. La "unidad nacional" se perdona menos en Cuba o Nicaragua. El problema está en saber el por qué de la gran coincidencia entre una izquierda variopinta y los "demócratas liberales": o se está ante un fabuloso frente antifascista, o se está ante otra cosa que no dice su nombre, pero que aglutina o parece hacerlo a "todos", o casi. Alguien podría decir que es pre-fascismo conductual. Y no más. Al menos en la medida en que apela a una suerte de "armonía" y no a ninguna "lucha de clases".

     En México, un articulista del periódico El Independiente, Carlos Ramírez, escribió: "la procedencia sindicalista de Lula siempre fue una coartada para ocultar su falta de militancia socialista-marxista, al grado que su gran propuesta de gobierno no fue la redistribución de la riqueza por la vía revolucionaria, sino el uso del dinero público para disminuir los niveles de hambre en Brasil", el tipo de cosas, agreguemos, que le encantan a organismos como el Banco Mundial. "La nueva victoria de Lula fue personal -prosigue Ramírez- y no de proyecto". En realidad, como lo recuerda el articulista, Brasil no salió de la pobreza entre 2006 y 2011. "La figura de Lula -escribe- se convirtió más en un mito político que en una propuesta ideológica de reconstrucción de la izquierda socialista que representó en su momento el Partido del Trabajo". Es por lo demás comprobable que, como lo indica Ramírez, Lula "tampoco se salió de los espacios geopolíticos de los intereses estadounidenses en la región". Lula está para "administrar la crisis de estabilidad", concluye Ramírez. Son todos rasgos tal vez no de populismo, pero sí de una demagogia que no remedia en nada la descomposición social brasileña, aunque beneficie a un sector del capital que se encuentra muy bien representado en el entorno de Lula. Es, como lo diría el sudcoreano Byung-Chul Han, otro paliativo para un espacio que quiere ser "indoloro", aún a riesgo de que las cosas sigan pudriéndose. Si "Brasil está de vuelta", como lo dice, Lula debería decir... a dónde. La derecha ha logrado incrustarse más en el mundo popular y, como lo señala Oleg Yasinsky en RT en español, “ una democracia basada sólo en la votación cada cierto tiempo y que no esté comprometida con la participación ciudadana diaria como parte de la cultura civil general no es sostenible y siempre será frágil y reversible”.



martes, 1 de noviembre de 2022

CALLA NO ESTÁN HABLANDO CONTIGO...

 Con declaraciones recientes en una reunión política, el ex presidente mexicano, Ernesto Zedillo Ponce de León (1994-2000), rompió él también las reglas del sistema: callarse terminado el sexenio respectivo, lo que no han hecho los ex mandatarios de Acción Nacional (PAN), Vicente Fox y Felipe Calderón. Tal vez no sea inocuo que todo el mundo se ponga a pasarse por alto las formas (mafias incluidas, puesto que no era costumbre meterse con familiares de rivales). En estos días, fue el Episcopado el que salió en defensa del Instituto Nacional Electoral (INE), sin regaño del lópezobradorismo.

     Zedillo pareciera perseguido por la ruptura de las reglas. Después de todo, llegó a la presidencia en 1994 por una regla rota en la sucesión presidencial, y al servicio del jefe de la Oficina de la Presidencia, Joseph Marie Córdoba Montoya, quien servía a la seguridad estadounidense a través de Brent Scowcroft. Zedillo salió de la presidencia saboteando lo suficiente a Francisco Labastida Ochoa, candidato oficial (Partido Revolucionario Institucional-PRI), para abrirle paso a la alternancia tan deseada en Estados Unidos, con la llegada de Fox. El "caos controlado" en México no iba sino a agudizarse, permitiendo al mismo tiempo el olvido del nacionalismo revolucionario, que era lo deseado por los estadounidenses, según lo habían plasmado en los años '80 en los Documentos de Santa Fe.

     La lumpenización del sistema mexicano venía de atrás: con gérmenes en la segunda posguerra, pero acentuada a partir del periodo de José López Portillo (1976-1982), nunca inculpado de nada, como tampoco su sucesor, Miguel de la Madrid (1982-1988). Su hijo, Enrique de la Madrid Cordero, tal vez recuerde algo, él que fue capaz con Emilio Gamboa de callar a su propio padre cuando, en entrevista con Carmen Aristegui, denunció cómo el seductor de la patria había hecho desaparecer buena parte de la llamada "partida secreta" presidencial. Dicha lumpenización se hizo clara a finales del sexenio 1988-1994.

      Al servicio de un gran banco extranjero terminado su mandato, Zedillo no fue ajeno al fenómeno lumpen. Resultó que su familia política estaba muy involucrada en el crimen organizado, en el estado de Colima, en concreto, con los Amezcua Contreras, "reyes de las metanfetaminas". Zedillo había nombrado al militar Jesús Gutiérrez Rebollo (posible candidato de Luis Donaldo Colosio a la Secretaría de la Defensa) encargado del Instituto Nacional de Combate a las Drogas. Lo que el alto mando se encontró fue el negocio de la parentela -padre y hermanos- de Nilda Patricia Velasco, colimense esposa de Zedillo con los Amezcua. Era demasiado: a Gutiérrez Rebollo se le sembró la acusación de contubernio con Amado Carrillo, "El señor de los cielos", para callarlo y mandarlo a prisión hasta la muerte. Nilda Patricia Velasco había llegado a intervenir en ayuda de negocios de tierras de sus parientes con el cártel de Colima, el de los Amezcua.

     Entretanto, era en realidad Liébano Sáenz, secretario particular de Zedillo, quien tenía vinculos con el narcotráfico, muy en concreto con...."El señor de los cielos", quien llegó a meter dinero en la campaña del mismo Zedillo.

      Es al lado de Calderón que Zedillo dió lo que es de esperar que sea su primera y última moralina sobre las desgracias del populismo. Algo así como su noche de debut y despedida. López Obrador no ha sabido recordarles a algunos ex presidentes las reglas del sistema, que por lo demás ofrece acatar a partir de 2024.

     Dicho sea de paso, el recientemente fallecido Luis Echeverría se atuvo, lo que no ha impedido que él, como algunos de sus allegados (Fernando Gutiérrez Barrios) sigan siendo objeto de  historias de mala fe que transmiten a las nuevas generaciones una confusión completa sobre el pasado priísta, como aquéllas en las que participan actores como Daniel Giménez Cacho y Karina Gidi, gente de "causas" que no parecen atinar a comprender cómo se hace ideología en la actualidad: mediante la dosificación de la confusión entre realidad y ficción, y no nada más en "Un extraño enemigo", un bodrio, mientras los nuevos investigadores ya no saben entender el nacionalismo revolucionario, como lo ha demostrado la revista Relatos e historias de México. No para santificar o demonizar, sino para entender las contradicciones del presente, salvo que se crea en verdad que estamos ante un big bang que se inició en 1968, o en el 2000. En fin, para Zedillo (da click en el  botón de reproducción).






     

TIEMPO DE....¿SEÑORAS?

 A reserva de lo que dé a conocer Ricardo Raphael, muy buen conocedor del caso, Isabel Miranda de Wallace es una mujer de antología que llev...