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miércoles, 30 de mayo de 2018

EL BIGOTON

La creencia es propagada con facilidad y la ayuda de los medios de comunicación: las revoluciones devoran a sus hijos. Dicho de otro modo, no vale mucho la pena arriesgarse a cambiar nada porque siempre habrá quien se aproveche de la transformación. Hay traidores por doquier, de la Revolución Mexicana a la Sandinista, pasando, desde luego, por el gran enemigo de Trotski, le moustachu. A lo sumo puede hacerse una excepción con China si inunda el planeta con una promesa de abundancia para todos los pobres.
     Y es que, además, el poder absoluto corrompe absolutamente, etcétera. En el fondo, esta creencia en la traición infaltable en nombre de la utopía no es más que una creencia de mercado. Veamos: ¿qué persigue cada quien en una "economía de mercado"? Respuesta: sus propios intereses, entendiéndolos como el máximo beneficio al menor costo. ¿Qué persiguen los políticos? Pues lo mismo, sus propios intereses, ganancia incluída, y al menor costo. ¿Acaso no tienen la misma "naturaleza" humana y la misma racionalidad? Es por este motivo que hay que idolatrar un sistema como el estadounidense, de "pesos y contrapesos", en los cuales los intereses de unos vigilan a los de otros (de los ciudadanos a los políticos, etcétera), así sea un infierno de lobbies de cualquier cosa presionando por "sus" intereses contra los de los demás. En el fondo, la creencia supone que el altruismo o, más aún, la solidaridad y la búsqueda del bien común no existen, fuera de ciertas intersecciones: quien lo mencione "algún interés tiene", uno particular.
      Cualquier líder que prometa un cambio de fondo es, como le moustachu, si no un asesino, si un aprovechado en potencia, alguien retorcido, un sediento de poder y dinero, el líder de una camarilla obscura, un loco suelto, un soñador que se corromperá (como tantos otros), y sobre todo un potencial traidor que no cumplirá sus promesas a los demás, aunque las cumpla para sí mismo con tal de llevarse lo suyo  en medio de la gran catástrofe. Así las cosas, la verdad es que no vale la pena moverse por nada, porque todos son iguales y buscan allá arriba su propio beneficio como sea, "sus" intereses. Esa es la racionalidad de mercado convertida en naturaleza humana. Es mejor quedarse quieto o, como los infaltables trotskistas, convertirse junto al imperio o los imperios en un infatigable cazador de gente como le moustachu. Es más, resulta moralmente lo más cómodo. Para que no se diga.

lunes, 28 de mayo de 2018

COLOMBIA SE LUCE

En las elecciones colombianas de este 27 de mayo, ganó el candidato de Alvaro Uribe, Iván Duque, del "Centro Democrático", con cerca del 39 % de los votos, y quedó en segundo lugar (con miras a una segunda vuelta) el izquierdista de Colombia Humana, Gustavo Petro, con 25 %. Aunque en tendencia histórica bajó, el abstencionismo siguió siendo alto, no muy lejos del 50 %. No hubo "extremos", porque Petro es "extremadamente moderado", un candidato de izquierda light que únicamente es "castrochavista" en la cabeza de una derecha que no sabe más que adjetivar y polarizar provocando. Además, Petro corrió a distanciarse de Venezuela y su presidente, Nicolás Maduro. Petro tiene algunas propuestas interesantes en materia agraria para sacar a Colombia del subdesarrollo, pero también es un candidato que sueña al estilo estadounidense: quiere que la clase media sea "mayoritaria" pero, aún más, "que cubra quizás la totalitaria" (sic). Lo que quiere decir es lo siguiente: "podemos lograr que la sociedad sea una clase media que brinde oportunidades a la totalidad de la población". Queda por ver qué ocurrirá el 17 de junio, fecha de la segunda vuelta.
      Las elecciones sirvieron para que pasara por completo desapercibido un anuncio del actual mandatario colombiano, Juan Manuel Santos. Anunció, en efecto, la integración !ya! de Colombia como "socio global" ni más ni menos que a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). Habría que saber qué hace Colombia al lado de países como Croacia, Albania, Montenegro, Letonia o Estonia. ¿Cómo se justifica esta integración, que ya había sido anunciada desde tiempo atrás sin que los "grandes estrategas" de la izquierda latinoamericana chistaran? En principio, la función de la OTAN es, con sus miembros (y entre otras tareas), "realizar operaciones multinacionales de gestión de crisis", como se le llama ahora en neolengua a la guerra  Los latinoamericanos dirán que con este tipo de medidas se da licencia a estadounidenses, canadienses y europeos para inmiscuirse en los asuntos de América Latina y tal vez, por qué no, para agredir a Venezuela. Esta visión, ombligocentrista, no tiene nada de internacionalista y olvida la lección clave de Fidel y el Che, quienes alguna vez concibieron a la América Latina como la "retaguardia estratégica del imperio". En este último caso, la capitulación de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y la entrada a la OTAN -por parte de un país, Colombia, que tiene bases militares estadounidenses en su territorio- serían parte de una misma "limpieza", siempre en la retaguardia, para tenerla asegurada y en paz en caso de alguna provocación no contra Maduro, obviamente, sino contra Rusia, algo contra lo que ha vuelto a alertar el presidente de ese país, Vladimir Putin. ¿Signo de que la OTAN no ha abandonado sus planes? Si así fuera, la falta de visión y de solidaridad en la izquierda latinoamericana resultaría algo criminal, aunque sólo sea porque, como decía Simón Bolívar, "a la sombra de la ignorancia trabaja el crimen". En fin, bienvenida Colombia junto a Islandia, la República Checa, Eslovaquia, Eslovenia y Lituania, o bienvenido el hielo a Macondo.

viernes, 25 de mayo de 2018

BICENTENARIO DE MARX: LA "DESAPARICION" DEL TRABAJO

Una de las afirmaciones más divertidas que se hacen en el mundo actual consiste en decir que los empresarios son quienes crean la riqueza. Se supone que lo hacen porque dan empleo y, para decirlo con el lenguaje de moda, "detonan" actividades (hoy medio mundo anda "detonando" algo) que "dejan una derrama". Desde luego, el capital lleva ventaja, puesto que su movilidad le permite chantajear con irse a otro lugar si no se hace caso de sus condiciones. Así que se compite por atraer "detonaciones" o, mejor dicho, la bendita inversión que supuestamente crea riqueza. El capital ya no es una relación: es la posibilidad de una inversión que lo detone todo. Al trabajo y al trabajador no les queda más que estar agradecidos si son tomados en cuenta al hacerse la actividad "detonante" y si consumen en la "derrama". En fin, el dinero crea riqueza.
     Desde el punto de vista de Marx, se puede demostrar que toda esta jerga no es más que puro fetichismo. Ningún empresario invertiría y mucho menos pagaría salarios a sus trabajadores si con este pago quedara cubierto el total de lo que se vende. Dicho de otro modo, ningún patrón puede vender su mercancía y darle todo el producto de la venta a sus trabajadores por concepto de salario, porque en este caso no tendría sentido que hubiera un dueño. El empresario, que con algo se tiene que quedar, adelanta  y paga salarios con la esperanza de llevarse lo suyo, que es la ganancia, aunque no contribuye en nada a trabajarla. Todo lo que la jerga antes referida quiere decir es que la inversión crea ganancias y que, para colmo, en la derrama de las mismas el que trabaja tal vez pueda recoger algo a través del consumo, comprando lo que él mismo produjo. El trabajo simplemente ya no se ve. Resulta que es el capital él solito el que anda "detonando" (invirtiendo) y provocando "derramas" (de ganancia), haciendo circular dinero que "crece" sin que se sepa bien cómo. Que sea el trabajador el que crea la ganancia -con su origen en la plusvalía- pasa completamente desapercibido, y los trabajadores ya no son sujetos de nada, más que de la posibilidad de hacerse de un salario para alcanzar a reproducirse y, repitamos, participar en "la derrama" si bien les va.
     Este es el resultado de un capital que puede chantajear con irse y de haber puesto a todos los trabajadores del mundo a competir entre sí, en particular desde los '80, con una nueva división internacional del trabajo. La fuente de ganancia se opaca aún más en la medida en que todos estos trabajadores parecen competir exclusivamente por un salario y no por ser origen de la plusvalía. Por lo demás, está el otro chantaje, el de no detonar ni derramar nada, sino irse a la esfera de la especulación, si las condiciones del capital no son aceptadas. En esa esfera el dinero "crece" sin que haya que detonar nada.
      La jerga está hecha de tal modo que al trabajador no le queda más que recoger agradecido una parte ínfima de los frutos de su propio trabajo. Está agradecido con quienes lo "detonaron" y la "derramaron". Después de todo, el trabajo perdió desde los '80 todo poder de negociación para quedar en la relación tutelar con el capital. Las condiciones son tales que no puede haber lucha de clases frontal ni organización del trabajo, por temor a la pérdida de la tutela. Y rara vez se le ocurre al trabajo que podría sacar las cosas por sí mismo. Congelada esa "lucha", bien se la puede negar y dejar que el mundo se guíe por "la fuerza de las cosas", entiéndase que por el criterio único de la ganancia por encima de todo, la vida del trabajo incluída. Baste con remachar que el trabajo no tiene ningún derecho, ni sobre su salario (puesto que es una cortesía de quien "detona"), ni a la organización, ni al poder. Para este propósito sirve insistir en que no hay alternativa en la Tierra, y que las que fueron pensadas resultaron en la realidad en "atrocidades". A las "detonaciones" y las "derramas" uno se resigna.

miércoles, 23 de mayo de 2018

VENEZUELA: EL FIASCO

Resulta medio extraño que en la ultraizquierda se exija la defensa a ultranza de Venezuela sin poder hablar de lo que están haciendo los "bolivarianos", nada menos que tomando su parte del rentismo petrolero, y no de buena manera. Es lo que sucede cuando se deja de lado la lucha de clases porque "suena fea" o es "odiadora", y lo mismo sucede con la dictadura del proletariado.
     Según el periodista uruguayo Aram Aharonian, "no cabe duda de que la izquierda venezolana está atravesando por una profunda crisis. Es la elección estratégica de montar una sociedad del espectáculo, que lleva a una realidad cultural más cercana al mercadeo que a la política de izquierda, incluso la chavista". La izquierda venezolana no se está deshaciendo por seguir alguna ruta propia, por el socialismo del siglo XXI o por el científico del siglo XX (con todo y su dictadura del proletariado), sino por imitar a una derecha rapaz. "Es triste, dice Aharonian, porque el PSUV (Partido Socialista Unificado de Venezuela) fue un partido donde se concentraron las propuestas profundas, sólidas de largo plazo de Chávez, que hoy se ha convertido en una máquina electoral y en una rueda de negociación entre grupos y tendencias...y apetencias". ¿Acaso no son éso los partidos bajo el capitalismo?
     "Se vienen acumulando diversas decepciones, prosigue Aharonian, por la corrupción, por la tolerancia del gobierno con los especuladores, por la complicidad de los cuerpos de seguridad con los 'bachaqueros' (contrabandistas), complicidad que viene de arriba, por los problemas en los hospitales, en el transporte público, en la seguridad pública, por dramas que vuelven a aparecer en las calles, en el barrio, con niños y niñas (...)". Por lo demás, "desde la asunción de Maduro se ha desatado un proceso de deschavización (...)""Se ha perdido el proyecto de Chávez, que sigue estando en la gente, en el pueblo. Los que heredaron el gobierno encontraron sus (otros) proyectos. Hay un intento de matar a Chávez, y echarle la culpa de todos los males (olvidando que ellos participaron en el mismo gobierno)".
     Se ha aducido el cerco exterior, pero hay historias de respuestas diferentes (como en el caso de Cuba) que no han consistido en permitir el saqueo de unos cuántos en la izquierda mientras se llama a las mayorías a apretarse el cinturón. El sociólogo Atilio Borón argumenta que, después de todo, el abstencionismo electoral en las elecciones presidenciales venezolanas de este 20 de mayo (abstencionismo de poco más del 50 %) no dice mucho si se toma en cuenta que en las democracias también se da el fenómeno (Sebastián Piñera en Chile fue electo con el respaldo real de poco más del 26 % del electorado, por ejemplo, mientras que el respaldo real para Nicolás Maduro fue de casi 32 %). Pero el problema es que se trata de Venezuela y no de Chile, ni de Estados Unidos, Colombia o Argentina, y por ende el anhelo de participar debería ser mayor. Tampoco es que deba relegarse a segundo plano -porque se arregla pasando muchos años- el problema del rentismo y el cambio de matriz productiva. En realidad, el mismo Borón ha tenido que reconocer: "sería suicida ignorar que las penurias que está sufriendo la población venezolana tienen un límite. La menor afluencia a las urnas (...) fue una señal temprana de este descontento y de un peligroso acercamiento a ese límite". Aharonian sostiene que el gobierno de Maduro "(...) parece desvestido ideológicamente, doctrinariamente, porque ha perdido coherencia en el discurso y en la interpretación de la realidad. Desde el chavismo se grita desesperadamente por medidas que no llegan...". En suma, no es el radicalismo el que está convirtiendo a la izquierda venezolana en un desperdicio, contra lo que se sugiere desde el exterior, sino la tibieza, salvo para el enriquecimiento de unos cuantos. Es el tipo de cosas que suceden cuando se suspenden por decreto la lucha de clases, el socialismo científico y otras "durezas" y "fealdades" más de Marx.

lunes, 21 de mayo de 2018

MARX: BICENTENARIO PARA ALIENADOS

En el bicentenario del nacimiento de Carlos Marx, no deja de resultar divertido que sigan apareciendo quienes quieren lucirse con la crítica a una caricatura del pensador alemán.
     Una de las críticas que con mayor frecuencia se le han hecho a Marx es su "determinismo económico", ligado, desde luego, a su "materialismo". Ocurre como si Marx hubiera negado la dimensión altamente espiritual del Hombre, y se entiende que la de quienes lo critican, que no están como para oír hablar de "economía" todo el tiempo. Sin embargo, Marx nunca dijo que la economía lo era todo, y Marx y Engels afirmaron que únicamente "en última instancia" la economía es "sobredeterminante". Lo que cabe aclarar es que Marx y Engels no quisieron decir con lo anterior que lo "sobredeterminante" es el tamaño del bolsillo (el ingreso), algo de lo que se habla a cada rato y por doquier en el capitalismo (¿cuántas conversaciones se pueden tener que no sean de dinero?). Lo "sobredeterminante" se encuentra en las relaciones de propiedad y del Hombre con su trabajo y no en el ingreso. Y el arte del capitalismo está en escamotear las primeras con el segundo. Para Marx y Engels, la gente "se mide", si cabe hacerlo, por su ubicación en esas relaciones de propiedad y trabajo y no por su obnubilante "nivel de ingreso" (y de estatus), entre otras cosas porque para el pensador alemán el consumo no es lo prioritario. Tampoco miden Marx y Engels la pobreza (pongamos por caso, la pauperización absoluta o la relativa) como un "costo social", expresión de por sí denigrante. Lo que es más, para Marx y Engels no existen vaguedades como "los ricos" y "los pobres" (con su consiguiente "ustedes" y "nosotros"), ni traducción de todo a costo y beneficio. Es de suponer que Marx no "invirtió" en la amistad con Engels ni "vió bajar sus bonos" por sus correrías con su sirvienta.
     El materialismo no niega la existencia del Hombre, pero afirma que todo lo que nos rodea existe independientemente de que lo percibamos o no, o incluso de que estemos o no. El Hombre pertenece a un "algo" más grande que él, que es la materia y que tiene distintas formas, inanimada y animada. Afirmar lo contrario del materialismo es lo que hacen el capitalismo y sus enajenados, con los perversos narcisistas en primer lugar: creer que el mundo no existe sin ellos, o que el mundo es prolongación suya, por lo que el mismo mundo únicamente existe en la medida en que ellos -!sí, ELLOS!- lo perciben y "lo utilizan". La naturaleza, por ejemplo, no existiría por sí misma (y formada por cierto antes de la aparición del Hombre), sino como expresión sublime de algún Yo (romántico, por ejemplo). Es curioso que en la actualidad se obvie la dimensión filosófica existente en autores como Marx, Engels y Lenin. Los mismos que aspiran a la muy elevada espiritualidad suelen carecer de filosofía del mundo. Y los mismos que no hacen más que hablar de dinero suelen terminar desconociendo las relaciones de propiedad y de trabajo. Digamos que el bicentenario cayó en época de alienados.

viernes, 18 de mayo de 2018

NICARAGUA: CRISTO YA NACIO...

Por distintas razones, Estados Unidos ha decidido apretarle las tuercas a Daniel Ortega en Nicaragua. Un medio para hacerlo es la Nica Act (Nicaraguan Investment Conditionality Act, por sus siglas en inglés) estadounidense, que se opone a que instituciones financieras internacionales otorguen préstamos al gobierno de Managua, la capital nicaraguense. La Nica Act exige, entre otras cosas, que se tomen medidas para garantizar la "transparencia electoral" y "combatir la corrupción". La iniciativa tiene apoyo bipartidista y surgió entre otros de los senadores Ted Cruz, Marco Rubio y Bob Menéndez. La Nica Act no nada más ve con malos ojos la cercanía de Ortega con Venezuela, aunque la ayuda venezolana ha venido menguando, sino también del ejército de Nicaragua con Rusia. No está siempre dicho, pero a Washington, además, nunca le gustó la iniciativa de un Canal de Nicaragua con financiamiento chino y que compitiera con el Canal de Panamá. El caso es que la Nica Act decidió exigir "elecciones libres, justas y transparentes".
     Cuando se anunciaron las reformas al Instituto Nicaraguense de Seguridad Social, por las cuales también los empleadores debían aportar más, el Consejo Superior de la Empresa Privada (COSEP) nicaraguense puso el grito en el cielo: fue la primera organización de peso en rechazar el anuncio, y por cierto que Ortega anuló la reforma. El argumento del COSEP fue el clásico de los empresarios: que "aumentaba la incertidumbre" con la reforma y con ello se limitaba la creación de empleos en el sector privado. Laura F. Dogu, embajadora de Estados Unidos en Nicaragua, se ha reunido con miembros del COSEP (preocupados igualmente por la disminución de la cooperación europea), para decirles, según un comunicado de hace varios meses, que "la débil institucionalidad, las deficiencias en el Estado de Derecho"y el "elevado control por parte del Poder Ejecutivo" son impedimentos para hacer de Nicaragua un país "más atractivo para la inversión".
     Es en este contexto que, convocados por las redes sociales, aparecieron los "plantones" y luego las grandes protestas contra el gobierno de Ortega. Las redes ya habían recibido cierto entrenamiento: la USAID (Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional), tapadera de la Central de Inteligencia Americana (CIA), viene donando en estos años ayuda a organizaciones no gubernamentales locales y organizaciones políticas opositoras para "desarrollar las capacidades para la defensa de la sociedad civil", que es exactamente lo que parece estar sucediendo. Nada más en 2016, la USAID entregó 31 millones de dólares para este propósito (68 millones de dólares en los dos últimos años). La USAID ha reconocido que quiere ayudar a la "gobernanza civil" ni más ni menos que "utilizando los medios de comunicación". El 16 de abril del año en curso, los dirigentes de organizaciones no gubernamentales opositoras (como Fundación Violeta Barrios de Chamorro, Hagamos Democracia, Comisión Permanente de Derechos Humanos, Centro Nicaraguense de Derechos Humanos) y grupos políticos (Movimiento de Renovación Sandinista, Frente Amplio por la Democracia) y medios de comunicación como La Prensa y Confidencial (dirigido por el hijo de Violeta Barrios, Carlos F. Chamorro) celebraron con bombos y platillos que la USAID haya decidido seguir "financiando a la sociedad civil nicaraguense", lo que para Chamorro consiste en distanciar al COSEP de Ortega. Para quienes reciben la ayuda, es también un modo de vida. El Canal 6 de Nicaragua tiene por cierto tomas de cómo una parte de esta "sociedad civil" está integrada por delincuentes armados. Aún así, cabe señalar que Ortega también ordenó a la policía dejar de reprimir.
     Tal vez faltaba que, ante la inestabilidad económica, surgiera con nitidez lo que La voz del sandinismo llama el "talón de Aquiles" del progresismo: "esa clase media que se beneficia del modelo y luego lo abandona acusándolo de autoritario o de cualquier otro invento que acomode a los medios y poderes locales". Logró disfrazarse de "acción ciudadana". Al inicio del diálogo nacional, aceptado por Ortega, Monseñor Juan Abelardo Mata le dijo al presidente: "ha comenzado, con dolor lo digo, una revolución no armada". Y como es de colores, así la coloreó un estudiante, Lesther Alemán, en la mesa de diálogo: "esta no es una mesa de diálogo, es una mesa para negociar su salida, le dijo a Ortega. Ríndase ante todo este pueblo, ordene el cese el fuego ahorita mismo. Lo que se ha cometido en este país es un genocidio". Ahí está, en una supuesta "revolución ética", el lenguaje de izquierda convertido en de ultraizquierda al servicio de los intereses enumerados. Por cierto, ¿cómo puede ordenar un cese al fuego alguien que supuestamente debe primero rendirse?
    

miércoles, 16 de mayo de 2018

AMERICA LATINA: ¿NUEVO CICLO?

Hay quienes aseguran -lo hace por ejemplo Jorge Serrano Mancilla en Russia Today en español- que ya viene un "nuevo ciclo progresista latinoamericano". No ha terminado la restauración conservadora que los hay que ya vaticinan o que siguen vaticinando como si hubiera en la Historia lo más parecido a un "eterno retorno". Así las cosas, no hay mucho de qué preocuparse ante las derrotas ni lecciones que extraer, puesto que la rueda sigue girando y no queda más que centrarse en lo que se le atribuye a Carlos Marx: algo así como un determinismo en el que los sujetos no tienen más que esperar. Hoy estamos arriba, mañana estamos abajo, hoy perdemos, mañana ganamos, etcétera. Por lo demás, es una forma de ver las cosas no muy alejada de la derecha, para quien "Hugo Chávez siempre está de vuelta", no para lo que necesite la Revolución Bolivariana, sino para lo que se le ofrezca a la derecha. En definitiva, para Serrano, "la vida política siempre está en movimiento. Nada permanece estático por muy adormecida que una sociedad pueda aparentar ser. Siempre hay una fibra que tocar. No es siempre la misma en cada momento histórico. Cada época cuenta con sus reglas y su propia episteme. En estos años en los que muchos hablan de fin de ciclo, podemos asegurar justo lo contrario: está surgiendo otro ciclo, tal vez más sosegado, pero que puede volver a dar otro salto adelante en la Historia latinoamericana".
     El vicepresidente boliviano Alvaro García Linera criticó en algún momento esta visión cíclica de la Historia. "Cuando tu hablas de ciclo, decía, significa que todo tiene un inicio, una estabilización y un fin. Es algo natural como la ley de la gravedad. Hagas lo que hagas, protestes o te movilices, así será de aquí a 50 años, cuando venga otro ciclo. Esta es una mirada que le arrebata el protagonismo al ser humano, que olvida el papel de la subjetividad colectiva en la construcción de los hechos sociales. Es falsa. Es la misma lógica que el fin de la Historia de Fukuyama. Habían desaparecido las clases, todos éramos emprendedores y había que alinearse detrás de lo que ya era la culminación del desarrollo humano. Resulta que no fue así. (...) Las transformaciones se dan por oleadas. La gente se articula, se unifica, crea sentido común, tiene ideas fuerza, se convierte en ser universal, es decir, ser que pelea por todos. Logra derechos, acuerdos, Estado, política. Pero luego pasa a la vida cotidiana. No puede estar en asamblea todos los días. Tienes que ir a ver qué va a pasar con tu hijo, con el crédito de la casa. Viene el reflujo. Pero luego, más pronto que tarde, puede venir otro flujo. ¿Cuándo puede ser ese flujo? No lo sabemos. No está definido por una ley sociológica". Ciertamente, nunca lo ha estado y no existe en Marx.
     Así las cosas, no hay ciclos, en realidad: todo depende de los sujetos humanos, si lo son o si se deciden a serlo, y en qué momento, para convertirse en "universales". Pese a los gobiernos progresistas que ha tenido gran parte de América Latina en un pasado reciente, Estados Unidos ha logrado crear de manera activa desde los años '80, con el "poder blando" (medios de comunicación masiva y redes sociales), "sentido común" e "ideas fuerza" tanto más fuertes cuanto que la izquierda se atreve a redistribuir, pero ya no a transformar, por lo que suele carecer de lo que hoy se llama "agenda" propia y de sujetos firmes -fuera de la pasividad- que no sean los "nuevos actores" minoritarios hechos para terminar de disgregar. Es dudoso que América Latina esté alumbrando "nuevos ciclos progresistas".

lunes, 14 de mayo de 2018

MEXICO: CUANDO LA CULTURA IMPORTA MUY POCO

Rara vez la cultura entra en las consideraciones de las campañas electorales, y México no ha sido la excepción. La cultura se ve con frecuencia como un ornamento innecesario, y a ello contribuyen quienes la usan no con alguna utilidad social, sino para lucimiento personal y satisfacción de distintas ambiciones (económicas, de estatus). Para otros, la cultura es un "patrimonio", un "museo", algo así como una proliferación de "pueblos mágicos" que dan distintas versiones de Disneylandia, para el consumo y el "esparcimiento" turístico. Para muchos, cultura es entretenimiento, diversión. Y por último, suele confundirse también cultura con "hábito" o "costumbre" ("la cultura del esfuerzo", "cultura de la legalidad", "cultura de derechos", etcétera): el portal Ecured, fiel a la costumbre cubana de recoger lo peor de Occidente, define cultura como "el conjunto de todas las formas, los modelos o los patrones a través de los cuales una sociedad regula el comportamiento de las personas que la conforman". Nada de lo anterior tiene que ver con la definición que recordaba hace poco en la revista mexicana Proceso el especialista Carlos Villaseñor, asesor de la UNESCO (Organización de las Naciones Unidas para la Ciencia, la Educación y la Cultura): "no queda claro -explicaba- que la cultura excede lo artístico o lo patrimonial. Es todo este conjunto de valores, de formas de estar en el mundo que le da sentido al desarrollo. Y cuando decimos sentido al desarrollo quiere decir cómo se hace economía, desarrollo social, turismo, estos valores, esta visión de la sociedad, desde las formas en que se relaciona, en lo que se cree, en lo que piensa, cómo se comunica, cómo se pone de acuerdo...". Para la UNESCO, cultura era hasta hace poco "reflexión y autorreflexión", el "cultivo de las facultades intelectuales del Hombre", o, si se quiere, del "espíritu".
     Por México al Frente tiene 21 renglones sobre cultura, Juntos Haremos Historia unas 6 páginas en un proyecto de nación de 461 páginas, y Todos por México nada en los 7 compromisos de José Antonio Meade. Al mismo tiempo, todos hablan bastante de educación: resulta extraño plantearse el problema educativo sin vincularlo al de la cultura, lo que significa que la cultura se tiene por "dada" (no sujeta a enseñanza/aprendizaje ni a cuestionamiento ni evolución) y por ende "muerta". Y como sugiere Villaseñor, la cultura tampoco pareciera atraer demasiado al grueso de la población mexicana.
     Cristina Fernández de Kirchner, ex mandataria argentina, le decía hace poco en un programa de Russia Today en Español a un atónito Rafael Correa, ex presidente del Ecuador, que olvidar la cultura fue el gran fracaso de los gobiernos progresistas de América Latina: sin cultura, al sacar a millones de la pobreza se fabricó simplemente consumidores como ya los hay por montones y por doquier, indiferentes a la suerte de los demás. "Favorecer los programas universales que detonan el consumo", como lo propone por ejemplo Juntos Haremos Historia en México, no aportará nada a una "regeneración" si no se hace nada por reanimar la cultura, y lo mismo vale para la propuesta de Renta Básica Universal de Por México al Frente. La gente también necesita un poco de conciencia.

viernes, 11 de mayo de 2018

MEXICO: AHI VIENE LA PLAGA

La cadena estadounidense Fox News llamó al candidato opositor de izquierda Andrés Manuel López Obrador, de la coalición Juntos Haremos Historia, el "Bernie Sanders mexicano". Lo cierto es que en la campaña presidencial pasada López Obrador citaba como ejemplo a seguir al presidente estadounidense Franklin D. Roosevelt. Ni en la izquierda ha salido México de cierto "espíritu de ELA" (Estado Libre Asociado). Personas propuestas para los más altos cargos en el gabinete de López Obrador han llamado, por ejemplo, a Hillary Clinton "mujer de Estado", siendo que se trata de una criminal de guerra. Y no hay que olvidar que Marcelo Ebrard, quien hoy se da el lujo de la grosería maliciosa contra el ex jefe de gobierno capitalino Miguel Angel Mancera, estuvo cabildeando en Estados Unidos, entre los Demócratas, a favor del líder del Movimiento de Regeneración Nacional (movimiento que se caracteriza justamente por ese tipo de grosería).
     Ni el nieto de la Maestra, ni Napo, ni el Partido Encuentro Social son forzosamente lo peor que rodea a López Obrador. Los activistas de ultraizquierda no lo hacen mejor. La candidata a jefa de gobierno de la Ciudad de México, la sempiterna activista Claudia Sheinbaum, por ejemplo, ya se mareó por completo: en un mítin en Iztacalco, esta "destacada académica" gritó insólitamente !viva Martí Batres!, el tipo de grito que se podría oír en una cantina en altas horas de la madrugada (!viva mi compadre Higinio, cabrones!), porque otra explicación no hay. Sheinbaum no puede hacer campaña sola, como ya lo había anticipado Alejandra Barrales, de Por México al Frente: la nena -porque López Obrador tiene su club de nenas- llega por doquier con su complejo de Electra y, de ser posible, con su papi-peje a despotricar contra la administración anterior de la Ciudad de México, a falta de un programa realmente sustancioso. De remate, Claudia Sheinbaum le encargó la cultura en la Ciudad de México a Paco Ignacio Taibo II (Pit Bull II), alguien para quien ser mexicano y "de pueblo" consiste en lanzar improperios y rematar sin falta con un "que se chinguen, compañeros" o algún clasemediero y sonoro "no hay pedo, compañeros".
      También hay figurines, como John Ackerman, quien en su columna de Russia Today ("La batalla por México") no informa ni analiza, sino que vocifera, y con el mismo sello de grosería maliciosa. Ackerman no es ningún "agente ruso", sino otro de los errores del equipo Russia Today/Sputnik Mundo, las agencias de noticias oficiales de la Federación Rusa. El mismo Ackerman, en efecto, fue consultor senior de Open Society Institute (de George Soros) y de la USAID (Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional), tapaderas de la Central de Inteligencia Americana (CIA), y llegó a declararse partidario, claro está, de Bernard Bernie Sanders, un Demócrata más que no puede abrir la boca sin proferir calumnias contra Rusia. Entre estos infectos activistas que rodean a López Obrador pueden estar desde el también "instigador" Pedro Miguel -otro experto en el golpeteo oportuno contra Mancera- hasta el libertino de la productora Argos, Epigmenio Ibarra. El interés ha sido el mismo desde antes de que empezara el sexenio: confundir deliberadamente el eventual triunfo de López Obrador con algo así como una "primavera mexicana" o una "revolución de colores" contra el Partido Revolucionario Institucional. Es el tipo de "revolución" que Ackerman intentó en por lo menos dos ocasiones, al momento de la reforma energética y luego dentro de la universidad pública. No sería raro que sea de este círculo de deplorables que haya salido una "propuesta" como la de López Obrador sobre una "amnistía" que patrocinarían ni más ni menos que Naciones Unidas, el Papa Francisco y Amnistía Internacional (más asuntos extraños, por decir lo menos).
     Todos tienen en común el hecho de ser ultraizquierdistas "fifí" que convocan incluso al malinchismo de quienes están hartos de ser estadounidenses Republicanos: quieren ser estadounidenses Demócratas y le llaman a éso un "cambio", aunque no sea muy de fondo. Como Demócratas, son libertarios, anarcocapitalistas y- es lo riesgoso para un candidato que no sabe de muchas cosas- provocadores, con tal de hépater les bourgeois (dejar patidifusos a los burgueses).

miércoles, 9 de mayo de 2018

MEXICO EN PUNGARABATO

El candidato opositor Andrés Manuel López Obrador (AMLO) es, en parte, la continuación del desgajamiento de la izquierda que se produjo en el Partido Revolucionario Institucional (PRI) en los años '80. Con todo, hasta ahora el único y enorme partido populista que ha habido en la Historia del México moderno ha sido el mismo PRI, si no se olvidan sus formas clientelares y corporativizadas (la corporativización no se encuentra en la coalición Juntos Haremos Historia, de López Obrador, aunque en cambio sigue presente en el PRI).
      López Obrador no tiene nada que ver con Venezuela primero porque es un ignorante en política exterior y, segundo, porque van en sentido contrario: mientras en Venezuela ha terminado por instalarse una "boliburguesía" ("burguesía bolivariana") que hace su agosto al amparo del Estado, robándole, lo que propone el candidato mexicano de Juntos Haremos Historia es, por primera vez en la Historia de América Latina (tal vez con la excepción de Costa Rica, y dejando de lado a Cuba) que el Estado deje de ser el principal camino de "acumulación" de riqueza, es decir, que las clases dominantes dejen de utilizar al Estado para enriquecerse, lo que han hecho por muchas razones (herencia colonial, estrechez del mercado interno/nacional, competencia de empresas transnacionales, etcétera...). López Obrador ha hecho su propuesta hablando de separar el poder económico del político. El problema no está en el enriquecimiento en sí, sino en el hecho de hacerlo a costa del erario público, por lo que el empresariado debería encontrar facilidades para empezar "desde abajo" y progresar con una verdadera competencia, hasta donde es posible en el mundo de hoy, de capitales muy concentrados. Entretanto, la "austeridad republicana" debería permitir que los altos funcionarios dejen de hacer negocio llenándose los bolsillos y permitiendo que lo hagan sus "empresarios compadres", a costa de un gigantesco despilfarro de recursos. Si López Obrador llega a la presidencia y logra lo descrito, México habrá sentado un precedente único en América Latina, sin que importe mucho que aquél se haya puesto a hablar como cura de Pungarabato.
      La "pejefobia", la fobia a López Obrador que al mismo tiempo se encubre acusándolo de "odiador", es en parte resultado de la polarización de la sociedad mexicana que el PRI populista contenía en el pasado, conciliando a derecha e izquierda. Es también clasismo de quienes consideran que el candidato es "naco"en un país que por herencia colonial y por pugna desenfrenada por el estatus desde el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) hizo creer a muchos que son "de Primer Mundo" . Como escribiera Hernán Gómez Bruera en el periódico mexicano El Universal, "la AMLOfobia es el rechazo a que un sujeto de origen humilde ocupe o pretenda ocupar un espacio de poder que se considera reservado a las élites. Es el temor a que un rústico pueblerino que nació en una localidad perdida en la Macuspana, cuya madre vendía abarrotes en una panga; alguien que se come las eses, no habla idiomas ni tiene posgrados en el extranjero pretenda ser presidente de la República". "Algunos de nuestros más ilustres intelectuales -escribió Gómez Bruera-, firmes defensores de la democracia, la pluralidad y la 'lucha contra toda forma de discriminación', según discursan, también padecen pejefobia. Dicen rechazar a AMLO por su presunto 'mesianismo' y 'autoritarismo', pero lo que en el fondo desprecian es su falta de refinamiento, su 'falta de mundo' o que no hable como ellos creen que debe hablar un político". Para un junior mexicano no hay mayor diferencia entre López Obrador y el amigo Layín de Huaristemba. Salvo que la sencilla propuesta de López Obrador, la "austeridad republicana", crea temor entre quienes se creen los dueños de México sabiendo al mismo tiempo que no son legítimos.

lunes, 7 de mayo de 2018

MEXICO: EL PRI CONTRA EL PRI

El Partido Revolucionario Institucional (PRI) en México y el presidente mexicano Enrique Peña Nieto fueron objeto desde antes de que empezara el sexenio de una campaña contagiosa para sacarlos del gobierno. Lo que no parece haber imaginado el PRI es que también sus "amigos" estadounidenses llevan rato jugando a varias bandas (todas las posibles), con tal de que México no vuelva al nacionalismo y siga siendo una especie particular de ELA (Estado Libre Asociado). Desde finales de los años '80 y principios de los '90, mientras el seductor de la patria se apoderaba del PRI, el Comité de Santa Fe estadounidense, un grupo de expertos al servicio de la Central de Inteligencia Americana (CIA), recomendaba textualmente: "los Estados Unidos necesitan encontrar formas y medios para estimular a México a fin de que acepte una oposición legítima. Las reformas internas del PRI no serán suficientes para detener el crecimiento de partidos de oposición". El núcleo putschista del seductor de la patria - que fue tomando el poder desde antes de 1988- siguió las instrucciones al grado de que el PRI, en alianza con Estados Unidos, saboteó en varias ocasiones a candidatos propios a la presidencia y remplazó la política que sabía hacer por medidas tecnocráticas que le fueron dictadas desde el exterior.
     En entrevista en febrero con el periódico mexicano La Jornada, quien fuera candidato del PRI en el año 2000, Francisco Labastida Ochoa, adujo que las elecciones de ese entonces no se las ganó Vicente Fox (opositor de Acción Nacional), sino que "se las ganó Zedillo" (el presidente saliente "priísta"Ernesto Zedillo), siendo, agreguemos, que el mismo Zedillo ya tenía antecedentes de haber hecho sabotaje o incluso algo más en la campaña de 1994. "No era un asunto personal, dijo Labastida, no es que fuera mi enemigo, sino del partido". La tecnocracia y la alta finanza terminaron por imponerse dentro del PRI y al PRI, como ocurre ahora con el supuesto "candidato ciudadano" José Antonio Meade.
     Según Labastida, el PRI tiene ahora en contra, además del desprestigio, la desorganización interna. "El partido tiene que cambiar, sostiene Labastida, no es problema de una gente, (pero) si hay cuatro grupos que no se coordinan ni se entienden entre ellos, si no usamos los medios electrónicos, si 80 por ciento de los mensajes electrónicos los saca Morena..." (Movimiento de Regeneración Nacional). Lo que ha quedado del PRI es un mal remedo de la derecha, y suele consistir en la más refinada mala fe contra la oposición de izquierda, algo que no siempre fue así, al menos no cuando dentro del mismo PRI había corrientes de izquierda. El priísta sonorense Manlio Fabio Beltrones dijo, en algún momento antes de la actual campaña presidencial, que el PRI debía girar a la izquierda, pero no encontró el menor eco, y si algún programa de gobierno es realmente pobre en ideas, es el de Meade.

viernes, 4 de mayo de 2018

MEXICO: ¿SEGUIRA INTACTO EL PRESIDENCIALISMO?

El ex jefe de gobierno de la Ciudad de México, Miguel Angel Mancera, ha estado recorriendo distintos lugares de la república mexicana para promover la idea de un gobierno de coalición, en coincidencia con Por México al Frente, integrado por el Partido Acción Nacional, el Partido de la Revolución Democrática y Movimiento Ciudadano. Un gobierno de coalición (que ya tiene antecedentes que dejan optar por él en la reforma constitucional de 2014) permitiría, según Mancera, salir del "presidencialismo monárquico", como lo llama, en un México donde no es que el presidente sirva a la gente, sino que la gente sirve al presidente y este esquema se propaga por la pirámide social, en la cual, digamos, pareciera que cualquier funcionario se cree "un pequeño virrey". Además sucede, como alguna vez lo explicara el priísta sonorense Manlio Fabio Beltrones, que ante la fragmentación del voto en México tiende a ocurrir que quien gana, no forzosamente con mayoría abrumadora, tiende a imponer mientras que cerca de los dos tercios del país hacen resistencia, a reserva de lo que ocurra en las elecciones de 2018 (si es que algún candidato puede vencer con más del 50 % de los votos, por ejemplo). Cabe señalar que en lo que algunos llamaron el "ciclo progresista" en muchos países de América Latina, la izquierda nunca se impuso abrumadoramente, sino en sociedades divididas, incluso hasta hace poco en Venezuela. Gobiernos de coalición como los que predominan en Europa (en algunos casos por más de 50 años) harían las cosas más llevaderas (la famosa "gobernabilidad"), pero el tema no se ha querido discutir a fondo en la actual campaña presidencial, justamente polarizada en torno a personas y no llevada en función de programas. Un primer perjudicado con una forma de gobierno donde el mando es hiperpresidencialista y está rodeado de lisonjeros o zalameros podría ser Andrés Manuel López Obrador.
     Por las características de su candidato, Por México al Frente tampoco ha hecho énfasis en las virtudes - no son pocas -de su programa (en materia de impartición de justicia, por ejemplo). El programa sostiene que "la corrupción no es cultural, ni la desigualdad es natural, ni la violencia es inevitable". Desafortunadamente, muchos encuentran en "las costumbres" ("así son las cosas aquí") la coartada para la corrupción, de la misma manera en que más de uno cree que la desigualdad es "ancestral" ("siempre ha sido así"), por lo que no hay mucho qué hacer, y que la violencia, como la guerra, "está en la naturaleza humana", por lo que a lo sumo se la puede aminorar nada más un poco o esconder la cabeza como las avestruces. El problema es que a estas alturas en México no se están discutiendo realmente programas (la población y los propios medios de comunicación masiva los desconocen, mientras imponen su "agenda ciudadana"), sino que se está polarizando la situación en torno a "la figura" de tal o cual, algo en lo que ha entrado el demasiado joven candidato de Por México al Frente. Entretanto, pareciera que la idea de debatir el presidencialismo -para un cambio de régimen y no nada más de personas- cayó al agua, salvo en campañas como la de Mancera.

miércoles, 2 de mayo de 2018

TRANSPARENCIA EN LA CDMX

Desde poco antes de que comenzara el sexenio que ya se termina, la "opinión pública" mexicana, si se la puede llamar así, ya estaba contagiada con dos "consignas": golpetear con lo que fuera -cosas importantes y otras nimias- al presidente de la república, Enrique Peña Nieto, pero también al "traidor neoliberal" Miguel Angel Mancera, jefe de gobierno de la Ciudad de México. Los seguidores capitalinos de Andrés Manuel López Obrador se prestaron bastante bien a las dos cosas (y más de un priísta a los ataques contra el jefe de gobierno chilango), pese a que en algún momento el líder del Movimiento de Regeneración Nacional trató de parar las arremetidas contra Mancera. Lo cierto es que, desde un ángulo negativo, la Ciudad de México siguió viviendo, junto a los problemas de toda gran urbe, los de un desarrollo inmobiliario descontrolado y pésimamente mal planeado, si cabe hablar de planeación.
     Con todo, estaría por probar que hubo corrupción en la administración de Mancera. Dijo irse "limpio y sin dolo", y lo cierto es que, en un raro ejercicio de honestidad por parte de funcionarios públicos, el gobierno de la Ciudad de México dejó abierta una plataforma por Internet (gestiontransparente.cdmx.gob.mx) en la cual se puede consultar todo lo actuado por el gobierno capitalino de 2012 a 2018, en materias tan importantes como obras, adquisiciones, programas sociales y especiales, etcétera. Está el presupuesto y, puntualmente, en qué se gastó. Y está a la luz pública.
     Como se maneja la "opinión pública", no han faltado los rumores de que Mancera se enriqueció, en particular con franquicias de los Bisquets de Obregón, aunque ya las tenía antes por herencia familiar. No falta, desde luego, quien asegure haber visto, personalmente (o quien jure que se lo contó un guarura), cómo entraban los agentes inmobiliarios con fajos llenos de billetes a las oficinas de Mancera. Y de remate, como el ex jefe de gobierno es oficialmente soltero, quien garantice que "soltero maduro, maricón seguro". Sucede, como lo ha explicado Javier Sicilia en la revista Proceso, que una parte de la masa mexicana es muy mezquina: el miskin (en árabe) "se refiere en un sentido a los siervos de palacio que tenían un comportamiento despreciable, es decir a aquellos que, pendientes de las pequeñas inmoralidades de sus amos y no de sus grandes atrocidades, de las que ellos mismos eran víctimas, se solazaban en ellas para sentirse mejores". Así, "agazapados en su propia miseria se solazan en la de otros para aliviar su conciencia cómplice de su propia miseria y de su capacidad para tolerarla". Con el agravante de que llegan a inventarle las miserias al otro. Que haya habido un gobierno honesto en la Ciudad de México es algo inadmisible, o en todo caso de muy muy poca relevancia frente, sí, al hecho de que, para la gente incluso open minded, los capitalinos hayan estado regidos por un gay de fantasía (completamente inventado) con estilo neoyorquino. La calumnia, si no quema, tizna.

¿QUIÉN APAGA LA LUZ?

 Como lo señalara Donald J. Trump, candidato estadounidense a la presidencia, Rusia es una formidable maquinaria de guerra: si la apuesta de...