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jueves, 30 de noviembre de 2023

OYE CÓMO VA...

 Es poco probable que la oposición, incluyendo la mediática, haya entendido. Considera que la candidata presidencial de la Cuarta Transformación no tiene mérito propio, así sea honesta, y que no es más que la "prolongación de" o la "dependiente de" Andrés Manuel López Obrador, el presidente. Eso lo creyó incluso buena parte del aparato del oficialista Movimiento de Regeneración Nacional (MoReNa), de los gobernadores y de columnistas que se adelantaron a "leerle la mente al jefe". A este ritmo, no es poco lo que cae en la sospecha: si la hija de Sheinbaum recibe una distinción académica, no es por mérito propio, sino por "ser hija de", aunque no parece haber sido el caso (al menos habría que detenerse a ver el curriculum). Si la madre de Sheinbaum recibe un premio científico, no es por científica, sino por ser "la madre de", a reserva de que tal vez el momento para otorgar el reconocimiento -viendo el curriculum, entendible- no haya sido el más adecuado. Como Sheinbaum es honesta pero no especialmente "trucha", cree que el asunto de "prolongación de" es...!por ser mujer! A decir verdad, lo mismo hubiera sido si hubiera ganado la candidatura Adán Augusto López Hernández. La oposición, con hábitos del antiguo régimen, no va a hacer más que empecinarse en mostrar la "prolongación de" para poner a prueba a Sheinbaum. Como contraparte, se ofrece el "milagro mexicano" o alguna versión local de lo que se cree que es Estados Unidos: Xóchitl Gálvez, la vendedora de gelatinas que con su propio esfuerzo salió de abajo para convertirse en ingeniera, empresaria y jefe delegacional, sin ser prolongación de nadie, más que de sí misma. No está mal: el problema está en encontrar en la tupida red de apoyos de Gálvez entre los intelectuales, por ejemplo, alguien que no sea "prolongación de" (Krauze, Aguilar Camín, el Instituto de Estudios para la Transición Democrática "de" Rolando Cordera) y que, como Gálvez, tenga criterio propio (a veces sí se le da...). Incluso el curriculum del gordito muestra hasta qué punto no es más que "prolongación de" y "dependiente de". A diferencia de Movimiento Ciudadano (MC), el Frente Amplio tiene algunas dificultades para probar que no es "prolongación de", como el candidato a la Ciudad de México, Santiago Taboada, para demostrar que no es "prolongación de" un grupito de Acción Nacional. Como sea, sin que sea exactamente así, MoReNa se defiende alegando que Gálvez es "prolongación de" Claudio X. González, en cuyo caso no se explica que la hayan buscado en el pasado, cosa no desmentida.

      El problema en Sheinbaum es la cortedad de miras. En su reciente promoción mediante un documental, en el que se muestra como "prolongación de" -es un honor-, la candidata la emprende contra la meritocracia, que asocia al neoliberalismo y su idea de "esfuerzo personal" para tener logros. Lo cierto es que la ruta de Gálvez es excepcional y que, en un país como México, el solo esfuerzo personal no basta, mucho menos para triunfar en los negocios, ya que éstos, si se empiezan desde abajo, tienen una altísima mortalidad temprana. El problema no está sin embargo en un esfuerzo personal que, si está ligado al trabajo, es deseable; está en asuntos de dinero mezclados con "relaciones" que frenan la realización personal. Hay que saber empezar como Carlos Slim, desde arriba. En fin que, en teoría, cualquiera es libre de emprender. En la realidad, no cualquiera es libre de salir adelante si no cuenta con un gran capital de entrada, a saber ganado de qué forma. Por lo que toca a las "relaciones" o "palancas", no todos las tienen. Sin embargo, lo dicho no quiere decir que deba renunciarse al esfuerzo personal, que de hecho persiste aunque sólo sea porque para muchos, así no se progrese, se trata de ganarse la vida.

       El otro aspecto del problema está en unos hábitos psicosociales que llevan a creer que todo es cuestión de saberse colocar en "la dependencia de" (sabiendo adivinar las "movidas"), en la "prolongación de". Para ello hay que pasarse el tiempo "relacionándose" en vez de trabajar, y no se trata de ningún esfuerzo personal. El que lo intenta sin algún "padrino" no puede llegar muy lejos. En ninguno de los casos -el del dinero y el de la clientela de dependientes- hay una meritocracia que reconozca el mérito en el esfuerzo personal, en particular en el trabajo: se reconoce al que tiene un buen capital o al que es incondicional -no leal, puesto que no hay criterio propio- al "grupo", y que acepta tráficos de favores, influencias, amiguismos, favoritismos y, si es el caso, sumisión. Para el resto, es ser un simple mortal, no un "protagónico" ni "jefe". La grandeza local está en lograr que, a partir de incondicionalidades de grupo, se llegue al cargo o al lugar en el que se crea "trascender" y de paso se pueda llenar el bolsillo. "Hacer méritos" no es aquí esforzarse personalmente, sino saber "quedar bien" y pasar sobre quien haya que hacerlo para trepar o no caerse.

     No es una cuestión de "derechos", sino de creación de condiciones equitativas, que no pasan por dar privilegios a ciertos sectores de la población, sino por asegurar al conjunto un punto de partida mínimo que repare no nada más cuestiones de sexo o de raza, sino de lo que pueda haber de desventajas de origen socioeconómico, de acceso a una buena educación universal o de disfuncionalidades familiares. Aventando dinero desde el helicóptero no se arregla gran cosa: es cuestión, sí, de meritocracia, es decir, de condiciones de equidad (no de igualdad) para que el esfuerzo personal sea reconocido por lo que vale - la "cultura del esfuerzo y no del privilegio"-, en vez de privilegios de partida en dinero o en "conectes". Lanzar dinero y "derechos" a diestra y siniestra, universalmente, es dar a todos por igual sin reparar en la necesidad de equidad ni en el esfuerzo personal, y por lo tanto, descartando el mérito, porque se crea el hábito de creer que las cosas no se ganan, sino que "son debidas", casi por el solo hecho de existir. Así no es. Ni se trata de que todos logren lo mismo, con o sin esfuerzo. Eso es apenas igualitarismo. Pero la autodenominada "Cuarta Transformación" no termina de pelearse con una meritocracia que no entiende y que la Nueva Escuela Mexicana terminará de arruinar porque no quiere "resultadismo". Oye cómo va (da click en el botón de reproducción).



lunes, 27 de noviembre de 2023

O MÁS BIEN: CAMBIO, CON CONTINUIDAD

 Y bueno, ya hay jefe nato. Si se trata de un servidor público, contradice la normatividad al respecto, porque no llegó por el interés general, sino por el de un grupo en buena medida apoderado de las ciencias sociales universitarias y que responde a un "superior" que no se deja ver mucho, aunque se dice -si bien no puede afirmarse rotundamente- que tiene quien se encargue de redactarle sus escritos. El jefe nato no tiene mayor perfil propio y no es ningún notable: ha sido el sempiterno "textoservidor" del "superior", el padrino. El "superior" no tiene mayor secreto: "su" grupo, proveniente de cierta izquierda, encontró acomodo con el seductor de la patria, así que se seguirá en décadas de lo mismo, y sin que se trate por cierto de "neoliberalismo", en lo que se equivoca el presidente. Se trata de una parte de izquierda que asimiló la última lección del antiguo régimen: por el bien de todos, primero nosotros. Desde esta posición, se le ha hecho reiteradamente al antiguo sistema el favor, muy apreciado, de golpear cualquier alternativa, y de hacerlo además bastante a la mala, con saña, como alguna de la gente con la que terminó juntándose el obispo de Copilco. Es el ala izquierda del antiguo régimen prestándose a golpear de mala manera a la izquierda.

     Había que reconocerlos. Salieron a felicitar al jefe nato personas del grupo que, gracias a esta pertenencia clientelar, pudieron volver a costa de la normatividad. Uno más fue premiado por investigación que nunca hizo, sin mayor esfuerzo, y disfrazando artículos de opinión de artículos académicos. Se lo premió "políticamente", no por méritos destacables en el trabajo.. Acto seguido se premió a otro más del grupo, dedicado a golpear sin dejar pasar una, sin la menor misericordia, y sin que siquiera quepa el "argumento" de la defensa propia, porque el poder no ha intervenido en lo más mínimo para perseguir o callar al grupo que puede saltarse a la torera, en varios casos, la normatividad. Tal vez sea la clase de gente que cree que se la recompensa en lo particular por encarnar en lo general "la democracia" y "los derechos y las libertades", sin reparar en la contradicción: todo les es debido no por su defensa del interés general, sino por su actuación clientelar, es decir, por algo tan prosaico como creer que el interés general puede ser "las chuecuras que todos hacen": la política de facción, el personalismo, el tráfico de favores e influencias, y una "compensación" no ameritada para el bolsillo. En suma, lo de siempre: la dizque "política" haciendo pasar por institucional el interés de grupo y clientelar, un mal entendimiento de la "amistad" y confundiendo lo universal y válido con "lo que todos hacen", creyendo que efectivamente "todos lo hacen". La autonomía que encima se cree "soberana" no distingue entre gobierno y Estado, porque no distingue entre interés clientelar e interés universal, "éso" a lo que "todos le entran". Así, otro resto de institucionalidad que se va al despeñadero.

      Lo demás es el acomodo a cualquier cosa que venga del exterior, tan universal como las "costumbres" que "todos jugamos". Así como se dice ser la gran representación de "la democracia" y de "los derechos y las libertades", el primer paso que se da es renunciar aún más a una autonomía que no se entiende para irse a poner al servicio de intereses foráneos. No falta el que no entienda lo que dice: que el conocimiento que en 1945 se generaba cada 25 años  ahora se crea -gracias a la inteligencia artificial- cada 24 horas. A semejante ritmo, nadie puede sostenerlo como no sea como se hace desde hace décadas: mediante el fraude. Tal vez quien no reporte algún nuevo conocimiento cada 24 horas no alcance la productividad tan buscada y la remuneración correspondiente. Es suficiente para seguir en la "maquila" y ningún conocimiento, sino en la importación de los "paquetes" ya hechos: no a la medida de la nación, sino del inversionista extranjero. Ni tan nacional, ni menos aún autónoma, ni "universal", sino con un grupo intermediario al servicio del exterior. No mucho pensado: más convertido en "tráfico de ideas", en turismo intelectual low cost y remesas decoloniales y otras. Ni qué decir: cambio con continuidad. (da click en el botón de reproducción).



sábado, 25 de noviembre de 2023

DESPACITO

 Mientras en Argentina el ganador de las elecciones presidenciales, Javier Milei, ofrece hacer del país una "potencia", desde Brasil el presidente Luiz Inácio Lula da Silva se comporta como si lo suyo fuera también "cosa de potencia". Después de todo, debe ser algo de influencia estadounidense, para no caer entre los "mediocres".

     Desde que llegó a la presidencia, Lula se lanzó a intentar que su "grandioso Brasil" mediara en el conflicto en el Este de Ucrania. Lula se dedicó a buscar lo que le parecía más salomónico: que Rusia se quedara con Crimea y devolviera el Este ucraniano por respeto a la "integridad territorial" de Ucrania. Como no había condenado con suficiente fuerza la invasión rusa, el mandatario brasileño fue llamado a la orden por la Casa Blanca, que lo acusó tranquilamente de "repetir como un loro" a Rusia y China. El portavoz del Consejo de Seguridad Nacional estadounidense, John Kirby, le pidió al brasileño que "observara bien los hechos". Aunque la cancillería brasileña se molestó un poco con Kirby, Lula se apresuró a condenar "la violación de la integridad territorial de Ucrania", de nueva cuenta, hasta que nadie hizo caso: ni Estados Unidos, ni Ucrania, ni Rusia. 

     Más tarde, Lula quiso repetir el "justo medio" salomónico y criticó que, en el conflicto palestino-israelí, Israel matara gente inocente, hablando del terrorismo de Hamás y del correspondiente a los israelíes, que lo es si se toma por blanco a población civil. La cosa no es saber quién tiene de su lado la razón, sino ponerse "equidistante" cualesquiera que sean las posiciones de las partes y sus motivaciones, así que Lula habló con el presidente de Israel. No puede decirse que los pronunciamientos del brasileño hayan tenido algún efecto realmente importante: lo importante, por lo demás, y para el mismo Lula, era no quedarse callado, sino abrir la boca para que "Brasil potencia tuviera algo que decir", no importa qué. Lula es ante todo defensor del diálogo, aunque no se llegue a nada. Luego el brasileño fue a hablar en Naciones Unidas contra la desigualdad y el hambre, cosa de "ser visto".

     No queda claro cuándo Brasil ha ha sido potencia, fútbol aparte, y aún con cierta influencia regional, que tuvo en tiempo de las dictaduras conosureñas. La creencia viene de un Brasil que durante el siglo XIX se sintió "aparte" en América Latina al seguir siendo monárquico. Cualquiera puede darse aires de grandeza y encontrar quien se lo crea, pero queda por ver el tamaño real de las cosas. Soñar no cuesta nada, como cuando Lula promete una moneda nacional latinoamericana. Argentinos y brasileños no están exentos, cada uno a su manera, del arte de multiplicar las palabras envolventes -más que los panes- para "hacer creer" y al mismo tiempo reservarse la maniobra, lo que no cambia con la "influencia europea" inmigrante.

       Pese al ademán BRICS (Brasil, Rusia, India, China, Sudáfrica y unos pocos más), Lula despertó al ganar sobre todo simpatías abiertas de Estados Unidos con los Demócratas y de la Unión Europea (UE),  en especial de Alemania, Francia, Portugal y España. Se planteó la posibilidad de que Brasil entre a la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos), que no le hizo ningún bien a México, salvo, para algunos, el de hacerles creer que son parte de un "grupo selecto" y no una asamblea general de "fracasados". Estados Unidos se apresuró a pronunciarse por el Fondo Amazonia, junto con Alemania y Noruega. Venezuela, Colombia y Brasil han estado permitiendo una mayor penetración de intereses estadounidenses y de la UE en la Amazonía, en parte como desafío a China. La UE también tiene puesta la mira en el Mercosur. Así que "la Gran Maniobra" consiste -siendo supuestamente soberana- en dárselas de "equidistante" sin mostrar que hay desigualdad entre las partes. No parece que Lula, favorito de los "demócratas liberales", tenga una prisa especial por tomar distancia de los Demócratas estadounidenses, pese a la apariencia de "hacerle a todo, menos a nada".

     Fue el antiguo candidato del PT (Partido de los Trabajadores) y ministro de Hacienda, Fernando Haddad, que empujó al actual gobierno de Lula al dogma "neoliberal" del "déficit cero", desatando la polémica y poniendo en riesgo programas sociales e inversiones importantes. La discusión tuvo lugar en un ambiente más electorero y de "lucha de puestos" que de debate a fondo sobre las necesidades del país sudamericano, metido por lo demás en serios problemas de violencia. No hay mucha tela de donde cortar para presumir alguna "grandeza" que no sea "el tamaño sí importa". Lula llegó en tales condiciones que lo que pueda hacer está por verse. Tal vez le hagan un poco más de caso hacia dentro que hacia fuera. Las cosas van lentas (da click en el botón de reproducción).




miércoles, 22 de noviembre de 2023

VIENTOS HURACANADOS

 La llegada del anarcocapitalista Javier Milei a la presidencia argentina ha desatado la polémica, pero no es algo tan nuevo. Milei ha prometido convertir al país sudamericano en potencia en a lo sumo 35 años, lo que es perfectamente factible, siempre y cuando no haya cambios de política económica por un buen tiempo y se trate, además, de la política económica correcta. Nunca una política económica como la propuesta por Milei ha convertido a ningún país en potencia, y cabe preguntarse por lo demás si debe ser un objetivo, en vez de resolver las necesidades de gran parte de la población.

     El recién electo argentino prometió dolarizar la economía, por lo que, si lo logra, se volverá más difícil hablar de "economía argentina" si tiene una moneda estadounidense. Puede que Milei lo logre, pero no existe ninguna experiencia histórica de algún país que se haya convertido en potencia adoptando el dólar. El Ecuador, Panamá y El Salvador tienen como moneda la estadounidense y cada uno se las arregla como puede, pero en el Ecuador y en El Salvador no se ha tratado -al menos no en tiempos de éxito económico reflejado en indicadores- de llegar al Estado "mini". No lo hace el presidente salvadoreño Nayib Bukele y no lo hizo en su momento el ecuatoriano Rafael Correa. Puede que Milei sea el primero.

     Reducir el gasto público no quiere decir nada. Mal si el gasto se va en corrupción y no se emplea de tal modo que en realidad se convierta en "inversión a largo plazo", sin descartar la eficiencia. Un gasto público pequeño lo tiene Sudán del Sur; países como Estados Unidos, Francia o Alemania tienen un gasto público más bien elevado. En abstracto, lo que ofrece Milei es que Argentina de "sudanice", si bien ofrece no tocar más que a la "clase política" y no a los ciudadanos comunes. En fin que, hasta aquí, Argentina puede "africanizarse" teniendo además como moneda el dólar. El Salvador en su momento y el Ecuador en la actualidad saben algo de lo que significa socialmente esta vía. Es, efectivamente, meterse en la "africanización" o en cosas peores, considerando la violencia social.

      Milei ofrece liquidar el Banco Central. Como se lo recordó la candidata derechista Patricia Bullrich, solamente los paraísos fiscales no tienen bancos centrales. Panamá, por ejemplo. Lo que se lava en el sistema financiero panameño no siempre es especialmente limpio. Como sea, puede que haya cierta "clase política" que sea vista, no sin razón, como ocupada más del beneficio propio y particular que del interés y el servicio públicos.  En este sentido, es cierto que entorpece la iniciativa individual. Dejando de lado el modelo sudsudanés, queda por ver lo que, estando al mando, ha hecho el empresariado en países como Panamá o el Ecuador, dejando de lado el caso de Bukele. Tal vez no se trate de remozar las instituciones, sino de destruirlas por gusto de la anarquía.  No hay empresario que no esté metido en algún lío de delincuencia al pasar por la presidencia. Puede que Milei logre algo muy distinto, aunque no está de más recordar algo: en Argentina, Cristina Fernández de Kirchner fue desplazada gracias a un aparato de Justicia que actuó de manera delictiva.

     Hace tiempo que está demostrado que el empresariado opera así: en primer lugar, no ve mal cierta "redistribución" siempre y cuando no haga que los beneficiarios se sientan fuertes y con capacidad de negociar con independencia y desde abajo; en segundo lugar, tampoco ven mal cierta intervención del Estado, siempre y cuando no sea en áreas de actividad que el sector privado puede considerar rentables para sí. Queda por saber por cuánto tiempo gran parte de América Latina va a estar oscilando entre cierta "redistribución" y rescates del Estado a medias y la reacción empresarial para la cual "la libertad" puede ser la de dejar a medio mundo en la precariedad -es decir, sin derechos conquistados desde abajo- y al Estado reducido a unos cuantos subsidios a favor del empresariado. El problema está en que, en realidad, tan no hay alternativa -es que no la hay- que no faltaron encuestas para demostrar que el voto por Milei no excluyó a bastante gente que no le cree nada, pero parece estar harta de todo, incluyendo un peronismo bastante idealizado y proclive a actuar desde arriba, de manera vertical, personalista y "para los amigos". Exactamente el tipo de actuación de quienes, en México por ejemplo, remplazaron al antiguo régimen delinquiendo y haciendo "lo que se imaginaban que hacía aquél". Es la clase de gente que cree que un poquito de keynesianismo es "socialismo". Buen rato tiene Argentina oscilando entre el clientelismo peronista y otras posibilidades de llevar el país al despeñadero (dictaduras o gente como el presidente Fernando de la Rúa), salvo que se persista en no tomar nota de cómo el presidente derechista Mauricio Macri, lanzándose a los brazos del Fondo Monetario Internacional, sentó las bases para que el peronismo siguiera demostrando su inutilidad -nunca ha sido especialmente útil-y apareciera un Milei para rematarla, salvo que se quiera creer que Sudán del Sur, el gobernador Luis Fortuño de Puerto Rico, el Ecuador bananero, el Panamá del lavado o El Salvador y el Ecuador de las pandillas son caminos de gran potencia. No es que Milei esté chiflado, y por lo demás se apresuró ya a hacer buenas migas con el ucraniano Volodimir Zelenski. Aquí viene el resumen de ambos (da click en el botón de reproducción):



domingo, 19 de noviembre de 2023

Y QUISE HACERTE A FUERZAS A MILEI

 El ganador de las elecciones argentinas, Javier Milei, no está loco. Alguien loco es la clase de tipo que se cree acosado por un lesbiano (sic), que pide pan recitando versículos de la Biblia o que cree que lo están siguiendo en la calle seres de otro mundo. Milei se define como anarcocapitalista o liberal-libertario y, la verdad, no hace más que recitar los dogmas del llamado "neoliberalismo", llevándolos al extremo: es cierto que grita, pero no es incoherente ni ignorante. No está de más ver quién lo ha apoyado: desde la vicepresidente del Ecuador, Verónica Abad, de quien nadie ha dicho que esté delirando, hasta Mario Vargas Llosa, pasando por el expresidente mexicano Vicente Fox -quien, como "se las puede", se permite sus "locuras". Milei no "arrasó" (no es Nayib Bukele en El Salvador), y su 56 % contra el 44 % de Sergio Massa, su oponente, no dice más que la situación polarizada de Argentina, como la de muchos países latinoamericanos.

        Como de lo que habla Milei es de dolarización, recibió el apoyo de Luis Fortuño, ex gobernador de Puerto Rico.  Así, Milei se granjeó el apoyo de un grupo bananero (en el gobierno en el Ecuador) y de un puertorriqueño, más el Marqués de Vargas Llosa y un ranchero del Bajío mexicano. Algo no va. Hubo un tiempo en que los latinoamericanos se dejaban llevar por distintos motivos -desde dictaduras hasta gobiernos como el de Salvador Allende en Chile-, sin excluir racismo apenas soterrado, por la creencia de que el destino de todo se jugaba en el Cono Sur, incluidos los tamaños de Argentina y Brasil. Igual se lo siguen creyendo con el presidente chileno Gabriel Boric o el brasileño Luiz Inácio Lula da Silva. Total, no hay tanto indio de por medio, y en cambio sí mucho fútbol. A favor de Massa consideraron meterse la expresidente chilena Michelle Bachelet o la guatemalteca Rigoberta Menchú. Hasta la fecha no hay manera de fijarse que las dictaduras conosureñas no fueron las más cruentas de América Latina: las guerras internas de Colombia y Guatemala las superaron en víctimas por muchísimo, aunque no en grandes aires y una forma de hablar que incomoda cuando, muy acentuada, parece dar por sentado que el interlocutor puede ser lo mismo un burro que un gran profesor. Tiempos de cambalache en Argentina.

      Milei no es distinto del bananero presidente ecuatoriano Daniel Noboa, partidario de terminar de privatizarlo todo. El asunto de la reducción de los empleados públicos estaría por verse y no pagar indemnización por despido es un gran progreso hacia el siglo XIX, cuando Argentina se anunciaba como la gran potencia que nunca fue, salvo en materia de palabras, para lo que Milei es digno de una súperpotencia. Milei, si se tomara como referencia el comienzo de los años '80, es un dogmático y "nostálgico del pasado" que no parece haberse dado cuenta de que "el mercado" no es sino pura ideología: lo que seduce es "la libertad", la idea del goce: no hacer más que lo que a uno le dé la gana sin tener que reparar en un mínimo de consideración por el prójimo, para lo que se suman el gringo y el señorito hasta la caricatura.. Libertad, por ejemplo, de contraer una deuda inmensa -lo hizo el derechista Mauricio Macri-, y de pasarle la cuenta a la gente por generaciones.

     El problema es que, como Milei no es un chiflado, sabe lo que hace al pasarle la cuenta al Estado: aprovecha algo cierto, los males de lo que llama "la casta", como licencia o autorización para hacer únicamente lo que le convenga, sin reparar en las consecuencias. No es falso que el peronismo es mucho menos glorioso de lo que cree, mucho más inestable, a veces tramposo (como lo fuera el presidente Carlos Saúl Menem) o a veces inútil (como el actual presidente Alberto Fernández), e igual de mitómano que Milei. No es seguro que la gente no se canse de tener que pasar por un clientelismo que estorba el mérito individual, porque pivilegia lo que Milei llama "botín para los amigos", y que se lance al primero que ofrezca recompensa al mismo mérito, sin que quede claro de qué se habla: si de mérito al esfuerzo y el trabajo, o en los negocios, a los que, contra lo que se cree, tampoco puede acceder todo el mundo. Lo que no puede hacer la izquierda es su parte de lo mismo: encontrar en los errores del "neoliberalismo" la licencia o la autorización para presentarse como lo que no es y para no cambiar, sobre todo en los hábitos de "casta" y de supuesta "gloria", impidiendo la menor contradicción. En fin que, como el mundo actual es de negocios, cualquiera puede seguir en la broma habitual: hacerse rico comprando a Milei por lo que vale y vendiéndolo por lo que cree que vale. Queremos banana boat (da click en el botón de reproducción).






jueves, 16 de noviembre de 2023

ECUADOR, S.A.

 Hasta ahora, con la excepción de Jair Bolsonaro en Brasil y parcialmente de José Antonio Kast en Chile, casi no hay gobierno de derecha en América Latina que no tenga vínculos con el crimen organizado: ha sido el caso de gobiernos pasados en Honduras, El Salvador, Colombia, México y Perú, y es el caso de Haití, Uruguay y Paraguay. Fue el caso, también, del pasado gobierno del Ecuador, que tuvo la gentileza de incorporar al mapa delictivo de la región a la mafia albanesa. Kast, por su parte, recoge la herencia de una dictadura, la de Augusto Pinochet, que incursionó en el narcotráfico.

       Por un tiempo, el Ecuador eligió poner a un mocoso de 35 años en la presidencia, Daniel Noboa, alguien que no da la impresión de alguna inteligencia sobresaliente ni de ningún otro talento: parece maniquí. Viene de una gran familia empresarial, "grupo Noboa", a partir de la cual el papá trató varias veces de comprarse el país compitiendo en las elecciones presidenciales (Alvaro Noboa). Se dedican básicamente al banano -pobre del trabajador que intente sindicalizarse- y la harina y avena. Varias personas para el gabinete son allegadas a la empresa:  Iván Carmigniani, Iván Wong Chang, Gabriela Sommerfeld o Sonsoles García. De entrada, los Noboa están un poquito fuera de la ley: han edificado su fortuna en parte gracias a la evasión de impuestos y fiscal. La vicepresidente, Verónica Abad, es admiradora de Javier Milei, es empresaria de coaching y liderazgo y está a favor de privatizar todo lo que pueda. "Alvarito" Noboa tampoco destacó por su cabeza: si bien la costa del Ecuador se caracteriza por el ser frontal, directo, sin la malicia y el engaño de la sierra (en especial centro-norte, y en parte con la excepción del Azuay), cuando un "mono" (costeño) se pone al histrionismo no tiene igual en la payasada: baste recordar al "Loco" Abdalá Bucaram, quien fue destituído prácticamente por una "incapacidad moral" que consistía en no distinguir entre la investidura presencial y un circo. Con el mismo estilo frontal, directo. No exento de cierto histrionismo, Noboa hizo campaña entre otras cosas repartiendo avena, no con ideas. Al parecer, los votantes de Noboa se olvidaron de que el "grupo" es uno de los mayores deudores del fisco.

      Podría ser, como síntoma de "americanización", un tipo de gobierno como el de los empresarios Ricardo Martinelli (que terminó enjuiciado) o Juan Carlos Varela en Panamá, que aprovecharon la política para beneficiar negocios personales, aunque sin vínculos con la delincuencia. Martinelli acabó sentenciado en Panamá a más de 10 años de cárcel por lavado de dinero (fondos públicos para comprar acciones mayoritarias en medios de comunicación), y Varela, con cargos de corrupción, tiene prohibida la entrada a Estados Unidos (sobornos a cambio de contratos gubernamentales). Al menos que Daniel Noboa sea el primer empresario latinoamericano metido a la política en ser honesto. Por lo pronto, el gabinete es totalmente empresarial: ya sea porque se trata de empresarios, ya sea porque se trata de gente con estudios ligados al mundo de los negocios. En suma, Noboa ve al Ecuador como un negocio, quedando la incógnita de qué entiende por "negocio". Dejando de lado a los indígenas, salvo excepciones, parece que hay gente dispuesta a tragarse la idea de que la riqueza no la crea el trabajo, sino la inversión...de los ricos (!los ricos crean riqueza!). No es de descartar, salvo entre los indígenas, que sea también el tipo de gente que cree que el dinero es más limpio que el "pueblo sucio" y su clientelismo, real o supuesto: desde cierto punto de vista de negocios, la explotación no es un problema, pero todo político es un ladrón y bribón hasta prueba de lo contrario.

     Noboa arrancó ofreciendo un combate frontal a la corrupción. Es muy sencillo saber por dónde empezar para que "el nuevo Ecuador" prometido vea la luz y deje de evadir al fisco. Entretanto llegarán reacomodos en la Revolución Ciudadana (RC) que es, a fin de cuentas, la única fuerza de alcance nacional, salvo en el Ejecutivo. Algo distinto de Ecuador, S.A. (da click en el botón de reproducción).



lunes, 13 de noviembre de 2023

AMOR A LA MEXICANA

 Es como hablar de "amor a la mexicana" y meter enseguida la pata con tabaco y rón.

       La oposición mediática en México viene de lo peor del antiguo régimen y de lo peor de su prensa: no puede ver más que "maniobras" y creer que en todo hay "alguien detrás", por no creer que puede haber otros mundos que el propio o, como se dice coloquialmente, por creer el león que todos son de su condición, lo que no deja de ser psicoanalíticamente un "fantasma" -y queda por saber a qué tanta atención del presidente Andrés Manuel López Obrador a esos puros fantasmas-.

     La invitación a Marcelo Ebrard, ex canciller, a que saliera del Movimiento de Regeneración Nacional (MoReNa) y rompiera con López Obrador, fue una idea de la oposición mediática para dividir al oficialismo y obtener un candidato de arrastre en la clase media. Ebrard, todavía precandidato de MoReNa, pero no del lópezobradorismo, metió la pata: invitó, de ganar, a una "secretaría de la Cuarta Transformación" a uno de los hijos de López Obrador, Andrés López Beltrán, que inteligentemente declinó. Entretanto, a la oposición mediática le salió una candidata, Xóchitl Gálvez, "servible", esta vez con la "idea" de dividir al lópezobradorismo en la base, el "pueblo". Hasta ahora, no parece que vaya a funcionar. A partir de este "ingenioso descubrimiento", la oposición mediática hizo lo que estaba a su alcance para volver a "maniobrar" a Ebrard: ahora, en una dirección contraria, la de evitar que el ex canciller saliera de MoReNa para competir como candidato de Movimiento Ciudadano (MC), porque habría dividido no sólo a MoReNa, sino al Frente Amplio de Gálvez. Entretanto, Ebrard cuestionó prácticas tramposas de MoReNa que esta organización terminó reconociendo. Detrás de Ebrard no llegó a estar nadie y, en rigor, lo único que le quedó a la oposición mediática, después de maniobrar como "pieza" a Ebrard en dos sentidos (contrarios), fue ir a cobrarle el criterio propio en un intento por supuestamente "rematarlo": o te cooptamos, o te pegamos y te rematamos, todo ésto en nombre de "los derechos y las libertades", Líder del Movimiento Ciudadano, Dante Delgado hizo una "invitación a medias" a Ebrard quien, metidas de pata aparte, quedó como alguien a la vez independiente y leal, pese al lópezobradorismo en MoReNa y a su líder, Mario Delgado, que operaron "políticamente", tratando de dar largas a la petición de limpieza por parte de Ebrard, de tal manera que no se juegue como en el antiguo régimen. Lo curioso es que nadie haya salido a exhibir al antiguo régimen en MoReNa: sin que fuera decisivo, la existencia de gente dispuesta a la maña y la "maniobra de masas" a favor de Sheinbaum, creyendo, también a la antigua, "leerle la mente" a un López Obrador que no jugó a favor de su hijo con Ebrard, ni a favor de una supuesta "favorita". Si acaso, el problema está en que Sheinbaum se presentó como la favorita "discípula", arrastrando -junto con su "idea" de "una mujer", para ganar una mitad de votos, tal vez, en el estilo estadounidense- a la gente de pueblo en ésto, y sin criterio propio. Para quienes crean que López Obrador es Jesús, pueden imaginarlo como en la última cena: "alguien de ustedes me va a traicionar". Ebrard ya no fue. La presión sobre Sheinbaum no es por un programa que no tiene, sino otra "maniobra" al estilo del "antiguo régimen": insinuar que detrás de ella está López Obrador como titiritero para, llegado el momento, forzarla a desmarcarse y tener la independencia suficiente para intentar lo mismo: cooptarla o golpearla. En este caso, el riesgo está en que algo suceda justamente por falta de criterio propio, a diferencia de Ebrard...y López Obrador. Está encima la presión del lópezobradorismo convertido en clientela potencial para "lo que se ofrezca" y una que otra mala selección de la "hermana del pueblo", que no sabe más que de "derechos".

     La elección de MoReNa para la Ciudad de México utilizó, "sirviéndose", a Omar García Harfuch para acercarse a la clase media y tirarlo tranquilamente debajo del autobús so pretexto de una regla externa de "paridad de género", siendo que García Harfuch le sacaba casi el doble de ventaja a la ganadora final, Clara Brugada, también de la simpatía de Sheinbaum. La oposición mediática primero vió la mano de López Obrador "detrás" de García Harfuch, y luego, detrás de Brugada, en realidad otro asunto de maniobra electorera, que García Harfuch no quería (había dicho preferir Seguridad federal). Brugada sería "el pueblo" de la alcaldía más poblada de México. Al menos García Harfuch se salvó de caer en algo como Miguel Angel Mancera, ex jefe de gobierno capitalino que no se salvó de las andanadas de la clientela lópezobradorista, pese a que el mismo López Obrador tratara de evitar el linchamiento (al que se sumó Sheinbaum). El policía hijo de "la suegra de México" no sabe de política y se afilió a MoReNa hace muy poco. Se utilizó su lealtad, como en algún momento la de Mancera en el asunto del desafuero a López Obrador por El Encino. Mancera mejor se fue, no sin razón, aunque para ser estafado en el Frente Amplio, por lo que protestó. ¿Sheinbaum, "pieza de López Obrador", se sirvió -ella o López Obrador- de dos "piezas", García Harfuch y Brugada? Al parecer, hay dos a los que les quedan hábitos de "fichitas", es decir, de servirse de los demás como "piezas de maniobra": la oposición mediática, que no ve nada más, y gran parte del aparato de MoReNa que no fue ajeno -es en parte lo que evidenció Ebrard- a "anticiparse a la voluntad del jefe" -en un puro supuesto- no porque importe el jefe, sino que se espera una "colocación" en el cambio de turno, incluyendo chapulineos como el de Rocío Nahle para Veracruz.

      Brugada es lo que es: activista. Batman García Harfuch y Ebrard -que tenía las credenciales y el oficio para ser canciller- quedaron -por ahora- al margen del "chapulineo".  No es el caso de Alejandro Encinas (ex comunista que "agringó" la subsecretaría de Gobernación), llamado al equipo de Sheinbaum, ni de Arturo Zaldívar, ambos apasionados de "los derechos" (en el caso de Zaldívar, de "todos los derechos para todos", Tik Tok y el agringamiento total con Taylor Swift). López Obrador no era "el hombre de los derechos". Sheinbaum está a años luz de cualquier "revolución de las conciencias", de la frontalidad con los hombres de negocios y de educación política mínima. Hasta ahora, más de un científico ya entendió que con los activistas va de "grupos de presión" -y manipulación-, mientras otros ven "maniobras" y "gente detrás de..." hasta en la sopa, como se dice coloquialmente: sólo Xóchitl, claró está, es una bella estampa popular que se lo debe todo a su emprendimiento y que es ajena a cualquier maniobra y a gente que la utilice, sirviéndose de ella. Es una self made woman que se rodeará de lo más granado de la genuina "expertís" para ir a quién sabe dónde. Amor a la mexicana... (da click en el botón de reproducción).



      

viernes, 10 de noviembre de 2023

MÁS MAFIA DEL PODER

 La base de lo que se entiende en México y en otros países de América Latina por "política" no suele ser el servicio, sino el clientelismo para ventaja de intereses de grupo y personales. En este sentido, las universidades públicas no son ajenas a "la política".

      Una universidad pública no tiene por qué democratizar sus instancias de gobierno, al menos que se entienda como "repartir de otro modo" las ventajas clientelares. En principio, la elección a tal o cual instancia de gobierno universitaria debería hacerse con un criterio de "notables", es decir, de personas destacadas en la academia o, si es el caso, capaces de administrar correctamente por credenciales de administración pública. El motivo de lo dicho es que suele ocurrir que las instancias mencionadas evalúen: debieran operar con criterios académicos, no "políticos". Es muy sencillo: que se sepa, ni la ciencia se "consensúa", ni el conocimiento se vota. Digamos que nadie diría: "esta comisión se opone por mayoría de votos a la ley de gravedad". El supuesto es que se distinga lo que es la ley de gravedad de "la política", en el sentido de "a quién le conviene o a quién le incomoda" la ley en cuestión. Si es de "notables", hasta el cargo más alto, lo que puede implicar autoridad, la estructura de gobierno no es asunto de "gobierno del pueblo" o "de la mayoría" (la ley de la gravedad es lo que la mayoría decida...), por lo que la democracia está de más.

    Otra cosa es que, bajo cobertura académica, las instancias de gobierno y el más alto cargo queden en manos de grupos de interés "político", clientelas, "feudos", lo que implica lo siguiente: no el premio y el reconocimiento al trabajo, sino a la pertenencia a un "grupo político" o su cercanía con él, lo que termina por dejar el trabajo al margen. Es posible ser rector sin mayor mérito académico, con un CV de eterno ayudante de un "capo" y de eterna cercanía con un grupo: la autoridad está perdida. Los portales de transparencia en los sueldos lo muestran (y no tiene ningún sentido consultarlos si se desconoce qué mérito hay o no lo hay detrás): en la cúspide abundan las recompensas políticas a gente carente de méritos académicos plenos, y en medio hay desde gente que trabaja hasta una sarta de flojos, todos confundidos. La universidad pública es capaz de hacerle todo el caso a quien no imparte docencia (lo cual es obligatorio por estatuto), a alguien que cínicamente reporta como artículos de investigación columnitas de opinión y no hace casi nada (pero recibe un premio a la investigación), o a quien se reintegra a labores habiendo perdido derecho a hacerlo. Se dan así, adulterándolas, recompensas académicas que no responden sino a politiquería clientelar y que, encima, se eternizan. Hay premiados por cooptación o por amistad con el rector, y hasta asuntos que se resuelven en el medio tiempo del futbol en el estadio universitario. En un ambiente así, todo el que tenga alguna ambición o esté en una situación precaria se cuida de "no moverse" con tal de "salir en la foto", así tenga con su silencio que pasar sobre otro colega: es el arte de guardar el silencio cómplice, de "tragar sapos", de "no soltarse", de estar en todas las informaciones (es decir, en los rumores), de aislar al que habla con franqueza, de desconocer lealtades y gratitudes, de "participar" teatralmente para "agarrar hueso" y demás linduras del sistema clientelar. El rector recién designado ni siquiera vale por sí mismo: "hombre de otro hombre", lo es de un "jefe de jefes" y del grupo que éste encabeza. Por cierto, en las condiciones descritas, más instancias se crean, más se multiplican los espacios  de malas lides entre académicos.

     Los grupos no responden a ninguna "autonomía", sino que tienen abiertas ramificaciones fuera de la universidad pública, incluyendo intereses mediáticos. Se hacen los que defienden "las funciones sustantivas", pero su "politiquería" no duda en usar durante ocho años la universidad pública como trampolín para una secretaría de Estado y, si se diera, la presidencia de un partido político. Otros, para hacerse pasar por campeones de "la democracia" en instancias electorales dudosas y con remuneraciones jugosas.

     Una estructura así, entonces, además de castigar a la "tropa" en la precariedad, no recompensa el trabajo, sino lo que se conoce jocosamente por "hacer méritos", es decir, pertenencias de grupo y "politiquería", o en ocasiones, el éxito en dinero si se inmiscuye un gran empresario. Debieran más bien, en austeridad, limitarse las instancias, y darse paso a que se premie el trabajo académico como socialmente útil y de servicio público, para que quienes lo hagan puedan estar en instancias de decisiones que, también, debieran privilegiar la academia. Dicho de otro modo, no son las instancias en sí las que están mal, sino el hecho de que sean ocupadas con criterios "políticos" ajenos a funciones sustantivas que terminarán siendo tabúes. No es de felicitar al gordito, sino a su grupo que cree en una soberanía universitaria inexistente: la autonomía no es soberanía. Si es universidad pública, es de interés general (ni siquiera "de gobierno"), como organismo descentralizado del Estado, y, en estas circunstancias, no puede obedecer a intereses "de grupo", ni manejarse por cierto con toda maña en los asuntos de plagio obviando conflictos de interés y plagios reales para generar la impresión de un "interés general" como equilibrio entre "intereses de grupo". Es verle la cara al sentido de servicio público. Qué lástima (da click en el botón de reproducción).



lunes, 6 de noviembre de 2023

AH SÍ, PEPE EL TORO NO HA MUERTO

 El detalle provinciano no falta: "he aquí al Hegel de Tepalcatepec". A pocas horas del deceso de Enrique Dussel (Ambrosini), filósofo argenmex, el periódico mexicano La Jornada lo declara "uno de los grandes pensadores filosóficos del siglo XX". Es el tiempo el que dirá, no la costumbre sacerdotal de mandar a unos al cielo y a otros al infierno. De paso, el rotativo le aumenta: de unos 50 libros, según algunos reportes noticiosos, pasa a ser el autor de 70, es decir, suponiendo que haya empezado a los 18 años (murió a los 88 años), uno por año. Es posible: Dussel (Ambrosini) cuenta en Youtube que escribió 400 páginas en tres meses. Es menos seguro que lleguen las ideas al mismo ritmo, pero puede suceder cuando se es un genio. Un poquito bribón, en su biografía en Youtube, el filósofo se dedica a crearse un personaje, resaltando los famosos con los que se codeó, pero, religioso, el personaje se hace pasar por persona. Queda por saber si los libros -además de 400 artículos- los escribió la persona o, repitiéndose, el personaje. Por poco le ha pasado al presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador, a fuerza de seguir "la república amorosa" que le inspiró Dussel, pero, para bien o para mal, se impone la persona. Dussel, en cambio, no dudó en posar como si el fotógrafo le hubiera dicho: "quiero que crees la impresión de que estás pensando". Hay pocas excepciones.

Bueno, parece que lo hubieran agarrado desprevenido.

     Parte de la despedida, en medio de un alud de izquierda de palabras grandilocuentes -más los homenajes que falten hasta cansar hasta a los fieles- consistió en hacer de Dussel (Ambrosini) un marxista que no era. El filósofo argenmex de "la liberación" remplazó a los trabajadores y explotados por "el pueblo", "los pobres" -dos manías de López Obrador- y "los excluídos", seguramente que como "redimibles". No pareciera importar que entre los pobres haya de todo, incluyendo gente lumpen, hampones, sicarios, "halcones", rompehuelgas, aprovechados, mantenidos, vividores y parásitos: siguiendo a "Nosotros los pobres", son bienaventurados por nivel de ingresos, mientras que más arriba hay que ingeniárselas para ir al reino de los cielos, porque está más difícil que para un camello pasar por el ojo de una aguja. ¿Algo que ver con marxismo? Nada. Con miserabilismo, sí: lo acostumbra la izquierda para que el personaje parezca persona caritativa. ¿El "pueblo"? No es equivalente de trabajadores y explotados (a Marx, expresamente, no le gustaba andar hablando de "pueblo"), si "pueblo se entiende" por "gente de abajo". Lo de "arriba", "abajo", "en medio" y tal vez hasta "alrededor" es de nunca acabar. En realidad, puede haber incluso ricos y también clasemedieros que trabajan y son explotados. Ricos: que se pregunte en el medio del espectáculo, por ejemplo, o por la suerte de José José y la manera en que fue tratado por sus empresarios. ¿Gavilán, o paloma? "En medio" está lleno de gerentes explotados y que trabajan duro para ascender. La "gente de abajo" no es algo muy fiable: tan es así que, de "chiripa", López Obrador logró sacar a unos pocos millones de la pobreza, pero por aumento salarial a los trabajadores, dejando a muchos otros tirados debajo del autobús, incluyendo a gente en pobreza extrema. Y lo de "los excluidos", es muy extraño: ¿excluídos de qué? El mundo está lleno de gente dispuesta a pasar sobre el prójimo con tal de ser "incluida", además, como originaria, afrodescendiente, mujer, joven, homosexual, lesbiana, trans, amante de los animales, vegana o usuario de "lenguaje inclusivo" (justamente: "un mundo donde quepan todes"). El tabú es el trabajo y la explotación. La buena intuición de López Obrador fue tratar de separar política y economía en un país que, como otros de América Latina, cree que un político es culpable de robo hasta prueba de lo contrario y un empresario alguien que se ha ganado lo que tiene "con su trabajo", su esfuerzo y su dedicación. La explotación no es problema, o se entiende como "abuso", lo que no es; lo que es problema es el robo, y lo que quieren los pobres, el pueblo y los excluidos no es que cese la explotación en la producción, sino lo que se les prometió: que los políticos dejen de robar para que se reparta mejor, en la distribución y el consumo. Ahora hasta el más "originario" es un keynesiano más en la fila. López Obrador pudo haber dado el paso para pasar del problema del robo al de la explotación, pero está por verse si hay forma de ser competente y pararle al inconveniente del clientelismo, ciertos amiguismos y la entrega económica más que amorosa a Estados Unidos. En fin, Dussel (Ambrosini) deslizó un supuesto marxismo al plano del amor al prójimo y, encima, a la manía de salir de la sociedad para no ver más allá de la "comunidad", costumbre alemana.

      Dussel Jr (Peters), o baby Dussel, a sus 58 años ya es un prodigio con un CV de 162 páginas y parte de la "casta intelectual" universitaria en la que abundan los premios políticos, no al mérito en el trabajo (no es nada más un problema de 85 tecnócratas). Sin detenerse demasiado, cabe observar que Dussel Peters escaló con mañitas (detectables para quienes conozcan a los docentes universitarios más flojonazos: otra vez, no son sólo las autoridades), acaparamientos rentísticos y lo que ahora se llama "movilidad" (pasearse por aquí y por allá a costa del erario). Tal vez esta persona le haya aprendido algo al personaje paterno. En fin, cosas de la "república amorosa" y de generaciones intermedias que no logran sacudirse costumbres de grandes señores ni fraudes a la gringa. El tiempo dirá, pero es preferible no mezclar el marxismo con rentas o negocios, porque suena a incompatible. Y si ya se sabe cómo es uno, que no lo lean a uno. Porque la filosofía es de la igualdad (da click en el botón de reproducción).



¿SE SABEN ALGUNA OTRA?

 Los medios de comunicación masiva suelen estar en manos de intereses económicos poderosos y que, como tales, se ocupan básicamente de hacer negocio. No lo dicen y, más bien, llevan a serias confusiones, a las que se suman las redes sociales: la creencia de que es "la sociedad" la que se está expresando, cuando quienes lo están haciendo son los dueños de una técnica y sus empleados. Si Latinus, en México, es una empresa privada, Carlos Loret de Mola debiera ser avisado de que, por bueno que sea su salario, es un proletario, es decir, un trabajador explotado, porque la explotación no se refiere a un "abuso", sino al hecho de que a alguien no se le pague la totalidad de su trabajo, puesto que una parte debe deducirse para ganancia del empresario. Loret de Mola lo sabe, puesto que produce en masa lo que Latinus espera que le de una ganancia (esto puede incluir la "mentira producida en serie", o hasta "sobreproducción de mentiras"). El que "la mentira salga en la tele" no es garantía de verdad.

      Algunos "proletarios mediáticos", como llegan a una audiencia (más o menos calculable), se sienten con poder y pierden la cabeza, al grado de que se ha dicho de los medios que son "el cuarto poder". Hace poco, por ejemplo, el "4T" Hernán Gómez Bruera se asumió como los de programas que se erigen en auténticos tribunales, al lanzarle al "policía Omar" preguntas no propias de un periodista (y además, con una voz cada vez más chillona y desagradable). La confusión de base está entre sociedad y "opinión pública", que no son lo mismo, suponiendo que dicha opinión sea, además, plenamente "pública", lo que implicaría que no esté sujeta a negocios privados. La confusión es tal que la universidad pública -lo que queda de ella- confunde "rendirle cuentas a la sociedad" con ir al "tribunal" autoeregido de los medios de comunicación masiva, que se consideran con poder para intervenir en los asuntos universitarios (presionando, por ejemplo, sobre una elección de rector y buscando orientarla). Gran parte de la sociedad puede tener las creencias que quiera, pero ni se entera de lo que se hace en la universidad pública, como no se entera de sus desmanes (desvíos de fondos, como los de becas, o protecciones politiqueras apenas disimuladas, como la otorgada a Xóchitl Gálvez, quien reconoció un plagio -"la pendejié", dijo explícitamente- que la universidad pública negó en nombre de no quererse hacer eco de disputas electorales, textualmente). Es a través de sus "expertos" que la universidad pública se ve llevada a inmiscuirse en lo que hacen los medios de comunicación masiva, como si ese "soy 'experto' de tal o cual universidad" fuera una garantía de infalibilidad). A la larga, son los medios de comunicación masiva los que adquieren la capacidad para establecer de qué se "debe" hablar y de qué no, a partir de las técnicas de focalización de la atención. Otra demostración de que no son "la sociedad", ni mucho menos sus representantes: una parte importante de la gente de pueblo en México debe creer que la Franja de Gaza se compra en farmacias. Hay que saber cuidarse de los medios: como en el desbarre de Gómez Bruera contra "el policía Omar", es frecuente que la pregunta del medio esté hecha de tal forma que lleve implícita la respuesta. Basta un poco de maña para que se proceda de manera inquisitorial, con la llamada "prueba demoníaca": si confiesas, reconoces, y si no confiesas, es que lo ocultas, por lo que de todos modos eres culpable. Basta ver por ejemplo lo que hace el programa "Tragaluz" de Milenio, o la manera maliciosa de imponer la respuesta en la pregunta -"manita de puerco"- del "periodista" Carlos Marín. Son verdaderas pruebas de extorsión al entrevistado, que es en lo que cayó Gómez Bruera, desde la primera pregunta "inocente" al "policía Omar" (¿qué piensa de los asesinos que fueron su padre y su abuelo?).

       Pretendiendo ser jueces, por la técnica, no es raro que en los medios sean a la vez juez y parte. Es lastimoso ver a tanta gente proletaria y explotada -pagada con un salario por una empresa que se lleva una ganancia- asumir como propio el negocio del patrón, "con los de casa", confundiendo sueldo y ganancia si es gente bastante bien pagada. Lo lastimoso está en la venta que no es de las manos o de alguna otra capacidad física, o destreza, sino de la mente, que en este caso forzosamente se hace mercenaria: inquisitorial, golpeadora, mañosa, fraudulenta a sueldo, pero encima dando la apariencia de ser el patrón, sabiendo que no lo es y que, en realidad, no es libre de elegir. Su labia, su "pluma", su "firma" no tienen mercado de trabajo libre, sino que -pregúntenle a Enrique Serna, acabado- tienen que vender su mente (ni siquiera es realmente capacidad cognitiva) de manera muy específica, para producir lo esperado por el patrón, ya que de lo contrario simplemente no hay paga ni "contrato".

    El hecho es que debe tenerse claro que a un medio de comunicación masiva no hay por qué rendirle cuentas, ni admitirle los términos del debate, porque no representan con frecuencia más que intereses privados, y no el interés público o general. Tan es así que se dan el lujo de perder toda compostura en su afán de dominación y lucro, al grado de llegar al onanismo simbólico, que no es otra cosa la que practican quienes, por ejemplo, hacen "profesión" diaria del "dale donde más le duele", como si el periodismo fuera buscarle al otro el "flanco débil", incluyendo algunas prácticas de Gómez Bruera y otros "4T" que se colocan al mismo nivel de una oposición incapaz de la menor propuesta constructiva. Todo es, diario y a todas horas, "dale donde más le duele", con un buen dejo de sadismo, claro, ahora que el sado-masoquismo ya no es considerado una patología en el DSM. Si se les responde, se consideran !atacados!, lo que muestra una mentalidad de amos y señores. Es igual, para que no se diga, con quienes llamaban "Enrique" al presidente Enrique Peña Nieto o con las insistencias de Epigmenio Ibarra sobre Felipe Calderón, todo basado en poderes mediáticos. Es entonces que todo este proletariado se colorea de "lumpen" mientras se queja de la inseguridad, cuando lo menos debiera ser el respeto al derecho del otro a la "propiedad de sí". Vaya proletarios los de los medios de comunicación masiva y sus "producciones en masa". Lo que pasa cuando estás en la maniobra (da click en el botón de reproducción).









sábado, 4 de noviembre de 2023

A VER A QUÉ HORAS

 Hace mucho tiempo, casi un siglo, alrededor de 1925-1926, Joaquín Amaro encontró en México el modo de profesionalizar el ejército, entre otras con una medida muy eficaz: que los ascensos se hicieran por concurso, y no por designación personal del "jefe". De esta manera, y junto a la rotación de jefaturas de operaciones militares, no se podían formar clientelas en el cuerpo armado. México cumplirá en 2029 un siglo sin golpes de Estado, algo excepcional para América Latina.

       En la policía de la Ciudad de México, parte del éxito en la profesionalización ha sido lo mismo: ascensos sobre la base de méritos y de exámenes, y no de designaciones personales. Hasta hace algún tiempo, el estado de la policía capitalina era poco envidiable: sueldos muy bajos, "madrinas" (jefes que obligaban a sus subordinados a darles regularmente dinero, llevando al policía a abusar de la gente con las "mordidas"), etcétera. Junto a los concursos se subió el sueldo y se trata de ajustarlo anualmente. Es en cierto grado como el soldado, que tiene acceso a prestaciones para él y su familia. La eficacia de la policía capitalina se incrementó con la de las labores de inteligencia. La Ciudad de México logró en el sexenio que enrumba hacia su fin bajar los delitos de alto impacto en muy buenos porcentajes, del orden del 70 %. La idea es convertir esta capital en la más segura de toda América Latina, y es factible.

     El problema que no se resuelve en la administración pública está en que, justamente, no se consigue profesionalizarla a partir de concursos, siendo que es algo que existe en distintos países. La idea de las autoridades capitalinas ha sido automatizar procesos para evitar corrupción, pero no es lo único: puede haber incompetencia y poca amabilidad. El Servicio Civil de Carrera, basado en concursos de méritos, no ha funcionado como debiera. Estos concursos en la administración pública fueron alguna vez una gran tradición en China.

     Lo que puede lograr un sistema de concursos como el descrito es que la selección de funcionarios públicos deje de hacerse, por ejemplo, sobre la base de criterios partidistas, al margen de aptitudes reales. Estos criterios echaron a perder burocracias como la soviética o la mexicana. Sin que haya todavía una explicación clara, la convicción ideológica se vuelve "agencia de colocaciones" en el gobierno: dicho de otra manera, como se es "revolucionario" se puede estar en Turismo, Energía, Comunicaciones y Transportes, etcétera, sin la menor formación para ninguna de estas materias, pero como parte de movimientos clientelares en el aparato de gobierno. Cada vez, el "jefe" se mueve con "su" gente. También existen los puestos que se reparten a partir de sindicatos, también con criterios clientelares: "atiende" no el más capacitado, sino el de la planilla ganadora.

     En México hay alguna gente capacitada para lograr los cambios sugeridos, si logra sortear la presión clientelar enquistada en el aparato. Lo hecho en la policía capitalina debiera servir de ejemplo, pero no es seguro que se esté entendiendo a fondo el sentido del cambio. De manera muy concreta, el aparato lópezobradorista en el Movimiento de Regeneración Nacional (MoReNa) bloquea, a costa del servicio a la gente y con criterios como el parentesco, por ejemplo, en Zacatecas, Guerrero y Campeche, todos parentescos en la política, de tal forma que hay que llamar a las cosas por su nombre: nepotismo. Es probablemente una lástima que Omar García Harfuch, cuyo parentesco desagrada, no pueda llegar más alto y esté compitiendo para la jefatura de gobierno capitalina en México por razones electoreras. Pero es igualmente penoso lo que busca el "aparato" para bloquearle la participación. Claudia Sheinbaum tendrá que escoger: entre la "agencia de colocaciones" morenista, no exenta de descaro, y la selección de gente con profesionalismo. Como jefe de gobierno, Sheinbaum tuvo otro acierto: la secretaria de Salud, Oliva López, quien se atrevió a desobedecer durante la crisis sanitaria de la Covid-19 al subsecretario de Salud, Hugo López Gatell. Hay de todo, puesto que es la viña del Señor, pero no tan inescrutable: la selección por aptitud en el trabajo da mejores resultados que "lo que diga mi dedito" y las recomendaciones, los favores y las influencias, así estén amparadas en la "causa justa". !Querreque! (da click en el botón de reproducción)



miércoles, 1 de noviembre de 2023

SE NOTA, Y NO ES NOTA

 La derecha mexicana del partido Acción Nacional (PAN) tiene una indeclinable vocación por los asuntos chuecos. La actual candidata del Frente Amplio opositor, Xóchitl Gálvez, plagió unos seis párrafos de su trabajo de titulación en ingeniería: lo admitió, fue a lisonjear a las autoridades de su "querida universidad", les dijo que lo acatará todo, les presumió sus edificios inteligentes y hasta se ofreció a reponer lo que sea necesario en su texto. En suma, y sin que el piloto Guillermo Sheridan haya perdido el sueño, resultó que un plagio no es un plagio -salvo que un buen día se sancione-, sino un error de juventud que le puede pasar a cualquiera, que en nada quita el cariño por la institución en la cual se plagió y que, si lo quiere, tal vez hasta recompense con un chancecito si es su voluntad.

      Hay gente a la que las irregularidades inmobiliarias "le hacen lo que el viento a Juárez", según Santiago Taboada, alcalde de Benito Juárez en la capital mexicana, por el PAN, y mencionado como posible candidato a la jefatura de gobierno de la ciudad. La alcaldía tiene un problema: más de 100 construcciones con varios pisos de más, lo que se sabía que no estaba permitido, y que tiene ahora en la angustia a los residentes. No es todo: son cerca de mil construcciones que no respetaron las colindancias sísmicas, y que por lo mismo, implican un riesgo. El auge inmobiliario irregular cubre varias administraciones del PAN. Un antiguo jefe delegacional optó por cubrirse pasándose al Movimiento de Regeneración Nacional (MoReNa), Fadlala Akabani. Lo niega todo. Otro, Christian "Von" (Roehrich), fue a dar a la cárcel. Uno más, Jorge Romero, de quien se sabía cómo había obtenido su departamento de residencia en la demarcación, es el mentor panista de Taboada: ambos son investigados por la fiscalía capitalina. En esas condiciones, Taboada podría seguir ejemplos existentes en México y abstenerse de ofrecerse como candidato hasta que se aclaren las cosas. Sin embargo, Taboada parece no dejarse amedrentar: lo niega todo pero, por si acaso, él y Romero se fueron a amparar para que las autoridades no puedan divulgar sus investigaciones. Nada de lo dicho perturba a la oposición blanquiazul, que, a diferencia del PRI (Partido Revolucionario Institucional), no tiene mayor institucionalidad que sacar a relucir: el ex presidente Vicente Fox la desconoce en todo, vocabulario incluido (y olvidando el caso Oceanografía), y Felipe Calderón, mandatario de 2006 a 2012, también lo niega todo: no se dió cuenta, según él, de lo que hacía su secretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna, enjuiciado en Estados Unidos. A decir verdad, pese a que hay manera de saberlo, la inútil Fiscalía General de la República (FGR) tampoco se dió cuenta de las actividades delictivas de otra candidata a la jefatura de gobierno de la capital, Isabel Miranda de Wallace, cuya magia para salir siempre del agua sin mojarse ameritaría un premio más. Igual salió finalmente el ultracorrupto gobernador panista de Sonora, Guillermo Padrés Elías, sin olvidar a uno que otro gobernador de Acción Nacional de Tamaulipas, encargado de asuntos de Seguridad del Frente Amplio. Tampoco molesta. Desfalcar no llama tanto la atención como ser incompetente, que es lo que se estila en MoReNa (si hay una excepción, hay que echarla abajo). Alguna vez Leticia Varela, opositora, estuvo a pocos votos de ganar la delegación, pero los jueces desempataron "a su manera".  Alertados sobre la ostensible anomalía inmobiliaria, los habitantes de Benito Juárez solían culpar al jefe de gobierno de la capital entre 2000 y 2005, Andrés López Obrador, por un "bando" emitido. Lo que ese "bando" nunca dijo es que proliferaran construcciones de más de tres pisos o con colindancias mal hechas, ni que los jefes delegacionales y alcaldes hicieran las cosas de tal modo que el boom fuera para regocijo monetario ilegal de unos cuantos. Ni siquiera es seguro de que López Obrador, alguna vez habitante de Benito Juárez, se diera cuenta de lo que, para las circunstancias del país, sugería incluso lavado de dinero. Tampoco parece haberse dado cuenta el "mejor alcalde del mundo", Marcelo Ebrard, ni otro habitante de Benito Juárez, el jefe de gobierno Miguel Angel Mancera. Mucho surgió de abajo y de vecinos de la demarcación, que además de tener la sede del PAN, llegó a contar con habitantes tan ilustres como el "H", un Beltrán Leyva. La alcaldía, de teflón, ni se inmutó por este clase de huéspedes, ni, desde los '80, por la existencia de lugares de almacenamiento de droga.

      Cerremos. Durante el periodo en que López Obrador fue jefe de gobierno de la capital, Akabani, empresario de origen sirio, fue jefe delegacional de Benito Juárez (2003-2006). Hasta 2011, Akabani estuvo en el PAN. En rigor, el desfalco comenzó después, hacia 2008, con el grupo panista de "los Ocean". Cosas de la vida, el empresario aterrizó  desde 2019 como secretario de Desarrollo Económico de la Ciudad de México, a cargo...de Claudia Sheinbaum. En Benito Juárez, había sido precedido por José Espina Von Roehrich (2000-2003), luego secretario general del PAN  (2004-2007). Aunque era apenas el comienzo, Akabani  sí permitió construcciones irregulares. Como "Xóchitl": nomás tantito. La doctora es buena para ciertas infraestructuras y hacer parques: el "invisible de la foto", su padre, era empresario, y lo que hizo Sheinbaum fue dejarle el Desarrollo Económico de la capital a un empresario de ascendencia panista. Ciertamente, Akabani se lanzó contra "los Ocean", dirigidos por Romero, que disgustó finalmente a Calderón. Pero de la elección de Sheinbaum para Desarrollo Económico nunca se habló mucho. No es nota. Dicho sea de paso, Akabani perdió la alcaldía frente a Taboada, tal vez porque todavía muchos en "BJ" se creyeron que Taboada los protegería...de los ladrones (!). Sheinbaum le confió el "desarrollo económico" a un empresario (egresado de sociología). Varela se dedica hoy a cuidar animalitos. Del dinero y de Camelia nunca más se supo nada. Y da click, que canta Taboada. O éso parece.


TIEMPO DE....¿SEÑORAS?

 A reserva de lo que dé a conocer Ricardo Raphael, muy buen conocedor del caso, Isabel Miranda de Wallace es una mujer de antología que llev...