Fue detenido en Tijuana, al norte de México, el presunto segundo tirador al momento del asesinato, el 23 de marzo de 1994, de Luis Donaldo Colosio, candidato del PRI (Partido Revolucionario Institucional) a la presidencia. Dicho presunto tirador se contradijo en sus declaraciones, pero no fue mayormente molestado, y era agente del entonces CISEN (Centro de Investigación y Seguridad Nacional), que lo sacó de apuros, entre otros gracias a Genaro García Luna, más adelante súperpolicía de los gobiernos de Acción Nacional (PAN, derecha), y hoy preso en Estados Unidos.
El segundo tirador, Jorge Antonio "N", una pista que el último fiscal del caso se encargó de NO seguir, quedó como "presunto" y nada más, porque se decidió que el asesinato fue por parte de un asesino solitario, Mario Aburto, hoy en prisión.
Por encargo de la viuda de Colosio, Diana Laura Riojas, el primer fiscal designado, a los pocos días del asesinato, fue Miguel Montes, en quien ella confiaba. Ya había un primer asunto extraño, más allá del ambiente que buscaba hacer de Colosio un presunto candidato. Se trata de las dos balas que lo mataron, y que difícilmente podían ser de un mismo tirador. Lo que se dijo es que sí era el mismo, pero que Colosio había "dado un giro".
Inicialmente, Montes habló no de "conspiración", sino de "acción concertada", probando con videos que varios de los presuntos implicados se conocían y habían estado hablando entre sí durante el mitin de Colosio. Ni quien se acuerde de esa prueba. Si hubo un segundo tirador, Othón Cortés, fue presunto y quedó libre cuando el caso dió, él también, un "giro", luego de los "giros" del fiscal Pablo Chapa Bezanilla, una pifia. Otra fiscal, Olga Islas, había dejado abierta la pista de Jorge Antonio "N", quien sí tenía imputación en su contra y era "perseguible de oficio". Así que se trata de un "giro" de la actual FGR (Fiscalía General de la República) que, según la periodista Laura Sánchez Ley, vuelve al lugar donde quedaron las cosas con Islas.
Es posible que, pronto, los "periodistas" Carlos Riva Palacio y Julián Andrade Jardí "giren" para que, como cada vez que interviene Héctor Aguilar Camín en el asunto, todo se vuelva "presunto", a reserva de saber si no son "presuntos" periodistas y si la inteligencia atribuida a Aguilar Camín no es, también, "presunta". Todo depende del "giro" de las cosas, como de saber si en algún momento, como lo dió a entender el presidente Andrés Manuel López Obrador, Aburto deja de "dar giros" y "dice lo que sabe", mientras se sabe si Jorge Antonio "N" también dice lo que sabe o si se pone a dar "giros", en algo en lo que, como dicen los argentinos, medio mundo parece "tener cintura". Incluyendo varios de los grandes políticos y asesores llamados en su momento a declarar, y que se contradicen o mienten sin empacho, sin que se repare en ello. El problema no es del todo del segundo tirador, si no es presunto, sino de poder saber si se puede terminar de rastrear la pista del autor intelectual, salvo que, como dicen algunos, no haya sido sino cosa de extravagancia de Aburto o, según éste, de Colosio, por atravesarse por donde iba la bala, para colmo en lo que alguna vez "El búho" Eduardo Valle dijo que era casi "un mitin de policías".
Las conexiones de Jorge Antonio "N" son conocidas, de director del CISEN para abajo, pasando por García Luna. Desafortunadamente, hay tabúes, puesto que García Luna fue "arropado" por Estados Unidos y tuvo excelente relación con la DEA (Agencia de Control de Drogas) y el FBI (Oficina General de Investigación), pero fue luego colocado en la congeladora. ¿Puede ir el solo Jorge Antonio "N" más lejos, si estuvo involucrado, o también es parte de alguna posible hábil compartimentación? Ya lo decía el "Divo de Juárez", Juan Gabriel: medio mundo está puesto a actuar como si no existiera razón de Estado. Bueno, no es de personas, porque no es de cucara macara títere fue, yo no fui, fue teté. Es de saber si hubo una o más razones de Estado, aunque a algunos les parezca que Colosio simplemente fue víctima de "se aprovechan de mi nobleza". No es tragicómico. Es patético por el sentido del privilegio hasta en gente como Aburto o Jorge Antonio "N" (da click en el botón de reproducción).