Poco se menciona en México el Memorándum Negroponte, pero sí lo hace por ejemplo el periodista Carlos Ramírez, en El Independiente. Poco se quiere creer, igualmente, las advertencias que algunos diplomáticos y analistas hicieron en su momento sobre la "puertorriqueñización" de México. Tal vez hay quien crea que alguna defensa hay en "la grandeza milenaria de México", pero no existe, porque México no es ningún país milenario, sino de poco más de dos siglos de existencia. Al mismo tiempo, dicha "grandeza" se ha convertido en "patrimonio" para el turismo: actual grandeza, más allá de algunas inmensas torres financieras (muchas veces ni siquiera mexicanas, como la Torre Mayor en la Ciudad de México), la de los gigantes hoteles en la misma ciudad o durante kilómetros y kilómetros en Cancún, sin que el turista estadounidense tenga que darse siquiera el trabajo de balbucear una que otra palabra en español; los precios y los pagos pueden hacerse por lo demás en dólares. En algunos países, es lo que se llama "proceder como en país conquistado", aunque Estados Unidos no sea un país colonial. En los márgenes, sobrevive en parte, más allá de un sector pequeño de capas medias, población marginal feliz de venderle lo que sea al gringo, desde una artesanía hasta un narcótico. Y el mexicano que, como el puertorriqueño, en su propio país sirve al extranjero, trata con un dejo de desprecio al compatriota que no trae el billete verde. ¿Potencia turística? Habría que saber si importan los números o lo que se genera en la estructura de un país deforme.
Si se prefiere, se puede emplear la palabra "patriotismo" en vez de "nacionalismo". Se acabó. No tiene el menor sentido gritar a voz en cuello que se es un país "libre, soberano e independiente" cuando encima se defiende el libre comercio con Estados Unidos con uñas y garras, y más que los propios estadounidenses. A grandes rasgos, el Memorándum Negroponte decía que, con la firma del TLC (Tratado de Libre Comercio), se aseguraba que se acabarían las veleidades de nacionalismo en México. "Y fue así". Nadie repara, por ejemplo, en el "año de Francisco Villa", en el de Leona Vicario, en el muy exagerado "de la mujer indígena" (¿por qué no el "año del muxe"?), o en qué rayos hizo Felipe Ángeles, mientras al mismo tiempo muchos lugares siguen llevando el nombre ya semi vacío de "Benito Juárez". Al seductor de la patria y a los millenials les viene mejor Don Porfirio ("don"): fachada de modernidad teniendo a la gente controlada. Nunca hubo "buena economía" con Porfirio Díaz, sea por el malpago de la tienda de raya o porque quienes tenían salario lo veían bajar en el poder de compra.
El Memorándum en cuestión, por lo demás de un John Dimitri Negroponte con una historia siniestra en Vietnam, la Central de Inteligencia Americana (CIA), Centroamérica (Honduras) y Siria/Irak, y un gran cinismo, data de 1991 y ya proponía el libre comercio (antes de 1994) también como forma de someter políticamente, para beneficio de la seguridad nacional estadounidense. Es algo que no sólo no ha cambiado con la llamada "cuarta Transformación", sino que ahora, para colmo, busca "arrancarle" al presidente estadounidense Donald J. Trump la renovación del TMEC (Tratado México-Estados Unidos-Canadá). Claro que México "no es colonia de nadie", pero sí, en buena medida, dependencia estadounidense, sin sistema productivo propio, como lo ha recordado Carlos Ramírez. México no logró crearlo y es uno de los fracasos del antiguo régimen. Es una tema más importante que el de la "bocota" del presidente Gustavo Díaz Ordaz o la creencia en algún milagro del presidente Adolfo López Mateos. El gobierno mexicano, que no es Estado pleno, es algo por entender: sectores de capas medias, no del tal "pueblo", que a su manera lo cooptan mientras sigue matándose de trabajo y lo reducen a folclore de boutique. Si es "el año de la mujer indígena", podría serlo "de la mujer indígena lesbiana y de raíces africanas", tipo Pinotepa, para "ponerle lo sabroso" a lo que llega, también, de universidades estadounidenses. "Siéntase como en su casa" se volvió "pásele a lo barrido" y a explotar a la gente y los recursos de México hasta el bochorno. Cuando menos, con el nuevo liderazgo, MoReNa (Movimiento de Regeneración Nacional) debería cuidar que el ostensible viraje hacia el acercamiento con los empresarios no sea para alguna "prosperidad compartida"...entre ellos y Estados Unidos, dando migajas a la gente en México. También la ostentación puede ser insultante, como la pobreza de la mayoría de los mexicanos.
Cuando se lee el memorándum Negroponte, que reprodujo El Independiente, sorprende que muchos de sus puntos de vista sea compartidos por mexicanos que seguramente confunden el patriotismo con "demagogia tercermundista", que creen en lo fundamental de la "confianza empresarial" y la inversión extranjera, en el libre comercio como "palanca útil para que la apertura de la economía mexicana sea aún mayor", en el "pragmatismo" y en los empleos estadounidenses "que dependen de las exportaciones a México", sin centrar exclusivamente el debate "en preocupaciones legítimas ((o ilegítimas) sobre desplazamientos de los trabajos", etcétera. Aunque "se habla español", las conexiones en la mente se hacen en inglés. (da click en el botón de reproducción).