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martes, 14 de febrero de 2012

SIRIA: ESTO ES UN ATRACO

Hay ahora dos maneras de hablar en Occidente. La primera es muy parecida a la de Brezhnev, el antiguo líder soviético. Un funcionario de Naciones Unidas, metido a consideraciones sobre la situación actual en Siria, declara: "el reloj sigue caminando y sigue muriendo gente en Siria", a lo cual agrega el declarante, Rupert Colville, que "el ojo de la Historia será implacable con todos aquellos que permiten que se cometan crímenes de lesa humanidad y crímenes de guerra (...) para ellos no habrá escapatoria". Colville es el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos. Habla mucho peor que un manual soviético -ya que el declarante ni siquiera analizada nada- y pareciera estar igualmente estar narrando una película estadounidense de persecusiones, pero nadie dirá nada.
La "jefa de la diplomacia europea", Catherine Ashton, es mucho más linda. Como Rusia y China vetaron una resolución de Naciones Unidas contra Siria, Ashton dijo que "Rusia tiene que admitir la realidad" y "poner los pies sobre la tierra". En términos terapéuticos (los cognitivo-conductuales del doctor y sexólogo Albert Ellis), Ashton tiene razón: cuando a alguien lo están asaltando, no se pone a vetar al asaltante, ni a declaraciones de principios, sino que pone los pies en la tierra (por ejemplo, para evaluar cómo y por dónde salir corriendo), y, con todo apego a la realidad, entrega lo que tiene al dueño de la pistola que apunta. Es el más elemental asunto de costo-beneficio.
De acuerdo con lo que informaron los observadores de la Liga Arabe, en Homs y Deraa no es tan sencillo como lo pintan los medios de comunicación masiva occidentales: la Misión constató que hay grupos armados que hostigan a las fuerzas del gobierno e incluso a civiles, al grado, por ejemplo, de volar autobuses, en atentados que afectan a mujeres y niños.
En Homs, los terroristas, perdón, ´"los demócratas sirios", extremistas del Islam, han atacado el barrio de Boustane al Diwane provocando que 30 % de los cristianos de la ciudad se tengan que ir. Las escuelas griegas ortodoxas y la iglesia griega melkita han sido afectadas. Es el mismo tipo de vandalismo que en Libia.
Distintos medios de comunicación alternativos (en particular Russia Today) han dicho que los agresores en Siria reciben ayuda directa de tropas británicas y de Qatar, que operan en cuatro centros en Homs. Por si fuera poco, hasta los últimos restos de Al-Qaeda, encabezados por Ayman al-Zawahri, se han sumado a la iniciativa occidental. Gran Bretaña ha reconocido que ayuda a los "demócratas sirios", que para el caso son provocadores interesados en crear un clima de guerra civil que justifique alguna forma de intervención extranjera, sea occidental, sea de "fuerzas de paz". A estas hordas se les llama "la sociedad civil siria", como al chantaje y la extorsión se les llama derechos. El que no cede es porque está fuera de la realidad: Ashton se pinta sola.
Como en Siria no hay petróleo, la izquierda no sabe qué decir. Nada más sabe que hay que repetir que Al Assad es autoritario. Y como no hay riesgo de conflagración nuclear, como pudiera haberla en Irán, no hay apocalipsis ni lugar para profetas: el comandante no nos ha regalado una de sus reflexiones sobre el "fin de la especie" y el discurso de horas que habrá que oír cuando la Humanidad se haya terminado.
Nada más sano y terapéutico que salir volando en caso de un atraco. Si Rusia y China oponen resistencia, Ashton o la Hillary (dos mujeres, y un camino) dirán que, en caso de golpes, los del veto "se los buscaron". Seguramente se va acercando la hora de "psicoanalizar" a China y más aún a Rusia: por algo ya hay también en la Federación Rusa un brote epidémico de sociedad civil anti-Putin.

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