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martes, 10 de abril de 2012

TU MAÑITA NO TE LA PUEDO QUITAR

A la "comunidad internacional", tan preocupada por lo que el pueblo sirio "quiere y se merece" (falta agregar a lo dicho por la vocera del departamento estadounidense de Estado, Victoria Nuland, algo sobre "las y los sirios" y el "orgullo de ser demócrata sirio"), se le ocurrió lo de siempre: sembrarle al gobierno de Damasco, capital siria, un pacificador, cuando las tropas gubernamentales iban ganando la partida. En efecto, el mediador, Kofi Annan, ex secretario general de Naciones Unidas, consiguió que fueran cesando los movimientos de tropas y se retiraran las grandes concentraciones militares en las ciudades. Para el momento de hacerlo, un bastión de los rebeldes armados, Homs, ya había sido casi totalmente recuperado por el ejército de Damasco. El gobierno sirio puso una condición: que al retirar tropas, los terroristas cesaran las hostilidades. Según lo reveló la cadena Al-Jazeera, apenas comenzó a retirarse el ejército sirio, los rebeldes armados volvieron a las andanzas, atacando puestos militares e infiltrándose por las fronteras libanesa y turca. En estas condiciones, lo que resultó es que se le pidió a Bashar Al Assad, gobernante sirio, que cesara el fuego, sin pedirle a cambio a los terroristas que pararan sus ataques. Esto se llama un desarme unilateral. Además, Estados Unidos le llamó al plan de paz "la última oportunidad". Es decir, se buscó un desarme bajo amenaza.
Las "credenciales" de Annan son las de un hombre que ha estado más de una vez al servicio de Estados Unidos. Estudió en Harvard, becado por la Fundación Ford (considerada tapadera de la Central de Inteligencia Americana, CIA), y en el MIT (Massachusetts Institute of Technology). Annan sirvió en 1996 para que Estados Unidos se deshiciera del incómodo Butros Butros-Ghali. Mucho después, antes de aparecer como mediador, Annan estaba trabajando para "Bill" Gates y la Fundación Rockefeller. Aún así, Siria y Rusia aceptaron la "pacificación" propuesta por el ghaneano.
Luego de un incidente en un campo de refugiados en la frontera entre Siria y Turquía, el actual secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, pidió el "cese inmediato" de todas las acciones militares del gobierno sirio, "sin ninguna condición". En cuanto a Turquía, salió a decir que reaccionaría de acuerdo con "el derecho internacional". Si es así, Turquía deberá dejar de apoyar a los terroristas sirios y de creerse una reedición de la "grandeza" del Imperio Otomano, el tipo de "grandeza" con que se marea a las "potencias emergentes". Y si Ban Ki-moon hubiera sido otra cosa que "el muy poco venerable" Ki-moon, hubiera pedido que Arabia Saudita y Qatar, entre otros países, dejen de financiar (con más de 100 millones de dólares) a la oposición armada siria, del mismo modo en que el Grupo Amigos de Siria (¿Amigos para Siempre?) ofreció, gracias a la Hillary, ayuda en comunicaciones a los terroristas contrarios a Damasco.
Occidente, las monarquías del Golfo y Libia le sembraron terroristas armados a Siria. Cuando el gobierno sirio empezó a desbaratar la conjura, apareció Annan, responsable de haber ido "desarmando" durante años (mediante el programa "Petróleo por alimentos") a Iraq antes de la invasión de 2003.
Una agencia de noticias occidentales, ya sin poder contenerse, le atribuyó 8000 muertos al gobierno sirio en diez días. El mismo simpático cable aclara que en realidad, son 1000 muertos en 8 días. ¿Qué tal una multiplicación para que la "opinión pública" occidental se trague el cuento con hot chili sauce?

A VER A QUÉ HORA

 En un libro reciente, el periodista J.J. Lemus, a partir de una investigación muy exhaustiva, ha demostrado hasta qué punto no existe la me...