No hay de qué preocuparse, al menos que se quiera creer que en Rusia hay una democracia a toda prueba. Para empezar, no la hay en Estados Unidos, que es una plutocracia o, dicho de otro modo, un régimen donde mandan los ricos, así parezca que lo hacen los nuevos ricos tipo Obama. En Rusia no faltan quienes crean que es también hora de los nuevos ricos y la tan llevada y traída clase media, que en cierto modo representa Dmitri (Anatolievich) Medvedev. En Estados Unidos, junto a los nuevos ricos mandan los militares, que aseguran la llegada del tributo desde el resto del orbe. Bien, en Rusia, junto a los nuevos ricos, mandan los militares y los servicios de seguridad, que parecieran seguir buscando limitar el poderío estadounidense y prepararse contra un eventual golpe.
Lo delirante no es lo anterior, sino que ningún intelectual de izquierda haya salido a la palestra para embestir contra el actual capitalismo de Estado ruso, siendo que antes se acusaba a la Unión Soviética de ser un capitalismo de Estado, aunque casi no hubiera propiedad privada. Y al mismo tiempo, el Partido Comunista de la Federación Rusa acusa a los recientes mandatarios rusos de comportarse como en la época de Jrushov. A lo cual, los comunistas rusos, aunque son el gran partido de oposición y tienen adeptos entre gente culta, no responden más que con el sempiterno candidato, Guennadi Ziuganov. Así que es Ziuganov, no muy ducho en ideas, quien critica el continuismo en el Kremlin. Y es Putin, lanzado como candidato para la presidencia (de nuevo) por Dmitri (Anatolievich) Medvedev , quien, plagiando tranquilamente a los comunistas, sugiere crear en la Federación Rusa un Frente Popular. Resulta sorprendente ver a los comunistas rusos criticar a la burocracia y a los servicios de seguridad que hacen y deshacen a su antojo.
De todos modos, ocurre que los comunistas rusos en el gobierno servirían tal vez de pretexto para provocaciones occidentales. Medvedev no necesita que lo provoquen, y ha mostrado que las tonterías las puede hacer solito, lo que sin duda le valió tener que ceder el lugar para el regreso de Putin, quien se maneja por lo menos de manera clara con Occidente: si es por las buenas, por las buenas, y si es por las malas, por las malas. ¿Que da igual si es Putin o Medvedev? No, aunque Putin diga que cuidan a Rusia durmiendo por turnos. Una cosa es estar alerta cuando uno está despierto y otra es dormitar cuando se debe estar en guardia.
Así que, salvo sorpresas, lo del cerco se arreglará con Putin. A Occidente le encantan los escenarios apocalípticos, desde el calendario maya hasta los asuntos del cambio climático y el cuento de que un Dios justiciero se va a desquitar de lo que el Hombre le ha hecho a la Naturaleza, incluyendo a los animales, sean callejeros o domésticos. Siendo las cosas así, no hay más que irse a esperar el día del Juicio Final y, desde luego, no actuar ni pensar (mucho menos socialmente), que es lo que prefieren los nuevos ricos con su mentalidad de secta. Una parte de la izquierda adora estos escenarios apocalípticos: creyó que a más pobres más volcanes sociales en erupción, y asegura que el capitalismo salvaje va a destruir a la Humanidad, así sea, al parecer, al precio suicida de renunciar a tener de dónde sacar ganancias. Cuando no hay más que catástrofes por delante, lo mejor es ponerse a salvo (con riqueza, por ejemplo), disfrutar el momento hasta reventar o irse a dormir (el sueño de los justos o el que sea).
En lo que se acaba el planeta, Obama enfila a un nuevo periodo y Putin se asoma de nuevo al Kremlin. No es el mismo tipo de nuevo rico, ni de formación de origen, ni de visión de un mundo justo, ni es el mismo tipo de potencia ni de declive. Después de todo, lo último que se les ocurriría a un occidental y a un nuevo rico, en lo que se termina el mundo, es pensar que se pueden equivocar. Los únicos que cometen errores son los "totalitarios" y otros villanos de película. Medvedev iba por este mal camino, que debe ser únicamente el de quienes, aún hablando de apocalipsis, se creen Dioses e inmortales, o, si no, actúan saqueando porque después de ellos llega el Diluvio. En fin, que ya se verá quién es el bocón y quién el Alexander Lebedev que lo calle.
Mi lista de blogs
jueves, 29 de septiembre de 2011
jueves, 22 de septiembre de 2011
!DIOS MIO DE MI VIDA!
No queda muy claro por qué no es posible denunciar que Estados Unidos y sus aliados se están instalando en algo peligroso no por lo agresivo, sino por lo fuera de la realidad y de toda lógica que se encuentra el discurso imperial, si se lo puede llamar así sin ofenderlo, ahora que es tan "humanitario".
El 11 de septiembre, un muy conmovido Obama recordó al lado de George W.Bush los atentados que conmovieron al mundo, inauguraron una nueva era, cambiaron la Historia para siempre y lo que se quiera agregar´: un mega-atentado golpeó a la hyperpotencia donde le súperduele. Bien. Obama volvió a la gritería contra el terrorismo y Al-Qaeda, y a los pocos días siguió con su guerra ilegal (desde el punto de vista del Congreso estadounidense) contra Libia: golpear es tan natural que a Obama "se le olvidó" declararle la guerra a Libia. Luego de mostrarse religiosamente conmocionado y muy indignado por lo del 11 de septiembre, Obama, con sus aliados, se fue a regalarle el gobierno libio a un terrorista, ex de Al-Qaeda, Abdelhakim Belhaj, cuya soldadesca tiene costumbres tan simpáticas como la de arrancarle un ojo al enemigo muerto o cortarle los senos a las enemigas mujeres. ¿Importa? En lo absoluto, y no hay que interrumpir un discurso sobre los "movimientos sociales" si de lo que se trata es de que los intelectuales de siempre, en la cresta de la ola, trasciendan y, ellos también, "hagan Historia".
Los rebeldes libios, en realidad terroristas, son tan ineptos que ni siquiera han ganado su guerra: Kadafi no se fue y prosiguen los combates, nada más que carecen de interés, así mueran centenares de personas. Si a usted no le gusta que su vecino y su vecina se griten entre sí, vaya y tíreles una granada, vuele media casa y asómese a tiros. Luego invite a Sarkozy (un tipo que enjuicia a todos los que no obedecen a Washington: Chirac, De Villepin, Strauss-Kahn) y Cameron a que declaren, con cara de Marlon Brando: "no nos iremos hasta terminar este trabajo". También puede llegar al lugar de los hechos el secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki Moon, a declarar que afortunadamente se puso fin a la violencia. Es decir que usted, al lanzarle granadas a sus vecinos, volarles la casa y ametrallarlos, además de "hacer un buen trabajo", "terminó con la violencia".
Lo más simpática es que Fidel ya se calló, él que, como algunos intelectuales, con tal de ser héroe de algo predijo el fascismo con Bush, fascismo que nunca llegó. Más bien habría que aprender de lo que pasa cuando los hijos de alguien como Kadafi se ponen a tono con la globalización, el desarrollo sustentable y, de paso, las parrandas en Saint Tropez y los centros nocturnos europeos, especialidad de Saadi y Hannibal. En cuanto a Saif al-Islam, se graduó en London School of Economics con una tesis cuyo título parece sacado de una red social, o de alguna de esas personas que a quien lo pida le hacen una tesis sobre lo que sea en 24 horas:" El papel de la sociedad civil en la democratización de instituciones del gobierno global: del poder blando a la toma colectiva de decisiones". Saif al-Islam fue el brillante que le dió el poder a la sociedad civil, poder que en Bengasi tomaron los ex afganos, gente de Al-Qaeda y el delincuente Belhaj. Todos ellos, reconocidos ahora por numerosos países: la ley sirve para validar un acto ilegal y hasta criminal. Bien. Rusia reconoció el 1o. de septiembre al nuevo "gobierno libio". Rusia dice haberlo hecho por amor, lo que es peor, es decir, en apoyo a la Resolución de Naciones Unidas. Nada más que, cuando Naciones Unidas decidió "proteger a los civiles libios", ya había en el mismo suelo libio más de dos centenares de soldados británicos, en total ilegalidad, y nadie les dijo nada. Rusia, donde se entrenó alguna vez militarmente un hijo de Kadafi, Khamis, en un gesto amoroso avaló una inmoralidad gigantesca, y no parece que a Moscú le importe lo que hacen los "rebeldes" con sus "trabajos" en barrios pobres de Trípoli (Abu Saleem), en Sirte o Bani Walid.
En fin, unodos delinquen religiosamente y conmovidos (!padrino!), otros delinquen por amor y unos más, como Sarkozy, hacen "este tipo de trabajitos". Todo sea con tal de hacer aparecer como humano lo inhumano, trampa en la que fue a caer la izquierda y que la imposibilita ya, como han señalado intelectuales como Jean Bricmont, para ver en qué consiste este "humanitarismo" del Imperio y sus satélites.
En Libia, el antiguo rey Idris pedía a sus súbditos que, antes de dirigirle la palabra, le besaran los pies. Desde luego, es un acto de amor, lleno de emoción religiosa y, de paso, "un trabajito" de los que por humillar exigen algunos monarcas. !Dios mío de mi vida!
El 11 de septiembre, un muy conmovido Obama recordó al lado de George W.Bush los atentados que conmovieron al mundo, inauguraron una nueva era, cambiaron la Historia para siempre y lo que se quiera agregar´: un mega-atentado golpeó a la hyperpotencia donde le súperduele. Bien. Obama volvió a la gritería contra el terrorismo y Al-Qaeda, y a los pocos días siguió con su guerra ilegal (desde el punto de vista del Congreso estadounidense) contra Libia: golpear es tan natural que a Obama "se le olvidó" declararle la guerra a Libia. Luego de mostrarse religiosamente conmocionado y muy indignado por lo del 11 de septiembre, Obama, con sus aliados, se fue a regalarle el gobierno libio a un terrorista, ex de Al-Qaeda, Abdelhakim Belhaj, cuya soldadesca tiene costumbres tan simpáticas como la de arrancarle un ojo al enemigo muerto o cortarle los senos a las enemigas mujeres. ¿Importa? En lo absoluto, y no hay que interrumpir un discurso sobre los "movimientos sociales" si de lo que se trata es de que los intelectuales de siempre, en la cresta de la ola, trasciendan y, ellos también, "hagan Historia".
Los rebeldes libios, en realidad terroristas, son tan ineptos que ni siquiera han ganado su guerra: Kadafi no se fue y prosiguen los combates, nada más que carecen de interés, así mueran centenares de personas. Si a usted no le gusta que su vecino y su vecina se griten entre sí, vaya y tíreles una granada, vuele media casa y asómese a tiros. Luego invite a Sarkozy (un tipo que enjuicia a todos los que no obedecen a Washington: Chirac, De Villepin, Strauss-Kahn) y Cameron a que declaren, con cara de Marlon Brando: "no nos iremos hasta terminar este trabajo". También puede llegar al lugar de los hechos el secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki Moon, a declarar que afortunadamente se puso fin a la violencia. Es decir que usted, al lanzarle granadas a sus vecinos, volarles la casa y ametrallarlos, además de "hacer un buen trabajo", "terminó con la violencia".
Lo más simpática es que Fidel ya se calló, él que, como algunos intelectuales, con tal de ser héroe de algo predijo el fascismo con Bush, fascismo que nunca llegó. Más bien habría que aprender de lo que pasa cuando los hijos de alguien como Kadafi se ponen a tono con la globalización, el desarrollo sustentable y, de paso, las parrandas en Saint Tropez y los centros nocturnos europeos, especialidad de Saadi y Hannibal. En cuanto a Saif al-Islam, se graduó en London School of Economics con una tesis cuyo título parece sacado de una red social, o de alguna de esas personas que a quien lo pida le hacen una tesis sobre lo que sea en 24 horas:" El papel de la sociedad civil en la democratización de instituciones del gobierno global: del poder blando a la toma colectiva de decisiones". Saif al-Islam fue el brillante que le dió el poder a la sociedad civil, poder que en Bengasi tomaron los ex afganos, gente de Al-Qaeda y el delincuente Belhaj. Todos ellos, reconocidos ahora por numerosos países: la ley sirve para validar un acto ilegal y hasta criminal. Bien. Rusia reconoció el 1o. de septiembre al nuevo "gobierno libio". Rusia dice haberlo hecho por amor, lo que es peor, es decir, en apoyo a la Resolución de Naciones Unidas. Nada más que, cuando Naciones Unidas decidió "proteger a los civiles libios", ya había en el mismo suelo libio más de dos centenares de soldados británicos, en total ilegalidad, y nadie les dijo nada. Rusia, donde se entrenó alguna vez militarmente un hijo de Kadafi, Khamis, en un gesto amoroso avaló una inmoralidad gigantesca, y no parece que a Moscú le importe lo que hacen los "rebeldes" con sus "trabajos" en barrios pobres de Trípoli (Abu Saleem), en Sirte o Bani Walid.
En fin, unodos delinquen religiosamente y conmovidos (!padrino!), otros delinquen por amor y unos más, como Sarkozy, hacen "este tipo de trabajitos". Todo sea con tal de hacer aparecer como humano lo inhumano, trampa en la que fue a caer la izquierda y que la imposibilita ya, como han señalado intelectuales como Jean Bricmont, para ver en qué consiste este "humanitarismo" del Imperio y sus satélites.
En Libia, el antiguo rey Idris pedía a sus súbditos que, antes de dirigirle la palabra, le besaran los pies. Desde luego, es un acto de amor, lleno de emoción religiosa y, de paso, "un trabajito" de los que por humillar exigen algunos monarcas. !Dios mío de mi vida!
jueves, 15 de septiembre de 2011
BACK TO BLACK
Uno se puede creer el cuento del grupo BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), a condición de no ver que hay algunas diferencias sustanciales entre la Federación Rusa y los demás: Rusia no es un gigante demográfico con cientos de millones de personas en la miseria (caso de China e India), y es por otra parte una potencia tecnológica y militar (no es el caso ni siquiera de China en el BRICS). Hasta ahora, no ha surgido nada multipolar, como no sea en la cabeza de algunas agendas de organismos internacionales.
Lo que viene es muy probablemente una nueva crisis económica de envergadura, sin que haya motivo para que Estados Unidos cambie de manera de proceder, pasándole la factura a otros. A la par de esta crisis, el derecho internacional se está desmoronando sin que nadie dé la cara por él, como si ya fuera normal vivir sin ley. De hecho, Estados Unidos y los ricos del mundo encontrarán perfectamente normal vivir sin ley mientras esto signifique ganar en la otra ley, la del más fuerte.
Lo ocurrido en Libia y la presión contra Siria son derrotas estratégicas para Rusia, según lo afirmó hace poco Viacheslav Titiokin, miembro del Comité Central del Partido Comunista de la Federación Rusa, en entrevista que reproduce el blog CCCP de Josafat Comín. Lo son porque Estados Unidos está incrementando su control del Mediterráneo, clave para las maniobras occidentales envolventes contra Rusia. Nadie le pidió a Moscú defender a Kadafi, pero sí era posible defender el derecho internacional, y no se hizo.
Tampoco se hace en Rumania, donde, según lo ratificado en un acuerdo del 13 de septiembre, con motivo de la visita del presidente rumano Traian Basescu a Washington, para el año 2015 debe estar desplegada en suelo rumano la parte que le corresponde del escudo antimisiles. Este despliegue incluiría buques de guerra y, de ser así, sería en abierta violación de la Convención de Montreux, que prohibe que barcos militares de países no ribereños del Mar Negro estén por más de un tiempo mínimo en ese mismo mar. Rusia, además de no protestar por el desafío a la ley, todavía sale con que puede tolerar un escudo antimisiles en Rumania, mientras no sea en Polonia. El argumento es ridículo: el escudo ya se ha puesto a andar en suelo polaco y Polonia debiera tener entonces en el año 2018 misiles balísticos.
Turquía ratificó por su parte tener un radar de alerta temprana que estará en la provincia de Malatya. Algunos funcionarios rusos sostienen, sin entender la absoluta mala leche de Barack Obama, que lo de los turcos en nada afecta a los rusos, como si no se tratara de sacar ventaja en el dominio marítimo para preparar un golpe convencional dejando al oponente sin posibilidad de respuesta nuclear.
Por si hubiera dudas, en la localidad de Varde, en Noruega, no muy lejos del territorio ruso, hay un dispositivo militar que viola el Tratado ABM, sin que Rusia proteste.
Rusia ha pedido garantías jurídicas de que no la agrederán con el escudo antimisiles, pero ni la han dejado participar en el escudo, ni le han dado garantías. La lección que el absolutismo occidental sacó del fin de la Guerra Fría es que el mundo le pertenece al que tiene el privilegio de la fuerza y se sirve dosificadamente de ella. Las normas y el derecho se acabaron y no tienen la menor validez universal. China es igualmente culpable del peor de los oportunismos. Algunos funcionarios rusos pueden seguir pidiendo garantías, lo que por cierto hizo una y otra vez Gorbachov: ni siquiera un papel garantiza que Occidente deje de lado la tentación de gozar en grande la ley del más fuerte (basta con ver lo que promueve la "cultura" de Occidente, incluyendo a su mafioso Don Omar y a las bacanales de T-Pain, Crystal, el "amante bandido" de Miguel Bosé con Alaska y otras). Obama entiende perfectamente bien esta ley del más fuerte, por cierto.
En el colmo de la insolencia, la crisis que viene puede ser tomada a fiesta -de nuevo, a seguir con las bacanales- por los ricos, no afectados sino mimados, y sus imitadores, los nuevos ricos de clase media -para lo cual se inventó el cuento del grupo BRICS- y unos cuantos extraviados de una nomenklatura de izquierda tercermundista y ex soviética que vendió en la paz y la comodidad lo que se ganó en la guerra y el esfuerzo.
Lo que viene es muy probablemente una nueva crisis económica de envergadura, sin que haya motivo para que Estados Unidos cambie de manera de proceder, pasándole la factura a otros. A la par de esta crisis, el derecho internacional se está desmoronando sin que nadie dé la cara por él, como si ya fuera normal vivir sin ley. De hecho, Estados Unidos y los ricos del mundo encontrarán perfectamente normal vivir sin ley mientras esto signifique ganar en la otra ley, la del más fuerte.
Lo ocurrido en Libia y la presión contra Siria son derrotas estratégicas para Rusia, según lo afirmó hace poco Viacheslav Titiokin, miembro del Comité Central del Partido Comunista de la Federación Rusa, en entrevista que reproduce el blog CCCP de Josafat Comín. Lo son porque Estados Unidos está incrementando su control del Mediterráneo, clave para las maniobras occidentales envolventes contra Rusia. Nadie le pidió a Moscú defender a Kadafi, pero sí era posible defender el derecho internacional, y no se hizo.
Tampoco se hace en Rumania, donde, según lo ratificado en un acuerdo del 13 de septiembre, con motivo de la visita del presidente rumano Traian Basescu a Washington, para el año 2015 debe estar desplegada en suelo rumano la parte que le corresponde del escudo antimisiles. Este despliegue incluiría buques de guerra y, de ser así, sería en abierta violación de la Convención de Montreux, que prohibe que barcos militares de países no ribereños del Mar Negro estén por más de un tiempo mínimo en ese mismo mar. Rusia, además de no protestar por el desafío a la ley, todavía sale con que puede tolerar un escudo antimisiles en Rumania, mientras no sea en Polonia. El argumento es ridículo: el escudo ya se ha puesto a andar en suelo polaco y Polonia debiera tener entonces en el año 2018 misiles balísticos.
Turquía ratificó por su parte tener un radar de alerta temprana que estará en la provincia de Malatya. Algunos funcionarios rusos sostienen, sin entender la absoluta mala leche de Barack Obama, que lo de los turcos en nada afecta a los rusos, como si no se tratara de sacar ventaja en el dominio marítimo para preparar un golpe convencional dejando al oponente sin posibilidad de respuesta nuclear.
Por si hubiera dudas, en la localidad de Varde, en Noruega, no muy lejos del territorio ruso, hay un dispositivo militar que viola el Tratado ABM, sin que Rusia proteste.
Rusia ha pedido garantías jurídicas de que no la agrederán con el escudo antimisiles, pero ni la han dejado participar en el escudo, ni le han dado garantías. La lección que el absolutismo occidental sacó del fin de la Guerra Fría es que el mundo le pertenece al que tiene el privilegio de la fuerza y se sirve dosificadamente de ella. Las normas y el derecho se acabaron y no tienen la menor validez universal. China es igualmente culpable del peor de los oportunismos. Algunos funcionarios rusos pueden seguir pidiendo garantías, lo que por cierto hizo una y otra vez Gorbachov: ni siquiera un papel garantiza que Occidente deje de lado la tentación de gozar en grande la ley del más fuerte (basta con ver lo que promueve la "cultura" de Occidente, incluyendo a su mafioso Don Omar y a las bacanales de T-Pain, Crystal, el "amante bandido" de Miguel Bosé con Alaska y otras). Obama entiende perfectamente bien esta ley del más fuerte, por cierto.
En el colmo de la insolencia, la crisis que viene puede ser tomada a fiesta -de nuevo, a seguir con las bacanales- por los ricos, no afectados sino mimados, y sus imitadores, los nuevos ricos de clase media -para lo cual se inventó el cuento del grupo BRICS- y unos cuantos extraviados de una nomenklatura de izquierda tercermundista y ex soviética que vendió en la paz y la comodidad lo que se ganó en la guerra y el esfuerzo.
miércoles, 7 de septiembre de 2011
NI EN DEFENSA PROPIA...
Hay una izquierda que no piensa defender a Kadafi porque, además de guardar fotos de una ex secretaria estadounidense de Estado (la Srita. Rice), el líder libio había tenido tratos impuros con los servicios de inteligencia británicos y estadounidenses. A Noriega no se lo defendió porque tenía tratos con la Central de Inteligencia Americana y porque no peleó. Al ya fallecido líder yugoslavo Slobodan Milosevic no se lo podía defender, porque la gente en los Balcanes tiene nombres raros, se mata desde tiempos ancestrales y no había quien entendiera lo que pasaba en el país de Tito, repleto de nombres impronunciables. A Saddam Hussein no había cómo defenderlo, porque lo besó el diablo, y esas cosas es mejor no recojerlas: Hussein le había dado impuramente la mano a Donald Rumsfeld. Desde luego, no se defendió a ningún gobernante afgano laico, porque eran aliados de los soviéticos y la izquierda, con burócratas no trata. En fin, lo que la izquierda puede defender es la utopía (que no está en ninguna parte) y cualquier causa que no esté contaminada.
Supongamos que a esa izquierda, que va de victoria en victoria hasta la derrota final, no se le pida defender a ninguno de los señores anteriores. Al menos pondría condenar la destrucción del derecho internacional, el recurso a la fuerza para resolver diferendos entre países, la insolencia de una potencia, pero ya no es tiempo tampoco de denuncias que por repetitivas se agotaron. Lo mejor que ha encontrado esa izquierda es dar a entender que, siempre que pasa algo grave, "ya se sabía": ¿acaso no todo es por el petróleo? !Se los dijimos! Como es por el petróleo, es natural que suceda, porque el capitalismo, decimos los buenos, pues es muy malo. Pero de ahí a condenar el capitalismo, tampoco: lo que la misma izquierda pide es un "capitalismo con rostro humano". Es decir, un capitalismo "puro" y "bueno". Esa izquierda tiene ideales y buenas intenciones: con frecuencia, palabras. Renunció a pensar y a actuar, a ambas cosas, porque la realidad está demasiado fea. Mucha de la izquierda no comunista (aunque hay más de un grupo comunista haciendo tonterías) se quedará sola cuando pasen los días de Obama. Dicho de otro modo, seguirá esa izquierda siendo siempre crítica, al grado de haber confundido de forma aberrante crítica y destructividad de todo. ¿No es fascinante? Cuando no queda nada constructivo esa izquierda puede parecer por encima de todo y de todos. Y seguir haciendo leña del árbol caído, a nombre de la cacareada crítica.
El imperio está ocupado. Turquía acaba de aceptar instalar en su territorio un radar de alerta temprana, como parte del escudo antimisiles estadounidense para Europa. Ya de manera descarada, luego del anuncio, hecho por la cancillería turca, se dijo que en menos de diez años debe estar listo todo este diseño estadounidense. Lo que se dijo es que en la última etapa, para el año 2020, el escudo antimisiles debe ser capaz de parar misiles balísticos intercontinentales dirigidos, nótese bien, contra territorio estadounidense, según lo recogieron agencias noticiosas. Irán no los tiene ni los tendrá. Unicamente Rusia los tiene.
Ah, por favor: si China es la potencia del futuro, que se explique por qué no se está llenando de bases, radares, Patriots y cosas por el estilo Indochina, las Filipinas, Taiwan y la casa del Dalai Lama. O las razones por las cuales Canadá estaría acelerando ejercicios militares en el Artico (ya el año pasado tuvo lugar la Operación Nanook), y en las regiones canadienses de Nunavut, Yukon y los territorios del Noroeste. ¿Es contra Irán o contra el gigante chino con su población explotada de la manera más despiadada mientras come un taza de arroz con cucarachas por día?
Preparémonos: para quienes, llegado el momento, pueden lanzarse contra el actual gobierno sirio porque es "autoritario" y contra Irán porque se maltrata a las mujeres.
A nombre de quienes reciben los petardos de la Organización del Tratado del Atlántico Norte, gracias. Los países árabes -ese Sur que también existe- merecen un premio por el modo en que se defienden entre sí de las agresiones externas.
Supongamos que a esa izquierda, que va de victoria en victoria hasta la derrota final, no se le pida defender a ninguno de los señores anteriores. Al menos pondría condenar la destrucción del derecho internacional, el recurso a la fuerza para resolver diferendos entre países, la insolencia de una potencia, pero ya no es tiempo tampoco de denuncias que por repetitivas se agotaron. Lo mejor que ha encontrado esa izquierda es dar a entender que, siempre que pasa algo grave, "ya se sabía": ¿acaso no todo es por el petróleo? !Se los dijimos! Como es por el petróleo, es natural que suceda, porque el capitalismo, decimos los buenos, pues es muy malo. Pero de ahí a condenar el capitalismo, tampoco: lo que la misma izquierda pide es un "capitalismo con rostro humano". Es decir, un capitalismo "puro" y "bueno". Esa izquierda tiene ideales y buenas intenciones: con frecuencia, palabras. Renunció a pensar y a actuar, a ambas cosas, porque la realidad está demasiado fea. Mucha de la izquierda no comunista (aunque hay más de un grupo comunista haciendo tonterías) se quedará sola cuando pasen los días de Obama. Dicho de otro modo, seguirá esa izquierda siendo siempre crítica, al grado de haber confundido de forma aberrante crítica y destructividad de todo. ¿No es fascinante? Cuando no queda nada constructivo esa izquierda puede parecer por encima de todo y de todos. Y seguir haciendo leña del árbol caído, a nombre de la cacareada crítica.
El imperio está ocupado. Turquía acaba de aceptar instalar en su territorio un radar de alerta temprana, como parte del escudo antimisiles estadounidense para Europa. Ya de manera descarada, luego del anuncio, hecho por la cancillería turca, se dijo que en menos de diez años debe estar listo todo este diseño estadounidense. Lo que se dijo es que en la última etapa, para el año 2020, el escudo antimisiles debe ser capaz de parar misiles balísticos intercontinentales dirigidos, nótese bien, contra territorio estadounidense, según lo recogieron agencias noticiosas. Irán no los tiene ni los tendrá. Unicamente Rusia los tiene.
Ah, por favor: si China es la potencia del futuro, que se explique por qué no se está llenando de bases, radares, Patriots y cosas por el estilo Indochina, las Filipinas, Taiwan y la casa del Dalai Lama. O las razones por las cuales Canadá estaría acelerando ejercicios militares en el Artico (ya el año pasado tuvo lugar la Operación Nanook), y en las regiones canadienses de Nunavut, Yukon y los territorios del Noroeste. ¿Es contra Irán o contra el gigante chino con su población explotada de la manera más despiadada mientras come un taza de arroz con cucarachas por día?
Preparémonos: para quienes, llegado el momento, pueden lanzarse contra el actual gobierno sirio porque es "autoritario" y contra Irán porque se maltrata a las mujeres.
A nombre de quienes reciben los petardos de la Organización del Tratado del Atlántico Norte, gracias. Los países árabes -ese Sur que también existe- merecen un premio por el modo en que se defienden entre sí de las agresiones externas.
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