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miércoles, 9 de noviembre de 2011

HABLAME DE TI, BELLA SEÑORA

Ya no hay quien se acuerde del hoy ex director del Fondo Monetario Internacional (FMI), Dominique Strauss-Kahn, quien pidió disculpas por la "falta" cometida. Al asunto no se le dió seguimiento: la supuesta "violada", la guineana Nafissatou Diallo, se la había pasado mintiendo tanto y con tanta desfachatez que Strauss-Kahn fue puesto en libertad. Nadie reprobó la conducta turbia de Diallo. Resultaba más cómodo el simulacro de enojo por el abuso de un poderoso, además francés, aunque lo que estaba en juego era otra cosa. Strauss-Kahn, en efecto, había vuelto a los planes para destronar al dólar. El "caso Strauss-Kahn" se dió en medio de una embestida como pocas en la prensa estadounidense contra el euro. Sin pruebas claras, atacar al villano Strauss-Kahn fue en el momento la mejor manera de complacer al más poderoso: Estados Unidos.
En efecto, la actual directora del FMI, la señora (francesa) Christine Lagarde, está muy estrechamente ligada a la industria militar estadounidense, a Richard Cheney y, más aún, a uno de los "patrones" del presidente estadounidense, Barack Obama, el señor Zbigniew Brzezinski, a través del Center for Strategic and International Studies. La firma de abogados de Lagarde sirvió en algún momento para venderle armas a Polonia, y Lagarde, incluso por encima de la industria militar francesa, ha favorecido a Lockheed-Martin y Boeing en contratos militares. Que le pregunten al griego Papandreu, que en plena debacle se gasta el dinero de los griegos en compras de armas.
La simpática Lagarde, quien tenía sus reportes en inglés, no en francés, siendo ministra de Economía de Francia, acaba de estar en Rusia. Este país no le debe nada al FMI desde el año 2005, gracias a la política económica de Putin. Más aún, Rusia es uno de los 10 principales accionistas del FMI y, por lo mismo, Lagarde fue a pedir ayuda. Sin embargo, cuando Rusia ha pedido reformas al organismo internacional, no ha encontrado eco.
En el polo opuesto de Estados Unidos, Rusia no es un país que vive por encima de sus medios, ni a costa de otros, y según Putin, hoy primer ministro, el año ruso cerrará con finanzas públicas sanas, sin déficit. Lagarde, entrometida, fue a señalarle a Medvedev que no gaste, menos en tiempos electorales, aunque el gobierno ruso tiene planeado alzas de ingresos muy importantes para los militares, mejoras en el gasto social y en infraestructura. En suma, esta señora, beneficiaria de la caída en desgracia de Strauss-Kahn, fue a pedirle a Rusia que no garantice su defensa, siendo que la misma Lagarde está involucrada con intereses militares estadounidenses y, como en Polonia, en las narices de Moscú.
A este ritmo, poco le faltó a Lagarde para pedirle a Rusia que haga como China, mantener el dispendio estadounidense o europeo. Es decir que Rusia podría muy gentilmente financiar a quienes le están preparando un golpe bajo, incluso ahora con maniobras en el norte europeo, según denuncia Pravda.ru. Medvedev pudo haber dicho: "yo pago para que me peguen". Lo que ni Estados Unidos ni el FMI hacen, por cierto. Tampoco piensan, pero por lo menos calculan.

FANÁTICAMENTE MODERADOS

 En varios países de América Latina, la izquierda, que tiende más bien a ubicarse en el centro-izquierda (del que no queda excluida Venezuel...