Rusia hizo hace poco un reconocimiento erróneo, al entablar relaciones con el régimen talibán de Afganistán, con el que a China tampoco le va mal. Tal vez el interés ruso sea no tener un problema más en Asia Central, por geopolítica, pero prácticamente nada de loable hay en el actual "gobierno" afgano, como siempre un nido de víboras. Lo único es cierto combate a la producción de amapola, por lo que Afganistán ya no es el líder mundial del opio, lugar que ocupa ahora Myanmar. Dicho de otro modo, como sea es desde la salida de los estadounidenses (con sus límites) que se ha buscado bajar la producción de amapola.
Como ya se ha sugerido, el conflicto en el Donbás ha cambiado a otra cosa: pese a los esfuerzos de Rusia por negociar, Ucrania se ha puesto a atacar territorio ruso, más allá del mismo Donbás, creando problemas en particular en Rusia central. Como Ucrania es armada por países miembros de la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte), y como el "presidente" Volodimir Zelenski actúa en parte contra "su" propia población, Ucrania está siendo utilizada como plataforma para poner a prueba a Rusia, de manera indirecta, mientras el país agredido -que no es Ucrania, que recibe respuestas, eso sí, a sus ataques- evita por prudencia atacar a algún miembro de la OTAN. El gobierno estadounidense tiene una política ahora errática. Es la OTAN la que ha encontrado de nueva cuenta el modo de servirse de Ucrania.
Ya se había observado igualmente en qué consiste la "coalición" de "fuerzas de paz" que algunos países europeos quieren "colar" en Ucrania, siguiendo un guión consabido. Este grupo de países "voluntarios", encabezado por Francia y el Reino Unido, y seguido por Alemania, ha aseverado recientemente tener ya listo un "plan de seguridad" (con "estructuras de mando ya operativas") para el caso de un cese al fuego. Nada de ésto ha sido negociado con Rusia, a quien se deja con la mano tendida en el aire. Resulta que esta "coalición de voluntarios" se propone "regenerar las fuerzas terrestres" ucranianas y asegurar el "espacio aéreo y marítimo" ucraniano. Si se habla en estos términos, no se trata, después de todo, de ninguna "fuerza de paz", sino de seguir armando a Ucrania, metiendo como cuña una fuerza expedicionaria. Dados los países participantes, se trata otra vez de una presencia indirecta de la OTAN, como en los diferentes disfraces previos a 2022, por ejemplo con mercenarios y ejercicios efectivos conjuntos con la OTAN. Simplemente, lo ganado por Rusia es que la OTAN, de manera indirecta, no siga inmiscuyéndose en el 20 % del territorio ucraniano, del Donbás a Crimea. Como se dice coloquialmente en México, esta autodenominada Fuerza Multinacional Ucrania es un intento por "madrugar" para impedir que las fuerzas armadas ucranianas sean neutralizadas por Rusia.
Rusia ya ha dicho lo suyo. El problema es que, a la reciente reunión de estos "globalistas", fueron un enviado del presidente estadounidense Donald J. Trump, Keith Kellogg, y el senador republicano Lindsey Graham. Trump no está lejos de una nueva equivocación, si termina de mandar sus Patriots Ucrania, que, dicho sea de paso, no servirán para gran cosa. Encima, Trump ha vuelto al asunto de la lluvia de sanciones contra Rusia. Tampoco es difícil no ver que es una injerencia indirecta de la OTAN, puesto que, para granjearse a Trump, ésta ofreció pagar los Patriots. Como la OTAN pagará "al 100 %", para Trump es "negocio", aunque alguien debiera decirle que esas armas no sirvan para absolutamente nada frente a las capacidades rusas. Es un ademán, un negocito y punto, pero algunos han buscado echarse a Trump a la bolsa ofreciéndole a él las riquezas de Ucrania y no a la gente de BlackRock, que se ha estado echando para atrás. Algunos ya le "tomaron la medida" a Trump.
Lo intentado es servirse de Trump para, en caso de negociación, utilizarla para el "madruguete" ya indicado. Si acaso hubiera algo parecido a reglas, se trataría de torcerlas para beneficio propio exclusivo y sin considerar a la contraparte, en cuyo caso no hay en realidad negociación, puesto que. mientras Rusia pide que se pare a la OTAN, esta se aparece como puede indirectamente sin renunciar a sus planes ofensivos, y estafando a quien quiera creerse lo de la "amenaza rusa". Es la OTAN tratando de volver a entrar indirectamente en Ucrania, no Rusia agrediendo a Polonia o algún país del Báltico. Los "amiguis" de Francia, el Reino Unido y Alemania no parecen estar muy conscientes de las consecuencias que pudiera traer el "madruguete", si es impuesto al encontrar alguna ocasión. Tampoco es seguro que Rusia la permita. Ya se conoce el truco, así que difícilmente se admitirá al mago. Por lo demás, más allá de cierto punto no tiene caso hablar, e importa más seguir apuntándole a la sien a quien no cree más que en la fuerza y en imponer dándole la vuelta a cualquier acuerdo o símil.
El reciente acuerdo entre Armenia y Azerbaiyán tampoco ayuda a Rusia. En general, pareciera que se tratar de aislar para, otra vez como se dice en México, "echar montón". Donde no sea que haya error sobre quién es el cobarde (da click en el botón de reproducción).