Como era de esperar cuando se está en lo que la periodista Emmanuelle Steels llamó "el teatro del engaño", ya salieron varios a descalificar la detención de Jorge Antonio "N", presunto segundo tirador en el asesinato de Luis Donaldo Colosio, candidato del PRI (Partido Revolucionario Institucional) a la presidencia mexicana en 1994. Las cosas han llegado a tal punto que aparentemente el único cuerdo es Mario Aburto, el "asesino solitario".
Según lo probó el FBI (Oficina Federal de Investigación) estadounidense, las dos balas salieron del mismo revólver Taurus. Por lo tanto, un buen día Aburto le metíó un par de plomazos a Colosio, por los motivos que sean, aunque el mismo Aburto se haya pasado años diciendo y desdiciéndose. Lo que se determinó es que Aburto no tuvo motivos políticos.
Establecida esta verdad, al menos por el siempre "evidente" "periodista" Carlos Marín (para quien también es toda una evidencia que Florence Cassez era una secuestradora), se desprende que hubo un solo tirador, y que es Aburto. Nada nuevo: la noche misma del asesinato, la Procuraduría ya lo había decidido y afirmado públicamente. Después, la misma persona tuvo que ver en "callar" a dos personas involucradas en la captura temporal de Jorge Antonio "N".
El primer fiscal del caso, Miguel Montes, vió, incluso en video, una "acción concertada" que nunca existió, por lo que hubo que regresar a la sensatez de Aburto. Entretanto, la familia de Aburto contó cosas que no volvió a decir, por lo que es probable que haya sido otra invención, en relación a que Jorge Antonio "N" y el mismo Aburto se conocían. Es del tipo de cosas que se inventa el "obradorato" cuando el presidente Andrés Manuel López Obrador se niega a indultar a Aburto hasta que no diga "lo que sabe". Y se trata de distraer la atención ahora que, como es tan obvio, la ejecución del alcalde de Uruapan, Carlos Manzo, es comparable al asesinato de Colosio. Es decir que Colosio fue víctima del crimen organizado, o Manzo de una ejecución política. O como sea que haya río revuelto para ganancia de pescadores.
La capacidad del señor -fue fiscal- Pablo Chapa Bezanilla para inventar cosas es archiconocida. La fiscal Olga Islas optó por dejar nada más algunas pistas abiertas, hasta que llegó Luis Raúl González Pérez, el último fiscal, a restablecer la sensatez, en medio de un mar de invenciones, como las de las declaraciones de cuando menos dos de los altos políticos "cercanos" al caso. Chapa Bezanilla se inventó un segundo tirador que no fue: Othón Cortés. Montes se inventó un giro de Colosio que no existió. La serie de muertes de gente que investigaba el caso Colosio no tiene que ver con el caso mismo: decir otra cosa sería inventar. Es lo que pasa cuando se está en distintos escenarios, diversas narrativas y con varios personajes y actores.
El seductor de la patria inventó cuando dijo que el asesinato de Colosio fue "político", como resultado de conflictos de poder entre "grupos". Por lo demás, quienes ven algo extraño en la muerte de Ernesto Rubio, alguien parecido a Aburto, en un taller mecánico de Tijuana, están inventando. Pese a que a Rubio le decían "El Ruco" y que Aburto, al ser capturado en el lugar del crimen, gritó "!yo no fuí, fue el Ruco!"-
Se suma lo que dice el actual abogado de Aburto, Jesús González Schmal, quien no solo espera que Jorge Antonio "N" tal vez contribuya a aclarar algo, sino que afirma que Aburto NO disparó, porque fue Rubio, "El Ruco". González Schmal no tiene muy claro el origen intelectual del asesinato, pero no lo hay; Eduardo Valle, "El búho", al decir que fue cosa del narcotráfico, se lo inventó. González Schmal también inventa. Ha llegado a sugerir que pudo ser tal vez el narcotráfico (y el hermano del seductor de la patria), pero es un invento, puesto que Aburto es un asesino solitario, y por lo tanto algo así como un free lance. Un aficionado.
La actual titular de Gobernación, Rosa Icela Rodríguez, inventó que, de 123 pruebas recabadas, 50 son contundentes sobre la participación de Jorge Antonio "N" en el asesinato de Colosio. Además de que el señor "N" no disparó, por lo que no hay segundo tirador, al menos según Marín, no tenía restos de pólvora por arma de fuego, sino por cargar gasolina. Rosa Icela inventa.
Cuando hace ya bastante tiempo Cuauhtémoc Cárdenas consideró que debía citarse a declarar como sospechoso a José María Córdoba, antiguo jefe de la Oficina de la Presidencia, se inventó algo inexistente.
Se ha dejado de lado la variación de versiones de Aburto. Según Carlos Marín, la versión correcta es la que le dió Aburto al periodista Jesús Blancornelas. La ciencia, a través del FBI y de Luis Raúl González Pérez, tiene la EVIDENCIA. Así como 2+2=4, Aburto le metió dos plomazos a Colosio, y es el asesino solitario. Es la verdad. Absoluta.
Por otra parte, dejando de lado que la periodista Laura Sánchez Ley "nomás no sabe", el "periodista" Julio Astillero ha dicho que, como es asunto de poder, no se puede saber la verdad. Esto implica un poder absoluto, sin fisuras, ni grietas, ni contradicciones. Lo mismo que el señor procurador la noche del crimen y que Carlos Marín con la EVIDENCIA: es la del poder absoluto. Así como, a partir de Rubén Darío, se dice que Nicaragua es un país de poetas, la capacidad de tantos para inventar en México merecería un concurso de Cuento. Además, desde luego, de que el seductor de la patria quiso inventarse un candidato y Colosio una candidatura.
Nada de intentos de relacionar nada con nada, porque cualquier relación real es un invento, salvo la que hubo entre el revólver de Aburto y la cabeza y el abdomen de Colosio. Cualquier otra cosa que aparezca es una "aparición": el fantasma de cada uno, o de los tontos que no entienden el poder absoluto, que es de hacer hablar o hacer callar. Por algo se aparece un payaso al "¿quieren que les cuente un cuento?". Es Marín, a quien le crea, el que presenta lo verdaderamente serio, el "dato duro", del FBI, la ciencia y la extraordinaria profundidad de Luis Raúl González Pérez, avalado por Héctor Aguilar Camín. Que alguien se atreva a sugerirles que su poder, si les queda, hace rato que no es absoluto. No les parece EVIDENTE.
No. Es que, según Julián Andrade, el caso Colosio se volvió delirante. Héctor de Mauleón lo considera "inoperante", y Sergio Sarmiento dice que "no hay evidencia" (de lo que sí la hay es de que son siempre los mismos en adelantarse a jurar que es "cosa juzgada", para no destaparse como creyentes del Gran Poder y el equivalente intelectual del "Ruco"). Tal vez como parte de un delirio colectivo en el que el "pueblo" cree saber quién fue. El tipo de delirio que multiplica la impunidad, los privilegios y que hace de cualquier posible relación real una ficción, y de la ficción, realidad para la "fe" de algunos, porque así lo manda ese poder al que hay que llenar para que permita seguir usufructuando.
Uno de los anteriores abogados de Aburto dijo que, para el estado de la investigación, el día que se sepa la verdad, no habrá quien la crea. Ya ha sucedido, como con la del 68 y con Ayotzinapa. Pistas ya nada más quedan unas dos para saber a través de qué "facción" se activó la decisión de matar a Colosio: digamos que "por no quitarse". El mitin de Lomas Taurinas hizo de algunos una orquesta, y Aburto traía arma y SÍ estuvo involucrado, aunque no haya disparado. ¿Jorge Antonio "N" llevaba la batuta, como lo sostiene González Schmal?¿Y para quien tocaba? No es cosa de personas: se está investigando un crimen considerado de Estado, no las habilidades de unos cuantos para fabricar culpables y sembrar "evidencias". Lo que faltaba: judiciales y madrinas de la pluma. (da click en el botón de reproducción)