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viernes, 12 de diciembre de 2025

NI ABRAZOS, NI BALAZOS, NI NÁ

 Colombia se encuentra en una ruta de inercia, con pocos logros del gobierno centro-izquierdista de Gustavo Petro, salvo para agarrarse verbalmente con el presidente estadounidense Donald J. Trump y mantener, por cierto, actividades contrainsurgentes erróneas, sin que sean del mayor interés de los colombianos, como hace mucho dejaron de ser las antiguas FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia). Petro podrá decir palabrotas, pero las nueve bases militares estadounidenses en Colombia siguen, haciendo del país, asociado a la OTAN (Organización para el Tratado del Atlántico Norte), la plataforma hacia Sudamérica.

       Entre los pocos logros está haber aislado al uribismo, cuyo Centro Democrático (todo es posible cuando en México, por ejemplo, el empresario golpeador Claudio X. González se dice en X de "centro progresista") está por los suelos. Álvaro Uribe interesó cuando convenció de que el problema de Colombia era liquidar a las FARC, en lo que se empeñó entre 2002 y 2010, hasta debilitar al grupo guerrillero. Había una doble actitud: de hartazgo de la violencia, de décadas, y de indiferencia, más ante la creciente injerencia estadounidense, que prostituyó a una parte de la sociedad colombiana, lo que se reflejó en cambios en parte también de las mujeres, colocándose a merced de los "cazadores" estadounidenses en algunas ciudades, del Caribe o Medellín, en particular. Colombia, pasado lo fuerte del narcotráfico y de su uso contra la oposición de izquierda, al igual que el paramilitarismo, se quedó en formas de vulgaridad antes inexistentes. La violencia no se ha reducido demasiado, por lo que la derecha aparece con promesas de seguridad, pero se trata de formas de violencia menos aparatosas. Colombia es el tercer país más violento de América Latina. Por lo demás, el proceso de paz acordado en 2016 más o menos se estancó. Sigue habiendo tendencia a que ser líder social sea arriesgarse a ser ejecutado. El narcotráfico persiste, pese a la desmovilización de la mayor parte de las FARC, por lo que una eventual relación entre ambos fenómenos, narco y guerrilla, no dice mucho. El paramilitarismo salió impune y, a la menor acusación, Uribe se dice perseguido político. Como ya se ha observado, a partir del Plan Colombia, Estados Unidos ganó gran parte de la batalla, al menos contra el grueso de la guerrilla y para proteger al paramilitarismo. Al mismo tiempo, fue todo parte de un proceso de mayor urbanización y, en medio de lo vulgar, imitación de lo estadounidense, de salida parcial del "patriarcalismo", al grado que la derecha uribista ostenta tres candidaturas femeninas a la presidencia. Es del estilo de reptar de Acción Nacional en México: gente con pretensiones de ser estadounidense y con resultados entre lumpen y de añejas familias decadentes.

         Con miras a las elecciones de 2026, Colombia, como podría pasar en México, y pese a una fuertísima influencia estadounidense, ha cambiado con una violencia persistente pero más difusa, y gran parte de la población, luego del gran desborde de otra "acumulación originaria", en el centro. Iván Cepeda, candidato del partido de Petro (Pacto Histórico), es bastante popular y vence con facilidad a la derecha. Se trata de sumar más fuerzas en lo que sería un "Frente Amplio". Cepeda ha impulsado el juicio a Uribe, aunque éste haya salido del agua sin mojarse. Hasta ahora, lo que puede presentarse es otra cosa: una situación pareja entre Cepeda y el centrista "apolítico" Sergio Fajardo, ex alcalde de Medellín y ex gobernador del departamento de Antioquia. Por ahora, no hay contrincante claro de Cepeda, beneficiario de la división entre centro y a la derecha, como en México el oficialismo se ha beneficiado de la división entre PRIAN (Partido Revolucionario Institucional-Acción Nacional) y Movimiento Ciudadano, que por ahora han rechazado unirse, tal vez en parte para no soltar cotos propios. Después de todo, Medellín es la segunda ciudad más importante de Colombia, compitiendo un poco con Cali. El voto en Colombia está muy regionalizado, y Petro llegó por los espacios más pobres y periféricos. Eso sí, Petro ha tenido muchos menos resultados que el oficialismo en México, por acomodaticio. Fajardo no quiere "polarización", así que se acomoda al centro, y Uribe baraja tres mujeres -y un camino- para acomodarse a los tiempos, por lo que sólo hay uno que se cree Bukele, Abelardo de la Espriella, "El Tigre", a no minimizar, porque ofrece resolver algo. No habrá abrazos, sí algo de balazos y probablemente polarización si la derecha se une (Cepeda-Espriella, y esperando a Fajardo) (da click en el botón de reproducción).



martes, 9 de diciembre de 2025

DE GUATEMALA A GUATEPEOR

 La derecha latinoamericana suele tener proclividad a dos cosas: asociarse con la delincuencia y acusar al centro-izquierda de delinquir, llegado el caso con la fabricación de culpables y argumentos de lo más extravagantes, como el de "influjo psíquico" que pesa sobre el ex presidente ecuatoriano, Rafael Correa. Parte de la tendencia a delinquir está en el uso de tecnología sofisticada, para fraudes electorales o para campañas por redes sociales, que sirvieron en algún momento a Jair Bolsonaro en Brasil y a José Antonio Kast en Chile. 

       ¿Le dijo Andrés Manuel López Obrador a la candidata Patricia Mercado que no hubo fraude en 2006, como sostienen algunos? Habría que repasar el libro La cocina del diablo, de Héctor Díaz Polanco. Y la sospecha cuando menos estuvo, por lo que se pidió el recuento "voto por voto, casilla por casilla". De lo contrario, sería afirmar, y habría que sostenerlo, que López Obrador hizo un gigantesco -realmente- plantón en la capital mexicana por blofear. En las recientes elecciones ecuatorianas, el presidente Daniel Noboa cometió irregularidades que pudieron haber influido en el resultado, y algo similar pasó en unas elecciones hondureñas con "caídas del sistema" llamativas, para buscar darle el triunfo a Nasry Asfura, el abierto candidato del presidente estadounidense Donald. J. Trump. Este tuvo la pésima idea de soltar al delincuente -preso en Estados Unidos- ex presidente de Honduras, Juan Orlando Hernández. A estas alturas, lo único que dice ver la derecha es la paja en el ojo del presidente venezolano, Nicolás Maduro. Tampoco fue especialmente "electoral" la forma de sacar en 2019 a Evo Morales de Bolivia, alegando un fraude que los estadounidenses mismos demostraron que no existió, y que los golpistas pagaron con cárcel, entre otros Jeanine Añez y Luis Fernando Camacho. Si el problema es que Maduro haga fraude, también debiera haberlo en las prácticas de Acción Nacional (PAN) en México, como las del líder panista Jorge Romero Herrera en la alcaldía capitalina Benito Juárez, las del acólito hermano del alcalde Luis Mendoza o los negocios turbios del ex gobernador tamaulipeco Francisco García Cabeza de Vaca, protegido vía Estados Unidos por Romero. Este fue el artífice del cártel inmobiliario en Benito Juárez, con prácticas corruptas que denunció incluso el ex presidente panista Felipe Calderón en Decisiones difíciles, a propósito de asociaciones de ambulantes y el padrón del PAN. Romero protege a García Cabeza de Vaca, acusado de "huachicol" fiscal, además de delincuencia organizada y lavado de dinero.

         Como lo demuestran varios casos, la derecha gana en parte gracias a gente pobre, a capas medias ignorantes e interesadas y a gente acomodada en sus privilegios. En el Ecuador, Noboa ganó en parte por el voto de indígenas antediluvianos. Es la derecha que hundió a Haití con los grandes intereses económicos de gente ligada a Estados Unidos y al crimen organizado. "Papi a la orden" Asfura, fraude o no, se llevó los votos del centro y sur de Honduras (cafetalera), pero no de Tegucigalpa, la capital, ni de gran parte del norte, económicamente más próspero (como Cortés, donde se encuentra San Pedro Sula, que al parecer llegó a visitar Joaquín Guzmán, el que "Loera"). Honduras exporta banano (transnacional), café (de los grandes exportadores del mundo) y aceite de palma, con terratenientes despojando y asesinando a campesinos para hacerse de tierras para este cultivo. Honduras sigue teniendo casi la mitad de su población en el campo y un 70 % en la pobreza (cayó a cerca de 60 % con Xiomara Castro). El centro-derechista Salvador Nasralla ganó en las ciudades, y una parte Rixi Moncada, de centro-izquierda..Honduras vive en gran parte de remesas desde Estados Unidos, de donde la eficacia de los chantajes de Trump. Como en México, uno de cuatro hogares recibe remesas (80 % desde Estados Unidos). Hay casi dos millones de hondureños en Estados Unidos; pero no son los departamentos más pobres los que más remesas reciben, salvo Morazán, donde está la capital (están hacia el norte Cortés y Yoro, además de Atlántida).. Fuera de lo anterior, Honduras tiene maquila (hoy diversificada), como México y el resto de Centroamérica.

       La presidente saliente, Xiomara Castro, obtuvo algunos buenos resultados en materia social (en vivienda, pero no en educación y salud) y de seguridad, disminuyendo la desigualdad. San Pedro Sula, primer lugar en violencia en el mundo, por años, ya no está ni entre las 50 ciudades más violentas del mundo, ni el Distrito Central. Hay más de una ecuatoriana (Machala, Guayaquil, Manabí Centro) y más de una de México donde gobierna el PAN (Chihuahua, Ciudad Juárez, Celaya, Irapuato y León, bastantes para el estado de Guanajuato). Es frecuente que con la derecha empeore la inseguridad. Xiomara Castro redujo los homicidios a su tasa más baja en mucho tiempo, aunque sigue siendo relativamente alta para el promedio latinoamericano.

       La gente se hartó en parte del "familión" Castro-Zelaya, más con el hermano del ex presidente Manuel "Mel" Zelaya, Carlos Zelaya, departiendo con narcos. Rixi Moncada, candidata oficialista, se embarcó por "progre" contra Estados Unidos, pero Trump jugó hábilmente la dependencia hondureña, que pasa por lo demás por el hecho de que cerca de la mitad de la población se ha vuelto evangélica. En el pasado, cuando "Mel" se quiso ir por la izquierda, lo tumbó Hillary Clinton (siendo presidente estadounidense Barack Obama). 10 familias controlan 80 % de la riqueza de Honduras, pero además de modo absoluto los medios de comunicación.

      Juan Orlando "Robando" Hernández, indultado por Trump, era socio de Joaquín Guzmán, el hijo de La Tuna, pero le dijo "su excelencia" al actual presidente estadounidense y, como acostumbra la derecha, se atribuyó ser "perseguido por la izquierda radical". La novedad no es tanto la división de Honduras, sino que se haya recorrido a la derecha, que no suele tener mayores logros, ni en lo que promete, menos si sirve para que Estados Unidos dirima sus diferencias internas que son, sobre todo, sobre el modo de entrometerse, no sobre si entrometerse o no: Asfura, por ejemplo, estuvo más tiempo de campaña en Washington, capital estadounidense, que en Honduras. Con que pase el camión del dinero: para dónde y cómo vaya, es lo de menos. Los hambrientos piden pan. Hashtag FreedomForGenaro, TodosSomosAFIS, etcétera (da click en el botón de reproducción).



       

domingo, 7 de diciembre de 2025

MI DELITO ES POR BAILAR EL CHA CHA CHÁ

 Estados Unidos no tiene mayor tradición humanista, ni de "intelectuales" que se metan en la arena pública, salvo raras ocasiones, como ocurrió con algunos cuando George W. Bush formuló su Proyecto para un Nuevo Siglo Americano (PNAC, por sus siglas de inglés), o por Steve Bannon (apenas) cerca del presidente estadounidense Donald J. Trump en el pasado. Los estadounidenses son fuertes en algunas áreas académicas y, desde aquí, pueden formular ideas recogidas en la política, como sucede con los Think tanks, pero suele tratarse de ideas con un fuerte sentido "práctico" para calcular la acción. Lo que quieren los estadounidenses es "acción" y "experiencia", y lo demás les puede parecer pérdida de tiempo, salvo para uno que otro emprendimiento fanático "a lo Salem", para cacerías de brujas.

        "Intelectual", aunque se defina como algo relativo al entendimiento, es algo que se volvió importante en partes de Europa, como Francia, a raíz del caso Dreyfus, a finales del siglo XIX. A más de un intelectual francés le da por alguna "causa", antes incluso que por la academia: Jean-Paul Sartre para algunos, Simone de Beauvoir para otros u otras. Hay también un poco de ésto en Alemania y España, con matices, y en Rusia, como ocasional "consejero del gobierno", aún a cierta distancia. De alguna manera, a diferencia del mundo anglosajón, ocurre que el intelectual se vea a sí mismo en la arena pública como "conciencia de la nación" o de algún tipo de compromiso social. En Francia se debe a una fuerte tradición de debate público, y a más de una vanidad, entre los hombres, particularmente. En Rusia es más en la sombra, pero ya ha pasado la época "a lo Rasputin", ya que hay varios foros regulares de debate, algo nuevo, organizados en "clubes" (Valdái, Izborsk). En Alemania suele ser abstruso, salvo en presencias como la que fuera del escritor Gunter Grass. En el polo opuesto de los anglosajones, los alemanes pueden llegar a la "teoría pura y dura" que raya en lo ininteligible, o, como ocurriera con Martin Heidegger, en hacer pasar con apariencia teórica cosas de lo peorcito, como el nazismo. A algunos les agrada este estilo "no le entiendo nada, por lo que es muy interesante". Heidegger ha calado mucho más de lo que se cree con su nazismo. Por otra parte, y no sin influencia mediática, Francia y el Reino Unido son campeones del anticomunismo "elaborado", mientras que el de Estados Unidos o el de Alemania son más simplones.

         Existe, así, en algunos países, cierta tradición de "intelectual" como supuesta "conciencia de la nación", o, en el caso de España, de la "esencia" nacional, hasta que dos españoles paren de necear con enjundia. Lo de América Latina y México es otra cosa, algo así como "megaintelectuales" de los que no se puede discrepar -por lo que no se trata de debate-, como Octavio Paz o Mario Vargas Llosa, cuando en su momento fue también Gabriel García Márquez, a cual más presuntuoso. Incursionaron en asuntos públicos como Pedro por su casa: García Márquez se fue a pegar de Fidel Castro, y Vargas Llosa intentó inclusive ser presidente. Imposible tocarlos: se les conoce así como "vacas sagradas". Paz logró hacerse de una clientela de súbditos que evitan la menor fisura o grieta del mito. Vargas Llosa logró ahorrarse críticas sobre una persona aprovechada como la suya, aunque con grandes aires. García Márquez, el de menor sentido de élite "culta", desvarió al final, aunque tiene estudiosos que han matizado la figura. Paz y Vargas Llosa sí se tomaron por "gran conciencia", mientras que García Márquez actuó más en la sombra.

       Para algunos, "intelectual" es un tipo perdido entre libros y del que se dice: "los intelectuales no saben vivir", estereotipo común. Otros, intelectuales mismos, consideran que debe haber pose, cuando no amaneramiento, como si fuera "finura". Ahora bien, se cree a veces que, además de ser "conciencia", se debe ser "conciencia crítica", como más de un periodista se autodefine como "crítico del poder". Es un poco infantil, con la idea de que "el poder corrompe, y el poder absoluto corrompe absolutamente", como si el poder no fuera algo colectivo, y como si con estar en un gobierno bastara para estar errado y para ser objeto de oposición. Más de un "intelectual" que se dice "crítico del poder" está bien afianzado en el suyo y en "su" grupo de súbditos e incondicionales, por lo que dentro de la clientela no se tiene derecho a la independencia de criterio, como no la hay en ninguno de los dos grandes grupos intelectuales de México, de los que habría que saber por lo demás a qué poder se refieren: ¿al propio de la clientela? Es endogámico. Tal vez "se sabe vivir" con una Silvia Lemus o una  Marijo.

       Costumbres de origen aristocrático las hay casi por doquier, aunque no tanto en Estados Unidos. Los "intelectuales" en América Latina, México incluido, heredaron de la costumbre colonial de la gloria y la sacralización. Hoy importa menos, y algunos sobreviven sumándole el protagonismo de los medios de comunicación masiva que maneja nombres como "marcas". Pero ya no tienen la importancia de antaño, ni el mismo poder -dado por el grupo de amiguis- de creerse inmortales y que han "trascendido" en vida. Ni siquiera de modo vergonzante, como con el anarquismo de Francisco Ignacio Taibo Mahojo (pese a que, curiosamente, tampoco ha hecho puras tonterías en el Fondo). En cuanto a los hábitos cortesanos, subsisten en la universidad pública, como es habitual, con aristocracias tanto más pretenciosas cuanto que son ilegítimas, como más de un "gran maestro" reconocido no por su saber, sino por los favores hechos. Tal vez crean haber ganado el alma junto con el mundo; un mundo, de privilegios, sí. Lo demás, "lo más seguro es que quién sabe": tal vez ni su "espíritu" vagando nostálgico por ahí, como Fuentes, Paz y Vargas Llosa, tan lejos de Dios y tan cerca de lo mundano. No sólo no son conciencia de nada, sino que no han perdurado. Por lo que toca a los académicos, están si acaso en alguna que otra "expertís": pero el poder sacro y la gloria no son de estos tiempos: son creencias de un antiguo tiempo histórico, y no es para siempre. Para lo demás, a la gente, por los motivos que sean, no debe interesarle mucho, aunque sea por antiintelectualismo y estilo estadounidense, lo que salga de algunos de los dos grandes grupos intelectuales de México, reducidos a "yo o el diluvio". Tomarse en serio a cierta gente, como lo hizo el presidente Andrés Manuel López Obrador..."no lo tiene ni Obama", como tampoco hacerse eco de disquisiciones de pura fantasía sobre "nosotros o la autocracia y el populismo". Creyéndose dioses, habrán sido, como ideólogos, sobre todo de peculiar sacerdocio (da click en el botón de reproducción).



jueves, 4 de diciembre de 2025

NO SE HAGAN BOLAS

 Entre las cosas que se dijeron sobre el hecho de que el seductor de la patria haya elegido como sucesor en 1994 a Luis Donaldo Colosio es que aquél tenía un "plan transexenal". De hecho, lo tenía toda la generación de tecnócratas que "al fin lo había logrado". Se habló en algún momento de cambios Constitucionales, pero no se volvió más sobre el asunto.

       Ernesto Zedillo, presidente de México a raíz del asesinato de Colosio, no se olvidó de sus amistades, siendo que le había dedicado la tesis a Joseph-Marie Córdoba Montoya. Este no fue incomodado por un asunto que llegaba lejos, hasta alguna relación con el asesinato de José Francisco Ruiz Massieu, en 1994, siendo dirigente del PRI (Partido Revolucionario Institucional). El equipo de Zedillo tapó el problema y el presunto autor intelectual, Manuel Muñoz Rocha, pasó a Texas, en Estados Unidos. El "pueblo" mexicano es muy vivo para suponer que el narcotraficante Amado Carrillo no murió, pero no para preguntarse por el motivo del asesinato de Ruiz Massieu, salvo que se trate de chismes. La información diplomática mexicana sobre Muñoz Rocha "no pasaba" porque se temía la amistad de Juan Rebolledo Gout (subsecretario de la cancillería para América del Norte) con Córdoba. Posteriormente, fue la misma persona que facilitó una reaparición pública de Córdoba en el PRI.

      Zedillo tuvo en su gobierno a quien conoció a Córdoba en Stanford: Guillermo Ortiz Martínez. Fue secretario de Comunicaciones y Transportes en 1994, secretario de Hacienda y Crédito Público de 1994 a 1998, y luego, gobernador del Banco de México, muy transexenalmente, de 1998 a 2009. Estuvo ligado al banco Banorte. Antes, con el seductor de la patria, Ortiz Martínez fue  todo el sexenio subsecretario de Hacienda. De lo más transexenal. Ortíz Martínez y Córdoba compartían algo: el segundo fue asesor de Jacques Attali, hombre de Francois Mitterrand en Francia, y también de los Rotshchild. Otro, Luis Téllez Kuenzler, también fue de lo más transexenal: secretario de Energía con Zedillo, luego de ser su chief of staff, formado en Massachusetts, en 2009 se volvió presidente de la BMV (Bolsa Mexicana de Valores). Se fue de asesor suyo....el muy transexenal Joseph-Marie. Igual de transexenal José Ángel Gurría, para hacerle un "proyecto" a la candidata de oposición en 2024, Xóchitl Gálvez. Gurría estuvo 15 años al frente de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico), firmando entre otras cosas un memorándum con la universidad pública. Gurría fue secretario de Relaciones Exteriores y de Hacienda con Zedillo. Estuvo ligado al BID (Banco Interamericano de Desarrollo), como Córdoba.

       Lo interesante está en las discrepancias dentro del grupo selecto, ya que, en algún momento, el ex presidente Miguel de la Madrid, antes de ser callado a toda prisa por su propio hijo y por Emilio Gamboa Patrón, ligado indirectamente a Córdoba, afirmó que el seductor de la patria se robó "la partida secreta". Casi lo mismo dijo el amigote de Córdoba, Luis Téllez, pero en referencia a "la mitad de la cuenta secreta". Esto quiere decir que más de un tecnócrata no vió con buenos ojos el uso personalísimo del poder por parte del seductor de la patria; lo mismo que se le reprochó desde Etcétera, la intelectualidad y algunos universitarios cuando fue designado Colosio.

     Un tiempo, algunos como Zedillo y Ortíz Martínez, a diferencia de Córdoba, jugaron a la vez "a lo Rotshchild" y "a lo Rockefeller". Ya no es así hoy. Como sea, el hermano incómodo era fiel al estilo de trapacería de los Rotshchild, con cuyos bancos guardaba el dinero. Zedillo acusó al hermano incómodo de algo que en realidad fue tapado, como acusó a un militar de otro asunto ocultado. Zedillo parece haber sido experto en fabricar chivos expiatorios en serie: aunque no hay duda del enriquecimiento ilícito galopante del hermano incómodo, no es entendible que se haya bloqueado con Zedillo la posibilidad de dar con Muñoz Rocha. Lo cierto es que más de uno se eternizó de cargo en cargo y negocio en negocio después de la salida del seductor de la patria, desde De la Madrid hasta el presidente Felipe Calderón (2006-2012). Sí se pudo. Hubo dos a quienes Colosio quería fuera, Raúl Salinas de Gortari y Córdoba Montoya: no se pudo. (da click en el botón de reproducción).






miércoles, 3 de diciembre de 2025

ENTREGA TOTAL

 El "último presidente de la Revolución Mexicana", José López Portillo, cerró con broche de oro, como se dice: el sexenio de aquél, entre 1976 y 1982, fue un fiestononón al final de cual resultó que había que pagar, por lo que se hipotecó la casa, pero sin renunciar a ella, pese a todo lo que se vendió con la "venta de garage" del seductor de la patria. Desde hace mucho que, cuando se habla de que se tiene "soberanía, independencia y libertad", no se trata de economía, sino de la renta más o menos grande o menor que se pueda sacar de lo que deje la injerencia económica extranjera, sobre todo estadounidense. México, como lo ha demostrado por ejemplo el economista Arturo Huerta, de la universidad pública, hace rato que no puede disponer de herramientas básicas para una política económica propia, como en materia fiscal, cambiaria o financiera. Tampoco es el centro de decisión de las relaciones con el exterior, salvo en un petróleo que ya no tiene la importancia de antes.

       El TLCAN (Tratado de Libre Comercio de América del Norte) tuvo efectos gravísimos, precedidos de ciertos pactos del gobierno de Miguel de la Madrid (1982-1988), cuando el país fue tomado por los juniors, no exentos de vínculos mafiosos. Lo que podía quedar de orientación al mercado nacional se fue perdiendo desde los años '80. Finalmente, como lo querían los estadounidenses, llegó una generación al gobierno formada en Estados Unidos (Pedro Aspe en Massachusetts, José Ángel Gurría en Harvard y California, Jaime Serra Puche en Yale, el seductor de la patria en Harvard, Ernesto Zedillo en Yale, Manuel Camacho en Princeton, el jefe de la Oficina en Stanford, e Ignacio Pichardo, un lord en Darmouth ...que reapareció con Zedillo). Gran parte venía escalando cuando menos desde el sexenio de De la Madrid, que además había tenido a Gustavo Petricioli (Yale), Alfredo del Mazo González (Bankers Trusts)  y varia de la gente del seductor de la patria. Los estadounidenses consideraban, también, que había sobre todo que controlar a un solo hombre: el presidente. La tecnocracia se hizo no sólo del gobierno, sino también de mucho del poder, porque no faltó a quien le pareciera de lo mejor llegar al Primer Mundo, gran parte del "pueblo" y de las clases medias incluidas, sin hablar de una intelectualidad fascinada. Para su desgracia desde un principio, Luis Donaldo Colosio casi no tenía estudios en el extranjero: una corta estancia en Pensilvania y otra igualmente breve en Austria. Fue desde la intelectualidad cercana a los tecnócratas que se esperó que el sucesor fuera Pedro Aspe o Manuel Camacho, y también desde esta ala que se consideró "fuchi" a Colosio, como una pésima ocurrencia del seductor de la patria, a quien había que "parar". A otros, como el señor Pedro Miguel, de extraña trayectoria, les pareció con "cara de carnicero" -el que vende la carne- y a algunos más "una persona muy humillada que se va a desquitar". No hay duda de con quiénes estaban alineados quienes no querían al "carnicero de la esquina", como nunca hubo duda de quiénes se atuvieron a las reglas del sistema y quiénes no. Se esperaba que la apertura se "derramara" en ríos de leche y miel o algo así, pensando en que se "distribuyera", entiéndase que entre los que ya tenían.

       En 1994, finalmente, fue electo Ernesto Zedillo, beneficiario de la muerte de Colosio. Según Francisco Labastida Ochoa, candidato a la presidencia del 2000, Zedillo pactó con Estados Unidos sacar al PRI (Partido Revolucionario Institucional, del que era candidato Labastida) del gobierno, a cambio de un préstamo de ayuda a la economía mexicana, lo que se remontaría a 1994. Lo mismo ha dicho otro priísta, Roberto Madrazo. La "transición" no vino de abajo: fue arreglada arriba. Dicho sea de paso, Colosio no sólo no tenía nada contra la apertura, sino que admiraba la "modernización" del seductor de la patria, y además de levantar al PRI, a partir de cierto momento iba levantando campaña. 

     Estados Unidos ya había asentado desde los '80, en los Documentos de Santa Fe, que se proponía arrumbar al ala nacionalista del PRI y buscar alguna "alternancia". Desde principios de los 90, el Memorándum Negroponte estadounidense consideró el libre comercio como una forma de arrumbar el nacionalismo mexicano. En perspectiva, Zedillo fue un alumno aplicado: hizo lo que debía para que México se fuera deshaciendo del PRI en lo que podía tener de nacionalista (ya estuvo...) y de obstáculo a las necesidades geopolíticas de Estados Unidos. El seductor de la patria, por mustio que sea, no sirve para pasar de Gran Guía al Primer Mundo a chivo expiatorio, pese a ser un bribón. Queda por saber quiénes debían alternar: se toleró a Acción Nacional, de derecha, con la victoria en Baja California en 1989, pero se persiguió al PRD (Partido de la Revolución Democrática), al menos al interior del país, aunque en 1997 ganara Cuauhtémoc Cárdenas el Distrito Federal (capital). Tal vez se barajaran distintas cartas mientras no se alejaran del "centro" y no volvieran sobre nada nacionalista. A la distancia, Zedillo aparece como alguien bastante oscuro: de los ex presidentes mexicanos, con la moda de ir a dar en España (y dos a callarse, lo que también corresponde a Andrés Manuel López Obrador), Zedillo, además de invitarse solo, como los de Acción Nacional, es el más ligado a Estados Unidos y  al "globalismo", vía el grupo The Elders, los Gates, George Soros (para despenalizar las drogas), Diálogo Interamericano y consejos directivos de varias empresas estadounidenses. Zedillo ha gozado de protección del Departamento de Estado estadounidense (por el caso Acteal). Es con Zedillo que ascendió el Woldie mayor -cuyo grupo se expresó en Etcétera contra la designación de Colosio- y que terminó de hacer su agosto, en pleno trepar, un grupo fuerte de la universidad pública (encubrió con un galimatías computarizado el asesinato del cardenal Juan Jesús Posadas, como otro escogido el de Colosio, tal vez por las mismas consideraciones sobre el modo de "parar" al seductor de la patria y "taparlo todo" con leguleyadas, puesto que al mismo tiempo fueron beneficiados en 1988-1994).

     Por cierto, el gobierno de Zedillo no atendió los avisos diplomáticos sobre los vínculos del querido ex chief of staff no sólo con el crimen organizado, sino también con el diputado Manuel Muñoz Rocha, involucrado en el asesinato de José Francisco Ruiz Massieu, en 1994. Aprovechando las andanzas del hermano incómodo, Zedillo no hizo nada contra el ex chief y se las ingenió, además, para que otro chivo expiatorio sirviera para intentar cerrar el caso Colosio, con otro premiado por la universidad pública (y de NosotrXs, otro negocio, cuya apuesta es a las "legítimas demandas" de cualquier cosa que parezca "global"). Como cuando vas al Primero y te despiertas en el Cuarto Mundo. Zedillo probablemente salga del agua sin mojarse, como otros. (da click en el botón de reproducción).



lunes, 1 de diciembre de 2025

FUEGO CONTRA FUEGO

 El partido Republicano estadounidense no tiene la menor buena fama en América Latina: suele ser un partido de gente obcecada, ignorante y bastante ruda. En su momento, el periodista argentino radicado en México, Gregorio Selser, documentó la personalidad patológica del presidente estadounidense Ronald Reagan. Obtuso, ignorante y rudo fue George W. Bush, Baby Bush. El padre, George H.W. Bush, invadió Panamá en 1989; Reagan había invadido Granada en 1983. El presidente Donald J. Trump se vuelve obcecado cuando se trata de Venezuela, en particular. Hay quien sugiere que la influencia clave en asuntos latinoamericanos es otro igual, Marco Rubio, actual secretario de Estado estadounidense. Los Republicanos han contado con más de un "halcón", desde Richard Cheney hasta John McCain, patrocinador del Estado Islámico, pasando por Alexander Haig, entre otros golpeadores. El mismo Trump tuvo en su primer mandato a gente como otro golpeador, John Bolton, hoy partidario de sacar del gobierno venezolano al presidente Nicolás Maduro.

       Como parte de más de una tontería y concesión a los Republicanos, Trump salió recientemente a prometer el indulto para el ex presidente hondureño, Juan Orlando Hernández, encarcelado en Estados Unidos y conocido entre otras cosas como Juan "Robando" Hernández. Sin que nadie lo invitara, Trump llamó a los hondureños a votar por la derecha de "Papi a la orden" (sic), Nasry Asfura (de ascendencia palestina, como el presidente salvadoreño, Nayib Bukele), contra Salvador Nasralla (de ascendencia libanesa), luego del fracaso del centro-izquierda del "familión" (la presidente Xiomara Castro, esposa del ex presidente Manuel "Mel" Zelaya). Menos mal que Trump no salió a influir por el demócrata-cristiano Mario Rivera,  con el lema "!Unámonos a los gringos!". Honduras quedó entre la derecha y el centro-derecha mediático de Nasralla. Gregorio Selser fue de los pocos en documentar el desastre para Honduras de haberse convertido en los '80 en el "portaviones estadounidense" en Centroamérica, para agredir a Nicaragua, país que también se pasó un mal rato en el anterior mandato de Trump, en 2018. Los intereses Republicanos tienen continuidad, aunque quede por saber hasta dónde empuja Trump en función de gente que no es su amiga, como lo probó Bolton. Rubio estaría viendo por sus intereses. Pese a los esfuerzos por derechizar, no todo le sale como quisiera en América Latina a los Republicanos, para quienes el comunismo empieza en el centro del espectro político.

          Por varios motivos, salvo en parte de la derecha y entre casos penosos como el del PRI (Partido Revolucionario Institucional), en el que la cabeza de "Alito Moreno" no se diferencia mucho de la de Rubio, en América Latina suele preferirse a los Demócratas: Franklin D. Roosevelt llevó a cabo la política de "buena vecindad", John F. Kennedy fue de lo más admirado y con James Carter en los '70 se lograron para Panamá los Tratados Torrijos-Carter y un empujoncito contra la dictadura Somoza en Nicaragua. Roosevelt es un caso aparte. John F. Kennedy promovió la invasión de 1961 a Cuba en Bahía de Cochinos (Playa Girón), apoyada por Nicaragua con la dictadura Somoza, y Lyndon B. Johnson la invasión de 1965 a República Dominicana. Carter empezó en Afganistán, con los resultados finales que se conocen. Con Johnson, Estados Unidos apoyó en Indonesia masacres de comunistas que, nótese bien, rebasan en el doble, con MUERTOS (con la dictadura de Suharto), el número de DETENIDOS (de entre los cuales salieron los muertos) con Stalin. El presidente William Clinton contribuyó a destruir Yugoslavia, país No-Alineado, y Haití. El presidente Demócrata estadounidense Barack Obama, Demócrata, se la pasó en guerras. El problema es que los líderes "progres" latinoamericanos, en particular del alicaído Grupo de Puebla, están a veces en la Internacional Progresista de Bernie Sanders, el congresista estadounidense cercano a los Demócratas, con además la presencia de la insufrible Mariela Castro Espín, hija de Raúl Castro.

       Los Republicanos suelen ser injerencistas con desestabilizaciones más abiertas que los "subterráneos" Demócratas, lo que obedece por lo demás a divisiones entre agencias de seguridad en Estados Unidos y en la relación con el llamado "Estado profundo", que no es lo de Trump, como tampoco lo fue en el pasado la CIA (Central de Inteligencia Americana) ni el FBI (Oficina General de Investigación). como se recordará del caso James Comey, exdirector del FBI hoy imputado.

      En México, fue estando Obama en la presidencia que se favoreció a un cártel hoy en problemas. Como ha señalado la dirigente del Movimiento de Regeneración Nacional (MoReNa), Luisa Alcalde, la derecha de Acción Nacional volvió a hacer antipatria al ir a Washington, capital estadounidense, a tocar las puertas de la CIDH (Comisión Interamericana de Derechos Humanos), en el tipo de peticiones que ya liquidaron al "independiente" Manlio Fabio Beltrones. Si hubo injerencia extranjera en algunos problemas recientes de México, en particular con jóvenes, habría que saber qué parte fue de la derecha y cuál de los habituales del caos, los Demócratas, cuyas propuestas de género, proPalestina y otras no son ningún secreto: no vaya a ser que, entre que si hubo gente de Jair Bolsonaro (expresidente de Brasil) o de Javier Milei (presidente argentino), según Alcalde, dos fracciones estadounidenses se estuvieron al "fuego amigo" por mexicanos interpuestos. 

     Por lo pronto, sería preferible distinguir al interior de quienes gobiernan en Estados Unidos y no asimilarlo todo por reacción refleja a los "halcones" Republicanos. Y saber que la gente del Demócrata George Soros y su hijo busca torpedear la buena relación de algunos de la autodenominada Cuarta Transformación, con Trump, para pegarles entre otros a la cancillería mexicana y al secretario de Economía, Marcelo Ebrard: lo intentaron recientemente a través de la universidad pública, con una parte de quienes tomaron instalaciones, como en el pasado sirviéndose de Honduras para armar "caravanas migrantes" a través de México. Se podría sugerirle a  Estados Unidos deje de dirimir en otros lugares sus pleitos, y que el centro izquierda se fije con quién se junta, para no entrar en asuntos que no son los suyos. Como no debieran ser los de Honduras, donde la presidente saliente, Xiomara Castro, de visita reciente en México, fue "advertida" apenas había ganado, con una visita de la vicepresidente Kamala Harris. (da click en el botón de reproducción).



domingo, 30 de noviembre de 2025

QUÉ TANTO ES TANTITO

 Seguramente suene extraño decir que la globalización no existe. En algunos países europeos se prefiere hablar de mundialización, pero tal vez tampoco sea la solución. La creencia para algunos grupos de la población se parece a la de algunos habitantes de países europeos que a finales del siglo XIX tenían tiendas -con mucho de "especies"- que, sin que fuera exacto, presumían "productos del mundo entero", como parte del éxito colonial. La otra creencia de origen es en parte estadounidense, ya que Estados Unidos en un Estado llamado a veces "protomundial", porque tiene inmigrantes de muchísimas partes, y da la impresión de cosmopolitismo, al menos en algunas grandes ciudades, como acaba de demostrarlo la elección del alcalde de Nueva York, nacido en Uganda, de padres indios (de India) y ancestros de Tanzania, etcétera. Es el tipo de cosas que gustan a los Demócratas, como la mesera puertorriqueña llegada a política o la congresista somalí. Es la creencia de que cualquiera que se lo proponga, puede llegar a la tierra prometida y tener éxito.

         Para ciertos sectores de la población, un poco por doquier y con recursos, global es poder viajar como signo de estatus, a los lugares más exóticos, con frecuencia en Asia, incluyendo ir a Balí, a ver elefantes en Tailandia, a deambular por Dubai o Hong-Kong si lo que se quiere es lo aséptico, o a seguirle con cierto gusto por India inaugurado entre otros por algunos de los Beatles. Tampoco es la última novedad, si se recuerda como el pintor Paul Gauguin fue a dar en Tahití a finales del siglo XIX. Puede haber un efecto de masa, por la cantidad de personas con ciertas prácticas y creencias, debido al crecimiento poblacional, pero no todo es novedad, salvo el peso de la alta finanza y los medios de comunicación: la exportación de mercancías de los lugares más distantes no data de ayer, ni la exportación de capitales, entendida como flujos de inversiones por aquí y por allá. El cosmopolitismo no es nuevo: ni la búsqueda de lo "exótico" para el habitante de un país central, ni la creencia de más de un habitante de un país periférico que el consumo de lo extranjero le da estatus. La novedad e incógnita es en parte China, país semi-periférico.

       México puede coleccionar los tratados comerciales, no por ello está en algo global. El 80 % de las exportaciones mexicanas no va "al mundo", ni es "de México para el mundo", sino para Estados Unidos. En la estructura del comercio exterior, no hay "comercio global", sino básicamente con la Tríada central (Estados Unidos- Unión Europea-Japón). Después de Canadá, el cuarto socio comercial de México es Alemania, y el quinto, sin sorpresa, es Japón. Queda algo de neocolonialismo español, nunca mencionado como tal, y Brasil como primer socio en América Latina. España es parte de la UE. Salvo por la manera de haberse ido a tirar en brazos estadounidenses, México no se diferencía mucho del resto del Sur, que no es "global", entre otras cosas porque el intercambio Sur-Sur es ralo como siempre. Tampoco es diferente del resto del Sur que China se haya colado hasta hace poco como el segundo país de origen de importaciones de México. China es además el segundo destino de las exportaciones mexicanas. Para más señas, ocupa un cierto lugar en exportaciones e importaciones Corea del Sur (y Taiwán en importaciones). Lo demás es residual: los flujos de mercancías y capital van y vienen, como desde hace décadas, de la Tríada, con la salvedad de la llegada de China, aunque queda por saber contablemente qué es chino y qué es de una empresa de algún país de la Tríada instalado en China. Gran parte de la "grandeza" no es tan nueva: el mapa de México y sus riquezas como cornucopio volteado hacia Estados Unidos. Tan poco es tan secreto "pobre México, tan lejos de Dios y tan cerca de Estados Unidos". No ha habido apertura de hecho a nada global, sino a una penetración económica estadounidense mayúscula, y que mientras exista creará tendencias centrífugas en México.

       Fuera de esta grandeza, de tamaño mayúsculo, México tiene estructura económica de país centroamericano, por el peso de las remesas, la industria maquiladora y el turismo, que tampoco son globales. Las remesas vienen de Estados Unidos, y el 80 % del turismo, también.

       Las distorsiones se saben: las remesas, por ejemplo, se concentran en el Bajío, nada nuevo, y parte en el sur. Con el peso de la maquila, la inversión extranjera se concentra en la franja fronteriza, parte del Bajío (Jalisco y Guanajuato, Querétaro) y el estado de México.  Dentro de estas mismas entidades federativas, las tendencias a la concentración y las diferencias regionales son llamativas.

       Fuera de hacer no se sabe qué en un aparato de Justicia que no funciona, la educación está orientada a nivel superior a los negocios y las ingenierías, ligadas con frecuencia a manufacturas y construcción. La ciencia básica y las artes y Humanidades tienen muy poco peso, pero también la agronomía o las tecnologías de la información y la comunicación. Queda el interés por las ciencias de la salud, sobre todo en enfermería y, por abajo, en medicina general. Tampoco es que México se distinga del resto del mundo por la vocación de negocios en detrimento de lo que no lo sea, salvo que resta saber para qué negocios, si nacionales o extranjeros.

       Una estructura tan distorsionada no puede ser cambiada en uno o dos sexenios, así se atienda mejor al sur-sureste o se haga un Plan México. El problema está en saber si las deformaciones se entienden como lo propio de lo nacional, y no como resultado, en gran parte, de la integración con el exterior, entiéndase Estados Unidos, que comenzó por lo demás tibiamente en los años '50 para acelerarse en los '60, por lo que no hay que idealizar el "milagro mexicano" o el "desarrollo estabilizador", considerando que las empresas transnacionales estadounidenses ya estaban bien adentradas en México a la sombra de la industrialización por sustitución de importaciones. Salvo demostración en contrario, lo que hizo finalmente desde los '80 el empresariado mexicano es darse un balazo en la sien, con ayuda de un asesino solitario, girar y recibir un segundo balazo en el abdomen, para, salvo excepciones, reorientarse al mercado estadounidense. Si parte del problema es visto como la solución, nada más queda por ver dentro de qué límites pueden darse paliativos sin que a la gran antipatria de arriba le parezca que encima se le crean molestias. México no crece desde la integración con Estados Unidos, aunque en materia de paliativos tiene de los mejores resultados de América Latina, en reducción de la pobreza y la desigualdad. Seguirá probablemente entre los peores en crecimiento y con los empresarios, ellos sí, con un sentido agudo de la grandeza del país: permite ganancias bastante por encima del promedio internacional. Como a empresas que no son globales y que buscan servirse de que se está cerca de Estados Unidos, para la Tríada y lo que sea que resulte realmente chino o nada más lo parezca. (da click en el botón de reproducción).




NI ABRAZOS, NI BALAZOS, NI NÁ

 Colombia se encuentra en una ruta de inercia, con pocos logros del gobierno centro-izquierdista de Gustavo Petro, salvo para agarrarse verb...