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sábado, 15 de enero de 2011

SI SE PUEDE (YES, WE CAN)

"Avanzamos al futuro juntos trabajando codo a codo con una comunicación cercana. Nuestra amistad y entendimiento es irremplazable e indestructible", dicen dos que prometen seguir siendo "socios". Pero no se trata de un comunicado entre el secretario general de la Organización del Tratado del Atlántico Norte, la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, y el Ministro ruso de Asuntos Exteriores, Serguei Lavrov (un hijo del deshielo que ahora pide un escudo antmisiles conjunto entre Rusia y Occidente). No: se trata del comunicado que emitieron la cantante colombiana Shakira y su ahora ex novio argentino De la Rúa para explicar que se separaron. En suma: entre el mundo del espectáculo y el de la política las diferencias ya no son tantas.
La generación de Barack Obama, el presidente estadounidense, el hombre que llegó a la Casa Blanca con un sonoro "sí se puede", está demostrando que la frase no pasa de un eslógan o de algo parecido a un anuncio publicitario que bien podría ser de Viagra o Cialis (el "we", además, no incomodaría a una Lady Gaga aficionada a las poco disimuladas orgías). Sí se puede, pero, fuera de responder a intereses creados, no parece que Obama se haya encargado de gobernar. Tampoco parece que el presidente ruso, Dmitri Medvedev, sepa qué es gobernar. Es imposible saberlo cuando se ha crecido sin tener idea de lo que es un mínimo de autoridad.
Mientras Obama sucumbe a los intereses creados en Estados Unidos y ni siquiera sabe de protocolos, Medvedev no cumple ni parece saber que pudiera hacerlo. Hace poco, a un país miembro de la Organización para el Tratado de Seguridad Colectiva, la OTSC, Bielorrusia, casi le arman una "revolución de colores", pero Medvedev, si bien felicitó al de nuevo presidente bielorruso Alaxander Lukashenko, no se tomó la molestia de denunciar injerencias demostradas, en particular desde Alemania y Polonia. La OTSC no supo qué hacer hace varios meses frente a la crisis en Kirguistán, y Lukashenko por cierto habría metido la pata, respaldando a un depuesto presidente kirguís corrupto. Mientras es imposible hacer cuajar una actuación realmente colectiva en Eurasia, Occidente sigue moviendo sus peones: ahora, con importantes inversiones de la petrolera British Petroleum en Azerbaidján, en la plataforma de Asman-Shafar, lo que a la larga les dará a los anglosajones un mayor derecho de injerencia en la región del Caspio. Cabe hacer notar que otros países de la OTSC tampoco condenaron las demostradas injerencias externas en los disturbios de hace algunas semanas en Moscú. ¿Está fracasando la idea euroasiática? Hasta cierto punto, sí: no se avanzó en ningún eje París-Berlín-Moscú y no hay modo de comprometer a China, pese a la Organización de Cooperación de Shanghai. La partida la va ganando Occidente, con Estados Unidos a la cabeza, aún si se trata de una superpotencia tan insolvente como la moral de su presidente que sabe decir eslóganes, pero no tiene idea de qué significan.
Por cierto, y contra las ideas de algunos, de la Unión Soviética muchos querían no a la "superpotencia" que en realidad no era, sino al país de los ideales de justicia e igualdad sociales, de solidaridad y al país que quiérase o no tuvo el mérito de ser el que derrocó a la peste nazi. Medvedev ha prometido una campaña más de "desestalinización" sin entender lo que desde Occidente se espera de Rusia: no que tenga una idea cierta de su Historia, sino que renuncie de una buena vez a sus méritos, que se asuma con un pasado supuestamente siniestro y que llegue el día en que plantarse con autoridad frente a intereses creados de fuerza parezca éso, algo siniestro. Por lo mismo muchos rusos no se atreven a plantarle cara al mundo occidental que les prepara justamente lo siniestro. Ya llegará tal vez el momento del aprendizaje. Así se pase por siniestro.

FANÁTICAMENTE MODERADOS

 En varios países de América Latina, la izquierda, que tiende más bien a ubicarse en el centro-izquierda (del que no queda excluida Venezuel...