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viernes, 15 de abril de 2011

A LA CHINA EN UN COHETE

Es conmovedor. Cada vez que abren la boca, hacen Historia. No lo pueden evitar. Obama, Cameron y Sarkozy no quieren sacar a Kadafi del gobierno, quieren que sea el pueblo librio con sus dirigentes el que, envuelto en heroísmo, "escriba el siguiente capítulo de su Historia" (aunque el trío no haya repartido el guión, hay que estar atentos al siguiente capítulo del modo en que la heroica Libia escribe su Historia, con tinta sangre del corazón). Hay que proteger a los civiles, pero el trío tiene propósitos más elevados: dar al traste con una dictadura atroz, la del "carnicero de Trípoli", evitar un "Estado fallido" y sobre todo comenzar con una auténtica, genuina, verdadera "transición a la democracia", de esas que luego de que empiezan se prolongan eternamente para disfrute de sus protagonistas. Democracia: hoy, mañana y siempre.
Es tan urgente que a Kadafi lo bombardean por órdenes de la generala de división Margaret Woodward, que ha dirigido con tacto, sutileza y algo del ineludible "eterno femenino" más de mil 600 misiones contra el infame líder libio. Cuando no está bombardeando, Miss Woodward sirve el pavo a la tropa el día de Acción de Gracias, según consta en las redes sociales. El corazón no puede no latir ni sentir la ternura. Es la hora de las mujeres. Que se empoderen. Es muy distinto al odio que despierta Kadafi con sus regordetas enfermeras ucranianas, Oksana Balinskaya y Galina Kolonitskaya, a las que el muy pérfido galán de feria daba dinero para visitar pirámides en El Cairo o ir a comprar en boutiques de Nueva York. No hay lugar para regordetas: el mundo occidental exige que la transición se haga con anoréxicas o casi, no con eslavas tipo campesina de los alrededores de Kíev. Muammar, ha sido suficiente: el mundo ha dicho "basta" a quien además, al comer carne de camello y de ternera, no respeta la voluntad de millones de integrantes de las redes sociales que han protestado contra el maltrato animal.
Ha sonado la primavera de la sociedad civil libia, de su entusiasmo, de sus sueños truncados, de sus ganas de ganarse el cielo. Junto al Frente Nacional de Salvación, apoyado por la Central de Inteligencia Americana, está el Grupo Combatiente Islámico, que Naciones Unidas catalogó alguna vez como terrorista y que suelen integrar veteranos de Afganistán, soldados de la libertad. A estos fanáticos los financian los servicios secretos británicos, en 1996 habían intentado asesinar a Kadafi y en 1995 armaron desórdenes en Bengasi. Cuando recientemente a algunos de estos miembros de la sociedad civil los liberaron de la cárcel, agarraron a los policías libios que se encontraron y los fueron a colgar de postes, para que en lo sucesivo las fuerzas de Kadafi aprendan de democracia.
Bengasi la heroica, Bengasi hermana, Bengasi lugar de la primavera, es la cuna de estos grupos islamistas que desde hace cerca de 15 años hacen su agosto. En efecto, fuera de Marruecos, Bengasi es el punto norafricano más cercano a Europa y por ende paso muy buscado por emigrantes africanos, muchos provenientes de Eritrea, Etiopía, Somalia o Sudán, por ejemplo, que se agolpan en el puerto libio, a veces hasta mil por día. La sociedad civil de Bengasi, incluyendo a las milicias referidas, se dedica a extorsionar y hasta asesinar a estos migrantes, aunque lo fundamental es controlar el tráfico de personas y lucrar con él. Los demócratas libios quieren mercado, libre mercado, poder traficar lo que sea sin las cortapisas de un tirano que quiso sacar al dólar de Africa, que hizo propietarias de su vivienda a las familias libias y les dió educación y salud gratis. No. La sociedad civil tiene otros deseos y muy, muy legítimamente, podría cantarle hoy a Kadafi, con Paulina Rubio: te puedes ir/a la China en un cohete/no queremos tu billete/ni tus rosas ni juguetes. Es más: Libia quiere a Angelina Jolie.
Hace poco, el presidente ruso, Dmitri Medvedev, seguramente entre una y otra de Jethro Tull, dijo que Kadafi ha hecho cosas "que pueden interpretarse como crímenes". El huésped del Kremlin ya sabe, como toda persona de su generación, hacerse el imparcial poniendo verdad y mentira en plano de igualdad. No importa: de proseguir el asesinato de camellos, Rusia sin duda protestará contra Kadafi, o no moverá un dedo si lo llevan ante el Tribunal Internacional de La Haya, que es donde deben estar los que no quieren a Angelina y prefieren regordetas de Ucrania. En verdad, Kadafi, debe hacerle un favor a la Humanidad e irse antes de la presentación de Michelle y Barack en el programa de Oprah Winfrey, a finales de mayo. Nadie está de humor para comer camello.

FANÁTICAMENTE MODERADOS

 En varios países de América Latina, la izquierda, que tiende más bien a ubicarse en el centro-izquierda (del que no queda excluida Venezuel...