A últimas fechas se han producido en Moscú protestas contra irregularidades -que sin duda las hubo- en las recientes elecciones legislativas rusas, en las cuales ganó el oficialista partido Rusia Unida, pero en retroceso frente al Partido Comunista.
Lo que da pena es que tercermundistas y comunistas extraviados se hayan ido a meter en las protestas moscovitas, menos multitudinarias de lo que parecen. En las protestas hay monarquistas y neo-nazis que nadie quiere. También hay personeros de la extrema derecha "liberal", como Boris Nemtsov, antiguo gobernador de Nizhny Novgorod felicitado por la hoy ex primer ministra británica Margaret Thatcher, y luego asesor del neo-nazi gobierno ucraniano de Victor Yushchenko. Nemtsov, como Garry Kasparov, han hecho lo posible por no aparecer vinculados al magnate Boris Berezovski, quien vive en Gran Bretaña y es todo un mafioso. También estuvo en las protestas el ex primer ministro ruso Mijaíl Kasiánov, quien ocupó el cargo a principios de la era Putin (2000-2004), y se encontraba igualmente el multimillonario ruso Mijaíl Projórov, quien tiene intenciones de competir contra el hoy primer ministro Vladimir Putin, en las próximas elecciones presidenciales. En suma, en las protestas de Moscú se encontraban oligarcas desplazados del poder y que sueñan con un país en manos de tecnócratas, mientras la población se dedica al oscurantismo monarquista o de extrema derecha nacionalista. Rusia sería así un país de caricatura. Lo inexplicable es que hubieran banderas comunistas en un mitin de esta índole.
El bloguero Alexei Navalni, presente en las manifestaciones, admitió tranquilamente que había estimado "al alza" el número de participantes en las concentraciones. A su vez, la organización Golos fue sorprendida mandando correos a Estados Unidos y preguntan el monto de facturación de las denuncias por fraude. Golos ha recibido apoyo de la USAID y National Endowment for Democracy, NED. De lo que se trata es de armarle a Putin una "revolución de colores" que facilite el desarme unilateral de Rusia, a lo que estaba dispuesto el ex ministro de finanzas Alexei Kudrin, también entre los manifestantes.
Por lo pronto, los tercermundistas y comunistas que estuvieron en las manifestaciones ojalá tengan idea de lo que hacen. En cambio, Alexandre Latsa, observador de la realidad rusa, sugiere que el sistema político de la Federación Rusa podría orientarse casi hacia el bipartidismo: en el centro-derecha estaría la agrupación de Putin y, hacia el centro-izquierda, el Partido Comunista. Contra lo que muestran algunos periódicos occidentales (los viejitos nostálgicos del estalinismo solitos en la nieve con su hoz y su martillo, etcétera...), el Partido Comunista tiene muchos de sus adeptos en lo que se conoce como "naukograd", el mundo de las ciudades científicas. De nueva cuenta, a mayor cultura, mayores son las posibilidades de votar por los comunistas.
El último líder soviético, Mijaíl Gorbachov, aprovechó las manifestaciones moscovitas, las celebró y le recomendó a Putin "irse". Según declaró Gorbachov, él se fue a tiempo, para que la gente recordara lo positivo que hizo. Nadie le niega el derecho a Gorbachov de engañarse: nunca se fué del poder, ni parecía que pensara hacerlo, sino que lo expulsó con una tremenda humillación Boris Yeltsin, el último de los borrachines y un antisocial de primera. Gorbachov nunca pudo defenderse ante Yeltsin, quien lo sacó del gobierno a puntapiés, y lo único que encontró fue culpar al Comité Estatal para el Estado de Emergencia.
Así que, para variar, Occidente celebra a quien vive en una ficción, contándose lo que nunca sucedió. Y no faltan los extraviados que quieran rematar tanto progreso con el agasajo a millonarios excéntricos y a zaristas y neo-nazis de opereta. Quienes festejan este tipo de "democracia" deberían exigir, a cambio de ocultar y ocultarse evidencias, boleto para el circo y una dosis individual y legal de mariguana: porque sí, todos tienen su derecho a la felicidad y lo que es más, a vivir de ilusiones, porque otros mundos son posibles y no están de más las visiones alternativas.
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martes, 27 de diciembre de 2011
martes, 20 de diciembre de 2011
TU MALDAD ME HACE FELIZ
En más de un aspecto, Occidente está repitiendo en Siria el guión utilizado en Libia. Consiste en apoyar a terroristas, luego de haber acusado a Siria de fomentar el terrorismo. Ya se encuentra operando en Siria el Grupo Islámico Combatiente, oriundo de Libia, catalogado por Naciones Unidas como terrorista. Es decir que, en homenaje a la congruencia y en respeto a la opinión pública, en Occidente se apoyan las maniobras de un grupo que los propios occidentales han llamado "terrorista". Parte de este apoyo lo brindan los servicios secretos británicos (M16). En cuanto a Libia, Naciones Unidas avaló el accionar de un grupo, el mismo Grupo Islámico Combatiente, que aparece en las listas de Naciones Unidas como organización peligrosa.
Según declaraciones del presidente sirio Bashar al Assad a Pravda.ru, desde 2003 Siria ha sido presionada para que rompa vínculos con Rusia. De manera muy concreta, al momento del ataque contra Irak, el entonces secretario estadounidense de Estado, Colin Powell (el mismo que mintió tranquilamente sobre las supuestas "armas de destrucción masiva" iraquíes), se apersonó en Siria para amenazar al gobierno de al Assad. Powell pidió que Siria girara de "180 grados" en su alianza con Rusia y terminara los acuerdos que tiene con Moscú. Powell no dudó en amenazar con una acción armada contra Siria. Si el actual régimen de Damasco cayera, Rusia tal vez perdería la única base naval de la que dispone en el Mediterráneo, lo cual favorecería el control estadounidense de este mar.
Lo dicho explica los esfuerzos actuales de Rusia por mediar en el problema sirio. Sin embargo, la Liga Arabe no es de confiar, ya que ha caído en manos de países que son incapaces de retomar la defensa de la causa palestina, de criticar a Israel y de oponerse a la injerencia estadounidense en la región. Junto con Turquía, el papel clave en la desestabilización lo están jugando las monarquías petroleras de la península arábiga. Rusia juega las cartas que puede, pero no son las mejores.
El papel de la Liga Arabe se parece al de la Organización de Estados Americanos en América Latina, hace algún tiempo. En su momento, la mayoría de los países latinoamericanos fue incapaz de condenar la intervención armada en Panamá, en diciembre de 1989. Hoy todavía es común oir hablar del "dictador" Manuel Antonio Noriega que, dicho sea de paso, nunca fue especialmente sangriento. Quienes durante la intervención juraron en una base militar estadounidense, quienes utilizaron armas letales contra población civil indefensa en la capital panameña, quienes la saquearon y quienes se burlaron de la soberanía de Panamá, nunca fueron juzgados, ni ha pasado por la cabeza de nadie llevarlos a juicio: sería tanto como llevar a juicio a la superpotencia que, desde el fin de la muy supuesta "amenaza soviética", ha emprendido seis guerras abiertas en distintas partes del mundo (Panamá, Somalia, Yugoslavia, Irak, Afganistán, Libia), sin que aparezca quien diga que Washington es un peligro para la estabilidad internacional. Parece que la opinión de masas occidental perdió toda capacidad para discernir. Lo que hace el confort...
Según declaraciones del presidente sirio Bashar al Assad a Pravda.ru, desde 2003 Siria ha sido presionada para que rompa vínculos con Rusia. De manera muy concreta, al momento del ataque contra Irak, el entonces secretario estadounidense de Estado, Colin Powell (el mismo que mintió tranquilamente sobre las supuestas "armas de destrucción masiva" iraquíes), se apersonó en Siria para amenazar al gobierno de al Assad. Powell pidió que Siria girara de "180 grados" en su alianza con Rusia y terminara los acuerdos que tiene con Moscú. Powell no dudó en amenazar con una acción armada contra Siria. Si el actual régimen de Damasco cayera, Rusia tal vez perdería la única base naval de la que dispone en el Mediterráneo, lo cual favorecería el control estadounidense de este mar.
Lo dicho explica los esfuerzos actuales de Rusia por mediar en el problema sirio. Sin embargo, la Liga Arabe no es de confiar, ya que ha caído en manos de países que son incapaces de retomar la defensa de la causa palestina, de criticar a Israel y de oponerse a la injerencia estadounidense en la región. Junto con Turquía, el papel clave en la desestabilización lo están jugando las monarquías petroleras de la península arábiga. Rusia juega las cartas que puede, pero no son las mejores.
El papel de la Liga Arabe se parece al de la Organización de Estados Americanos en América Latina, hace algún tiempo. En su momento, la mayoría de los países latinoamericanos fue incapaz de condenar la intervención armada en Panamá, en diciembre de 1989. Hoy todavía es común oir hablar del "dictador" Manuel Antonio Noriega que, dicho sea de paso, nunca fue especialmente sangriento. Quienes durante la intervención juraron en una base militar estadounidense, quienes utilizaron armas letales contra población civil indefensa en la capital panameña, quienes la saquearon y quienes se burlaron de la soberanía de Panamá, nunca fueron juzgados, ni ha pasado por la cabeza de nadie llevarlos a juicio: sería tanto como llevar a juicio a la superpotencia que, desde el fin de la muy supuesta "amenaza soviética", ha emprendido seis guerras abiertas en distintas partes del mundo (Panamá, Somalia, Yugoslavia, Irak, Afganistán, Libia), sin que aparezca quien diga que Washington es un peligro para la estabilidad internacional. Parece que la opinión de masas occidental perdió toda capacidad para discernir. Lo que hace el confort...
martes, 13 de diciembre de 2011
LOS CHULOS DE EURODISNEY
Estados Unidos ha conseguido afianzar posiciones en el Mediterráneo, no nada más en el norte de Africa: también Washington lo ha conseguido en el sur de Europa, un continente cuya moneda, el euro, se tambalea ante la poco disimulada felicidad en el otro lado del Atlántico.
El actual presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, fue entre 1985 y 1990 director ejecutivo del Banco Mundial. Entre 2002 y 2006, no hace mucho, el economista italiano fue vicepresidente operativo del gigante especulador estadounidense Goldman Sachs. Con este gigante también estuvo relacionado Romano Prodi, dos veces primer ministro de Italia.
Mario Monti, flamante primer ministro de Italia, pareciera parte del gabinete de Barack Obama: fue director europeo de la Comisión Trilateral y de la directiva del grupo Bilderberg. Monti ha sido asesor de Goldman Sachs.
El tercero, el primer ministro griego Lukas Papadimos, ha pasado por el MIT (Massachusetts Institute of Technology), Harvard y Columbia. Por cierto, Draghi ocultó la magnitud del déficit griego durante el gobierno conservador de Kostas Karamanlis.
Así las cosas, salvo en España, donde unos están con cara de indignados y otros rezando por el fin de la crisis, en el resto del sur de Europa mandan tecnócratas directamente ligados a las altas finanzas estadounidenses, sospechosas de especular contra el euro.
Es igualmente una verguenza para Europa el presidente Nicolás 1ero de Francia (sí, el esposo de la emperatriz Carlita), que en la crisis que involucró a Dominique Strauss-Kahn no hizo nada por evitar que el Fondo Monetario Internacional cayera en manos de intereses estadounidenses, así los represente la francesa Christine Lagarde.
Europa midió mal sus pasos porque Alemania desestabilizó el proceso de integración, lento, para tragarse a toda prisa a cuanto país del Este europeo quisiera dejarse engullir. Así, Europa se encuentra hoy sobrecargada de países miembros, 27, muy dispares. El Este europeo apenas disimula que es una sucursal para los intereses económicos conjuntos de Alemania y Estados Unidos.
Lo que no parecía tan cercano era la apertura de nuevas sucursales en el Mediterráneo, en manos de los culpables de la crisis. No es demasiado raro que la socialdemocracia europea no haya podido evitar lo sucedido: esa socialdemocracia suele ser corrupta y, si en algo tienen razón algunos analistas rusos de Ria Novosti, es que el mundo pagará con una larga recesión el hecho de vivir por encima de sus medios, que es lo que ha ocurrido en algunas partes del sur europeo. La gracia es que la austeridad la impondrán tecnócratas al servicio de la potencia que, viviendo por encima de sus medios, no se ajusta el cinturón, sino que deja a medio mundo en calzoncillos. Vaya manera la de presentarse de Europa por el mundo desde que es "la gran Europa".
El actual presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, fue entre 1985 y 1990 director ejecutivo del Banco Mundial. Entre 2002 y 2006, no hace mucho, el economista italiano fue vicepresidente operativo del gigante especulador estadounidense Goldman Sachs. Con este gigante también estuvo relacionado Romano Prodi, dos veces primer ministro de Italia.
Mario Monti, flamante primer ministro de Italia, pareciera parte del gabinete de Barack Obama: fue director europeo de la Comisión Trilateral y de la directiva del grupo Bilderberg. Monti ha sido asesor de Goldman Sachs.
El tercero, el primer ministro griego Lukas Papadimos, ha pasado por el MIT (Massachusetts Institute of Technology), Harvard y Columbia. Por cierto, Draghi ocultó la magnitud del déficit griego durante el gobierno conservador de Kostas Karamanlis.
Así las cosas, salvo en España, donde unos están con cara de indignados y otros rezando por el fin de la crisis, en el resto del sur de Europa mandan tecnócratas directamente ligados a las altas finanzas estadounidenses, sospechosas de especular contra el euro.
Es igualmente una verguenza para Europa el presidente Nicolás 1ero de Francia (sí, el esposo de la emperatriz Carlita), que en la crisis que involucró a Dominique Strauss-Kahn no hizo nada por evitar que el Fondo Monetario Internacional cayera en manos de intereses estadounidenses, así los represente la francesa Christine Lagarde.
Europa midió mal sus pasos porque Alemania desestabilizó el proceso de integración, lento, para tragarse a toda prisa a cuanto país del Este europeo quisiera dejarse engullir. Así, Europa se encuentra hoy sobrecargada de países miembros, 27, muy dispares. El Este europeo apenas disimula que es una sucursal para los intereses económicos conjuntos de Alemania y Estados Unidos.
Lo que no parecía tan cercano era la apertura de nuevas sucursales en el Mediterráneo, en manos de los culpables de la crisis. No es demasiado raro que la socialdemocracia europea no haya podido evitar lo sucedido: esa socialdemocracia suele ser corrupta y, si en algo tienen razón algunos analistas rusos de Ria Novosti, es que el mundo pagará con una larga recesión el hecho de vivir por encima de sus medios, que es lo que ha ocurrido en algunas partes del sur europeo. La gracia es que la austeridad la impondrán tecnócratas al servicio de la potencia que, viviendo por encima de sus medios, no se ajusta el cinturón, sino que deja a medio mundo en calzoncillos. Vaya manera la de presentarse de Europa por el mundo desde que es "la gran Europa".
martes, 6 de diciembre de 2011
¿MUERTOS? LA COSA ES SENCILLA.
Lo que algunos de izquierda tomaron como una "gran liberación" en el mundo árabe muestra hoy de qué se trata. Entre otras cosas, se trata de política-ficción: según lo ha demostrado Thierry Meyssan en Red Voltaire, la lista de más de 3 500 muertos por supuesta culpa del gobierno sirio actual, se tomó de la guía telefónica, así que muchos de los muertos tienen todavía la extraña capacidad de contestar al teléfono y ponerse a hablar. Es el tipo de inventos de los Hermanos Musulmanes, a los que Naciones Unidas hace caso. Por si fuera poco, el primer ministro turco, Recep Tayyip Ergodan, le advirtió al líder sirio Bashar al Assad que puede tener un "fin trágico", como Adolfo Hitler, Kadafi y Ceaucescu, todo revuelto. Sin duda, lo mejor que puede hacer al Assad es aumentar el número de registrados en el anuario telefónico, de tal forma que Siria pueda democratizarse.
En Libia, los "revolucionarios" apoyados desde Occidente no son "islamistas moderados". Los salafistas ya han ido a liquidar mezquitas y lugares de culto no salafistas, según lo comprobó el diario argelino "Echuruk", mencionando lo ocurrido en las localidades de Aziziyah y Janzur. Los "moderados" tunecinos no están mejor: al grito de "mi velo es mi libertad", han presionado para que se instalen salones de plegaria en centros educativos, lo que desembocó en una huelga general del cuerpo docente universitario, a principios de diciembre.
En Túnez, el 23 de octubre, los islamistas de Ennahda ganaron las elecciones a la Asamblea Constituyente. No se crea que son los últimos de los retardatarios: tienen a su disposición importantes medios de masas y, al mismo tiempo, de manera muy poco transparente, se ganaron votos a cambio de alimentos, tarjetas de teléfono o directamente dinero en metálico, es decir, con una corrupción galopante y el apoyo de Obama y los saudiárabes.
Lo mismo ocurrió en Egipto. La victoria de los Hermanos Musulmanes (Partido Libertad y Justicia) e incluso los porcentajes nada desdeñables para el grupo salafista Al-Nour se consiguieron no siempre de manera limpia: los Hermanos Musulmanes fueron acusados de repartir medicamentos y comida y de usar grupos de influencia afuera de los lugares de votación. Al mismo tiempo que critica irregularidades en Rusia, la secretario estadounidense de Estado, Hillary Clinton, es incapaz de inquietarse por esta mezcla de fanatismo y corrupción que infesta ahora al norte de Africa, y que ya existe en Asia Central.
Los islamistas (Partido justicia y Desarrollo) también ganaron en las elecciones legislativas de Marruecos.
Gracias a la cobardía de la Liga Arabe, a la ineptitud de Naciones Unidas y la presión occidental, hoy se busca desestabilizar al único gobierno laico y no mayormente represivo que queda, el gobierno sirio, que por lo demás, en vez de cerrarse, ha hecho más de una reforma. ¿Muertos? Están en la sección amarilla, es decir, en la guía telefónica donde hay también se ofrecen mercenarios, agentes secretos, aviones bombarderos, velos para mujeres y túnicas para hombres, comida y otros sobornos por votos, e intelectuales demagogos o con cabeza de avestruz. Lo que no se encuentra es una izquierda que guíe en vez de limitarse a responder con reflejos condicionados de tipo estadounidense y guiados por los antojos de Washington. Tampoco hay en la guía asuntos sociales ni auténtica política. Lo que hay es una conquista efectiva de gran parte del Mediterráneo y de la península arábiga para los aviezos fines geopolíticos estadounidenses.
En Libia, los "revolucionarios" apoyados desde Occidente no son "islamistas moderados". Los salafistas ya han ido a liquidar mezquitas y lugares de culto no salafistas, según lo comprobó el diario argelino "Echuruk", mencionando lo ocurrido en las localidades de Aziziyah y Janzur. Los "moderados" tunecinos no están mejor: al grito de "mi velo es mi libertad", han presionado para que se instalen salones de plegaria en centros educativos, lo que desembocó en una huelga general del cuerpo docente universitario, a principios de diciembre.
En Túnez, el 23 de octubre, los islamistas de Ennahda ganaron las elecciones a la Asamblea Constituyente. No se crea que son los últimos de los retardatarios: tienen a su disposición importantes medios de masas y, al mismo tiempo, de manera muy poco transparente, se ganaron votos a cambio de alimentos, tarjetas de teléfono o directamente dinero en metálico, es decir, con una corrupción galopante y el apoyo de Obama y los saudiárabes.
Lo mismo ocurrió en Egipto. La victoria de los Hermanos Musulmanes (Partido Libertad y Justicia) e incluso los porcentajes nada desdeñables para el grupo salafista Al-Nour se consiguieron no siempre de manera limpia: los Hermanos Musulmanes fueron acusados de repartir medicamentos y comida y de usar grupos de influencia afuera de los lugares de votación. Al mismo tiempo que critica irregularidades en Rusia, la secretario estadounidense de Estado, Hillary Clinton, es incapaz de inquietarse por esta mezcla de fanatismo y corrupción que infesta ahora al norte de Africa, y que ya existe en Asia Central.
Los islamistas (Partido justicia y Desarrollo) también ganaron en las elecciones legislativas de Marruecos.
Gracias a la cobardía de la Liga Arabe, a la ineptitud de Naciones Unidas y la presión occidental, hoy se busca desestabilizar al único gobierno laico y no mayormente represivo que queda, el gobierno sirio, que por lo demás, en vez de cerrarse, ha hecho más de una reforma. ¿Muertos? Están en la sección amarilla, es decir, en la guía telefónica donde hay también se ofrecen mercenarios, agentes secretos, aviones bombarderos, velos para mujeres y túnicas para hombres, comida y otros sobornos por votos, e intelectuales demagogos o con cabeza de avestruz. Lo que no se encuentra es una izquierda que guíe en vez de limitarse a responder con reflejos condicionados de tipo estadounidense y guiados por los antojos de Washington. Tampoco hay en la guía asuntos sociales ni auténtica política. Lo que hay es una conquista efectiva de gran parte del Mediterráneo y de la península arábiga para los aviezos fines geopolíticos estadounidenses.
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