La guerra es para Estados Unidos un negocio, y decirlo no es hacer propaganda contra Washington. Es aprender a sacar las cuentas, en vez de dejarse timar.
Lo más importante de la fuerza hitleriana en la Segunda Guerra Mundial estaba derrotado entre noviembre de 1942 y principios de 1943, cuando los nazis fueron cercados y vencidos en el frente oriental ruso -Stalingrado. Los estadounidenses se asomaron tímidamente a Sicilia a mediados de 1943. El desembarco del Día D en Normandía es de junio de 1944, alrededor de año y medio después de que el grueso del ejército de Hitler estuviera quebrado.
Stalin pidió que el frente occidental se abriera pronto, para evitar el desgaste de la guerra en el Este, pero los occidentales hicieron tiempo. Los anglosajones esperaron a que los europeos siguieran golpeándose entre sí -quedando en remate- para ahorrarse al máximo el costo de abrir el frente occidental y llegar cuando estaban asegurados beneficios. Es decir que los anglosajones midieron la guerra especulando con la quiebra de Europa, y esperando a que estuviera debilitada lo suficiente como para que la "ayuda" no saliera demasiado cara. ¿Es entendible, no?. Desde entonces, Estados Unidos tomó la costumbre de hacer las guerras rentables: desgastar hasta que el enemigo a vencer salga en rebaja y las posibilidades de beneficio aumenten.
El tiempo que Estados Unidos maneja en las guerras es económico. Consiste en abaratar el campo de batalla para adquirirlo, de ser posible, a precio de ganga. Una guerra bien baras.
Por cierto: "daños colaterales" quiere decir "costo humano" o "costo en vidas".
Hasta en círculos de supuesta izquierda era posible oír, en la segunda posguerra del siglo XX, la repetición del modo anglosajón de ver la Segunda Guerra Mundial. No hubo mérito ruso. Nadie está en deuda con Rusia y, si la hubiera, no debiera pagarse. ¿Acaso no eran totalitarios?¿Usted daría algo por un totalitario?¿Ni un centavo, verdad, querido demócrata?
La fuerza hitleriana fue derrotada por el "General Invierno", algo así como la mala suerte de que no se hubiera inventado el Redoxon Forte (vitamina C, de Roche) y que las tropas del Fuhrer no tuvieran suficientes desenfriolitos. De este modo, se sigue con la operación: se devalúa todo mérito del enemigo (que pasó a serlo tan pronto empezó la Guerra Fría) y el factor humano es simple objeto de medición. Algunos analistas rusos han sugerido que esta operación no tiene ni pies ni cabeza: ¿no sabían los atacantes alemanes que al otoño sigue el invierno?¿El frío pega distinto según se trate de un soldado alemán o de uno ruso?¿O los rusos fueron atacados por tontos? La verdad es que Hitler "estimó" -otra medición- una guerra relámpago barata -de unos dos o tres meses, rapidito- contra subhumanos, seres devaluados. ¿Acaso no era lo que decía la propaganda antibolchevique en Occidente? La Europa en descuento se la llevaron los estadounidenses. Llegaron al final con cara de "qué onda, ¿qué pasa aquí?". "¿güerrras ancestraules, man?"
La guerra soñada ya tuvo lugar: consiste en lanzar dos bombas atómicas sin el menor costo (cuando el enemigo se ha rendido, además). !La guerra, gratis!
La labor de la izquierda, la prensa (con muy pocas excepciones independientes), los observadores y funcionarios de Naciones Unidas, la televisión y esa avestruz llamada "opinión pública" es como para que el imperio quede muy agradecido, muy agradecido. El potencial agresor hace una oferta y pone un precio: se discute del precio del Noriega, de la cotización del Hussein, de los bonos del Milosevic, de si bajó o subió el Aidid, del índice Osama. Regatean como si no hubiera consecuencias, es decir, como si estuviera en juego el obtener algún beneficio sin pagar demasiado. Cuando han terminado de desarmar al enemigo rebajándolo (¿Noriega es narco?¿Milosevic es burócrata?¿Hussein es déspota?¿Aidid es tribal?¿Osama es bueno o malo?), Estados Unidos se aparece a comprar en remate.
La pregunta no es si la guerra es buena o mala, si debiera permitirse o si proscribirse. No. La pregunta es: ¿cuánto es?.
Pregunta, de José de Jesús Martínez en el documental de Barbara Trent ("The Panama Deception"): how can you be so stupid?
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jueves, 26 de julio de 2012
sábado, 21 de julio de 2012
TODO REGALADO: IZQUIERDA DE GARAGE
Nada más falso que afirmar que la caída del Muro de Berlín y luego la de la Unión Soviética produjeron confusión, frustración y desaliento en la izquierda latinoamericana y en la intelectualidad local. Tampoco llevó a debilitar, marginar y poner a la defensiva a nadie. ¿Quién, sobre todo en la intelectualidad de izquierda, salió en defensa del sovietismo? Nadie, porque para ese entonces ya no se trataba de experiencia, sino de conveniencia. Lo primero que hizo uno que otro fue deslindarse de los "comunistas que lloraron en La Habana" (qué chillones).
No había entre 1989 y 1991 partidos comunistas prosoviéticos fuertes en América Latina: el chileno estaba debilitado y orientado en parte hacia acciones armadas, el uruguayo había sido reprimido, y el salvadoreño se había sumado hace rato al Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional -FMLN.
Los únicos "estalinistas" que quedaban eran grupúsculos reconocibles por sus siglas PC-ML (Partido Comunista-Marxista Leninista), es decir, los llamados "albaneses", sin ningún peso.
Los libros soviéticos no se leían en la intelectualidad. Era más frecuente que se leyera a Isaac Deutscher (un excelente biógrafo de Trotski y autor de una biografía de Stalin) que a Stalin. Quien quisiera enterarse de la "cuestión nacional" o del "materialismo dialéctico y el materialismo histórico" debía pasar por las versiones chinas, las Ediciones en Lenguas Extranjeras, porque los soviéticos no promovían las obras de Stalin, ni en editorial Progreso, ni en Mir, ni en Raduga. Se encontraba con mayor facilidad -en la edición china- el Pequeño Libro Rojo del líder chino Mao Zedong. Y se leía más a Mandel, otro muy buen clásico y de rigor del trotskismo.
Aunque aliada de Moscú, Cuba no veía con buenos ojos el "estalinismo": la prueba está en la biografía de Stalin de Armando Hart, antiguo ministro de Cultura cubano y muestra del "espíritu 26 de julio". Celia Hart simpatizaba con el trostkismo.
La izquierda latinoamericana se vio más afectada por la derrota de Daniel Ortega en Nicaragua, en 1990, puesto que en ese país se estaba haciendo algo "muy original y diferente", con operaciones de marketing patrocinadas por los socialistas franceses. Por cierto, basta ver cómo se condujeron algunos ex comunistas haitianos procubanos: aunque llorando, admitieron que Jean-Bertrand Aristide volviera a principios de los años '90 a Haití con una fuerza extranjera. A la izquierda vía el imperio.
La intervención en Panamá, en 1989, fue tomada como un coletazo del imperio, nada más. El escritor mexicano Carlos Fuentes -su esposa, Silvia Lemus, tenía por interlocutor en televisión al criminal Joaquín Villalobos, con tal de que no fuera Schafick Handal-, consideraba que Estados Unidos no se atrevería a atacar a ningún país con más de tres millones de habitantes, según un artículo publicado en un periódico mexicano.
¿A quien podía afectar la caída del socialismo real si no tenía partidarios en América Latina?
La izquierda y la intelectualidad cayeron en un problema de psicosis. Habían afirmado por suficiente tiempo que en la Unión Soviética no había socialismo de verdad. Los más "teóricos" veían "capitalismo de Estado". Lo realmente existente eran defectos y errores. Es decir, izquierda e intelectualidad de izquierda negaban que hubiera "socialismo realmente existente". Así que la intelectualidad de izquierda se vió afectada por la desaparición de algo que no existía. Víctima de una alucinación. ¿Qué tal?
"Don" (!puf!) Eduardo Galeano, favorito de los hijos de la nomenklatura procubana, escribió el único lamento, "El niño perdido en la intemperie", texto que es una deplorable cochinada contra el prójimo en dificultades, con las siguientes palabras: "¿O todo ésto era, más bien, una estafa histórica. Lo escribo desde un punto de vista latinoamericano y me pregunto: si así fue, si así fuera, ¿Por qué vamos a pagar nosotros el precio el precio de esa estafa?". La operación era impecable (incluida la bofetada !al Partido Comunista nicaragüense!!qué valentía la de este "Don"!). El qué-me-importa criollo volvía por sus fueros. ¿Se cayó? ¿y a mí qué? Que les den...Screw you.
Gracias a operaciones como la de este oficinista uruguayo, pudo pasarse a lo que más convenía: al fin, íbamos a poder ser de izquierda moderna -"yo nunca fui rojillo", "no me vayan a confundir"- y luchar por el poder sin que nos acusaran de "estalinistas" y de "agentes de Moscú". !Al fin libres! Es decir, convenía terminar de deshacerse del sovietismo para sacarle algún beneficio a la circunstancia. Lo cual se llama medrar, o incluso lucrar en la desgracia ajena.¿Qué tal hacer leña del árbol caído? ¿Se acabó la Unión Soviética? !Es rentable!
Para abaratar el costo, bastaba con añadir que no era nuestro asunto. Aunque nos hubiera llegado la plata y la solidaridad.
La "Historia" se cuenta hoy "para los fines que convengan al interesado". Quiere decir que la intelectualidad de izquierda -gran parte de la cubana incluida- no piensa (está dis-pensada), sino que hace "operaciones". El capitalismo también, y para operaciones, nada mejor que las estadounidenses. Ellos sí saben cómo hacerlo.
Barack: no te vayas, te queremos. Mariela y Hugo.
No había entre 1989 y 1991 partidos comunistas prosoviéticos fuertes en América Latina: el chileno estaba debilitado y orientado en parte hacia acciones armadas, el uruguayo había sido reprimido, y el salvadoreño se había sumado hace rato al Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional -FMLN.
Los únicos "estalinistas" que quedaban eran grupúsculos reconocibles por sus siglas PC-ML (Partido Comunista-Marxista Leninista), es decir, los llamados "albaneses", sin ningún peso.
Los libros soviéticos no se leían en la intelectualidad. Era más frecuente que se leyera a Isaac Deutscher (un excelente biógrafo de Trotski y autor de una biografía de Stalin) que a Stalin. Quien quisiera enterarse de la "cuestión nacional" o del "materialismo dialéctico y el materialismo histórico" debía pasar por las versiones chinas, las Ediciones en Lenguas Extranjeras, porque los soviéticos no promovían las obras de Stalin, ni en editorial Progreso, ni en Mir, ni en Raduga. Se encontraba con mayor facilidad -en la edición china- el Pequeño Libro Rojo del líder chino Mao Zedong. Y se leía más a Mandel, otro muy buen clásico y de rigor del trotskismo.
Aunque aliada de Moscú, Cuba no veía con buenos ojos el "estalinismo": la prueba está en la biografía de Stalin de Armando Hart, antiguo ministro de Cultura cubano y muestra del "espíritu 26 de julio". Celia Hart simpatizaba con el trostkismo.
La izquierda latinoamericana se vio más afectada por la derrota de Daniel Ortega en Nicaragua, en 1990, puesto que en ese país se estaba haciendo algo "muy original y diferente", con operaciones de marketing patrocinadas por los socialistas franceses. Por cierto, basta ver cómo se condujeron algunos ex comunistas haitianos procubanos: aunque llorando, admitieron que Jean-Bertrand Aristide volviera a principios de los años '90 a Haití con una fuerza extranjera. A la izquierda vía el imperio.
La intervención en Panamá, en 1989, fue tomada como un coletazo del imperio, nada más. El escritor mexicano Carlos Fuentes -su esposa, Silvia Lemus, tenía por interlocutor en televisión al criminal Joaquín Villalobos, con tal de que no fuera Schafick Handal-, consideraba que Estados Unidos no se atrevería a atacar a ningún país con más de tres millones de habitantes, según un artículo publicado en un periódico mexicano.
¿A quien podía afectar la caída del socialismo real si no tenía partidarios en América Latina?
La izquierda y la intelectualidad cayeron en un problema de psicosis. Habían afirmado por suficiente tiempo que en la Unión Soviética no había socialismo de verdad. Los más "teóricos" veían "capitalismo de Estado". Lo realmente existente eran defectos y errores. Es decir, izquierda e intelectualidad de izquierda negaban que hubiera "socialismo realmente existente". Así que la intelectualidad de izquierda se vió afectada por la desaparición de algo que no existía. Víctima de una alucinación. ¿Qué tal?
"Don" (!puf!) Eduardo Galeano, favorito de los hijos de la nomenklatura procubana, escribió el único lamento, "El niño perdido en la intemperie", texto que es una deplorable cochinada contra el prójimo en dificultades, con las siguientes palabras: "¿O todo ésto era, más bien, una estafa histórica. Lo escribo desde un punto de vista latinoamericano y me pregunto: si así fue, si así fuera, ¿Por qué vamos a pagar nosotros el precio el precio de esa estafa?". La operación era impecable (incluida la bofetada !al Partido Comunista nicaragüense!!qué valentía la de este "Don"!). El qué-me-importa criollo volvía por sus fueros. ¿Se cayó? ¿y a mí qué? Que les den...Screw you.
Gracias a operaciones como la de este oficinista uruguayo, pudo pasarse a lo que más convenía: al fin, íbamos a poder ser de izquierda moderna -"yo nunca fui rojillo", "no me vayan a confundir"- y luchar por el poder sin que nos acusaran de "estalinistas" y de "agentes de Moscú". !Al fin libres! Es decir, convenía terminar de deshacerse del sovietismo para sacarle algún beneficio a la circunstancia. Lo cual se llama medrar, o incluso lucrar en la desgracia ajena.¿Qué tal hacer leña del árbol caído? ¿Se acabó la Unión Soviética? !Es rentable!
Para abaratar el costo, bastaba con añadir que no era nuestro asunto. Aunque nos hubiera llegado la plata y la solidaridad.
La "Historia" se cuenta hoy "para los fines que convengan al interesado". Quiere decir que la intelectualidad de izquierda -gran parte de la cubana incluida- no piensa (está dis-pensada), sino que hace "operaciones". El capitalismo también, y para operaciones, nada mejor que las estadounidenses. Ellos sí saben cómo hacerlo.
Barack: no te vayas, te queremos. Mariela y Hugo.
viernes, 20 de julio de 2012
¡PREMIO MAYOR!!PREMIO MAYOR!
El anticomunismo es un defecto un
tanto feo de Occidente. Este anticomunismo sirve al marketing. No tiene nada
que ver con ideas y mucho menos con pruebas. Es una operación financiera.
Quienes peor lo hacen –ellos no saben cómo hacerlo- son quienes aseguran que la
Revolución de Octubre fue un paradigma (sic) en América Latina hasta el
desplome de la Unión Soviética en 1991. Este tipo de operación tiene algo de
psicótico: descalifica una alucinación que consiste en ver comunistas o
marxistas –dogmáticos, estalinistas, etcétera- donde no hay nada. El
anticomunismo está aún de moda por sistema y por adicción, aunque lleve a tirar
de manotazos donde no hay nada. Es un modo de no pensar. En vez de pensar, hay
que saber medir: ¿cuál es la ganancia? ¿Cuál el costo? Luego empieza uno a
agenciar las cosas de acuerdo con este supuesto “sentido común”: nadie paga
mucho por algo barato o devaluado y cualquiera busca vender a buen precio. Como
te vendes te tratan, bebé.
El XX Congreso del Partido
Comunista de la Unión Soviética tuvo lugar en 1956, cerca de tres años antes de
la Revolución Cubana. Ese Congreso no enmendó muchas de las taras del periodo
de Stalin, pero fue muy útil para desconcertar a los comunistas y lanzar a
Occidente a una crítica muy fuerte de todo lo que fuera “burocracia”. El impacto
en los viejos comunistas llevó a que muchos pidieran a finales de los ’70 un
“socialismo con rostro humano” (lo cual sonaba ya un tanto a marketing: hoy
“se” quiere capitalismo con rostro humano, nada más). Los cubanos pronto
juraron no repetir los errores soviéticos, y los nicaragüenses no repetir los
errores cubanos. Si los guerrilleros guevaristas guatemaltecos hubieran llegado
al poder, habrían buscado no repetir los errores nicaragüenses. El “sub”
mexicano no repitió los errores guatemaltecos.
La ruptura entre China y la Unión
Soviética es de 1960. El Tercer Mundo simpatizó mucho más con el maoísmo que
con el frío, aburrido y reprimido sovietismo. ¿Burócratas? No gracias. Hay que
saber meterse al Yang-Tsé, el Río Amarillo (y luego al Yellow Submarine, si se
trata de hacer agua). Entre el maoísmo y el trotskismo (no era desdeñable en
algunos países de América Latina, de Perú a México, donde murió asesinado Trotski),
los prosoviéticos quedaron muchas veces aislados y reducidos a casi nada,
porque “no sabían cómo hacerlo”. En cambio, quienes se adaptan a cualquier
novedad “sí saben cómo hacerla”. Típico asunto estadounidense: lo nuevo es
bueno por definición, lo pasado, malo.
La Revolución Cubana es de 1959.
Aunque aliada con la Unión Soviética, promovió la lucha armada ante las voces
–silenciadas- de los comunistas que se oponían. Cuba no apoyó en ningún lugar a
los comunistas latinoamericanos. ¿No fue un ladrillo de la señora Harnecker el que
tumbó al pobre de Allende? ¿Qué es eso del Frente Popular y la alianza con la
burguesía cuando la revolución urge?!Urge!!Era para ayer! Entre chinos,
trotskos y “para nosotros siempre es 26” (sí, nuestro deber es luchar 24 horas
sobre 24, más de las solicitadas por Brecht), no había modo de que
sobrevivieran prosoviéticos. Cuando urge, es que urge. Donde quedaban, sobre
todo en parte del Cono Sur, los comunistas siguieron siendo objeto de represión
y el asunto casi (casi) se acabó.
Bajo la influencia del deshielo,
el desmaye, Diván el Terrible, la china y el Trotski, cualquiera que defendiera
el sovietismo en los años ’70 (¡hace cuarenta años!) parecía burócrata,
trasnochado, crudo y más extraviado que un hippie fumado en Woodstock o en
Avándaro. A su vez, los partidos comunistas de Europa Occidental se hicieron
“eurocomunistas”, muy, muy críticos de Moscú: ¿suenan Enrico Berlinger,
Santiago Carrillo o Jorge Semprún? Ya llovió, son casi “oldies but goodies” de
la historia comunista motherna. Hace cuatro décadas no había quien diera un
centavo por el socialismo real. Solidarnosc estaba a la vuelta de la esquina. Cuando
llegó la perestroika, fue saludada como un homenaje a Occidente. El osito Misha
debía adaptarse y los viejos comunistas saludaron la llegada del consumo y el
bienestar para la familia.
El 68 tuvo lugar más de veinte
años antes de la perestroika, al igual que la Primavera de Praga, que fue la
puntilla para el socialismo realmente existente. ¿Quedaba gente en Occidente
para defender el socialismo real (sin comillas) en los años ’70, o incluso
desde finales de los ’60? No mucha. Más bien dicho, no quedaba casi nadie. Ya
en los ’70, la experiencia soviética no era un referente de algún valor, y más
bien se devaluaba. Que a la intelectualidad de izquierda le afectó el “nervous
break down” del socialismo real en 1991, creando confusión, es falso: aquélla
llevaba cerca de dos décadas en otra onda. Además, no era el socialismo que
queríamos. Ni socialismo. Ni utopía. Los intelectuales quieren utopías, estar
en ninguna parte, ser lunáticos y que no los estén molestando con lo “feo”. No
tiene sentido deslindarse de viejos comunistas que no pesan hoy en nada y que las más de las veces ya no están, desde
hace muchas –pero bastantes- décadas, o en deshacerse de marxistas colapsados
(qué desmaye) ahora que el marxismo dejó de interesar (Fidel, ése le reza a
Joseph Stiglitz). Ni siquiera a los soviéticos les gustaba mayormente Marx. Das
Kapital (¿queeé?)no es light, ni tiene rostro humano, ni da derecho a la
felicidad. Ni se vive de “eso”. ¿Hijito y de qué vas a comer?
El anticomunismo y el
antisovietismo sirven para colar a la izquierda de hoy –y al despistado que
nunca falta- en una operación mercantil. No se trata de pensar. ¡Des-pensa!
Consiste en buscar alguna ventaja o algún beneficio: el que practica este tipo
de operación se vende como nuevo (¡a new me!), a buen precio, y se deshace de
algo barato y devaluado (¿quién no?), para el caso viejos comunistas, marxistas
colapsados o paradigmas más que octogenarios, entre los cachivaches. Se vende.
Nadie se pregunta si tiene valor o no lo que se vende. Cualquiera en sus cinco
sentidos sabe que sacar la mayor ganancia al menor costo es lo propio del mundo
actual. Comunistas, marxistas y bolcheviques salen sobrando, salvo en lo que
sirven para el que especula en el mercado del palique: se trata de saber
cotizarse al alza, de adquirir acciones y de deshacerse de la empresa quebrada –o
terminando de quebrarla, para comprar barato y vender caro. Como operación, está al día y quien la hace “sí
sabe cómo hacerlo”. Procura además bienestar para la familia. ¿Las evidencias
sostienen otra cosa que el discurso? Please, do not disturb. Aunque la realidad
y el pensamiento no son una simple operación costo/beneficio: el problema está
en denegar las pruebas, porque denegar supone no ver la realidad, o llegar a
tomar por realidad lo que se cree ver, o creer que es realidad la creencia que
produce la operación. Veo lo que conviene: lo que me beneficia al menor costo.
La operación no garantiza sentido. Bueno: ¿qué es la realidad? No lo sabemos.
Menos si es “fea”. El anticomunismo fue el primer síntoma de que el mundo
capitalista entraba en una fase muy, pero muy superior. Superior a cualquiera, vaya…
CARNICERO BALCANICO MATA A POLLITO CROATA
En los Balcanes, lugar de "odios ancestrales", de nombres que no se entienden y "no le entiendo nada", la política estadounidense es fácil de resumir: haz lo que te digo, no lo que hago.
¿Luchamos contra el terrorismo? Sí, promoviéndolo en Chechenia, pero también en Bosnia-Herzegovina, en el corazón de la antigua Yugoslavia, donde, muy en concreto, estuvieron operando terroristas de Al-Qaeda a mediados de los años '90, sin ser molestados, desde Said Atmani (coludido con Osama Bin Laden) hasta Khalid Sheikh Mohammed, luego citado como uno de los (presuntos) culpables del ataque del 11/S contra las Torres Gemelas en Nueva York.
¿Luchamos contra la limpieza étnica que nos tiene siempre tan indignados? Puede ser, pero no incomoda si la hacen nuestros amiguitos. Después de todo, los serbios fueron expulsados en su mayoría de Kosovo, no de manera muy pacífica que digamos. Occidente amparó al terrorismo kosovar, además musulmán. En Croacia, los serbios -unos 200 mil, en Krajina- también fueron sacados a tiros, y unos 150 asesinados (estimando por lo bajo). ¿La lógica de qué?¿Para evitar la "Gran Serbia" expulsamos a los serbios de todas partes? Según documentos que obran en poder del Tribunal Criminal para la antigua Yugoslavia, el antiguo presidente croata, Franjo Tudjman, es quien dió la orden de la limpieza étnica mediante la llamada "Operación Tormenta", llamando literalmente (consta en transcripciones que tiene el mismo tribunal) a "desaparecer" a los serbios. En Krajina, el encargado de la limpieza étnica fue Ante Gotovina, ex de la Legión Extranjera en Chad. Para quien siga pensando que a "nuestra América" le tiene sin cuidado lo que hacen "los tipos ésos": el tal Gotovina, un peligroso de extrema derecha, fue "instructor de comandos" en Guatemala, Paraguay, Colombia, Argentina y Brasil. La lista dice mucho. Cuando nos convino, fuimos No-Alineados y amigos de Tito. Cuando ya no, a lo de Yugoslavia "no le entendimos nada". !Que se maten! Gotovina si le entendió. ¿La derecha de la Media Luna boliviana no tiene que ver con la antigua Yugoslavia?
!Estamos contra el narcotráfico! Sí, pero donde estamos, lo promovemos. Según Viktor Ivanov, del Servicio Federal de Control de Drogas ruso, Kosovo es la gran plataforma de narcotráfico en Europa -narcotráfico que involucra a saudiárabes y a los Emiratos Arabes Unidos, lugar de veraneo de incautas señoritas rusas.
Y claro, el nazismo, como cualquier totalitarismo, nos mueve a conmoción -verbal, claro está. Pero a las actuales "autoridades" húngaras no les importó que el criminal de guerra nazi Lazlo Csizsik Csatary, asesino de más de 15 mil judíos durante la última guerra mundial (en el gueto eslovaco de Kassa, en Kosice), viviera en territorio húngaro por 14 años, muy tranquilo, sin ocultarse ni tener falsa identidad (a diferencia de cuando estuvo en Canadá). ¿Acaso los húngaros no tienen agravios contra los ex checoslovacos? Si el Centro Wiesenthal no se mueve, los húngaros no hacen nada. En Croacia, otra perla del jesuitismo, el primer ministro Ivo Sanader considera un crimen la ejecución de colaboradores croatas de los nazis. El ministro del Interior croata, Tomislav Karamarko, y el diputado Jadranka Kosor, fueron a ponerles velas a las fosas de estas víctimas del titismo. Como en el Báltico, en Hungría y en Croacia no incomoda tolerar a los nazis, ni llevarles velitas para que tengan su Happy Birthday. Tito no era light.
En resumen: tenemos discursos preciosos y en los hechos, promovemos activamente la protección a criminales nazis, las limpiezas étnicas, el narcotráfico y el terrorismo (algo probado por Radovan Karadzic en un juicio en La Haya, lo que, desde luego, no tiene seguimiento mediático). Es poco decir que algunos duermen con el enemigo. A pierna suelta y con felices sueños.
¿Luchamos contra el terrorismo? Sí, promoviéndolo en Chechenia, pero también en Bosnia-Herzegovina, en el corazón de la antigua Yugoslavia, donde, muy en concreto, estuvieron operando terroristas de Al-Qaeda a mediados de los años '90, sin ser molestados, desde Said Atmani (coludido con Osama Bin Laden) hasta Khalid Sheikh Mohammed, luego citado como uno de los (presuntos) culpables del ataque del 11/S contra las Torres Gemelas en Nueva York.
¿Luchamos contra la limpieza étnica que nos tiene siempre tan indignados? Puede ser, pero no incomoda si la hacen nuestros amiguitos. Después de todo, los serbios fueron expulsados en su mayoría de Kosovo, no de manera muy pacífica que digamos. Occidente amparó al terrorismo kosovar, además musulmán. En Croacia, los serbios -unos 200 mil, en Krajina- también fueron sacados a tiros, y unos 150 asesinados (estimando por lo bajo). ¿La lógica de qué?¿Para evitar la "Gran Serbia" expulsamos a los serbios de todas partes? Según documentos que obran en poder del Tribunal Criminal para la antigua Yugoslavia, el antiguo presidente croata, Franjo Tudjman, es quien dió la orden de la limpieza étnica mediante la llamada "Operación Tormenta", llamando literalmente (consta en transcripciones que tiene el mismo tribunal) a "desaparecer" a los serbios. En Krajina, el encargado de la limpieza étnica fue Ante Gotovina, ex de la Legión Extranjera en Chad. Para quien siga pensando que a "nuestra América" le tiene sin cuidado lo que hacen "los tipos ésos": el tal Gotovina, un peligroso de extrema derecha, fue "instructor de comandos" en Guatemala, Paraguay, Colombia, Argentina y Brasil. La lista dice mucho. Cuando nos convino, fuimos No-Alineados y amigos de Tito. Cuando ya no, a lo de Yugoslavia "no le entendimos nada". !Que se maten! Gotovina si le entendió. ¿La derecha de la Media Luna boliviana no tiene que ver con la antigua Yugoslavia?
!Estamos contra el narcotráfico! Sí, pero donde estamos, lo promovemos. Según Viktor Ivanov, del Servicio Federal de Control de Drogas ruso, Kosovo es la gran plataforma de narcotráfico en Europa -narcotráfico que involucra a saudiárabes y a los Emiratos Arabes Unidos, lugar de veraneo de incautas señoritas rusas.
Y claro, el nazismo, como cualquier totalitarismo, nos mueve a conmoción -verbal, claro está. Pero a las actuales "autoridades" húngaras no les importó que el criminal de guerra nazi Lazlo Csizsik Csatary, asesino de más de 15 mil judíos durante la última guerra mundial (en el gueto eslovaco de Kassa, en Kosice), viviera en territorio húngaro por 14 años, muy tranquilo, sin ocultarse ni tener falsa identidad (a diferencia de cuando estuvo en Canadá). ¿Acaso los húngaros no tienen agravios contra los ex checoslovacos? Si el Centro Wiesenthal no se mueve, los húngaros no hacen nada. En Croacia, otra perla del jesuitismo, el primer ministro Ivo Sanader considera un crimen la ejecución de colaboradores croatas de los nazis. El ministro del Interior croata, Tomislav Karamarko, y el diputado Jadranka Kosor, fueron a ponerles velas a las fosas de estas víctimas del titismo. Como en el Báltico, en Hungría y en Croacia no incomoda tolerar a los nazis, ni llevarles velitas para que tengan su Happy Birthday. Tito no era light.
En resumen: tenemos discursos preciosos y en los hechos, promovemos activamente la protección a criminales nazis, las limpiezas étnicas, el narcotráfico y el terrorismo (algo probado por Radovan Karadzic en un juicio en La Haya, lo que, desde luego, no tiene seguimiento mediático). Es poco decir que algunos duermen con el enemigo. A pierna suelta y con felices sueños.
sábado, 14 de julio de 2012
P'S NOMAS...
George Bush padre no argumentó mucho para atacar a Irak en la primera guerra del Golfo, al poco tiempo de matar a centenares de panameños. El entonces mandatario estadounidense dijo: "estoy cansado de Saddam Hussein" ("I am tired of Saddam Hussein"). ¿Le incomoda su vecino? Diga que le cae mal y vaya a llenarlo de plomo. Me lo quebro. ¿Qué no? ¿P's qué tiene?
En la segunda guerra del Golfo, en febrero de 2003, no fue mejor. el secretario estadounidense de Estado en 2003, Colin Powell, alegó en Naciones Unidas que Irak estaba fabricando armas de destrucción masiva. Era una mentira, fabricada en parte por el irakí Rafid Ahmed Alwan al-Janabi, quien ya lo ha admitido ante la televisión británica. "Mi propósito principal -alega- fue derrocar al tirano de Irak porque cuanto más tiempo permaneciera en el poder, más irakíes sufrirían la opresión de su régimen". Por lo mismo, Occidente perpetró un ataque que costó decenas de miles de vidas -si calculamos por lo bajo. Janabi, ingeniero químico, afirmó que había participado en la construcción de un laboratorio de armas biológicas. Janabi admite hoy que mintió. Los dibujos de esos supuestos "laboratorios de armas biológicas móviles" de Janabi fueron retocados, con gráficas, según ha confesado el coronel estadounidense Lawrence Wilkerson. Algo así como un Power Point para que Powell contara un cuento. Un Powell Point.
El que inventó, Janabi, no ha sido juzgado. El que mintió delante de Naciones Unidas, Powell, está libre. El asunto lo pagaron muchos iraquíes con sus vidas, muchas más que los muertos de "Satán" Hussein (!pero qué ingeniosos son los intelectuales!). A quien se juzgó es a Tarek Aziz, ex ministro de Asuntos Exteriores y Vicepresidente de Irak, un diplomático que hizo hasta lo imposible por evitar una agresión, desde antes de la primera guerra del Golfo. Juzgar a Aziz -¿estamos "tired" de Tarek?- es negar el derecho a la defensa propia y, además, admitir que la diplomacia sirve a lo sumo para ganar tiempo y desarmar al enemigo, con tal de que la agresión salga lo más barata posible. Miento, falsifico, adultero y agredo, pero además, juzgo a la víctima. P's nomás.
"Aquí ya no hay nada, ha declarado Aziz. Nada. Hay más enfermedades que antes, más hambre. La gente carece de servicios públicos, se cometen a diario asesinatos por decenas, sino por cientos. Todos somos víctimas de Estados Unidos y Reino Unido. Ellos han asesinado a nuestro país". Y están libres. Al fin libres. De hacer lo que les venga en gana. ¿P's no qué no?
En la segunda guerra del Golfo, en febrero de 2003, no fue mejor. el secretario estadounidense de Estado en 2003, Colin Powell, alegó en Naciones Unidas que Irak estaba fabricando armas de destrucción masiva. Era una mentira, fabricada en parte por el irakí Rafid Ahmed Alwan al-Janabi, quien ya lo ha admitido ante la televisión británica. "Mi propósito principal -alega- fue derrocar al tirano de Irak porque cuanto más tiempo permaneciera en el poder, más irakíes sufrirían la opresión de su régimen". Por lo mismo, Occidente perpetró un ataque que costó decenas de miles de vidas -si calculamos por lo bajo. Janabi, ingeniero químico, afirmó que había participado en la construcción de un laboratorio de armas biológicas. Janabi admite hoy que mintió. Los dibujos de esos supuestos "laboratorios de armas biológicas móviles" de Janabi fueron retocados, con gráficas, según ha confesado el coronel estadounidense Lawrence Wilkerson. Algo así como un Power Point para que Powell contara un cuento. Un Powell Point.
El que inventó, Janabi, no ha sido juzgado. El que mintió delante de Naciones Unidas, Powell, está libre. El asunto lo pagaron muchos iraquíes con sus vidas, muchas más que los muertos de "Satán" Hussein (!pero qué ingeniosos son los intelectuales!). A quien se juzgó es a Tarek Aziz, ex ministro de Asuntos Exteriores y Vicepresidente de Irak, un diplomático que hizo hasta lo imposible por evitar una agresión, desde antes de la primera guerra del Golfo. Juzgar a Aziz -¿estamos "tired" de Tarek?- es negar el derecho a la defensa propia y, además, admitir que la diplomacia sirve a lo sumo para ganar tiempo y desarmar al enemigo, con tal de que la agresión salga lo más barata posible. Miento, falsifico, adultero y agredo, pero además, juzgo a la víctima. P's nomás.
"Aquí ya no hay nada, ha declarado Aziz. Nada. Hay más enfermedades que antes, más hambre. La gente carece de servicios públicos, se cometen a diario asesinatos por decenas, sino por cientos. Todos somos víctimas de Estados Unidos y Reino Unido. Ellos han asesinado a nuestro país". Y están libres. Al fin libres. De hacer lo que les venga en gana. ¿P's no qué no?
viernes, 13 de julio de 2012
HITLER SE ENTERA DEL CERCO A RUSIA
Rusia ya se encuentra casi totalmente cercada por fuerzas militares occidentales, que tienen una presencia activa en el Artico, el Báltico, Europa del Este (desde Polonia hasta Rumania y Bulgaria) y los Balcanes, Turquía, el Caúcaso (salvo Armenia) y parte de Asia Central. Los rusos no están muy lejos de perder toda influencia en el mundo árabe, salvo (por ahora) en Siria.
Rusia está perdiendo posiciones en Asia Central. El conflicto en Afganistán le ha costado a Rusia: desde el año 2001, un poco más de un millón de jóvenes rusos -de entre 15 y 34 años- ha muerto por drogadicción, según la Oficina Federal de Lucha contra las Drogas rusa (FSKN). La población rusa es de 143 millones de habitantes. Uno de cada tres crímenes en Rusia está ligado al uso de estupefacientes y la heroína proviene de Afganistán, desde donde entra por las repúblicas ex soviéticas de Asia Central. Este millón de muertes se ha producido durante la presencia de fuerzas militares occidentales en suelo afgano. En cerca de 10 años, la drogadicción en Rusia ha costado más de la mitad de fallecimientos del terror estalinista. Pero la "aritmética de los números" nada más existe para sacar ganancia, no cuando los que pierden son los "no-ciudadanos" fuera de Occidente, los "bárbaros".
Pese a la muerte de Bin Laden, Occidente se queda en Afganistán y llevará a cabo parte de su repliegue hasta el año 2014. La cada vez más descocada secretaria de Estado de Estados Unidos, Hillary Clinton, acaba de declarar a Afganistán "aliado preferencial" de Estados Unidos. Según Clinton, "este estatus permitirá a Afganistán aumentar el potencial de su ejército y ampliar la cooperación con Estados Unidos, en particular, con la fuerza armada estadounidense". El embajador de Rusia ante Naciones Unidas, Vitali Churkin, pidió hace poco que la Organización del Tratado del Atlántico Norte, la OTAN, explique la razón por la cual piensa seguir con cierta presencia en suelo afgano después del año 2014.
Uzbekistán acaba de salir de la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva, OTSC, lo que beneficiará a Washington. En el pasado, Uzbekistán ya coqueteó con Estados Unidos y Occidente en su conjunto en el grupo GUUAM (Georgia, Ucrania, Uzbekistán, Azerbaidján y Moldavia). Azerbaidján, en el Caúcaso, se ha aliado ni más ni menos que con Israel y no ha dado facilidades a los rusos. Dicho sea de paso, Moldavia (Europa del Este) acaba de prohibir toda referencia al comunismo.
Tadzhikistán, en Asia Central, le está poniendo trabas a Rusia para renovar la presencia militar en Dushanbe, Kurgan-Tube y Kulyab. El país centroasiático coquetea abiertamente con Estados Unidos, explorando la posibilidad de darle a Washington una base en el aeropuerto de Aini, y con China, además de un país como Qatar, que han jugado un papel importante en la desestabilización del mundo musulmán. En Tadzhikistán está la mayor fuerza militar rusa fuera de Rusia, pero esta fuerza podría verse menguada. Dos golpes, en suma, cerca de Afganistán: en Uzbekistán y en Tadzhikistán. De paso, Kazajstán, Uzkekistán y Kirguistán -donde la OTSC nunca pudo cumplir su papel- prestaran su territorio si es necesario como puente entre Occidente y Afganistán. No por nada Afganistán sigue siendo pieza clave y no habrá un retiro completo de Occidente. Como pretexto, Bin Laden no lo hizo nada mal.
Rusia está perdiendo posiciones en Asia Central. El conflicto en Afganistán le ha costado a Rusia: desde el año 2001, un poco más de un millón de jóvenes rusos -de entre 15 y 34 años- ha muerto por drogadicción, según la Oficina Federal de Lucha contra las Drogas rusa (FSKN). La población rusa es de 143 millones de habitantes. Uno de cada tres crímenes en Rusia está ligado al uso de estupefacientes y la heroína proviene de Afganistán, desde donde entra por las repúblicas ex soviéticas de Asia Central. Este millón de muertes se ha producido durante la presencia de fuerzas militares occidentales en suelo afgano. En cerca de 10 años, la drogadicción en Rusia ha costado más de la mitad de fallecimientos del terror estalinista. Pero la "aritmética de los números" nada más existe para sacar ganancia, no cuando los que pierden son los "no-ciudadanos" fuera de Occidente, los "bárbaros".
Pese a la muerte de Bin Laden, Occidente se queda en Afganistán y llevará a cabo parte de su repliegue hasta el año 2014. La cada vez más descocada secretaria de Estado de Estados Unidos, Hillary Clinton, acaba de declarar a Afganistán "aliado preferencial" de Estados Unidos. Según Clinton, "este estatus permitirá a Afganistán aumentar el potencial de su ejército y ampliar la cooperación con Estados Unidos, en particular, con la fuerza armada estadounidense". El embajador de Rusia ante Naciones Unidas, Vitali Churkin, pidió hace poco que la Organización del Tratado del Atlántico Norte, la OTAN, explique la razón por la cual piensa seguir con cierta presencia en suelo afgano después del año 2014.
Uzbekistán acaba de salir de la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva, OTSC, lo que beneficiará a Washington. En el pasado, Uzbekistán ya coqueteó con Estados Unidos y Occidente en su conjunto en el grupo GUUAM (Georgia, Ucrania, Uzbekistán, Azerbaidján y Moldavia). Azerbaidján, en el Caúcaso, se ha aliado ni más ni menos que con Israel y no ha dado facilidades a los rusos. Dicho sea de paso, Moldavia (Europa del Este) acaba de prohibir toda referencia al comunismo.
Tadzhikistán, en Asia Central, le está poniendo trabas a Rusia para renovar la presencia militar en Dushanbe, Kurgan-Tube y Kulyab. El país centroasiático coquetea abiertamente con Estados Unidos, explorando la posibilidad de darle a Washington una base en el aeropuerto de Aini, y con China, además de un país como Qatar, que han jugado un papel importante en la desestabilización del mundo musulmán. En Tadzhikistán está la mayor fuerza militar rusa fuera de Rusia, pero esta fuerza podría verse menguada. Dos golpes, en suma, cerca de Afganistán: en Uzbekistán y en Tadzhikistán. De paso, Kazajstán, Uzkekistán y Kirguistán -donde la OTSC nunca pudo cumplir su papel- prestaran su territorio si es necesario como puente entre Occidente y Afganistán. No por nada Afganistán sigue siendo pieza clave y no habrá un retiro completo de Occidente. Como pretexto, Bin Laden no lo hizo nada mal.
lunes, 9 de julio de 2012
CHECHENIA: SE LES CHISPOTEO
No pasó mucho tiempo entre el desplome de la Unión Soviética, poco después de la invasión a Panamá, y el inicio de hostilidades en el mundo musulmán, incluido el de la Federación Rusa.
Cuando se armaron las hostilidades en Chechenia, a mediados de los años '90 del siglo pasado, abundaron explicaciones sobre el problema de las nacionalidades en la ex Unión Soviética. Es un problema que ha existido, por cierto que desde antes de Stalin, si se considera lo conflictivo que fue el Caúcaso en tiempos del imperio zarista. En todo caso, hubo funcionarios soviéticos que advirtieron de la presencia de grupos armados en las fronteras de la todavía Unión Soviética, antes de que desapareciera. Entre quienes lo advirtieron estuvo Vladimir Kriuchkov, de la inteligencia soviética, KGB.
En plena guerra de Chechenia, la izquierda latinoamericana y quienes explicaban las cosas desde España tomaron el camino más fácil: el conflicto se debía al "autoritarismo" y casi "terrorismo de Estado" ruso, y a una actitud "imperial" (guión favorito de la derecha francesa, por ejemplo), parecía que contra un deseo muy legítimo de autonomía o hasta independencia. ¿Qué tal un nuevo Tercer Mundo dentro de ese frío y burocrático imperio?
Gracias a un documental reciente, "Plan Cáucaso", hoy es posible tener otra información. La primera guerra de Chechenia involucró directamente a un agente turco, Merrij Berkan Yashar, con nacionalidad chechena, pero perteneciente al hoy gobernante partido turco Akparti (Partido Justicia y Desarrollo), y ligado al Departamento de Estado estadounidense. Mediante empresas fantasma se financió la guerra e incluso la toma de Grozni, capital chechena, a mediados de los '90. En estas finanzas turbias estaban metidos oligarcas rusos, como Boris Berezovski, y los terroristas chechenos -atacaron en repetidas ocasiones a población civil rusa desarmada- fueron "promovidos" y alentados por el asesor del Pentágono estadounidense, Richard Perle, y un cercano a la Central de Inteligencia Americana, CIA, Charles Waterman. Es decir que, mientras la izquierda se ponía a discutir sobre "el socialismo que queremos" y a despotricar contra Rusia, Moscú era objeto de una agresión imperial, pero desde el imperio estadounidense y sus mercenarios de turno, Turquía,
los oligarcas rusos y los terroristas chechenos. No parece que incomode a nadie, hasta hoy, que quien dice combatir el terrorismo lo fomente, como ocurrió en Kosovo desde bastante antes del desplome de Yugoslavia. Pos total, ya qué.
viernes, 6 de julio de 2012
CUBA: ¿HASTA LAS CUANTAS...?
Hay varios tipos de cubano que llegan al exterior. Un tipo es el de quien llega a cantar loas a la Revolución, porque es color de rosa o sabe a menta, y hasta para algunos, a fresa y chocolate. Al que canta loas muchas veces no le incomoda conspirar en lo oscurito para preparar otras revoluciones más. Otro tipo, el segundo, es el del cubano embaucador, que llega a Occidente a saquear, a consumir todo lo que no tuvo; es quien, con tal de tener "bienestar para su familia", no tiene problemas en robarle al incauto que se crea el cuento del trópico fogoso. El tercer tipo es el de quien busca de otro modo su parte del león: complaciendo al león y diciendo lo que no decía en Cuba, inventando monstruosidades de Fidel, represión, hambre y disidencia presta a lo que sea. Con este tipo de exportaciones (muy distintas de los internacionalistas de verdad), Cuba no se ha ganado muy buena fama que digamos.
Luego están los intelectuales y artistas que interpretaron al revés el mandamiento de Fidel: "dentro de la Revolución, todo, contra la Revolución nada". !Al contrario! Dentro de la Revolución, nada: no dicen nada que les quite el privilegio, los viajes, las invitaciones, la importancia y, en cuanto a muchos de fuera, son incondicionales, no leales. Al poco tiempo, fuera de la Revolución, todo: desencantados porque la Revolución no se hizo a la medida del deseo de tal o cual, firman desplegados airados sin siquiera incomodarse al mentir, como ocurrió con españoles, mexicanos y otros "indignados" en el "Yo acuso al gobierno cubano", por los asuntos Zapata y Fariñas. Estos amigos, cuando se trata de ser leales, ya no están: la Revolución los encumbró lo suficiente para que se vayan dando un portazo. Dentro de la Revolución, nada.
El actual presidente de la República de Cuba, Raul Castro, se ha propuesto luchar contra la corrupción (ningún intelectual, o casi, se ha movido para apoyarlo). Textualmente, se trata hoy de desterrar las actitudes simuladoras y oportunistas: hay, ha dicho Raul Castro, que "acostumbrarnos todos a decirnos las verdades de frente, mirándonos a los ojos, a discrepar y discutir, a discrepar incluso de lo que digan los jefes". Por cierto, agrega el menor de los Castro, hay que hacerlo "en las reuniones, no en los pasillos". Es decir, no estaría mal desterrar la costumbre de simular lo que Raul Castro llama "falsa unanimidad" y el formalismo y, a la par, otra costumbre, la de conspirar, criticar por la espalda y seguir con algo que destruyó a más de una organización comunista: al decir del presidente cubano, un "secretismo inútil". Son los mecanismos de la corrupción que podrían hacerle un daño terrible a Cuba. Raul Castro lo ha dicho también textualmente: no estaría mal que lo que se resuelve no caiga en saco roto.
La pregunta es: ¿cuántos, en Occidente, incluyendo al mundo intelectual, están dispuestos a criticar a sus jefes en vez de adularlos, a dejar de simular unanimidad mientras se llenan de privilegios particulares, y a exponer las quejas en reuniones, no en pasillos y con el "te cuento que fulano o fulanita..."?
Los amigos elogian por la espalda y critican de frente.
Luego están los intelectuales y artistas que interpretaron al revés el mandamiento de Fidel: "dentro de la Revolución, todo, contra la Revolución nada". !Al contrario! Dentro de la Revolución, nada: no dicen nada que les quite el privilegio, los viajes, las invitaciones, la importancia y, en cuanto a muchos de fuera, son incondicionales, no leales. Al poco tiempo, fuera de la Revolución, todo: desencantados porque la Revolución no se hizo a la medida del deseo de tal o cual, firman desplegados airados sin siquiera incomodarse al mentir, como ocurrió con españoles, mexicanos y otros "indignados" en el "Yo acuso al gobierno cubano", por los asuntos Zapata y Fariñas. Estos amigos, cuando se trata de ser leales, ya no están: la Revolución los encumbró lo suficiente para que se vayan dando un portazo. Dentro de la Revolución, nada.
El actual presidente de la República de Cuba, Raul Castro, se ha propuesto luchar contra la corrupción (ningún intelectual, o casi, se ha movido para apoyarlo). Textualmente, se trata hoy de desterrar las actitudes simuladoras y oportunistas: hay, ha dicho Raul Castro, que "acostumbrarnos todos a decirnos las verdades de frente, mirándonos a los ojos, a discrepar y discutir, a discrepar incluso de lo que digan los jefes". Por cierto, agrega el menor de los Castro, hay que hacerlo "en las reuniones, no en los pasillos". Es decir, no estaría mal desterrar la costumbre de simular lo que Raul Castro llama "falsa unanimidad" y el formalismo y, a la par, otra costumbre, la de conspirar, criticar por la espalda y seguir con algo que destruyó a más de una organización comunista: al decir del presidente cubano, un "secretismo inútil". Son los mecanismos de la corrupción que podrían hacerle un daño terrible a Cuba. Raul Castro lo ha dicho también textualmente: no estaría mal que lo que se resuelve no caiga en saco roto.
La pregunta es: ¿cuántos, en Occidente, incluyendo al mundo intelectual, están dispuestos a criticar a sus jefes en vez de adularlos, a dejar de simular unanimidad mientras se llenan de privilegios particulares, y a exponer las quejas en reuniones, no en pasillos y con el "te cuento que fulano o fulanita..."?
Los amigos elogian por la espalda y critican de frente.
ECONOMIA MUNDIAL: PRONOSTICOS SOMBRIOS
Los pronósticos sobre la economía mundial son más bien sombríos. Desde principios de abril pasado, el Fondo Monetario Internacional, FMI, aventuró en un informe que la "recesión" podría durar cinco años más, luego de lo ocurrido con las burbujas inmobiliarias y con altos niveles de endeudamiento interno. Algunos pronósticos rusos hablan de que la recesión se prolongará entre tres y cinco años. Según Alexei Kudrin, ex ministro ruso de Finanzas, las perspectivas de recuperación podrían estar sobrevaloradas. A principios de julio, el FMI lo dió a entender a su modo: Estados Unidos podría caer en recesión en 2013, por los desacuerdos políticos sobre los impuestos y los gastos. Si se confirmara este pronóstico, Europa, Japón y China se verían afectados, según el FMI. Lo más grave tal vez sea que la crisis no ha modificado gran cosa el modo de pensar de quienes administran el caos.
En la reciente reunión del Grupo de los 20 en Los Cabos, México, el presidente ruso, Vladimir Putin, llegó a proponer la regulación de un sistema financiero hasta hoy desbocado. En particular, Putin sugirió regular la circulación de los derivados de papeles de valor y aplicar los Protocolos de Basilea para la calidad del capital bancario. Esta iniciativa, como otras de Putin en el pasado, fue desoída. No hay modo de conseguir la menor reforma del sistema monetario y financiero internacional.
Se ha perdido de vista que la crisis comenzó hace mucho, entre finales de los años '60 y principios de los '70 del siglo pasado: desde luego, nadie con privilegios económicos exorbitantes dirá que el mundo capitalista lleva más de cuatro décadas en crisis y que podría llegar al medio siglo, de confirmarse pronósticos como los del FMI. Es el sacrificio de generaciones enteras (basta con ver las desmesuradas tasas de desempleo entre la población joven de España o Grecia, por ejemplo).
En vez de favorecer una salida, la crisis da lugar en el capitalismo al inmovilismo de los privilegiados y a proyecciones a futuro basadas en "mediciones", no en lo que significan los números y las especulaciones para muchos seres humanos. No hay "tanto peor, tanto mejor", ni la desigualdad supone "levantamientos" para lograr cambios radicales. A partir del nuevo cuento del "ganar-ganar" (la idea empresarial de que pueden existir juegos donde "todos ganan"), la actitud que se ha generalizado en las últimas décadas es la de medrar y sacar ventaja, la que sea. Todo es cuestión de apuestas: un día a Japón, otro día a la Unión Europea, luego a China, mañana a las potencias emergentes, como hace algún tiempo a los "cuatro dragones". Si hay desigualdad, se le saca partido.
Con todo, hay actitudes más prudentes que otras, y mentalidades distintas. Pese a que no se ha enemistado con los oligarcas que le son cercanos, Putin le ha apostado en cierta medida a un saneamiento de la economía rusa que le permita prever el impacto de choques externos y por cierto, depender menos de las materias primas en el futuro. En junio pasado, el actual presidente ruso afirmó que Rusia no apuesta por un "apocalipsis de la economía mundial". Confía más bien en que la situación cambie a mejor. Es una posición que en su momento defendían los soviéticos, puesto que en Occidente no salió nada positivo de la Gran Depresión de 1929, que degeneró hacia una agresión contra Moscú. Así que no es Rusia que le apuesta al apocalipsis económico. Otros son los que, al cabo de cuatro décadas de no querer renunciar a una posición dominante, prefieren el caos si son los competidores los que se hunden, y si además hay cómo medrar en el desorden. Es por cierto el viejo error de las democracias occidentales, que pensaron medrar sin consecuencias a raíz de la crisis de 1929, liquidando además cualquier testigo de esta actitud medrosa.
En la reciente reunión del Grupo de los 20 en Los Cabos, México, el presidente ruso, Vladimir Putin, llegó a proponer la regulación de un sistema financiero hasta hoy desbocado. En particular, Putin sugirió regular la circulación de los derivados de papeles de valor y aplicar los Protocolos de Basilea para la calidad del capital bancario. Esta iniciativa, como otras de Putin en el pasado, fue desoída. No hay modo de conseguir la menor reforma del sistema monetario y financiero internacional.
Se ha perdido de vista que la crisis comenzó hace mucho, entre finales de los años '60 y principios de los '70 del siglo pasado: desde luego, nadie con privilegios económicos exorbitantes dirá que el mundo capitalista lleva más de cuatro décadas en crisis y que podría llegar al medio siglo, de confirmarse pronósticos como los del FMI. Es el sacrificio de generaciones enteras (basta con ver las desmesuradas tasas de desempleo entre la población joven de España o Grecia, por ejemplo).
En vez de favorecer una salida, la crisis da lugar en el capitalismo al inmovilismo de los privilegiados y a proyecciones a futuro basadas en "mediciones", no en lo que significan los números y las especulaciones para muchos seres humanos. No hay "tanto peor, tanto mejor", ni la desigualdad supone "levantamientos" para lograr cambios radicales. A partir del nuevo cuento del "ganar-ganar" (la idea empresarial de que pueden existir juegos donde "todos ganan"), la actitud que se ha generalizado en las últimas décadas es la de medrar y sacar ventaja, la que sea. Todo es cuestión de apuestas: un día a Japón, otro día a la Unión Europea, luego a China, mañana a las potencias emergentes, como hace algún tiempo a los "cuatro dragones". Si hay desigualdad, se le saca partido.
Con todo, hay actitudes más prudentes que otras, y mentalidades distintas. Pese a que no se ha enemistado con los oligarcas que le son cercanos, Putin le ha apostado en cierta medida a un saneamiento de la economía rusa que le permita prever el impacto de choques externos y por cierto, depender menos de las materias primas en el futuro. En junio pasado, el actual presidente ruso afirmó que Rusia no apuesta por un "apocalipsis de la economía mundial". Confía más bien en que la situación cambie a mejor. Es una posición que en su momento defendían los soviéticos, puesto que en Occidente no salió nada positivo de la Gran Depresión de 1929, que degeneró hacia una agresión contra Moscú. Así que no es Rusia que le apuesta al apocalipsis económico. Otros son los que, al cabo de cuatro décadas de no querer renunciar a una posición dominante, prefieren el caos si son los competidores los que se hunden, y si además hay cómo medrar en el desorden. Es por cierto el viejo error de las democracias occidentales, que pensaron medrar sin consecuencias a raíz de la crisis de 1929, liquidando además cualquier testigo de esta actitud medrosa.
martes, 3 de julio de 2012
EL PRI, O DE COMO VER DOBLE
Así como en Rusia (donde la Revolución fue en 1917) hay división entre sovietismo y comunismo, en México (donde la Revolución comenzó antes, en 1910) hay "dos PRI" (Partido Revolucionario institucional), un PRI-sistema y un PRI-idea. No es un secreto que el candidato del Movimiento Progresista en las recientes elecciones mexicanas, Andrés Manuel López Obrador, viene del PRI, como su importante mentor, Enrique Gonzalez Pedrero. El virtual ganador de las elecciones en el estado de Tabasco, Arturo Nuñez, viene del PRI, como el poblano Manuel Bartlett (ex gobernador del estado de Puebla), y el ganador en el estado de Morelos, Graco Ramírez, viene del Partido Socialista de los Trabajadores, en buena medida "satélite" del PRI a raíz de la apertura política con López Portillo, en 1977. Han existido otras separaciones (por ejemplo, de la colimense Socorro Diaz).
El PRI-sistema heredó de la segunda posguerra (a partir del "cachorro de la Revolución") la costumbre de la manipulación, el golpe -con frecuencia bajo- a cualquier resistencia, bastante desfachatez y lo que Octavio Paz vió bien en una entrevista reproducida en "Pasión Crítica": en México (así era hasta el hoy ex presidente Vicente Fox), no hay empresario que pase a la política, pero se pasa por la política para hacerse de negocios (llenarse los bolsillos, vaya). Seguramente sea la costumbre del grupo del estado de México que nació en la segunda posguerra a la sombra de Isidro Fabela. El PRI-sistema dió el golpe -preparado desde 1982, o incluso algo antes- que consumó en 1988-1994. Sus tentáculos llegan incluso a parte del derechista Acción Nacional (el muy derechista Manuel Espino se fue al PRI-sistema) y a parte de "las izquierdas", obnubiladas por los cuentos del "centro político" (el regente de la ciudad de México, mejor alcalde del mundo y ambicioso a más no poder), o por una aparente radicalidad (el petismo ligado en el origen al PRI-sistema y su familia). En la división que se originó en 1988, el PRI-sistema ha terminado convertido en PRI-dinero. Parte del PRI-idea (pese a los clientelismos petistas o amarillos) sigue reivindicando la existencia de la nación mexicana y de las instituciones (la fortaleza inicial de la Revolución Mexicana), en serio, no al servicio del "bienestar para la familia". Hay que saber leer la votación, incluida la de Morelos, Tabasco y Puebla, o la presidencial: México, cayéndose como Estado-nación, deambula entre dos PRI. Ni a la izquierda ni a la derecha, sino todo lo contrario. Parece difícil que el PRI-sistema se sacuda la infuencia del dinero y de una tecnocracia que ni siquiera entiende para qué persiste en "reformas estructurales". En el PRI-idea tampoco hay deslinde completo frente a los privilegios creados entre 1988-1994.
Los jóvenes y los intelectuales (incluidos algunos del PRI-sistema y los arrimados al "centro de la izquierda") se han tragado por su parte un guión estadounidense: supuestamente, estamos viendo una película del buen demócrata contra el villano autoritario, que es también de "la ciudadanía" contra "el system" (dizque de partido único, lo que nunca fue el caso, ni después de 1977, ni antes). Desde principios de los años '80, el Comité reaganiano de Santa Fe, mediante dos documentos (I y II, disponibles en la Web), dijo a quien lo quisiera oir que Estados Unidos quería ver al PRI fuera del poder en México: al PRI-idea, se entiende. Nada de nacionalismo.
Quienes juegan al vídeo-juego de demócratas contra autoritarios (llevando incluso a Peña Nieto a decir lo que sea, del estilo "no volverá el pasado" o "somos una nueva generación") tienen algo en común: hijos del golpe de 1988-1994, que consistió en hacerle creer a México que es de "primer mundo" (con el Tratado de Libre Comercio), jamás, insistamos, jamás hablan de nación (ni en la "república del amor" hippie y de derecho a a felicidad que le sembraron al PRI-idea), aunque sí mucho de poder, y a como dé lugar (si es necesario, pasando por alto la institucionalidad, a la vez provocando y colocándose en "el centro", el sistema-dinero). Son los hijos del golpe de 1988-1994: se manifiestan en la calle -con el apoyo de intelectuales demagogos hasta lo penoso, porque los niños enseñan a los viejos, ahora- porque quieren, en vez de un país real, una alternancia de Primer Mundo (con un izquierdista amarrado por la clase media, la intelectualidad y la "cultura"). Es el sistema-dinero contra el que ha peleado López Obrador, alertando sobre lo que está pasando no en el poder, sino en las "instituciones" y en la sociedad toda. Ocurre la descomposicion para regocijo de conspiraciones que sí hay y que, como el diablo, tienen la ventaja de hacer creer que no existen. Los documentos de Santa Fe I y II llamaban a coptar a los intelectuales: ya está, porque el marketing funciona, y funciona muy bien.
Por cierto: dice el fiscal -el que arrasa, sí, porque también hay honestidad en México- que las cosas se ganan con trabajo, no descalificando a los demás. Ojalá se consolidara una izquierda para ciudadanos (en vez de ciudadanos de a mentis al servicio de megalómanos de izquierda o del PRI-sistema): la vocación de servicio, en suma. Es de Primer Mundo.
El PRI-sistema heredó de la segunda posguerra (a partir del "cachorro de la Revolución") la costumbre de la manipulación, el golpe -con frecuencia bajo- a cualquier resistencia, bastante desfachatez y lo que Octavio Paz vió bien en una entrevista reproducida en "Pasión Crítica": en México (así era hasta el hoy ex presidente Vicente Fox), no hay empresario que pase a la política, pero se pasa por la política para hacerse de negocios (llenarse los bolsillos, vaya). Seguramente sea la costumbre del grupo del estado de México que nació en la segunda posguerra a la sombra de Isidro Fabela. El PRI-sistema dió el golpe -preparado desde 1982, o incluso algo antes- que consumó en 1988-1994. Sus tentáculos llegan incluso a parte del derechista Acción Nacional (el muy derechista Manuel Espino se fue al PRI-sistema) y a parte de "las izquierdas", obnubiladas por los cuentos del "centro político" (el regente de la ciudad de México, mejor alcalde del mundo y ambicioso a más no poder), o por una aparente radicalidad (el petismo ligado en el origen al PRI-sistema y su familia). En la división que se originó en 1988, el PRI-sistema ha terminado convertido en PRI-dinero. Parte del PRI-idea (pese a los clientelismos petistas o amarillos) sigue reivindicando la existencia de la nación mexicana y de las instituciones (la fortaleza inicial de la Revolución Mexicana), en serio, no al servicio del "bienestar para la familia". Hay que saber leer la votación, incluida la de Morelos, Tabasco y Puebla, o la presidencial: México, cayéndose como Estado-nación, deambula entre dos PRI. Ni a la izquierda ni a la derecha, sino todo lo contrario. Parece difícil que el PRI-sistema se sacuda la infuencia del dinero y de una tecnocracia que ni siquiera entiende para qué persiste en "reformas estructurales". En el PRI-idea tampoco hay deslinde completo frente a los privilegios creados entre 1988-1994.
Los jóvenes y los intelectuales (incluidos algunos del PRI-sistema y los arrimados al "centro de la izquierda") se han tragado por su parte un guión estadounidense: supuestamente, estamos viendo una película del buen demócrata contra el villano autoritario, que es también de "la ciudadanía" contra "el system" (dizque de partido único, lo que nunca fue el caso, ni después de 1977, ni antes). Desde principios de los años '80, el Comité reaganiano de Santa Fe, mediante dos documentos (I y II, disponibles en la Web), dijo a quien lo quisiera oir que Estados Unidos quería ver al PRI fuera del poder en México: al PRI-idea, se entiende. Nada de nacionalismo.
Quienes juegan al vídeo-juego de demócratas contra autoritarios (llevando incluso a Peña Nieto a decir lo que sea, del estilo "no volverá el pasado" o "somos una nueva generación") tienen algo en común: hijos del golpe de 1988-1994, que consistió en hacerle creer a México que es de "primer mundo" (con el Tratado de Libre Comercio), jamás, insistamos, jamás hablan de nación (ni en la "república del amor" hippie y de derecho a a felicidad que le sembraron al PRI-idea), aunque sí mucho de poder, y a como dé lugar (si es necesario, pasando por alto la institucionalidad, a la vez provocando y colocándose en "el centro", el sistema-dinero). Son los hijos del golpe de 1988-1994: se manifiestan en la calle -con el apoyo de intelectuales demagogos hasta lo penoso, porque los niños enseñan a los viejos, ahora- porque quieren, en vez de un país real, una alternancia de Primer Mundo (con un izquierdista amarrado por la clase media, la intelectualidad y la "cultura"). Es el sistema-dinero contra el que ha peleado López Obrador, alertando sobre lo que está pasando no en el poder, sino en las "instituciones" y en la sociedad toda. Ocurre la descomposicion para regocijo de conspiraciones que sí hay y que, como el diablo, tienen la ventaja de hacer creer que no existen. Los documentos de Santa Fe I y II llamaban a coptar a los intelectuales: ya está, porque el marketing funciona, y funciona muy bien.
Por cierto: dice el fiscal -el que arrasa, sí, porque también hay honestidad en México- que las cosas se ganan con trabajo, no descalificando a los demás. Ojalá se consolidara una izquierda para ciudadanos (en vez de ciudadanos de a mentis al servicio de megalómanos de izquierda o del PRI-sistema): la vocación de servicio, en suma. Es de Primer Mundo.
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