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viernes, 6 de julio de 2012

ECONOMIA MUNDIAL: PRONOSTICOS SOMBRIOS

Los pronósticos sobre la economía mundial son más bien sombríos. Desde principios de abril pasado, el Fondo Monetario Internacional, FMI, aventuró en un informe que la "recesión" podría durar cinco años más, luego de lo ocurrido con las burbujas inmobiliarias y con altos niveles de endeudamiento interno. Algunos pronósticos rusos hablan de que la recesión se prolongará entre tres y cinco años. Según Alexei Kudrin, ex ministro ruso de Finanzas, las perspectivas de recuperación podrían estar sobrevaloradas. A principios de julio, el FMI lo dió a entender a su modo: Estados Unidos podría caer en recesión en 2013, por los desacuerdos políticos sobre los impuestos y los gastos. Si se confirmara este pronóstico, Europa, Japón y China se verían afectados, según el FMI. Lo más grave tal vez sea que la crisis no ha modificado gran cosa el modo de pensar de quienes administran el caos.
En la reciente reunión del Grupo de los 20 en Los Cabos, México, el presidente ruso, Vladimir Putin, llegó a proponer la regulación de un sistema financiero hasta hoy desbocado. En particular, Putin sugirió regular la circulación de los derivados de papeles de valor y aplicar los Protocolos de Basilea para la calidad del capital bancario. Esta iniciativa, como otras de Putin en el pasado, fue desoída. No hay modo de conseguir la menor reforma del sistema monetario y financiero internacional.
Se ha perdido de vista que la crisis comenzó hace mucho, entre finales de los años '60 y principios de los '70 del siglo pasado: desde luego, nadie con privilegios económicos exorbitantes dirá que el mundo capitalista lleva más de cuatro décadas en crisis y que podría llegar al medio siglo, de confirmarse pronósticos como los del FMI. Es el sacrificio de generaciones enteras (basta con ver las desmesuradas tasas de desempleo entre la población joven de España o Grecia, por ejemplo).
En vez de favorecer una salida, la crisis da lugar en el capitalismo al inmovilismo de los privilegiados y a proyecciones a futuro basadas en "mediciones", no en lo que significan los números y las especulaciones para muchos seres humanos. No hay "tanto peor, tanto mejor", ni la desigualdad supone "levantamientos" para lograr cambios radicales. A partir del nuevo cuento del "ganar-ganar" (la idea empresarial de que pueden existir juegos donde "todos ganan"), la actitud que se ha generalizado en las últimas décadas es la de medrar y sacar ventaja, la que sea. Todo es cuestión de apuestas: un día a Japón, otro día a la Unión Europea, luego a China, mañana a las potencias emergentes, como hace algún tiempo a los "cuatro dragones". Si hay desigualdad, se le saca partido.
Con todo, hay actitudes más prudentes que otras, y mentalidades distintas. Pese a que no se ha enemistado con los oligarcas que le son cercanos, Putin le ha apostado en cierta medida a un saneamiento de la economía rusa que le permita prever el impacto de choques externos y por cierto, depender menos de las materias primas en el futuro. En junio pasado, el actual presidente ruso afirmó que Rusia no apuesta por un "apocalipsis de la economía mundial". Confía más bien en que la situación cambie a mejor. Es una posición que en su momento defendían los soviéticos, puesto que en Occidente no salió nada positivo de la Gran Depresión de 1929, que degeneró hacia una agresión contra Moscú. Así que no es Rusia que le apuesta al apocalipsis económico. Otros son los que, al cabo de cuatro décadas de no querer renunciar a una posición dominante, prefieren el caos si son los competidores los que se hunden, y si además hay cómo medrar en el desorden. Es por cierto el viejo error de las democracias occidentales, que pensaron medrar sin consecuencias a raíz de la crisis de 1929, liquidando además cualquier testigo de esta actitud medrosa.

FANÁTICAMENTE MODERADOS

 En varios países de América Latina, la izquierda, que tiende más bien a ubicarse en el centro-izquierda (del que no queda excluida Venezuel...