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jueves, 23 de agosto de 2012

ALADEEN, ALADEEN, ALADEEN, !BOMBA!

Para creerse el número uno, para convencerse hipnóticamente de ser el número uno, hay que aniquilar cualquier punto de comparación, de referencia. Es decir que conviene promover la ignorancia. Entre ignorantes, cualquiera puede hacer creer que es la reina de Inglaterra (se decía: en el reino de los ciegos, el tuerto es rey). Lo que sea parece muy freak, aunque no pase de ser algo junk. No: es freak, muy freak. Super freak. Si es en The Top of The World.
     El mundo lo gobiernan las conferencias -freak, super freak- de Michael Jackson (reloaded en versión Presidente). Top of the Word, también.
     Lo mejor es sacar provecho de la creencia de ser el número uno, la ganancia de ser "de marca". Y vender al mismo tiempo ignorancia como diversión, algo que también deja dinero. Hacer dinero con la prepotencia, la suficiencia, y hacer dinero con la ignorancia.
     El asunto vino de atrás. Occidente nunca quiso reconocer que existía la Unión Soviética (desde 1922), ni que sus habitantes eran soviéticos. No: Occidente se empeñó en decir "Rusia" y "los rusos". Si no es mi espejo, no existe. "Ruso" es bárbaro. "Soviético" era reconocer que algo nuevo existía.
     Cuando en 1991 desapareció la Unión Soviética, los brillantes escolares occidentales se pusieron a la magia. Se referían a la Unión Soviética de antaño -la que existió- como la "ex Unión Soviética". Por ejemplo: "En la ex Unión Soviética en los años '30 no había libertad de expresión...". Cierto, no puede haber libertad de expresión- ni puede no haberla, tampoco-  en un lugar que no existe. Porque, en los años '30 del siglo XX, no era la "ex Unión Soviética", puesto que existía, sino la Unión Soviética, salvo que haya que llegar a decir que nunca existió. ¿La lógica? No estamos hablando de lógica, sino de magia.
     Los lorocutores de televisión no lo hacían mejor. Cuando hubo guerra en los Balcanes, no faltó quien informara de hostilidades en el Báltico. ¿Viaja a México? Salúdeme a un amigo que tengo en Bolivia, por favor...
      ¿La culpa? De los odios ancestrales. Ni qué decir sobre el hecho de que, en 1991, el occidental promedio no tenía ni idea de que hubiera musulmanes en la Unión Soviética y en la Federación Rusa. Es que, además, nada tiene relación con nada: el escudo antimisiles polaco es contra Irán y vas a ganar más por el "trabajito" de creértelo que por el trabajo de mirar un mapa. Conviene. Es no querer saber. Ser ignorante es muy freak. Ignorante prepotente, megatonto, híperbruto, súperidiota, estamos contando cantidad, no considerando la "cualidad" ¿ok?.
     Cuando gane el equipo de Norcorea en las Olimpiadas, subamos la bandera de Sudcorea. Y cuando haya balazos en los Balcanes, anunciemos hostilidades en el Báltico. El espectador, el que nos oye, paga por estar seguro de que los balazos son lejos, muy lejos, por ejemplo en la república de "Dondestán". Donde sea, menos en la comodidad del hogar. Aquí preferimos ridiculizar al prójimo con "Borat", otra de las burlas de Baron Cohen.
       Resultado: para que un idiota estadounidense promedio pueda divertirse viendo a Sacha Baron Cohen en "El dictador" y coma megapalomitas con súpercoca-cola (en un hípercine), hay que liquidar a un país entero, causar decenas de miles de muertes (¿cual es el motivo de ocultar el número de muertos provocados por Occidente en la guerra de Libia, muertos que no tienen derecho ni a ser contados y que están por ende completamente desaparecidos y condenados?) y un caos interminable. Que el mundo entero se caiga, se pudra o se destruya mientras nada perturbe el gag que divierte, sí, al más indiferente y más freak de los seres que hayan aparecido sobre la Tierra. Es el voyeur occidental, que se cree "lo mejor" ("best seller", "Best Western", "The Best of...", etcétera...), porque no necesita saber de nada en su ignorancia voluntaria. Ni necesita enterarse en su permanencia voluntaria en el show que se lo promete, se lo firma y se lo cumple: vas a ganar más por tu ignorancia.
     Leer te hace infeliz, dijo el otro.
     El dictador de Wadiya es lo de menos. La risita es del narcisista que sabe muy bien que está ante su último juguete, "KJ", la puesta en escena en espejo de una mezcla de arrogancia e ignorancia a la que difícilmente podrá sobrevivir el mundo, como lo ha sugerido Paul Craig Roberts, . "El dictador" no es sobre un árabe peligroso: es el reiterado onanismo estadounidense con la risita adolescente -de estado californiano mochilero- de Sacha Baron Cohen y su Generation Me. "Los necios que gobiernan a los borregos estadounidenses no sólo son estúpidos y ciegos, también son sordos", ha escrito el ex subsecretario estadounidense del Tesoro, el mismo Paul Craig Roberts. Exactamente igual que el dictadorcito de Wadiya cuando le preguntan por las armas nucleares.
¿La vida sobre la Tierra? Un gag.
Take a chill pill.
Calmarízate.

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