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martes, 7 de agosto de 2012

COME ON BARACK LIGHT THIS FIRE

     Entre los años '20 y '30, la Sociedad de Naciones y las potencias occidentales no se perdieron ocasión de hacer el ridículo. Japón se metió a Manchuria, territorio chino, sin pagar las consecuencias. Italia se metió a su vez en Abisinia, y la Sociedad en cuestión no mantuvo mayormente sanciones. Durante la Guerra Civil española, Francia y Gran Bretaña decidieron no intervenir. Italia mandó voluntarios y aviones, sin ser sancionada. Alemania mandó la Legión Cóndor, y nada. La "institución" se hizo de la vista gorda ante la ley del más fuerte y permitió que el nazifascismo actuara a su antojo, aunque se acordó de expulsar a la Unión Soviética cuando este país atacó Finlandia en 1939. En vez de ver qué pasó con el Comité de No Intervención, el anarquismo se fue a discutir si el agente soviético Orlov, quien le hizo "pum" al partido POUM,  provocó él solito la caída final de la República.
     La Organización de Naciones Unidas (ONU) no procede igual. Estados Unidos lanza una OPA (Oferta Pública de Adquisición) cuando le interesa liquidar a un país. Muchos, con tal de no quedarse sin su parte de acciones, aceptan la OPA. La Asamblea General de la ONU compra así, por gran mayoría, acciones contra el gobierno sirio. Luego las partes en conflicto son bursatilizadas para especular y hasta alguno discute, en vez de si está o no permitido liquidar la soberanía (o apostar en la desgracia), sobre la cotización del Manaf Tlass o de los "intereses" de Rusia.
     El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, discípulo del ideólogo estadounidense Joseph Nye y egresado de Harvard, se despojó de sus atributos jurídicos con un encanto de streaper. "Ban", como lo llaman cariñosamente las agencias de prensa, pide una "transición" en Siria en aras del respeto a una Carta de Naciones Unidas que no autoriza a meterse en los asuntos de nadie. Los miembros de la ONU están teóricamente en igualdad soberana y no se puede usar la amenaza ni la fuerza contra la integridad territorial ni la independencia política de ningún Estado (artículo 2, puntos 1 al 4, que al parecer no tienen versión en coreano, o Cara de Luna Ki no lee en coreano). Mientras este amigo "Ban" se mete con Siria despojándose sensualmente de toda autoridad, la Asamblea grita "eah, eah, eah" como si la OPA tuviera que tener también de table dance. !Fuera ropa!!Fuera ropa! !Eh, eh, eh!. A su vez, el general Robert Mood, observador de Naciones Unidas en Siria, fue a ejercer el oficio más viejo del mundo, que para el mismo Mood debe ser el de casco azul: verificó instalaciones militares sirias lejos de los lugares de conflicto armado (en Tartus, por ejemplo). Durante las sanciones contra Iraq, Estados Unidos utilizó a observadores internacionales como espías y, como le consta al sueco Rolf Ekeus, los obligó a mentir -"Bill" Clinton lo pedía- sobre armas de destrucción masiva inexistentes.
     El secretario estadounidense de Defensa, Leon Panetta, dijo hace poco en Túnez, refiriéndose al líder sirio Bashar Al Assad: "si quiere protegerse a sí mismo y proteger a su familia, es mejor que se largue del infierno ahora". Si a "Ban" le dan la Orden del Burro en grado de Baboso Supremo, a Panetta le pueden dar la medalla al Mérito "Al Capone" por la forma de dirigirse a otros en la comunidad internacional. Ah, y te me vas ahorita, Bashar...Es a la voz de "ya".
     En Siria opera el grupo Fatah al-Islam, catalogado ni más ni menos que en Estados Unidos como terrorista y con vínculos con Al-Qaeda en el pasado. Lo mismo ocurre con el Grupo Islámico Combatiente. La civilización occidental que combate al terrorismo lo apoya, así como el amigo "Ban" viola la Carta que defiende. "Eah", "eah", "eah". Mientras el presidente estadounidense Barack Obama autoriza operaciones encubiertas de la Central de Inteligencia Americana, CIA, para apoyar a la oposición armada siria -es decir, al terrorismo-, la cónsul general estadounidense Daria Darnell en Adana, Turquía, supervisa directamente el entrenamiento de estos matones -tal vez hasta cinco mil- con todas las características de las hordas primitivas.
     Immanuel 2, Woody Chomsky y Fisk deploran que "nadie hace nada" -!uta!-, aunque  hay incluso oficiales turcos y saudiárabes en suelo sirio, y los estadounidenses consideran que Obama es simpático y atractivo, es decir, que es de mucho carisma. Paul Craig Roberts, ex funcionario del gobierno de Reagan, le ha dicho al estadounidense promedio: "fuera de algunos detalles insignificantes, 'tu' gobierno te ha estado mintiendo permanentemente sobre todo lo que sea importante". El mismo estadounidense promedio se compra cualquier mentira, en parte porque no saber sale barato (ay no, qué feo está todo...mejor ni miro), y en parte por sentir el beneficio, ese éxtasis de ser el número uno. Qué importa si es chatarra, total, lleva marca Abercrombie y es muy "fit". Chatarra de marca... !Su mecha, todos queremos una!¿A quién vendemos?

LAS BUENAS CONCIENCIAS

 Dejemos de lado el legalismo formal para capear el temporal internacional y dar la apariencia de estado de derecho, procediendo a otro enga...