Mi lista de blogs

sábado, 22 de febrero de 2025

SINO EL QUE LO HACE COMPADRE

 Parte de algunas actitudes gubernamentales -como ocurre en México desde el sexenio de Andrés Manuel López Obrador, y ahora con la presidentA Claudia Sheinbaum- hacia los pueblos originarios es comprensible, aunque no son los únicos constitutivos de la nacionalidad: se trata, sin duda, de pueblos con frecuencia vulnerables, discriminados y tendientes a vivir en gran pobreza, aunque hay excepciones. El mundo indígena es muy diverso, y en algunos países, como Guatemala y el Ecuador, existe lo que se llama una "burguesía indígena" o, si se quiere, gente de pueblos originarios que vive de manera acomodada y hace negocios. Al respecto, desde hace tiempo son conocidos los otavaleños (de la ciudad de Otavalo, provincia de Imbabura, al norte de Quito) en el Ecuador (Imbabura es por lo demás la única provincia serrana ecuatoriana donde gana la Revolución Ciudadana, de izquierda). Tampoco es un secreto que la tan llevada y traída guatemalteca Rigoberta Menchú ha incursionado en los negocios.

       Al mismo tiempo, desde hace mucho los pueblos originarios han estado en la mira de Estados Unidos para dividir a los Estados latinoamericanos, como llegó a suceder gravemente en la costa Atlántica nicaraguense, aunque el gobierno sandinista encontró a la par el modo de asegurar autonomías e integrar la región al conjunto de la nación. Como parte del interés estadounidense, está una preeminencia de la visión antropológica y el acento sobre el "comunitarismo" -la toma de decisión comunitaria en los pueblos originarios. Lo anterior no impide que los liderazgos indígenas tengan un trato complicado fuera y dentro de la comunidad, al convertirse en cacicazgos y, en más de una ocasión, venderse al mejor postor. Organizaciones estadounidenses y luego no gubernamentales (ONGs) han incursionado desde hace rato entre los pueblos originarios, acentuando en ellos cierto sentimiento de excepción a la regla ciudadana: primero son indígenas, y luego, si cabe, son ciudadanos y personas. Esto lleva también a opacar su pertenencia a un Estado en el que todos debieran ser formalmente iguales: más de un pueblo originario demanda entonces, so pretexto de que ha sido víctima de discriminación, un trato de excepción, lo que es distinto de un trato de igualdad. En este sentido, se contribuye a la idealización de la excepción y la comunidad, olvidando las contradicciones internas de los pueblos originarios y, también, sus jerarquías. Esto hace que más de uno pierda la cabeza, como se dice coloquialmente.

       En Bolivia, ya sucedió con Evo Morales, ex presidente y refugiado en su "feudo" cocalero de El Chapare. Sin esperar a mediaciones, Morales anunció su candidatura a la presidencia de Bolivia por el partido Frente para la Victoria, al margen del oficialismo y el MAS (Movimiento al Socialismo), a riesgo de dividir con personalismo a la izquierda. En principio, Morales está legalmente impedido para postularse, y es la segunda vez que incurre en una artimaña, ya que alguna vez perdió un referendum para reelegirse y buscó un subterfugio. Por lo visto, Morales se creyó lo que "sus" bases en el trópico de Cochabamba y algunos ambientes internacionales le hicieron creer, con un problema: es poco probable que Morales tenga alcance nacional, y está confundiendo el elemento indígena con el nacional mismo, por más que Bolivia sea "Estado plurinacional". Dicho de otro modo, Morales no tiene visión de Estado y está contrariándolo con la creencia de que es "excepcional". Por más buen organizador sindical y presidente que haya sido, Morales, como se dice coloquialmente en México, "se la creyó", además de que está asesorado por ONGs que no alcanzan a ver más allá de sus propios intereses: Bolivia no es ni siquiera un país de mayoría indígena. Y para más señas, han sido señaladas ONGs vinculadas al magnate estadounidense George Soros, por más que el mismo Morales haya hecho declaraciones alguna vez contra las ONGs. También están hacia la derecha, tratando supuestamente de llenar el "vacío" del Estado desde "la sociedad civil", a partir de los años '80. El orquestamiento de "causas indígenas" es, en parte, un negocio ONGs para que éstas se llenen los bolsillos con la misma "causa". Ya ha habido ocasión aquí de hablar de la "operadora" Kathryn Ledebur de Open Society, y en Bolivia desde hace décadas, a través de la Red Andina de Información y la radio cocalera Kausachum Coca. Ledebur ha estado ligada a un Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI) que ha sonado en México en el caso Ayotzinapa. La conexión de Ledebur pasó por un ministro de la presidencia de Morales, Ramón Quintana, y pasa por otra "causa", la despenalización de la coca. También la antigua encargada de negocios de Estados Unidos en Bolivia, Clarisse Philips (Demócrata), fue en algún momento a meter las manos por Morales, defendiendo a Ledebur.

         El Ecuador no tiene una situación tan distinta, como lo mostrara hace algún tiempo el candidato indigena Yaku Pérez. Hace rato que los pueblos originarios son un negocio ONG. El actual líder indígena ecuatoriano, Leonidas Iza, tiene en sus manos una situación difícil: es proclive a la izquierda, rechaza al presidente derechista Daniel Noboa, pero las bases indígenas serranas y en parte amazónicas no quieren a la RC (Revolución Ciudadana), de izquierda, con el liderazgo histórico de Rafael Correa, quien trató de limitar las ONGs y la infiltración extranjera entre los pueblos originarios, a reserva de que sea acusado de "extractivista", lo que es un error. El problema está en el riesgo de un "voto nulo" -como ya sucedió con Yaku Pérez-, en dejar a las bases hacia la derecha y dar entrada a los votos de Andrea González, cercana a gente de la CIA (Central de Inteligencia Americana), llámese el asesinado Fernando Villavicencio o Lucio Gutiérrez (Sociedad Patriótica). Pareciera que Iza no entiende que está en juego el Estado, a estas alturas fallido, sino que cree que hay que ver hacia qué patrón inclinarse para obtener qué como dádiva. Tal vez llegue el día en que los pueblos originarios dejen de asumirse como se los muestra desde el exterior, los "diferentes y de excepción", para bien o para mal, y se asuman como ciudadanos y como personas, no como parte del "grupo" con tendencias excluyentes y como si se quisiera, como en la Colonia, tener el reconocimiento de "república de indios". Como ciertamente son discriminados, no se les dice nada y se les permite comportarse como "señores" y coercionar (da click en el botón de reproducción).



YO NO ME LLAMO JAVIER

 No es muy fácil saber qué es el "pueblo", aunque en él resida la soberanía, al decir de diversas Cons tituciones, la estadounide...