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jueves, 18 de octubre de 2012

ES QUE NOS MIRO FEO...

Los ataques en Occidente contra el presidente ruso Vladimir Putin son realizados en nombre del bien. Putin, entonces, pasa a ser el mal.
     Como parte de esta campaña, se acusó a Putin de estar detrás de la muerte del ex agente Alexander Litvinenko, aunque luego quedó probado que la pista de la autoría intelectual no conducía al Kremlin. Occidente no se tomó la molestia de reconocer que había un error. Ni siquiera parece haber importado. El asunto consiste en sacar tajada de la campaña contra Putin y no asumir ningún costo. Si el error aparece como costo, no se lo reconoce, aunque ello implica no enmendar -y ser entonces in-co-rre-gi-ble.
     En estos días, se ha resuelto el caso de la periodista Anna Politkovskaya, asesinada en el año 2006: hay cinco indiciados y serán juzgados. La pista de la autoría intelectual vuelve a conducir -como con Litvinenko- al oligarca mafioso ruso Boris Berezovski, quien vive en Londres, y a separatistas chechenos, en particular Ajmed Zakaev (vive en Londres, vaya casualidad).
     Es perfectamente entendible que se lamenten las muertes de Litvinenko y Politkovskaya. Atribuirlas a Putin sin pruebas contundentes es, sin embargo, ir a hacerle el juego al asesino, que está en Gran Bretaña. Berezovski carga con acusaciones de fraude, desfalco y lavado de dinero. En rigor, cargarle a Putin los muertos del oligarca Berezovski es hacer campaña contra Rusia mediante un discurso que es una tomadura de pelo a la opinión pública -si la hay. Algo similar ocurre en el caso del oligarca Mijaíl Jodorkovski, acusado de lavado de dinero (su sentencia no es demasiado larga, por cierto).
     El 99 % se da así el lujo de seguirle el juego al 1 % al que rechaza. ¿Coherencia? Ninguna: al grado que en nombre del bien se recompensa al asesino, lo que quiere decir que no hay más bien que el que deja ganancia. Con tal de caerle encima a Putin, la izquierda sesentaiochera en su ignorancia se traga el queso de los oligarcas mafiosos. Son los mismos -lo ha hecho por Internet míster Berezovski- que llaman a resistir el "autoritarismo" de Putin, si es necesario con protestas callejeras (otro magnate, Mijaíl Projorov, salió a la calle en Rusia sin mucho éxito ni seguidores). Es del mismo orden que el festejo de las  "revoluciones" árabes, que supuestamente son el bien aunque se siga el juego de los ricos y puritanos de Qatar y Arabia Saudita. "Por principio" quiere decir en Occidente "por principio de cuentas":  el bien es lo que me rinde y el mal cualquier costo, que se niega.
     No hay prueba de que Putin reprima. Ni siquiera es así en el caso de las Pussy Riot: una de ellas ya fue soltada (es Yekaterina Samutsevich, quien se apresuró a seguir en declaraciones contra el Kremlin) y las otras dos no tienen sentencias tan duras. Como no hay pruebas, el asunto podría terminar en que Putin se nos quedó mirando feo, lo cual amerita seguirle al (viejo, por cierto) discurso contra el "autoritarismo", en nombre de la democracia y los derechos humanos. Es decir, en nombre del bien. Peor que los soviéticos está este asunto de hacer el mal -siguiendo a criminales y a vándalos- en nombre del bien. !Qué bien!

FANÁTICAMENTE MODERADOS

 En varios países de América Latina, la izquierda, que tiende más bien a ubicarse en el centro-izquierda (del que no queda excluida Venezuel...