Si Siria cae en manos de Occidente, Rusia perderá al último aliado que le queda en el mundo árabe.
En Siria, Rusia dispone de la base naval de Tartus, sobre el Mediterráneo. Es la última base que existe fuera del territorio de la ex Unión Soviética, donde los intereses de Moscú también están en retroceso. Actualmente hay en Siria unos 1 250 asesores militares y civiles rusos, y por cierto que los matrimonios mixtos ruso-sirios ascienden a 55 mil. Unos 100 mil rusos viven en Siria. La oposición armada siria ha sembrado el rumor de que los rusos estarían yéndose de Tartus. Por su parte, Hillary Clinton, secretaria estadounidense de Estado, no ha dudado en meterse con Moscú, con el argumento de que los rusos apoyan al régimen sirio y, también, alegando que le venden a Damasco helicópteros de combate. El Ministro ruso de Relaciones Exteriores, Serguei Lavrov, ha acusado a su vez a Estados Unidos de armar a la oposición extremista siria.
Cuando el Frente Islámico de Salvación trató de hacerse con el poder en Argelia, asesinó a varios asesores originarios del Este europeo (incluidos yugoslavos). Rusia perdió a su aliado en Iraq, y no está de más recordar cómo, poco antes de los ataques de la Organización para el Tratado del Atlántico Norte (OTAN), se retiraron de Libia algunas personas del Este europeo (ucranianas en particular) que estaban en el entorno de Kadhafi. En todos los casos, Occidente ha jugado la carta religiosa contra la laicidad. Vladimir Putin, presidente ruso, declaró hace poco: "nuestros socios no pueden detenerse. Ya han creado caos en varios territorios y siguen la misma política en otros territorios, especialmente en Siria".
Estados Unidos y Arabia Saudita han pactado el envío de unos 5000 combatientes extremistas musulmanes, ex miembros de Al Qaeda, a combatir en Siria. Esos combatientes serían reclutados en el sur de Yemen, en particular en Zinjibar y Ja'ar. Occidente utilizó a Al-Qaeda en Bosnia-Herzegovina, durante la guerra en Yugoslavia, y se apoyó en ex miembros de Al-Qaeda para derrocar a Kadhafi en Libia.
Al igual que en Libia, en Siria los fanáticos musulmanes (salafistas) la emprenden contra islamistas moderados y contra otras religiones. En Siria, los extremistas secuestran por ejemplo a cristianos (como ocurrió con decenas de ellos en el poblado de Rabla) para chantajear al régimen de Damasco.
Estados Unidos ha utilizado a los fanáticos talibanes en Afganistán. En la reciente Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas, el presidente afgano, Hamid Karzai, gran favorito de los estadounidenses, pidió que se levanten sanciones a los talibanes, para incorporarlos al gobierno de Kabul. En concreto, Karzai abogó por retirar de una lista negra del comité de Sanciones de Naciones Unidas a los líderes talibanes, para así poder entablar con ellos "conversaciones directas". Karzai quiere reunirse con los talibanes en Arabia Saudita. En Afganistán, hay talibanes que son pagados directamente por Estados Unidos, a través de un primo de Karzai, Ahmed Rate Popal, que entre otros negocios mete heroína a Occidente (igual que Rashid Popal). Los negocios se llevan a cabo con contratistas (Watan Group y NCL Holdings), en un sistema similar al instaurado en Iraq, y los talibanes se llevan mediante extorsiones su parte del presupuesto estadounidense.
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miércoles, 3 de octubre de 2012
FANÁTICAMENTE MODERADOS
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