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domingo, 13 de abril de 2014

AMLO: PARA SEGUIR VIENDO DOBLE

El ex candidato izquierdista a la presidencia mexicana, Andrés Manuel López Obrador, sigue siendo honesto y puede distinguir entre quien lo es y quien no. El líder también defiende a la nación mexicana, que puede enfrentar a futuro nuevas dificultades por las consecuencias de una reforma energética hecha para Estados Unidos y sus intereses globales (que incluyen tener reservas cercanas seguras, un asunto tan viejo como el siglo XX y por cierto como los sexenios de Cárdenas y Avila Camacho), y no hecha para México.
     Al mismo tiempo, empujado por su entorno y por el Movimiento de Regeneración Nacional, el ex candidato, que habla en sus mítines con una voz cada vez más parecida a la gastada de Vicente Fernández, se ha convertido a un estilo muy estadounidense de hacer "política", al grado de anunciar una posible nueva postulación en Los Angeles, ciudad del otro lado de la frontera. Para el dirigente del Movimiento, Martí Batres, López Obrador es "El" y "El" (un rasta de Macuspana), a la vez el tabasqueño y "nuestro Gandhi", o "nuestro Mandela", alguien que no se pertenece a si mismo, sino que tiene una persona que le pertenece al personaje. En sus mítines, López Obrador va dejando de hablar con la gente y empieza a dirigirse a su imagen.
     Es así que López Obrador hace un muy buen estudio sobre el porfirismo, y lo echa a perder con un libro, "El neoporfirismo", que aunque contiene una tesis sugerente (y no tan nueva: ya la sostenía Cosío Villegas décadas atrás), se lanza a ciegas -para complacer al público- al cómic estadounidense del pueblo contra la dictadura, que encima resulta ser la del PRIAN (Partido Revolucionario Institucional más Acción Nacional). López Obrador, a diferencia del priísmo, sabe qué es nación, pero también a diferencia del priísmo, ignora al Estado: es lo que espera Estados Unidos, algo para lo que por cierto Acción Nacional sirvió bastante bien durante doce años. En medio de sus contradicciones, entre nación y Estado, el priísmo tiene un sentido de institución que López Obrador no posee. Seguramente no vendría demasiado bien que si el tabasqueño fuera presidente, el legislativo tuviera que contestarle así el informe: "presidente, amigo, el  legislativo está contigo". Es tan ridículo como aquéllo de "los chiquillos y las chiquillas de México", aunque lo de López Obrador es activismo y lo de Fox era marketing.
     López Obrador está siendo empujado a la extrema izquierda del espectro político, que es contestataria y que rechaza por igual una reforma fiscal priísta no tan mala como un aumento al sistema de transporte colectivo (metro) en la capital mexicana que fue decidido no para golpear a las clases populares, sino para asegurarles un buen servicio, de tal modo que no paguen lo mínimo por algún accidente máximo debido a la falta de mantenimiento. Empujado y puesto a cantarle y amenizarle a su entorno intelectual, muy poco popular, López Obrador dice "no" a todo.
     Por si fuera poco, la base electoral del ex candidato izquierdista, base bastante "educada" y en buena medida clasemediera (según lo mostraron estudios postelectorales), sigue como la vieja base priísta, convencida de que debe "alcanzar para todos", de que los ricos están para aflojar, de que el carril izquierdo es para rebasar y de que ella debe estar lista para golpear, o por lo menos para mostrar el peor resentimiento si no hay reparto. Sucede que a la izquierda un ex candidato se siente en Los Angeles y otro más, un ex regente, se cree en San Francisco. Lo grave de ubicarse desde la extrema izquierda contra todo Estado -que es lo que quieren muchos seguidores de López Obrador, aunque a él le queda el beneficio de la duda- es que así no hay modo de superar al oficialismo por arriba -con más y mejor institucionalidad-; por lo bajo, el mismo oficialismo lo hace mejor, cuando se pone al "equilibrio de intereses". Más hubiera hecho el líder izquierdista -convertido en priísta bicéfalo por lo bajo (con patrioterismo y anarquismo)- con seguir el ejemplo de nuestra Ale Barrales, quien sugiere: mira mi trabajo, no mi imagen. Se puede hacer aunque sea el intento. Por difícil que resulte.

FANÁTICAMENTE MODERADOS

 En varios países de América Latina, la izquierda, que tiende más bien a ubicarse en el centro-izquierda (del que no queda excluida Venezuel...