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martes, 22 de abril de 2014

UCRANIA: AMIGOS CON BENEFICIOS

Occidente, con Estados Unidos a la cabeza, no ha abandonado en ningún momento su simpatía por el diablo, así que la presencia de grupos fascistoides no incomoda mucho. ¿Es el regreso del fascismo? No exactamente.
     En Ucrania, el grupo Praviy Sector (Sector de Derecha), admirador de Stepan Bandera (un "héroe" ucraniano que colaboró con los nazis), recibe subsidio de la emigración ucraniana en Estados Unidos. Praviy Sector es una escisión de otro grupo fascistoide ucraniano, Svoboda, encabezado por Oleh Tyahnibok. A principios de la Segunda Guerra Mundial, la gente de Bandera se dedicó a ejecuciones en masa de judíos y polacos. Hasta el año 1942, a pesar de que decían buscar la independencia de Ucrania, los banderistas no se enfrentaron contra los nazis. Luego, el Ejército Insurgente Ucraniano, una escisión dentro de los banderistas, siguió con el exterminio en masa de polacos en las regiones de Volinia y Galitzia. Desaparecieron pueblos enteros, incluyendo a mujeres y niños. En las aldeas polacas, los habitantes eran a veces encerrados en graneros a los que se les prendía fuego. Otras prácticas consistían en pasar a los aldeanos a cuchillo o cortarles el cuello con sierras, prácticas similares a las de los fascistas ustashi en Croacia (Croacia, como Ucrania Occidental, formó parte del Imperio Austro-Húngaro). Aliarse con quienes glorifican lo descrito no es algo que perturbe a Occidente, que igual tolera las manifestaciones bastante nutridas de veteranos de las Waffen SS, en Riga, la capital de Letonia. Este país estudia darles a estos criminales la "cruz de héroe" y el título de "luchadores por la libertad".
     Importa tan poco que quienes patrocinan directa o indirectamente a estos neonazis son judíos, como Victoria Nuland (Nudelman), portavoz del Departamento de Estado estadounidense, quien ha reconocido abiertamente el financiamiento de Washington al Euromaidán en Kíev, la capital ucraniana; o como el primer ministro Arseni Yatseniuk. No parece importarles que la comunidad judía de Kíev haya sido agredida en los disturbios recientes. Es más, el jefe de Praviy Sector, Dmitry Yarosh, no tiene problema para entrevistarse con el embajador israelí en Kíev, Reuven Din El, y prometerle que frenará el racismo, mientras los extremistas de derecha (de Svoboda en particular) no dudan en repetir que hay que liquidar a los judíos.
     Como no hay ningún regreso abierto del fascismo, lo que parece creíble es que estos grupúsculos (algunos con formaciones paramilitares, como Praviy Sector), al igual que las bandas de fanáticos musulmanes desde Libia hasta Siria, prestan los servicios del lumpen a una fuerza mayor, que busca propagar el "caos controlado" donde sea, con tal de mantener la hegemonía estadounidense. Que desde hace mucho las plutocracias occidentales usan al fascismo como tropa de choque no es novedad. Fue el "espíritu de Munich" en 1938, pero resulta que los Sudetes están en Crimea. Por qué no.

A VER A QUÉ HORA

 En un libro reciente, el periodista J.J. Lemus, a partir de una investigación muy exhaustiva, ha demostrado hasta qué punto no existe la me...