El punto de no retorno está en la negación de la victoria soviética -no rusa- en la Segunda Guerra Mundial.
De hecho, algunos ya han cruzado este punto. A veces, a un profesor ruso se le ocurre decir que fue por el fracaso de Hitler en la Unión Soviética que pudo entonces Stalin seguir haciendo de las suyas, reprimiendo. Hace poco, en la ciudad costera ucraniana de Jersón, un funcionario celebró el Día de la Victoria (9 de mayo) alabando la idea de Hitler de liberar a los soviéticos de "la esclavitud". El funcionario no tenía ni siquiera idea de lo que decía (Hitler quiso esclavizar a los soviéticos, no liberarlos), y decía cualquier cosa como tributo a quienes vencieron a Hitler. Este tipo de discursos tienen como fin complacer al poder, como antes los había que complacían a Stalin, luego a Jrushov y después a quien fuera. Hay gente que busca lo suyo en cualquier sistema.
Otros entienden que el poder les pide vender al débil o supuestamente débil. El pseudoargumento es: Hitler, al menos, no atacaba a los suyos, a diferencia de Stalin (el argumento es falso: los alemanes comunistas, por ejemplo, iban a los campos, aunque aquéllos fueran alemanes de lo más arios). Estos caminos llevan a falsificaciones y es así que Rusia ha tenido que hacer pasar recientemente una ley contra versiones probadamente falsas del papel de la Unión Soviética durante la Segunda Guerra Mundial.
El problema está en que Rusia quiere realzar su Historia: ¿puede hacerlo negando todo logro soviético, o negando que la victoria de 1945 fue soviética y no rusa? Si esta negación tiene lugar, Rusia puede creerse todo lo "potencia" que quiera: la Primera Guerra Mundial la estaba perdiendo, luego de hacer el ridículo en la guerra ruso-japonesa. Antes de la victoria soviética de 1945 hay muy poca gloria, salvo en la cabeza del ex apparatchik (ex miembro del aparato) que ahora se cree noble (¿o siempre creyó serlo?) y tal vez hasta quiera tener siervos.
Más se pretende ser Rusia, menos se quiere ser Unión Soviética, y más se pierde la potencia de la victoria sobre el nazismo. Es lo que espera Occidente, que prefiere, a una Unión Soviética victoriosa, una Rusia imperial grandilocuente pero perdedora. ¿Puede vanagloriarse Rusia escupiéndole a todo lo soviético? Occidente lo quiere. Según algunos historiadores militares rusos, como Boris Yulin, en Rusia no se puede ser patriota odiando a la Unión Soviética. Pero más de uno lo intentará. El resultado puede ser absurdo, para empezar: tan absurdo como anotarse en el curriculum "estudiante en la ex Unión Soviética", como lo hace alguien que, habiendo estudiado en un lugar, anota que no estuvo en ningún lado, puesto que cursó sus estudios en un país inexistente (¿estudió en la Unión Soviética o es que este país -vaya cosa- ya era su"ex"?). Nadie dice: "estaba casado con mi ex esposa". Qué importa: haber estudiado "en la ex Unión Soviética" es hoy tan normal como lo será mañana tener ex hijos ("tuve un ex hijo con fulana de tal").
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