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lunes, 5 de noviembre de 2012

NOMAS MIS CHICHARRONES TRUENAN...

Hace poco, Estados Unidos se mostró muy inquieto ante la posibilidad de que el régimen sirio use armas químicas. En el pasado, uno de los motivos de condena a Saddam Hussein en Iraq fue por el uso de armas químicas contra población kurda.
     La soldadesca que en Libia mató a Kadhafi acaba de meterse a la localidad de Bani Walid, considerada bastión del extinto jefe libio. Según lo denunció Russia Today, en el ataque a Bani Walid los agresores utilizaron fósforo blanco y gas nervioso. Si lo hubieran hecho "Saddam" o "Bashar", sería un escándalo internacional, algo intolerable. Tratándose de aliados de Occidente, no es ningún problema. Ni siquiera se denuncia, y si alguien lo hace, como lo hizo Rusia en Naciones Unidas, el asunto se calla. Lo que en otro es una inmoralidad, a Occidente le viene bien si permite sacar ventaja. Es regla de la competencia: que la competencia no haga lo que hacemos para ganar.
    En la invasión a Iraq, la soldadesca estadounidense usó fósforo blanco en el año 2004, durante los asaltos a Faluya. No hubo piedad con la población civil, como no la hubo en Bani Walid hace pocos días.
    El fósforo blanco es llamado "Willy Pete" (WP, White Phosphorus). Fue usado durante la guerra de Corea y luego durante la de Vietnam. Existen denuncias de que durante el ataque a Faluya se usó también una versión moderna del napalm (MK-77). Los estadounidenses han reconocido el uso de fósforo blanco en Iraq. Esta arma es considerada con frecuencia como arma química.
     Lo que en el enemigo es una cochinada, cuando lo hace Occidente es solapado.
     El reporte que desde Bani Walid le mandó el líder de la soldadesca al jefe Obama, dice:
     "Qué cincos, mi comandante,
     "Del caso estoy cinco tres
     "La carga llegó a Sarkozy
     "Como a las cinco o las seis
     "Traiba la ciento cincuenta
     "La misma de aquella vez"
     Parece que Barack no entendió muy bien, pero dijo: "Ok, guys".

A VER A QUÉ HORA

 En un libro reciente, el periodista J.J. Lemus, a partir de una investigación muy exhaustiva, ha demostrado hasta qué punto no existe la me...