Descansando, haciéndolo ta vez antes de lanzarse como candidata a la presidencia de Estados Unidos, Hillary Clinton, en su libro de memorias Hard choices, sugirió que debe levantarse el bloqueo a Cuba. La ex primera dama estadounidense no lo dijo porque considere que el bloqueo es una injusticia o porque, a estas alturas, es algo ilegal (así lo considera por ejemplo el mandatario ruso, Vladimir Putin). No. Para la señora, el bloqueo le sirve de coartada al castrismo para justificar toda clase de ineficacias. Y no es algo totalmente falso, aunque Hillary sea totalmente falsa. Una mayoría de estadounidenses quiere menos sanciones contra Cuba y sobre todo poder viajar a la isla y facilitar las transacciones comerciales. En suma, esa mayoría quiere volver a los buenos viejos tiempos del ocio y del negocio. Y no faltan cubanos que lo deseen, estando en Cuba. Sabotearán las medidas del actual mandatario cubano Raúl Castro tanto como sea posible.
Los medios de prensa de la isla festejaron a la Hillary. En medio de una apertura nada fácil, la pregunta ha vuelto a saltar: ¿puede Cuba tener una burguesía o algo que se le parezca? Seguramente tenía razón el ahora ex canciller Felipe Pérez Roque, para quien no puede haber en Cuba burguesía que no esté transnacionalizada y que no termine como vendepatrias. Es este el antecedente y es un asunto que no ha terminado de salirse de la cabeza de más de un cubano: ¿a quién podemos vendernos?¿y con quién estar en la guapería?¿A quién le rentamos la isla, porque nunca es tarde si la renta es buena?
Los hay en la izquierda que en vez de pensar en diversificar relaciones para que ninguna inversión extranjera tenga el monopolio, sugieren, en blogs como el de "Con Nuestra América", crear -en nombre del Che, además (!)- una burguesía "entre cubanos", los de la isla y los del continente, cubano-americanos, claro está. Así tendríamos, además de "nuestra América", una burguesía "nacional", como si lo nacional estuviera en la sangre o en la piel, o como si se alojara en una nacionalidad mal entendida, "nuestro ser". Así que habría que permitir la inversión de cubanos, de Cuba y de fuera, antes que otro tipo de inversiones. ¿Por qué no seguir arreglándonos "entre nosotros", dejándole lo menos al de fuera, aunque pidiéndole, eso sí, que sea magnánime en la regalía?
Si las reformas económicas llegaran a fracasar, o si se las hiciera fracasar, los hay muy listos para que, en nombre del Che y del nacionalismo, éste vuelva a convertirse en la renta del criollo, para lo cual el criollo necesita del monopolio político. No es el tema si Cuba vuelve o no al capitalismo: hay que saber si en Cuba existe, como la hubo en la Unión Soviética, una capa en el monopolio político que espera usarlo para beneficiarse de la apertura, luego de haberse beneficiado de la cerrazón y del hecho de ser más papista que el papa -más fidelista que Fidel, más martiana que Martí. !Con el poder, hasta la victoria, siempre! !Pero qué bien han sabido interpretar esta frase!Habría que cuidarse de enemigos como la Hillary y de la retórica oficial -intelectual sobre todo- en La Habana. Sus intereses coinciden y, con éstos a la cabeza, Cuba no resistiría el levantamiento del bloqueo.
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