Mi lista de blogs

jueves, 10 de julio de 2014

UCRANIA: GUERRA DE CLANES, GUERRA DE CLASES

Desde hace varios años, Ucrania es el lugar del conflicto entre dos "clanes" de ricos que aprovecharon la caída de la Unión Soviética para hacer negocios con frecuencia turbios, aunque al mismo tiempo prometieron abundancia al conjunto de la población. La asociación con la Unión Europea mantuvo esa promesa, que no pasa de ser éso: sucede sin embargo que este acuerdo arruinará al Este ucraniano carbonífero, mediante las privatizaciones.
    Los "clanes" son el de Donetsk, de corte "paternalista", algo sovietizante (no es lo mismo lo soviético que lo comunista), al que estaba ligado el depuesto presidente Viktor Yanukovich. Entre otras cosas por los pedidos al complejo militar-industrial ucraniano, el Este ha mantenido vínculos importantes con Rusia. El otro clan es el de Dnepropetrovsk, otra ciudad industrial importante. Este "clan", encabezado por el oligarca Igor Kolomoiski, es el que escoge regularmente aliarse con Estados Unidos (Departamento de Estado incluido) y servirse de grupúsculos ultranacionalistas y de extrema derecha, que hacen los trabajos sucios -para Kolomoiski, judío ucraniano- desde Odessa hasta el Este ucraniano, en el Donbás. El nacionalismo ucraniano "fuerte" no existe más que como asunto intelectual en Kíev, la capital ucraniana, mientras que el occidente no tiene un pasado independiente duradero (fue parte del imperio austro-húngaro). Sin mayor conciencia de nación, los oligarcas se pelean los despojos de Ucrania y Kolomoiski busca vencer al Este, donde hay otro oligarca rival importante, Rinat Akhmetov. El prejuicio contra el Este es también de clase, de "aristócratas" -o que creen serlo- contra una región de trabajadores mineros, vistos como los "sucios", desde la "limpieza" del dinero, el que supuestamente no tiene olor.
     Rusia no ha intervenido en el Este ucraniano, aún a riesgo de dejar solas a su suerte a las milicias de Donetsk y de Lugansk. Lo que es más, el presidente ruso, Vladimir Putin, renunció explícitamente a intervenir. No se trata en prioridad de un asunto "étnico", simplemente porque hablar ruso antes que ucraniano no significa ser parte de ninguna "etnia". La "narrativa" occidental no es más que éso, un cuento que cree aquél al que le conviene creérselo. Las milicias son más bien de clase, opuestas a 23 años de promesas por parte de oligarcas que únicamente se han cumplido estas promesas a sí mismos. La oposición desde el trabajo al saqueo oligárquico está en el Donbás, no en el Maidán de Kíev. Sin embargo, el gobierno ruso ha hecho todo lo posible por no agravar las cosas ni caer en provocaciones, buscando normalizar relaciones con el presidente de Ucrania, Petro Poroshenko, un oligarca de Kíev, bajo presión del grupo de Kolomoiski.
     La población civil ucraniana, la del Este incluida, tiene un nível político deplorable y prefiere huir a Rusia que dar un apoyo decidido a las milicias del Donbás, que han perdido muchas posiciones (da más o menos igual que haya entre ellas alguna gente vinculada al espionaje ruso). Rusia ha recibido a miles de refugiados ucranianos. Esa misma población es blanco del terror de extrema derecha y estadounidense, para neutralizarla, lo que ha dado buenos resultados, al precipitar la actitud del "sálvese quien pueda" en nombre de "la paz" -¿la misma que quieren quienes convierten en blanco de guerra a esa población ?. La alianza entre oligarcas como Kolomoiski, Estados Unidos, grupos de extrema derecha vandálicos (los hijos de 23 años de crisis) y una clase media "neutra" debiera llamar la atención. Incluso en el Donbás, los hay que esperan que los rescate algún oligarca, prefiriendo la "derrama" al esfuerzo. El mundo del trabajo ha vuelto a quedarse solo y no es ningún buen antecedente para Rusia.

ESCOGER ENTRE INCONVENIENTES

 De acuerdo con el periodista Hernán Gómez Bruera, en Traición en Palacio,  Julio Scherer Ibarra aprovechó entre 2019 y 2021 su cargo de con...