Hay guerrillas, como la kurda, que se ufanan de ser ecológicas, feministas y sobre todo libertarias, la palabrita que más le interesa al imperio. Después de haber sido marxistas-leninistas y haber luchado contra Estados Unidos, la dirección en la cual sopla el viento requiere para algunos kurdos de una alianza con Washington, al menos para una ala del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK, por sus siglas en kurdo), alguna vez protegido de Siria, y para las Unidades de Protección Popular (YPG, por sus siglas en kurdo). Las YPG han estado operando en el norte de Siria contra el Estado Islámico, pero con ayuda de Estados Unidos (que mientras tanto facilita la huída de los líderes yihadistas). En febrero de 2016, el presidente estadounidense Barack Obama envió al "zar antiterrorista" Brett McGurk a supervisar la batalla de Ain el-Arab (Kobane), y el enviado de la Casa Blanca acabó condecorado por las YPG. Entretanto, el Kurdistán iraquí, instigado también, declaró su independencia, por lo que algunos kurdos sueñan con un territorio que vaya desde Iraq hasta Siria (por el norte, con salida al Mediterráneo). Eso sí, nada de independencia para los kurdos en Turquía, y quedan los de Irán.
Lo simpático del caso es que el nuevo liderazgo de las YPG profesa el "municipalismo libertario" en Rojava, nombre de la franja de tierra que, a través de Siria, conectaría al Kurdistán iraquí con el Mediterráneo. El principal teórico de este "municipalismo" (partidario del asambleísmo en una democracia directa) ha sido el estadounidense Murray Bookchin, uno de los pioneros del movimiento ecologista, antiguo trotskista e inspirado también del anarquismo ruso de Kropotkin. Así que es tanto el entusiasmo -en el entendido de que el territorio bajo control de las YPG quedaría fuera de Siria- que muchos extranjeros pelean desde hace pocos años al lado de las chicas kurdas en armas: la brigada Bob Crow (ingleses e irlandeses), las estadounidenses Fuerzas Internacionales Revolucionarias de Guerrilla del Pueblo, la brigada francesa Henri Krasucki, los griegos de la Unión Revolucionaria por la Solidaridad Internacional, la Unidad del Partido Marxista-Leninista (españoles), el Partido Comunista Marxista-Leninista de Turquía, y hasta brigadas LGBT. Lo único que molesta un poco a los estadounidenses es la "marca oficial" de las YPG y tal vez quisieran otra, como lo expresó hace poco el general Raymond Thomas, jefe del Comando de Operaciones Especiales, quien, palabras más, palabras menos, preguntó si no sería posible poner la palabra "democrático" en alguna parte por ahí. El PKK está catalogado como organización terrorista en Estados Unidos. No importa: las YPG han recibido una ayuda generosa en armamento por parte de Washington.
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