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lunes, 12 de enero de 2015

FRANCIA BAJO EL DIKTAT

Hace rato que el imperialismo francés pasó a mejor vida y que la élite francesa renunció a casi toda forma de independencia.
     El asunto se remonta a los años '20 del siglo pasado, cuando, en vez de seguir con el castigo contra Alemania, Estados Unidos ayudó a su recuperación, marginando a Francia, que cedió ante los planes Dawes y Young (incluso Henry Ford, el de los automóviles, era un gran admirador de Hitler). El gran patronato francés del carbón, la química y la industria pesada -en buena medida del centro-norte, con su mezquindad a toda prueba- se guió por aquéllo de "si no puedes con el enemigo, ünete a él". El pacto que se fue forjando en los años '20-'30 desembocó en la colaboración con Alemania durante el gobierno de Vichy, en la Segunda Guerra Mundial, e involucró a grandes firmas, varias de ellas existentes hasta hoy. El gran patronato francés estuvo dispuesto a sacrificar la nación al interés del dinero.
    Al ver en 1943 que Alemania perdía la guerra en el frente soviético, el gran patronato francés fue corriendo a lanzarse a los brazos de Estados Unidos, buscando una nueva salvación: los "padres de Europa" como Jean Monnet y Robert Schuman eran los favoritos de Washington (cabe recordar que incluso el británico John Maynard Keynes fue derrotado frente al plan White en Bretton Woods). Desde entonces, salvo en el relativamente breve periodo de De Gaulle, Francia se dedicó a renunciar a sí misma y a servir a Estados Unidos como país vasallo, relajo de por medio durante el periodo Pompidou-Chaban Delmas (1969-1972), años dorados de la seducción ("haz el amor, caiga quien caiga") a la vez del dinero y de la juventud sesentaiochera "hija de papá", la de "los grandes de este mundo". Pocos tipificaron tan bien la abdicación como Francois Mitterand a partir de los años '80, con un pasado oscuro en el régimen de Vichy y cercano a congresos políticos que directa o indirectamente patrocinaba Estados Unidos. A la larga, a fuerza de americanización, Francia ha ido perdiendo identidad cultural propia, los "valores", hasta rayar en el ridículo y el más despiadado egoísmo de intereses sin ningún sentido público que le regatean todo a la república y a la laicidad, y nada al dinero
      Nicolas Sarkozy se lanzó antes que Estados Unidos a bombardear Libia -apoyando a los fanáticos musulmanes- y Francois Hollande ha confirmado personalmente que armó a los rebeldes sirios -fanáticos también- y que Francia estaba lista a ser la primera en atacar a Damasco en agosto de 2013, adelantándose incluso a Washington.
     Cualquiera sea el origen de lo sucedido recientemente con los atentados en Paris, Washington esta otra vez servido:el mandatario estadounidense, Barack Obama,  en plena ofensiva mundial, podrá como mínimo convocar a una "Conferencia de Seguridad Global" para mediados de febrero próximo.

FANÁTICAMENTE MODERADOS

 En varios países de América Latina, la izquierda, que tiende más bien a ubicarse en el centro-izquierda (del que no queda excluida Venezuel...