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jueves, 7 de mayo de 2015

DIA DE LA VICTORIA SOVIETICA: LAS CUENTAS

Occidente no se ha privado de cobrarle a la Unión Soviética hasta el último muerto por la "represión", el terror en los años '30, las hambrunas, los errores en la guerra mundial y lo que caiga. El asunto no parece moral: no queda claro desde dónde hablan potencias -con Estados Unidos a la cabeza- que tienen en su haber bombas atómicas, napalm, fósforo blanco, uranio empobrecido y muchos otros tipos de actividades -dictaduras, torturas, desapariciones, exilios, por mencionar algunas- no muy pacíficas ni respetuosas de las libertades que digamos.
     Entre estos expedientes de cobranza se encuentra la masacre de Katyn (un bosque no muy lejos de la ciudad rusa de Smolensk), donde miles de polacos -unos 14 mil hombres, prisioneros de guerra, entre militares, policías e intelectuales (otras fuentes llegan hasta más de 21 mil)- fueron ejecutados, supuestamente por la policía secreta soviética, en el año 1940. Grover Furr ha revisado las contradicciones del caso -incluidas las probables mentiras bajo el gobierno de Boris Yeltsin, en los años '90 en la Federación Rusa y bajo el manejo de archivos de Dmitri Volkogonov,. El caso es tan oscuro que, por su parte, investigadores rusos pidieron de las autoridades en Moscú que se dejara de insistir sin evidencias contundentes y que el gobierno ruso de Vladimir Putin cesara ciertos gestos teatrales. Cabe señalar que la denuncia de esta masacre en Katyn la hizo el ejército nazi en 1943, ya estratégicamente derrotado, por lo que Furr no descarta (sin negar que soviéticos mataran a polacos) que el caso haya sido "sembrado", más considerando excavaciones como la de Volodimir-Volonskiy. (el sitio Web de Furr explora los datos).
     Menos claro resulta que se haya seguido la pista de una denuncia nazi cuando el comportamiento hitleriano anula toda autoridad moral. Si se habla de Katyn, hay otro "Jatyn": el 22 de marzo de 1943, en la aldea bielorrusa de Khatyn, los ocupantes alemanes encerraron en un cobertizo a los 149 habitantes y los quemaron vivos, un hecho de horror que recogió la película de Elem Klimov, "Ven y mira" (1985).
    No existe en la historia soviética (ni siquiera en el magnificado Holodomor) nada como lo siguiente: durante la ocupación de la actual Belarus (cuyos habitantes no se merecen el trato despectivo gran ruso de bulbashi), los nazis exterminaron aproximadamente a uno de cada cuatro habitantes de esta república, y las cifras de muertos van desde alrededor de dos millones y medio hasta tres millones. Con esto, tan solo en la actual Belarus, los nazis exterminaron cinco veces más personas (el quíntuple) que todos los años de terror bajo Stalin (la población bielorrusa pudo caer de nueve millones doscientos mil a seis millones 300 mil, según algunos cálculos). En Belarus, los nazis crearon 250 campos de concentración y deportaron a trabajos forzados en Alemania a casi 400 mil personas. En una retirada furiosa, incapaces de aceptar la derrota, los nazis en Bielorrusia quemaron 618 aldeas y destruyeron ni más ni menos que cinco mil más, calculadas por lo bajo (el número de poblados destruidos puede llegar hasta nueve mil). Liquidaron casi por completo el parque industrial (85 % destruido) y arrasaron las ciudades como Minsk (capital), Vitebsk y Gomel, que no quedaron reducidas a nada -lo que se llama nada- justo por la resistencia bielorrusa y la Operación Bagratión (209 de 270 ciudades bielorrusas fueron destruidas por los nazis). En su aprecio de ópera por la cultura, los nazis destruyeron en Bielorrusia ocho mil 825 escuelas, cinco mil teatros y diez museos, robándose entre otras cosas 1700 piezas.
      La denuncia sobre la masacre de los polacos -hecha por los nazis y no realmente esclarecida, aunque debiera serlo incluso si definitivamente el hecho fue culpa de Moscú- es el dato fundamental que interesa a los países que se ausentaron este 9 de mayo en Rusia y que revisan en la Historia como quien lo hace con su monedero para asegurarse de que en el atraco -el tipo de acto en el que no suele prestarse mayor atención al asaltado- no se cayó nada de lo obtenido.

TIEMPO DE....¿SEÑORAS?

 A reserva de lo que dé a conocer Ricardo Raphael, muy buen conocedor del caso, Isabel Miranda de Wallace es una mujer de antología que llev...