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martes, 5 de mayo de 2015

DIA DE LA VICTORIA SOVIETICA: A REESCRIBIR LA HISTORIA

Algunos miembros del Club Valdai lo advirtieron desde hace años: poco a poco se ha buscado en Occidente reescribir la Historia de la segunda Guerra Mundial, para borrar la importancia de la victoria soviética y reducirla finalmente a la nada.
     El asunto ya ha calado incluso entre redactores de portales rusos más o menos oficiales -émulos un poco extraños de la cadena estadounidense CNN- que cuentan la última guerra mundial de un modo raro: Russia Today en español, por ejemplo, narra la historia de la defensa de Moscú -con la "picadora de carne" de Rzhev- diciendo que fallecieron en este lugar unos 400 mil "rusos" (¿hay constancia de la nacionalidad de estos centenares de miles de soviéticos, y en qué archivos?). Al referirse a la famosa batalla del arco de Kursk, RT señala que "los rusos conocían el lugar exacto donde debía producirse el ataque" (¿qué rusos?¿el georgiano que gobernaba en el Kremlin?). Lo que hace el resumen de RT con la batalla de Stalingrado, apenas mencionada en una línea y media, es deplorable.
     Cabe recordar que entre 1917 y 1991, Occidente nunca quiso referirse a los soviéticos como tales: los llamaba "rusos", aunque la Rusia soviética no era lo mismo que la Unión Soviética (de la misma manera en que russkiy y rossiyan no es lo mismo). Al referirse a la Unión Soviética, el occidental promedio, negándola, solía poner cara de algo así como: "¿por qué me han hecho ésto a mí?" Así que seguía refiriéndose a todo soviético como "ruso". Es lo que ya empezó a imitar RT.
      Entre Wikipedia y RT sugieren que el pleito alemán con los "subhombres" era racial. Sin embargo, no fue así, porque los eslavos no fueron tratados todos como untermensch. Cabe recordar también lo penoso: Croacia, país eslavo (del sur) colaboró con los nazis, destacando los croatas por su brutalidad, y colaboraron igualmente los bosnio-musulmanes, eslavos también. Eslovaquia, otro país eslavo, también colaboró entre 1939 y 1945. Ucrania, otro país eslavo más, se dividió: hubo ucranianos que colaboraron y otros que no (también los hubo). No faltaron ucranianas que en un papel no muy decoroso fueron a trabajar en masa en Alemania. Primo Levi ha narrado el regreso de vagones enteros de muchachas de Ucrania -sirvientas en Alemania- a su país natal al final de la guerra. Al parecer, el problema era otro, pero hoy no puede ser tratado.
     El resumen de Red Voltaire -en una lamentable maniobra tercermundista- que recoge la creencia del mandatario ruso Vladimir Putin en que la última guerra mundial fue "el acto fundacional de la Rusia moderna" es otro desastre: ahora resulta que 1917 fue una calamidad -lo mismo pensaban los ubermensch, por cierto- , pero 1991 también, según el huésped del Kremlin. Moscú podrá hacer todo el despliegue que quiera y seguramente sea necesaria la unidad frente a lo que es objetivamente un intento occidental de cerco. Lo de barrer poco más de 70 años de Historia por debajo de la alfombra, en cambio, no es lo más elegante que Putin ha recogido del cineasta Nikita Mikhalkov, hoy convertido en fanático del zar Alejandro III y en el pasado niño mimado de los regímenes del llamado "estancamiento"(!). Los ex soviéticos no saben qué hacer con su propio pasado. Los occidentales sí saben en donde quieren depositar esos setenta y pico de años.
   
   

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