El FBI (Federal Bureau of Investigation) estadounidense fue avisado por autoridades rusas, desde 2011, de las actividades extremistas de Tamerlán Tsarnáev, uno de los (presuntos) autores de los atentados del 15 de abril en el maratón de Boston. Nadie hizo caso de nada, tal vez porque al terrorismo checheno -en particular a Shamil Basaiev, uno de sus líderes- lo ayudó durante un buen tiempo la Central de Inteligencia Americana (CIA), en complicidad con los servicios secretos paquistaníes.
Indignados, como debe de ser, los estadounidenses no tardaron en proponer represalias. En las redes sociales surgieron mensajes como éste: " "la República Checa tiene buena cerveza, lindas mujeres y unos hombres que matan a deportistas". Otro tipo asustado mandó cualquier cantidad de mensajes de texto pidiendo a los estadounidenses no viajar a la República Checa. Uno más soltó en twitter: "!Que la República Checa vaya al diablo! Creo que ahora la bombardearemos".
El resultado de esta historia que según Herman Sadullayev, de Odnako, está como para Tarantino, es que el embajador checo en Estados Unidos, Petr Gandalovic (con una sola "l"), tuvo que explicar que la República Checa está en Europa Central y que Chechenia, otra cosa, es parte de la Federación Rusa. Gandalovic (con una sola "l") pidió que no se hable de bombardear a su país. Sadullayev ha escrito: "en la República Checa son muy afortunados de que en Estados Unidos el presidente no sea George W. Bush".
Dejemos de lado la (no descartable) pista de un nuevo autogol, ahora en Boston. Hace poco, el secretario estadounidense de Estado, John Kerry, mencionó un nuevo país, "Kirzajstán". ¿Porqué no? Bienvenidos a Kirzajstán, amiguitos. Cuando fue increpado, Kerry reivindicó el derecho a la estupidez y agregó que, después de todo, en Estados Unidos hay libertad de expresión. Los camaradas Tsarnaeivich Brothers pueden arguir lo mismo: como hay libertad de expresión -estos chechenos se habían refugiado en Estados Unidos desde hace rato-, pues pusimos la bomba, ¿y qué?.
Como sugiere Sadullayev, la cosa es no salirse del cuento de hadas, ni de CNN, ni del soy-el-ombligo-del-mundo. No falta el que escriba sobre lo grandioso de la aldea global: piensa qué bonito es lo global (ay qué bonito es globaaaal, a las seis de la mañaaaana...), pero se le olvida lo peligroso de ser tan, tan aldeano. Si para seguir en el cuento de hadas hay que bombardear Eslovaquia, adelante. Los propios eslovenos nos lo agradecerán.
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martes, 23 de abril de 2013
FANÁTICAMENTE MODERADOS
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