Gracias al trabajo del historiador Antonio Fernández Ortiz, quien hace algún tiempo entrevistó al sobrino politico de Stalin (Vladimir F. Alliluyev), hoy es posible saber mas de éste, de su vida privada y de las circunstancias de su muerte -en las cuales Beria no es lo peor- y las posteriores. La versión occidental sobre el suicidio de Nadezhda Alliluyeva, la segunda esposa de Stalin, esta bastante adulterada.
Tal vez los mas interesados en adulterar la biografía de Stalin hayan sido algunos soviéticos, metidos a la mitomania, quizá por haber vencido al nazismo. Al comenzar la Gran Guerra Patria, los hijos de Stalin fueron al frente. Es sabido que uno de ellos, Yakov, cayó prisionero. Los alemanes intentaron chantajear a Stalin, pero este no cedió. Yakov aguantó la presión, se negó a colaborar, y finalmente fue ejecutado por los nazis. En ningún momento Stalin se puso por encima de las leyes soviéticas, con algún supuesto derecho de excepción o con algún privilegio. Otro hijo de Stalin también fue al frente y su historia ha sido igualmente tergiversada.
La historia de Nikita Jrushev, el gran desestalinizador, es distinta. Leonid, hijo de Jrushev, también cayó prisionero. Sin embargo, a diferencia del hijo de Stalin, el de Jrushev decidio colaborar con los nazis. Los soviéticos recapturaron a Leonid. Ya en la Unión Soviética, fue juzgado por haber colaborado y terminó sentenciado a muerte. Murió en 1943.
Nikita Jrushev le rogó a Stalin que hiciera una excepción con Leonid. Stalin se negó, argumentando que la ley soviética era la misma para todos (y en la cabeza de Stalin, asi era: Yakov no estuvo por encima de otros). El hijo de Jrushev fue ejecutado por haber colaborado con los alemanes. No es algo muy halagador para quien en el XXavo Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética de 1956 quiso destapar horrores reales y supuestos del estalinismo. Los hijos del XXavo Congreso bien pudieron haber partido de mitos -buenos y malos- para terminar instalados en una forma de mentira. Alliluyev considera que aquí se encuentra el origen de lo ocurrido finalmente con la perestroika.
El texto de Antonio Fernandez Ortiz, intitulado ^Ve y lucha^, aporta datos interesantes y sugiere que los privilegios empezaron con Jrushev, no antes, lo que está probado y echa por tierra las tesis de extrema izquierda y de derecha sobre el sovietismo. Tal pareciera que con Jrushev comenzó un asunto que ya no es de ve y lucha, sino de ^ve y agarra lo que puedas^: en el Estado, así sea a costa del prójimo, y de los occidentales -del que se deje.
Occidente puede seguir contando lo que quiera sobre Stalin: no importan los hechos, sino mitos para la devaluación de la autoridad soviética y para hacer creer que los occidentales, así estén mintiendo, fabulando o vendiendo ilusiones, son gente de mucho mundo y muy buen ver, por lo que vale la pena imitarlos o timarlos y tenerlos agarrados del bolsillo, que es a lo que se dedica mas de uno en Europa del Este y la ex Unión Soviética.
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