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lunes, 16 de junio de 2014

UCRANIA EN DECADENCIA

Ucrania no era un país pobre, a diferencia de lo que es hoy que tiene los salarios más bajos de Europa.
    Junto con tierras muy fértiles, Ucrania tenía una industria que la convertía en la décima economía del mundo. Era una industria que en su momento estaba constituida de alta tecnología, intensiva en ciencia: incluía construcción de maquinaria, de máquinas-herramienta e instrumentos, radioelectrónica, producción de turbinas, aviación y producción de automóviles. Ahora, a lo que se arriesga Ucrania es a convertirse en país atrasado productor de materias primas (incluyendo gas de esquisto), destinadas a la exportación, y productos agrícolas (en manos de transnacionales), mientras los oligarcas locales se dedican a sacar del país el dinero obtenido del saqueo del Estado soviético y sus empresas. Gran parte de la oligarquía ucraniana no está interesada en reinvertir lo saqueado en Ucrania.
     Quienes se apoderaron del gobierno, según el análisis que hace Viktor Shapinov en el portal de Rebelión, son los multimillonarios que invierten fuera de Ucrania, una clase media desorientada, pero que aún cree que es posible hacer algún negocio, y el lumpen, que se inventa cualquier cosa: el 30 de noviembre murió -desde luego, brutalmente víctima de represión- una estudiante que estuvo de fiesta varios días con sus amigos "euroMaidán", no se puso en contacto con sus padres y fue convertida en mártir poco antes de reaparecer en la resaca (en fin: no andaba muerta: andaba de parranda). Como lo muestra Shapinov, ni siquiera hubo adhesión masiva a las protestas que encabezaron organizaciones no gubernamentales y vándalos de ultraderecha (de las organizaciones Svoboda y Pravy Sektor). La plaza Maidán se llenó con activistas que eran en un 50 % kievitas y en 50 % venidos de las regiones (de éstos, 52 % del oeste de Ucrania y 31 % de Ucrania central, por lo que el sur y el Este nunca estuvieron representados). Fue un golpe de Estado de un sector de la sociedad ucraniana contra otro; además, según Shapinov, los empresarios estuvieron sobrerepresentados en Maidán (17 %, contra 16 % de ruso hablantes, aunque en Ucrania son la mitad de la población). No sirve de mucho gritar "ahí viene el fascismo" para referirse a los desclasados de Pravy Sektor que en los crímenes de Odessa y demás están dirigidos por otros, desde multimillonarios hasta estadounidenses. El gobierno ucraniano no puede confiar en que una parte de sus tropas no deserte, como ha ocurrido en algunos lugares del Este: en todo caso, se pintó como "invasión rusa" un atraco de oligarcas -de Ucrania y de Occidente- que hasta ahora han demostrado sobre todo una habilidad especial para atacar a civiles (como en Slaviansk, Donetsk y Lugansk, en el Este ucraniano) y poner a Ucrania al borde de la octava guerra instigada por Estados Unidos desde que se acabó la "amenaza".
     Rusia no ha intervenido en el Este ucraniano, pese a que la mayoría de la población de la reigón quiere su autonomía, en un Estado llamado "Novorossia". Es prueba del apego de Rusia al derecho internacional, aunque Moscú también ha condenado los ataques de Kíev contra su propia población. Al mismo tiempo, tampoco parece haber interés en las autodefensas del Este que pelean en una región minera e industrial y que, por lo tanto, no están especulando para ver "qué oligarca nos conviene". Moscú está así en una contradicción entre el sovietismo (la paz, el derecho) y el "liberalismo" (las soluciones negociadas con oligarcas). Como sea, la alianza -que va más allá de Ucrania- entre ricos, clasemedieros ilusionados y convenencieros y grupos de desclasados debería llamar la atención de quienes ven fascistas por doquier (sean Bush Jr u opositores a los derechos LGBT).

FANÁTICAMENTE MODERADOS

 En varios países de América Latina, la izquierda, que tiende más bien a ubicarse en el centro-izquierda (del que no queda excluida Venezuel...