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miércoles, 20 de agosto de 2014

IZQUIERDA (III): CUANDO AL PASAR YO TE VI...

Son intelectuales orgánicos, sí, pero sin relación ninguna con Gramsci. Son orgánicos porque, para decirlo de otro modo, son intelectuales "de la granja", de ésos que se alimentaron desde pequeños con el odio a todos los fachos y el amor a todas las derrotas, si republicanas, mejor.
      Fueron engendrados al natural, sin hormonas (sic). Nacieron sin conservadores ni aditivos. Bebieron leche materna "light" (sin saborizantes artificiales), tuvieron un padre bajo en sodio (no tan salado) y llevan décadas esperando la utopía. Lo suyo es verde, llámese ecobici, carrujo o poema de García Lorca ("verde viento, verdes ramas", algo que luego de algunas fumadas se convierte en "el barco sobre la mar, y el caballo en las montañas"). Odian a los intelectuales, porque "los intelectuales no saben vivir", y piensan que son la "clase creativa". De hecho, creen ser los reyes de la creación con minúscula y con la otra, la que va con "C" mayúscula.
     Aprendieron de papi y de mami que la revolución, cuando pierde su mayúscula, de todos modos puede consumirse, así que ellos ya son el Hombre Nuevo -con abundancia incluida. Lo que mejor aprendieron en los años '80 es que de la revolución puede sacarse una renta, así que ellos, la revolución, la disfrutan: es más, la gozan.
     Estos seres de antropología viven de cazar y recolectar: becas culturales, fondos de investigación, viajes de movilidad estudiantil y de pareja y, ya entrados en años, plazas en el mundo cultural y universitario donde todo sigue como cuando Ellos nacieron:al natural. Las mujeres, al natural; los indios, como salidos de la tierra (donde tienen sus raíces), al natural también; el medio ambiente, naturalissimo; los niños, inocentes; los animales, como Dios los trajo al mundo (y en la cola para el Arca).
     Sonaron las trompetas, y Dios creó al mundo, para repartir becas, fondos, viajes, cargos, exposiciones, programas radiofónicos y televisivos, abolengos familiares, nenas, hombrecitos tipo trofeo-proveedor-funcionario de Solidaridad, estancias en universidades estadounidenses, congresos maratónicos, oficinas en organismos internacionales, saqueo al erario (tradición añeja que perdura...), liderazgos en la sociedad civil, observatorios de la clase creativa, casitas y casonas, parentela hasta en Madrí y mil otras actividades folklóricas que hacen de la izquierda juvenil una especie única, un patrimonio de la Humanidad y un pueblo mágico lleno de sorpresas, como las de la generación que claudicó de todo -hasta de lo que nunca había empezado- en los años '80. Abdicar es lo más ecológico que pueda hacer un Rey. Que no manche.

FANÁTICAMENTE MODERADOS

 En varios países de América Latina, la izquierda, que tiende más bien a ubicarse en el centro-izquierda (del que no queda excluida Venezuel...