Lo que empieza como una homologación entre dos totalitarismos suele terminar en cosa de horrorizarse con uno y ver al otro con un dejo de ternura. Después de todo, uno de ellos estuvo contra nosotros, mientras que el otro nos ofreció más de una vez sus servicios.
Así que los neonazis Svoboda y sobre todo Pravy Sektor no tienen problema para pasearse a sus anchas por Ucrania y en participar en los combates en el Este ucraniano. Tienen la misma suerte que los grupos neonazis en los países del Báltico y en Croacia y Bosnia-Herzegovina, o incluso en Kosovo (se puede ser neonazi y fanático islámico, por cierto).
En cambio, desde finales de julio pasado, Oleksandr Turchinov, en ese entonces presidente interino de Ucrania, declaró la disolución y eliminación de la bancada comunista (Partido Comunista) en el Parlamento(Rada) de Ucrania. Desde entonces, las autoridades de Kíev, capital ucraniana, han estado buscando algún pretexto que sirva para ilegalizar a los comunistas locales. A estos no les está permitido hablar. En cambio, el periodista ucraniano Bogdan Butkevic puede declarar públicamente en una cadena de televisión: "El Donbás no es nada más una región desfavorecida. Hay una cantidad feroz de gente inútil. En la región de Donetsk hay cerca de 4 millones de habitantes. Y no menos de 1,5 millones de personas de más (...) Hay que arreglarlo rápidamente. Hay gente a la que simplemente hay que matar".
Una de las cosas más absurdas de la persecusión anticomunista es que está dirigida contra un partido desorientado, sin mayor propuesta que la defensa de un sovietismo caduco (el Estado de Bienestar y las garantías sociales). El de los comunistas ucranianos es un partido conservador, de bastantes burócratas en busca de burocracia. No importa: no debe haber ninguna voz de protesta ante las medidas sociales que se avecinan en Ucrania y que traerán penurias a los desfavorecidos de siempre.
La tesis del estadounidense Michael Parenti está probada: se tolera el fascismo cuando sirve a grandes intereses económicos, mientras que al comunismo no se le perdona haberse opuesto a los mismos. Así que los gemelos nunca fueron tales. La palabra "totalitarismo" disimula mal la diferencia, mientras que la realidad actual del Este europeo la ha hecho patente, aunque los fachitos responden a otros intereses de mayor envergadura, para los que fueron contratados al final de la Segunda Guerra Mundial. Son los intereses del gran negocio estadounidense.
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