No queda en absoluto claro en qué el actual acercamiento entre Estados Unidos y Cuba es una victoria para la isla.
Lo propio de Estados Unidos -y de sus presidentes- es hacer negocios y la apertura permitirá un mayor tráfico de remesas entre Estados Unidos y Cuba (un monto permitido de envíos que subirá de 500 a dos mil dólares cada tres meses), la apertura de sucursales de bancos estadounidenses en Cuba (donde ya serán válidas las tarjetas de EU), la inversión de compañías estadounidenses de telecomunicaciones en la isla y el comercio para compañías privadas estadounidenses que trabajen en la agricultura y con materiales de construcción. Nadie ha mencionado algún beneficio recíproco (para Cuba en Estados Unidos). Por lo demás, queda claro que algunas de estas medidas, de aplicarse (y que incluyen mayores tráficos con viajeros estadounidenses) beneficiarán a una capa de la población cubana que hace un buen tiempo que tiene contactos afuera, desde los que tienen una familia en Estados Unidos hasta los que se benefician de puestos burocrático-políticos para "amigos con beneficios" dentro de la Revolución (privilegios especiales). A este ritmo, no está excluida una "Cuba de dos velocidades" si Raúl Castro y los suyos no consiguen una administración eficiente y perpicaz de los recursos.
Según el estudioso Carmelo Mesa-Lago, esta sociedad de dos velocidades prácticamente ya existe, empezando por el hecho de que "la idea de que robar al Estado no es malo se ha entronizado". Según Mesa-Lago, la desigualdad en Cuba ha crecido, perjudicando en especial a los negros y los ancianos (!pensiones de 10 dólares al mes!), mientras que hay paladares (restaurantes) que ganan entre 40 mil y 60 mil dólares anuales (el salario bajo es de 120 dólares anuales). En el aparato estatal hay cerca de dos millones de empleados que no hacen falta. Los salarios reales hoy en Cuba son, según Mesa-Lago, 72 % inferiores a los de 1989.
Cuba sigue siendo ante todo un país productor de materias primas, pese al desplome de la producción azucarera, y la industria manufacturera produce hoy menos de la mitad que en 1989 (Mesa-Lago).
En La Habana puede que exista hasta un 20 % de pobreza y Silvio Rodríguez afirmó que en Cuba hay "gente jodida" ("la gente está jodida, muy jodida, mucho más jodida de lo que pensaba"), lo que lo llevó, con fidelidad, a su Gira de Barrios.
¿Puede el acercamiento precipitar la desigualdad y corromper más? Sí, en la medida en que socialismo no es hacer negocios, aunque tampoco es el derecho a vivir por décadas en la ineficiencia y las loas en los sitios Web de corifeos.
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