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jueves, 18 de diciembre de 2014

XXavo CONGRESO: LAS MENTIRAS DE JRUSCHEV (y 4)

A Stalin se le adjudicaron políticas de "exterminio" de lo que hoy se llamarían "etnias". Esta acusación viene en parte del Informe Secreto de Nikita Jruschev en 1956, según el cual Stalin realizó "deportaciones masivas de pueblos enteros", lo que es cierto, pero con lo que sigue: "(...) estas medidas de depórtación no estaban justificadas por ninguna consideración militar", dijo Jruschev en ese texto hoy perfectamente disponible. A partir de ahí, se decidió que la Unión Soviética era algo así como la "cárcel de los pueblos". Sin embargo, los casos de deportaciones masivas son menores (alemanes del Volga, tártaros de Crimea, chechenos e ingushes)..
      Según los datos de Grover Furr, en 1943 se pueden estimar en 40 mil a 50 mil hombres quienes estaban aptos para el servicio militar en Chechenia-Ingushetia. En 1942, cuando el ejército alemán había logrado llegar bastante adentro de la Unión Soviética europea, 14 mil 576 hombres fueron llamados al Ejército Rojo a filas en la República Soviética Socialista Autónoma de Chechenia-Ingushetia. Y vaya: de los llamados a filas de manera legal, 13 mil 560 desertaron (!el 93%!) para esconderse, dedicarse al bandidaje o a la rebelión abierta. Hubo una colaboración masiva con los alemanes. ¿Que se debió a los agravios "ancestrales"? Tal vez, pero no se habían expresado previamente en el sovietismo y los chechenos e ingushes habían aceptado su autonomía.
    ¿Que decidieron las autoridades soviéticas? Deportar en 180 trenes a cerca de 500 mil chechenos e ingushes lejos del campo de batalla. El Ejército Rojo, ya cuando avanzaba hacia el Oeste, no dejaba de temer que los alemanes volvieran a la ofensiva y encontraran de nuevo apoyos entre los chechenos e ingushes. No fueron exterminados ni ejecutados en masa: en el trayecto de deportación murieron mil 272 durante un invierno terrible y 50 fueron fusilados. En términos generales, según los cálculos de Bugai y Gomov, las pérdidas entre todos los deportados fueron del 0,25 % del total de personas deportadas, una cifra bajísima. Jruschev, desde luego, mintió al decir que hubo algo así como "deportaciones a lo loco" pero además, textualmente, sin "consideraciones militares". En pocas palabras: no hubo ningún genocidio (como no lo hubo en una Ucrania hoy repleta de ucranianos) y, por lo demás, en deportación, los grupos temporalmente deportados crecieron demográficamente (lo que explica la presencia abrumadora de chechenos en Chechenia y de tártaros en Crimea, por ejemplo).
     Como los descritos, casos de falsificaciones hay más (del caso del asesinato de Kirov hasta rehabilitaciones de gente probadamente culpable) en el famoso Informe de Jruschev que prácticamente liquidó el movimiento comunista internacional, instaló a la historia oficial soviética en la mitomanía y se llevó consigo a la historiografía occidental. No está de más recordar que fue con el mismo Jruschev que La Habana mintió -lo hace hasta hoy- sobre el contenido de las negociaciones con los soviéticos durante la crisis de los misiles de 1962 (contenidos revelados por Mikoyan y Svetlana Savranskaya) y que despuntó un Ernesto Guevara que mintió sobre el contenido real de sus conversaciones con Mario Monje, mentiras que avaló otro gran actor de aquellos años, Fidel Castro. Si fue deshielo, de toda esta licuefacción no salió exactamente agua.

FANÁTICAMENTE MODERADOS

 En varios países de América Latina, la izquierda, que tiende más bien a ubicarse en el centro-izquierda (del que no queda excluida Venezuel...