Nada mejor que el hecho de que los problemas e incluso los vicios -abiertamente- se vuelvan crónicos para lucrar con ellos, al grado de que las "terceras personas" (funcionarios, profesiones liberales, etcétera...) puedan confundir su salario, un rédito derivado, con una ganancia. A principios del siglo XVIII, era lo que había demostrado el holandés Bernard de Mandeville: "los vicios privados hacen las virtudes públicas", afirmó en La fábula de las abejas este autor sobre el que ha trabajado hoy el filósofo francés Dany-Robert Dufour (La pléonexie/La pleonexia). Para Mandeville, lo rentable era que la gente se comportara del modo más egoísta posible, y sin escrúpulos.
Si alguien cae enfermo, no conviene que se cure. Hará vivir al médico y si el enfermo es hospitalizado, a otros médicos (trabajan entre varios), a pasantes de medicina, a varios turnos de enfermeras, a los laboratorios farmacéuticos y de imagenología, y más aún, a quienes lucren con las visitas familiares: el restaurante del hospital, la tienda de regalos, etcétera, al grado de que hoy más de un hospital tiene, además de restaurante, pues cafetería, hotel !y hasta cantina! Tampoco conviene acabar con la delincuencia: hace vivir a distintas policías, al personal de las cárceles, a jueces y secretarias de acuerdos y desde luego que a muchos abogados. ¿Más enfermos o más delincuentes? Más empleos, más salarios ("réditos"), más posibilidades de hacer su agosto con la desgracia ajena...Lo que Mandeville explicaba es que la pereza de los nobles hacía vivir a quienes los servían. ¿Qué ocurriría si desapareciera la prostitución? Se perderían fuentes de empleo, por lo que es mejor dignificar a las "sexoservidoras". ¿Y si se acabara la drogadicción? Perderían empleo hasta campesinos cultivadores de hoja de coca o de goma de opio, no nada más los laboratorios químicos y los traficantes o el dealer de la esquina. Así, en el caos, ha enfermado de pleonexia ("querer siempre más", "querer más que su parte") el capitalismo de nuevos ricos, los mismos de los Clinton, Bush y Obama, para quienes incluso las guerras -¿qué tal una gran guerra con Rusia?- son otra oportunidad de negocio.
Mandeville concluía de manera sencilla y lógica: si la gente se volviera honesta, se acabaría el panal y las abejas se irían. Si los enfermos y los drogadictos se curaran, por ejemplo, el "panal del negocio" caería en crisis y hasta en la ruina. Así, lucrando con males sin resolverlos, ha estado viviendo el "imperio del caos" (Samir Amin) en las últimas tres décadas, al grado de detestar a quien quiera poner un mínimo de orden.
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