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sábado, 10 de diciembre de 2016

CLASES MEDIAS: LA FACILIDAD DE LAS MALAS ARTES

Henryk Grossmann, economista germano-polaco, se ocupó en 1929 de las "clases medias", una forma de expresarse que en realidad poco tiene que ver con el marxismo.
     Para Grossmann (La ley de la acumulación y del derrumbe del sistema capitalista), estas "clases medias" estaban ligadas ante todo a la ampliación del comercio, con ocupaciones que servían para realizar y reproducir el capital, pero, agregaba, "sin incrementar directamente el plusvalor". La función de estas mismas "clases" era ambivalente: de ayuda para esa realización, actuaban al mismo tiempo de manera negativa sobre la tasa de ganancia en otro aspecto, al aumentar el capital adelantado (para realización y reproducción).
     Lo mismo ocurre con las llamadas "terceras personas" (funcionarios, profesiones liberales, etcétera), que viven de "réditos derivados" de ganancia o renta. Marx estableció que no hay identidad entre productores y consumidores y predijo un crecimiento mayor de los segundos que de los primeros. El consumo ayuda a la realización, al igual que el comercio, pero destruye la mercancía y disminuye "la fuente disponible para la acumulación", según Grossmann. Para este autor, las "terceras personas" "son consumidoras sin ser al mismo tiempo productoras", de la misma manera en que el comercio suele ayudar a realizar mercancías sin incrementar el plusvalor. Grossmann señalaba que las "terceras personas" son prestadoras de servicios.
      ¿Para que sirven estos segmentos de las "clases medias", desde el comercio hasta los "prestadores de servicios"? De manera contradictoria, para frenar la caída de la tasa de ganancia (manteniendo la circulación y realización de mercancías y su consumo), pero también para disminuir el fondo de acumulación por causa de desembolsos improductivos, El capitalismo se sirve de las "clases medias" y las "terceras personas", no al revés.
      El problema mayor es que estas "clases medias" y "terceras personas", al no incrementar el plusvalor y al consumir sin producir (por más que efectivamente estén "empleadas"), son idóneas para tener ocupaciones y jobs que no son verdaderos trabajos, por lo que rara vez hay creatividad en las tareas que llevan a cabo. Estados Unidos ha multiplicado este tipo de ocupaciones para contrarrestar la caída de la tasa de ganancia al precio de crear una capa de población sin los saberes, ni la creatividad ni la calidad de un verdadero trabajo: sin oficio, en suma. Estas capas de la población (que no son medibles por el ingreso) se llevan una parte del pastel sin aportar a su creación: difícilmente están exentas de "malas artes" para tener lo más posible -incluso a costa del capital y del asalariado- sin aportar mayor cosa a la creación de una verdadera riqueza social.

¿EL MAL MAYOR, UN MAL MENOR?

 Ningún comportamiento humano está exento de errores, aunque el clientelismo frecuente en América Latina presenta dos problemas: el temor a ...