Es fácil ver cómo la clase dominante ostenta hoy, por ejemplo en los medios de comunicación masiva, no la iniciativa, el riesgo, la innovación o el ahorro, sino el ocio y el consumo suntuario (de lujo). El economista estadounidense Thorstein Veblen había advertido contra esta tendencia en Teoría de la clase ociosa (1899), desde finales del siglo XIX.
No es un ocio cualquiera y es, en cambio, una forma de ver la vida que se ha transmitido a los sectores medios, sobre todo ante la desvalorización de las profesiones, y en parte a los sectores populares, afectados por la marginalidad y la devaluación del sentido del trabajo. La clase ociosa busca adquirir para consumir y "mostrar que consume". Veblen decía que eran cuatro las cosas que más le interesaba comprar a esta clase: poder, prestigio, honor y éxito. En estas circunstancias, la gente de dinero, las "terceras personas" (funcionarios, profesiones liberales, empleados de algunos servicios, etcétera...) y los marginales buscan, además de poder en las relaciones personales, un estatus por el cual están dispuestos todos a competir a muerte, y contra el prójimo, en la insolidaridad total. Son muchos los que significan todo el tiempo y contra los demás el usufructo del estatus.
Según Veblen, la clase ociosa incursionaba en particular en cuatro actividades para ostentar: el gobierno, la religión, los deportes y la guerra. Marcas de estatus, estas actividades se ven hoy como "entretenimiento", la guerra incluida, sobre todo si es a los demás. Ser belicoso contra tal o cual país también puede ser marca de estatus. Los deportistas y/o los dueños de clubes deportivos incursionan en política, al igual que los hombres de negocios, y los políticos con frecuencia aspiran a enriquecerse descomunalmente por estatus y por ocio. Tal vez, más exactamente que la religión, cuenta sobremanera hoy una psicología de la auto-ayuda que no excluye formas degradadas del budismo o el animismo, por ejemplo, aunque Estados Unidos también ha tenido recientemente un presidente "cristiano renacido" (born again christian), George W. Bush. Desde hace algunas décadas se toma la guerra por deporte !y el deporte como guerra! Los admiradores de la clase ociosa, nuevos ricos incluidos, incluso peor que otros, imitan a una clase encumbrada cuyo valor principal no es el trabajo, entre otras cosas por el predominio de las finanzas. Uno sale de "cortar el cupón" a jugar golf.
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