El gobierno francés de Emmanuel Macron tiene una extraña representatividad, lo que dice mucho de las democracias actuales, llamadas con frecuencia "representativas" (y, erróneamente, liberales, porque el liberalismo tocó a su fin con la crisis de finales del siglo XIX). Etimológicamente, la democracia es el "gobierno del pueblo" (el "demos"), aunque de este no se sabe bien a bien en dónde quedó. A lo sumo, la democracia es ahora el gobierno "de la mayoría", pero...ni siquiera esto es seguro.
En efecto, en la segunda vuelta de las elecciones francesas, los electores se equivocaron de sentido del voto, y, como lo ha dicho la periodista francesa Natacha Polony, confundieron una elección presidencial con un referéndum sobre el Frente Nacional (FN), de derecha, algo que aparentemente nadie les estaba preguntando. Pareciera en efecto que les hubieran preguntado a los electores: ¿quieren ustedes al FN "fascista" en la presidencia? Muy "heroicamente", los bobos de "la mayoría" se cargaron a favor de La República en Marcha (LRM), de Macron. En la primera vuelta, Macron obtuvo apenas el 16 % de votos de los inscritos en el padrón electoral (del total del padrón): 32 % de los votos emitidos, porque hubo un 50 % de abstenciones. En la segunda vuelta, Macron obtuvo 66 % de los votos, pero con un tercio de votos nulos, en blanco o de abstenciones. Las elecciones legislativas dicen aún más: en la segunda vuelta votaron apenas 43 % de los inscritos (récord histórico de abstenciones: 57 %), y los ganadores obtuvieron alrededor del 55 % de los votos, por lo que, de acuerdo con la resultante presentada por Alejandro Teitelbaum en el portal de Alainet, representan...el 25 % del padrón electoral. En el mejor de los casos, LRM representa a un tercio del electorado, pero tiene 60 % de los diputados.
Hace rato que categorías enteras de la población francesa no están representadas en ninguna parte. Los obreros representan el 20,5 % de la población activa francesa, pero en la Asamblea no hay ni un solo representante obrero. Obreros y empleados suman 50 % de la población activa, pero cerca del 80 % de los diputados franceses que entraron al Parlamento entre 2007 y 2012 provenían, siempre según Teitelbaum, de las llamadas "categorías superiores" (industriales, jefes de empresas, cuadros superiores, profesiones liberales...), que no pasan de entre el 13 % y el 14 % de la población. Hoy, ni el partido comunista tiene a obreros entre sus cuadros dirigentes (en la primera Asamblea Nacional francesa de posguerra, los obreros y empleados representaban 18,8 % de los diputados y los comunistas tenían 150 parlamentarios sobre 522).
¿Mayoría de qué? De los votantes, no tanto. Y representativa de las categorías socio-económicas de la población, menos. A lo que se parece mucho Francia es a una plutocracia -un gobierno de y para una minoría de ricos (es de lo que se trata en un país como Estados Unidos, cualquiera que sea el ganador).
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