El sistema actual no deja de tener parecidos, en su neolengua, con el de la novela de ficción 1984, de George Orwell, que al mismo tiempo parece haber conocido mal el sistema soviético (fue publicada en 1949).
En todo caso, "la especial misión de ciertas palabras de neolengua, de las que viejopensar era una, se lee en el texto de Orwell, no consistía en expresar un significado tanto como en destrozarlo. Tales palabras, escasas en número, sin duda, extendieron su significación hasta el extremo de subsumir una serie de vocablos que al resultar englobadas en un único término, podían ser relegadas y olvidadas". Así ha sucedido -incluso y de manera muy honda- en la izquierda, que no alcanza a imaginar y expresar claramente un mundo realmente distinto al actual: comunismo (que nunca ha existido ni pretendido existir) y socialismo están englobados en el "totalitarismo", el cual, desde luego, tiene de inmediato una connotación negativa y se asocia con el terror, por lo que no hay ninguna discusión posible de nada. Cualquier intento por ver de otra manera el socialismo (o pensar el comunismo) es viejopensar, como lo recuerdan los comentócratas que ante cualquier alternativa (ahora le ha tocado a un supuesto "populismo") sacan a relucir que es "cosa del pasado", "fracasada", "caduca", "desmentida por la Historia" (en el mejor estilo del hablar soviético), etcétera. No queda más que repetir "totalitarismo" y contagiar el terror (¿con telepantallas?) entre los "proles", si en algo les importa.
El "doblepensar" es todavía más fino, puesto que es la denegación del perverso narcisista de hoy. "Enunciar mentiras al mismo tiempo que se cree sinceramente en ellas, olvidar cualquier hecho que no sea conveniente recordar, y cuando sea necesario hacerlo, volverlo del olvido solo por el tiempo que convenga, negar la existencia de la realidad sin dejar de saber que existe la realidad negada...todo esto es indispensable, se lee en 1984. Aun para hacer uso de la palabra doblepensar es necesario emplear el doblepensar pues así se admite estar trampeando con la realidad". No se trata de cinismo, amoralidad, mentira, etcétera, o de errores de lógica y de juicio (de realidad, de valor), porque todas estas palabras ya no están en el diccionario de la neolengua, sino de "postverdad", desde que la imposibilidad de zafarse del doblepensar obliga a emplear "neos" y "posts" en todo, y al uso de l@ políticamente correct@. "No estoy mintiendo, estoy en la postverdad" es algo muy orwelliano. Y como diría Orwell, "tal proceso debe ser consciente, pues, de no serlo no se realizaría con adecuada precisión, debiendo ser al mismo tiempo inconsciente para evitar la posterior sensación de falsedad y culpabilidad". Se hace con intención y se niega la intención con un rotundo reconocimiento de que "fue sin querer queriendo". Se nota en las noticias esta observación de 1984: "si se ha de gobernar con el objeto de hacerlo para siempre, es condición necesaria atacar el sentido de realidad haciéndole perder el sentido". ¿Qué cambia en relación con el sovietismo? Que lo que se criticaba como "ortodoxo" o "dogmático" se celebra en neolengua como bienpensante. La "patolengua" (!cua cua!), ella, ahí está: para muchos comentócratas, se emiten palabras desde la laringe sin que parezcan participar los centros del cerebro. Queda en verdad por saber si a los "proles" les interesa.
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viernes, 6 de abril de 2018
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