Una Comisión de la Verdad, Justicia y Paz ha logrado establecer hechos interesantes sobre la violencia que sufrió hasta hace poco Nicaragua.
Cabe señalar que, contra lo que se sugirió en la prensa occidental, la mayoría de víctimas no fue de estudiantes. Estos son muy pocos: 7 de secundaria y 8 universitarios. Es de señalar que las protestas se enardecieron por la muerte de un estudiante de la Universidad Centroamericana (UCA) que nunca existió. Fallecieron 60 obreros, 57 trabajadores por cuenta propia y 40 desempleados, entre otros (253 fallecidos). Gran parte de este "público" es obviamente lumpen. Murieron más sandinistas (48) que "autoconvocados" (31). Tal pareciera que el lumpen decidió atacar al mundo trabajador y de filiación sandinista.
Gran parte de las muertes ocurrieron en los tranques (obstáculos y barricadas en vialidades)y en tres ciudades, Masaya, Matagalpa y Managua (capital nicaraguense), en particular la primera. Hubo daños a las infraestructuras públicas por 28 millones de dólares.
El uso de las redes sociales fue clave en la intentona de "golpe blando". La Comisión establece que centenares de nicaraguenses fueron entrenados en el uso de dichas redes para desestabilizar al gobierno. Apenas un 10 % de los nicaraguenses tiene computadora, pero el acceso a los dispositivos móviles es mucho mayor (más del 80 % de los nicaraguenses). Facebook y Twitter en particular fueron utilizados para "viralizar" contenidos contrarios al gobierno. Fue el caso de la noticia falsa del estudiante de la UCA supuestamente asesinado.
Actualmente hay 438 personas privadas de la libertad por los hechos descritos. Según la Comisión, ninguno de los detenidos presenta lesiones, huellas de tortura o de tratos crueles e inhumanos. 76 personas ya fueron declaradas no culpables.
El informe de la Comisión destaca la ambiguedad de la Iglesia católica: se ofreció como mediadora pero al mismo tiempo tomó partido por quienes buscaban desestabilizar al gobierno de Daniel Ortega (foto). Posicionarse así es desde luego estar lejos de la imparcialidad.
