Mi lista de blogs

miércoles, 6 de febrero de 2019

100 AÑOS DE LA ORGANIZACION INTERNACIONAL DEL TRABAJO (OIT)

La Organización Internacional del Trabajo (OIT) cumple 100 años este 2019. Según algunos analistas, el organismo llega a la celebración sin tener ni siquiera una definición clara de lo que es "trabajo". Lo cierto es que el trabajo no es meramente un job, un empleo o una ocupación. En principio, el trabajo es creativo y permite transformar el entorno, pero también al Hombre mismo, que de este modo adquiere experiencia y puede transmitirla. En la actualidad, mucha gente se queja de tener trabajos sin mayor sentido, que no permiten el crecimiento personal. El sistema vigente celebra el dinero fácil, pero no el trabajo, que no aparece retratado en los medios de comunicación masiva y en las redes sociales. No se está lejos de la visión medieval en la cual para la aristocracia el trabajo era algo "sucio". Es el resultado del predominio de las finanzas, para las cuales cuenta la especulación con lo dado y no la transformación del entorno y del Hombre.
     Lo que algunos llaman "ganancia salarial", el trabajo formalmente remunerado como salario y estable, representa el 85 % de los salarios en los países desarrollados, pero apenas el 25 % en los países subdesarrollados, donde predomina en el sector público, objeto de codicia. La "ganancia salarial" representa en el mundo menos de la mitad del trabajo remunerado. Lo anterior quiere decir que en el mundo atrasado se impone la remuneración precaria y esporádica y campea el sector informal. En estas condiciones es todavía más difícil tener un trabajo creativo y adquirir una verdadera experiencia, que está remplazada por el "ingeniárselas" para obtener unos centavos. En el mundo subdesarrollado le sucede por lo demás al trabajo lo que en el cuadro de aquí abajo, sacado del portal de Alainet:
El trabajo como uno de los valores centrales de la sociedad dejó de estar presente desde los años'80, con la deslocalización de puestos hacia países subdesarrollados y sobre todo al mundo asiático. Entretanto fue ascendiendo la nueva tecnología (las llamadas tecnologías de la información y la comunicación- TICs), que si bien agiliza muchos "flujos" y servicios en grandes sociedades de masas, algo que es necesario, también ha creado una tecnocracia fetichista y alienada, que "aplica" y "gestiona" trabajo muerto sin crear ni adquirir realmente experiencia (la técnica no es experiencia), a falta de verdadero trabajo vivo que involucre una subjetividad enriquecida. Capaz justamente de recitar técnicas, la tecnocracia aludida es incapaz de asimilar experiencias. Las TICs se convierten en los tics. No se puede transformar ni al entorno ni al Hombre porque todo viene ya dado y hay que saber salir del paso pulsando el botón adecuado, para lo que se ha sido entrenado.
     Se prevén mayores cambios en el mercado de trabajo por la robotización, la inteligencia artificial, etcétera, pero se dice poco del lugar que ocupará la tecnocracia que aparece como necesidad social (para el manejo de la técnica y "hacer funcionar los flujos") cuando en realidad se descuidan muchas verdaderas necesidades sociales. A fuerza de imponer la visión financiera, deja de conocerse la utilidad social de un trabajo. Después de todo, la misma OIT reconoce que regenerando lo dañado en el planeta, que probablemente no nada más sea ambiental, se podrían crear muchos puestos de trabajo. Serían socialmente útiles. Pero el sistema imperante, con su enajenación a la técnica, ya está ocupado en volver socialmente inútil el verdadero oficio e indispensable el empleo que es apenas prótesis de dicha técnica.

ARRIBA, Y YA NO ADELANTE

 Hoy que se habla de "Sur global", cabe recordar que una de las cosas que se fue con el desplome de la Unión Soviética en 1991 fue...