El flamante y "refrescante" presidente "encargado" de Venezuela se llama Juan Guaidó (foto, primero abajo), y en su país nadie lo molesta, pese a que se autoproclamó, para recibir luego un importante respaldo internacional, de medio centenar de países. Puede que el gobierno del mandatario Nicolás Maduro (segundo abajo), carente de inteligencia y bastante corrupto, no sea mayormente atractivo, pero llamarlo "dictadura" es un poquito fuerte. Nadie persigue al autoproclamado ni lo manda capturar, desaparecer, torturar, sedar, asesinar y lanzar al mar. Al contrario, se sugiere negociar con él.
Guaidó no es ningún inocente. Es miembro del partido Voluntad Popular, del ultraderechista Leopoldo López, quien recibió una generosa ayuda estadounidense, y no precisamente humanitaria. En efecto, López obtuvo en el pasado casi 50 millones de dólares de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID, por sus siglas en inglés) y del Fondo Nacional para la Democracia (NED, por sus siglas en inglés), que se encargan de fomentar por el mundo las llamadas "revoluciones de colores". Por su parte, Guaidó recibió entrenamiento en la capital serbia, Belgrado, con otros cinco venezolanos enviados por el NED en 2005. En Belgrado fue capacitado por CANVAS (Centro para la Acción y las Estatregias No Violentas Aplicadas, o Center for Applied NonViolent Action and Strategies), de Srda Popovic y Slobodan Dinovic. CANVAS promueve las "revoluciones pacíficas" en distintas partes del mundo, donde, claro está, se entromete. En noviembre de 2010, Guaidó y otros venezolanos participaron en un seminario secreto internacional en México organizado por Otpor!, el grupo de serbios que tiró a Slobodan Milosevic con las "técnicas" de Gene Sharp, del Albert Einstein Institute (AEI). El tipo de intervención foránea en Venezuela se asemeja al promovido en otras partes del mundo. No es "generación espontánea del pueblo venezolano". Voluntad Popular participó en enfrentamientos callejeros de 2014 a 2017 que dejaron dos centenas de muertos, pero 70 % de ellos chavistas. !Gracias, guarimbas!
Los intelectuales "liberales", también autoproclamados, y sus seguidores se han metido en un lío sin siquiera reparar en él, por lo que parece. Están contra Maduro junto al presidente estadounidense Donald J. Trump, al que los mismos intelectuales siguen llamando "fascista", aunque no lo sea. A ningún estadounidense se le ha hecho tomar aceite de ricino ni encarcelado por sus ideas. Algunos lo resuelven considerando que gobiernos como el venezolano y otros "populistas" de América Latina siguen "políticas nazi-fascistas". ¿En qué momento se harán lámparas de piel o jabones de Guaidó luego de hacerlo salir humeante por la chimenea? Ya se ha dicho que se trata de banalizar las palabras "dictadura", "fascismo" o "nazismo" vaciándolas de significado, aunque parezca tenerlo para quienes aspiran a la espectacularidad. Lo peor es que esta banalización parece tener raíces en la crasa ignorancia de quienes nunca han sabido de un fascista de verdad.
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